Irán e Israel al Borde del Enfrentamiento Armado Directo. El Mundo Contiene la Respiración

Teherán y Tel Aviv-(Especial para The City Newspaper) En el trasfondo hay varios aspectos que deben ser tomados en consideración cuando se analiza el conflicto, la altísima tensión que se está viviendo actualmente en Oriente Próximo; pero, por este instante, es oportuno señalar sólo dos: 1. La imperiosa necesidad que tiene el dictador no declarado de Israel, Benjamín Netanyahu, por mantenerse en el poder en Israel y no confrontar los tribunales que le tienen señalado por corrupción y de ahí, esta escalada beligerante contra Palestina, primero, y luego contra Yemen, Líbano e Irán, para desviar la atención interna de los israelitas, hacia lo externo, explotando un fanático y artificial nacionalismo contra el mundo musulmán y así le dejen en paz y seguir en su gobierno dictatorial por varios años más. Segundo, es la oportunidad propicia, en parte porque a Netanyahu se le acaba la edad para razonar con claridad, debido a la ancianidad que está rozando, para aniquilar al pueblo palestino, al cual él y millones de israelíes consideran “infrahumanos” y por lo tanto, indignos de existir individualmente y como nación, y terminar de arrebatarle las pocas tierras en las que viven hoy en día. Estas son dos sinrazones (no razones, por supuesto), por las cuales la guerra es perentoria para Netanyahu y los criminales que conforman la cúpula del ejército judío. Pero hay muchas más que se nos haría extenso enumerar y que tienen que ver con el “sueño dorado” (y super-secreto), de dominar al mundo, según el ideario sionista y por eso montan gobernantes en Ucrania y México, que son judíos y responden a ese propósito de dominación justamente.

El “matonismo” de Netanyahu a sabiendas de que USA lo protege

            Habla desde Tel Aviv con los medios de prensa internacionales, amenaza aquí y allá, presume del poderío militar de Israel; levanta la voz en el pleno de las Naciones Unidas, mientras casi todos los embajadores se marchan, abandonan la sala y le dejan hablando solo; asegura, mostrándose invencible, que “todo Oriente Próximo está al alcance de Israel”, lo cual, en otras palabras más claras, quiere decir que hasta el más recóndito rincón de la región puede ser exterminado por el ejército judío, si él lo ordenara. “No hay lugar en Medio Oriente al que Israel no pueda llegar,” pronunció textualmente en el atrio de los oradores en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, mientras le abucheaban los pocos escuchas que quedaron sentados frente a él. Simultáneamente, los soldados israelíes bombardeaban el sur de Líbano y continuaban asesinando civiles en la Franja de Gaza, mostrando una presunta valentía contra milicias inferiores tecnológica y bélicamente hablando, porque los hebreos presumen mientras no se enfrenten con otro ejército de igual a igual y observen “el poderío” real que tienen los judíos o no lo tienen. Hasta ahora, las facciones islámicas que los desafían son inferiores militarmente, reiteramos.

            En su alocución que parecía la estaba pronunciando en un desierto, esto es… sin almas humanas que le pusieran atención, echó todas las culpas de la altísima tensión en Oriente Próximo a los iraníes, cuando ha sido él y solamente él, Netanyahu, quien ha atacado aquí y allá, ha perpetrado el aniquilamiento, por medio del asesinato masivo, del pueblo palestino ante los ojos incrédulos de la humanidad entera ante tal genocidio y lo hizo creer con estas palabras: “(…) cada día, ese régimen (el de Irán), hunde a nuestra región más profundamente en la oscuridad y más profundamente en la guerra. Cada día, sus marionetas son eliminadas. Pregúntenle a Mohammed Deif, pregúntenle a Nasrala (los dos dirigentes de Hamás y Hezbolá, respetivamente, asesinados en bombardeos israelíes en la Franja de Gaza y Líbano).” Aquí, en este punto, es importante subrayar que los judíos no combaten cuerpo a cuerpo contra sus enemigos, porque temen hacerlo, pero llevan a cabo sus masacres por medio de bombardeos distantes y con su aviación o con los barcos de guerra estadounidenses anclados en el Mediterráneo.

            Y continuó su discurso incendiario en la sede de la ONU: “Usaremos todos los medios que sean necesarios: nuestras fuerzas, otras fuerzas (las de USA), del aire, del mar y de la tierra (para atacar al Líbano). La eliminación de Nasralá es un paso importante, pero no es el último. Para garantizar el regreso de las comunidades al norte de Israel, emplearemos todas nuestras capacidades (…).” Amenazó a un pueblo libanés, cuyo ejército es prácticamente inexistente. En eso basa su presunto “poderío” Israel, ante adversarios infinitamente más débiles.

            Además, como aquel niño pequeño que al permanecer amenazado en la escuela por otros niños más grandes, presume de “un músculo” que no tiene, a sabiendas de que otro amigo poderoso lo defenderá. Netanyahu, el genocida israelí, amenaza, exige, alardea y alza la voz en todos los foros nacionales e internacionales, porque sabe que los Estados Unidos, que padece un impresionante “vacío de poder” en la Casa Blanca, con un presidente senil y con graves problemas de razonamiento, debido a la avanzada edad y a las enfermedades que le aquejan, acudirá raudo y veloz a defender la agresividad judía en Oriente Próximo; lo cual, traducido de otro modo, significa que miles de soldados estadounidenses, latinos, negros y anglosajones, irán a una guerra contra el mundo islámico, propiamente contra Irán, y perderán en algún lapso de la guerra sus jóvenes y promisorias vidas, por defender el delirio, la locura, el vampirismo o sed de sangre del asesino Benjamín Netanyahu, en enfrentamientos que no les competen, en los que no saben nada de nada de lo que allí sucede y que se sentirían mejor estando lejos de ese teatro enloquecido de guerra.

            De hecho, en el reciente ataque de Irán, en el que lanzó más de 180 misiles contra Tel Aviv, la mayoría de ellos fueron interceptados y destruidos en el aire por dos buques militares estadounidenses, anclados frente a las costas de Israel. No fue la famosa defensa que supuestamente protege a Israel y que ellos llaman pomposa y exageradamente “cúpula de acero.” De tal manera, el supuesto “poderío” israelí no es otro que la sombra que proyectan los Estados Unidos sobre ellos y un presidente, Joe Biden, totalmente fuera de registro y de la realidad y que solo paradojas, silogismos e incoherencias suele decir. Un tema propio de su discapacidad actual y personal por la que atraviesa este anciano. Y una de esas brutalidades al hablar, la dejó escuchar cuando dijo que “el ejército israelí es el más moral del mundo”, mientras lleva a cabo el genocidio en Gaza de mujeres, ancianos y niños indefensos. Quien habla así… o es un demente de atar o un inmoral asesino que merece la cárcel o el paredón de fusilamiento, lo mismo que Netanyahu.

            En lo que atañe a Irán, a su gobierno, ha respondido a las amenazas diarias y constantes de Israel, por medio de su dictador Netanyahu: “Es Israel quien nos obliga a reaccionar. Irán no busca la guerra, pero daremos una respuesta más fuerte en caso de que Israel responsa al ataque con misiles lanzado por nosotros. Si Israel quiere reaccionar, vamos a lanzar una respuesta más fuerte.” Respondió el presidente iraní, Masud Pezashkian. Mientras tanto, los judíos han seguido atacando al Líbano e, incluso, atacaron Damasco, Capital de Siria, en una clara demostración de que quieren desatar un conflicto total en la región. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), reportó a tres personas muertas, víctimas de este ataque israelí. Acciones parecidas efectuaron los judíos en Yemen, contra la milicia Hutie, siempre en clara demostración de que Israel y su dictador no respetan las fronteras entre naciones, ni los gobiernos y tampoco a sus pueblos. Su ejército es una “máquina” de destrucción y avocada al derramamiento de sangre sea donde sea, donde ellos quieran y cuando quieran. Y eso hay que pararlo de una vez y por todas. Sin embargo, el apoyo en todo aspecto que los Estados Unidos les dan a los judíos, es el principal escollo para acabar con esta sangría causada por los hebreos.

La reciente “lluvia” de misiles iraníes sobre Tel Aviv

            Una fuente del gobierno de Teherán, específicamente de su Guardia Revolucionaria, ha informado que su ejército usó por vez primera en sus ataques a la Capital judía, misiles hipersónicos. Fueron unos 200 cohetes de ese tipo los que se dejaron caer sobre Tel Aviv, mientras demostraban que la mal llamada “cúpula de acero” que supuestamente fue creada para proteger a esta ciudad judía, no podía contener “las bandadas” de misiles enviados por Irán. Jerusalén también fue blanco de este ataque. Se trató de misiles hipersónicos Fattah-2, capaces de eludir los radares israelíes de la mencionada cúpula defensiva.

            Antes de esta situación, los judíos aseguraban que su cúpula era capaz de neutralizar a más del 90 por ciento de los cohetes que sus enemigos les lanzarían; pero no fue así en este caso particular. Es cuando se recuerdan de las palabras del fallecido presidente de Irán, Ibrahim Raisi, quien dijo esto de esos misiles: “Desde una distancia de 1,400 kilómetros, podemos alcanzar con precisión, con la ayuda de Dios, cualquier objetivo que pongamos en nuestros ojos.” Y así ha sido en esta oportunidad contra ambas ciudades israelíes.

            El Fatah-1 y el Fatah-2 pueden volar a una velocidad de entre 5 y 25 veces la velocidad del sonido; y la Guardia Revolucionaria ha asegurado que entre el 80 y el 90 por ciento de esos misiles y que fueron utilizados en la operación “Honest Promise 2”, el pasado mes de abril contra Israel, alcanzaron sus objetivos. En esa oportunidad, fueron disparados desde las urbes de Teherán, Isfahán, Tabriz, Shiraz, Khorramabad y Arak y todos llegaron “a buen puerto” en suelo de Israel.

            El misil hipersónico Fattah-2, mide 12 metros de largo y puede transportar 200 kilogramos de explosivos; tiene un motor de misil balístico y un vehículo de reingreso inspirado en el misil de crucero experimental X-51 Waverider de Boing. Su capacidad para realizar maniobras bruscas, lo hace especialmente difícil de detectar en el radar y puede viajar a velocidades de hasta 17,000 kms por hora. Posee un alcance de 1,500 kilómetros e incorpora un motor de cohete de combustible líquido, que tiene, a su vez, una tobera móvil que le permite cambiar el rumbo cuando está fuera de la atmósfera, para ayudarlo a evadir con precisión los sistemas de defensa aérea.

            En descripción hecha por el experto Fabian Hinz, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), en un artículo de prensa que apareció bajo su firma, “parece que este motor de combustible líquido, es un nuevo diseño desarrollado especialmente para Fattah-2. Con la ayuda de este motor, puede recorrer rutas complejas e impredecibles en la atmósfera, mientras que el motor de combustible líquido tiene la capacidad de ajustar la fuerza de empuje, lo que ayuda a optimizar la trayectoria de vuelo y lograr un mayor alcance y un mejor control sobre la velocidad de vuelo.” Escribió.

            En este punto preciso, es oportuno repasar los arsenales nucleares de ambas naciones, Irán e Israel, y lo que se sabe real y verdaderamente acerca del tema. En concreto, se sabe que los israelíes nunca firmaron ni ratificaron el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), que existe desde 1968, y que restringe la posesión de estas armas de destrucción masiva. Hasta el día de hoy, sólo cinco naciones tienen permitida la posesión de tecnología nuclear. A saber: Estados Unidos, Reino Unido o Inglaterra, Francia, Rusia y China; y son definidos como “Estados Nuclearmente Armados (NWS; por sus siglas en inglés).” Sin embargo lo anterior, se sabe abiertamente que Israel posee armas nucleares desde hace décadas; incluso, en una de sus muchas crisis contra sus vecinos musulmanes, la ex primera ministra, Golda Meier, amenazó en una ocasión con usar la bomba atómica para acabar con “la amenaza islámica.”

            En el caso de Irán, pese a haber firmado el tratado arriba descrito, sigue adelante con su industria bélica y ya lo ha demostrado con los misiles hipersónicos que ha dejado caer sobre Tel Aviv y Jerusalén. Además, de acuerdo a informes de las Naciones Unidas, este gobierno sigue acelerando su producción de uranio, acumulando hasta 20 veces más de lo permitido, lo que indica que está muy próximo a desarrollar una bomba atómica. Y aquí surgen las preguntas: ¿Por qué los israelíes tienen “derecho” a poseer tales armas y sus vecinos no? ¿Qué código de guerra, moral, humano o de cualquier índole impide que unos si puedan y los otros no? ¿Quién o quiénes dictan esas reglas restrictivas para unos y tan liberales para otros? Indubitablemente, si Israel, que es un Estado genocida, racista, practicante del apartheid contra los palestinos y los mismos judíos que no son de raza blanca, cualquier otra nación musulmana tiene derecho a las mismas armas. Eso es indiscutible a todas luces.

            Siempre de acuerdo a esa retórica falsa que los judíos expresan al mundo, distintos mandatarios israelíes han afirmado que “Israel no será el primer país en introducir armas nucleares en la región”; empero, todos sabemos que las tienen, que hay suficientes indicios que sugieren que Israel habría desarrollado una poderosa capacidad nuclear con el asesoramiento, la irresponsabilidad y el silencio que guarda el secretismo, de parte de los Estados Unidos y sus distintos gobiernos. Por el contrario, los iraníes han firmado el Tratado de No Proliferación de este armamento e Israel no. Como hemos subrayado anteriormente. Pero a los iraníes se les reconoce el derecho de investigar, producir y utilizar la energía nuclear con fines pacíficos; por ello, las autoridades iraníes aseguran que el enriquecimiento de uranio está destinado únicamente a la generación de energía y a finalidades médicas. Pero se cree que Irán ha estado desarrollando una bomba nuclear, en secreto, donde los inspectores de Energía Atómica no han podido llegar para cerciorarse.

            Retornando al enfrentamiento directo entre Irán e Israel, el primer país podría hacer uso contra el Estado judío de más de 3,000 misiles balísticos de corto y mediano alcance; de hecho, en su arsenal, los iraníes tienen una flota de drones, llamados UAVs, que son nada más que los famosos “drones suicidas”, extraordinariamente efectivos en ataques asimétricos y pueden abrumar a las defensas aéreas más sofisticadas. Los cohetes iraníes, por su parte, podrían causar daño a instalaciones militares en Israel, Arabia Saudita y a las bases estadounidenses en la región. Y se sabe que, desde 1979, Irán ha avanzado en su infraestructura bélica, particularmente en la construcción de misiles. Esos cohetes balísticos, según expertos del Pentágono, pueden alcanzar distancias de hasta 2,100 kilómetros y no solo poner en riesgo a sus enemigos en la región, sino en Europa también.

            Estos son los misiles balísticos iraníes más reconocidos:

            *Shahab-3, con un alcance de hasta 2,000 kms.

            *Qiam-1, un misil de corto alcance que puede cubrir distancias de 800 kms.

            *Sejjil-2, de largo alcance, con capacidad para alcanzar hasta 2,500 kms.

            *Misiles de crucero como el Soumar y Hoveyzeh, con un alcance aproximado de 1,300 kms.

            En una variable sobre este mismo tema, el gobierno israelí ha nombrado a varias personalidades de la escena mundial, “personas non gratas”, y tienen sus entradas vedadas al Estado judío, principalmente por criticar la política genocida llevada a cabo por Benjamín Netanyahu. Esta reacción siempre ha obedecido a la imagen que los israelitas han querido proyectar de cara al resto de la humanidad, de “pueblo perseguido, expoliado y aniquilado”, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial; y cualquier leve indicio de que son ellos los victimarios y no las víctimas, desata contrariedad y animadversión entre los judíos.

            Hace pocos días, el ministro israelí de Exteriores, Israel Katz, anunció que Antonio Guterres, actual Secretario General de las Naciones Unidas, tiene prohibida la entrada al país, porque su gobierno ha considerado que el portugués al frente de la ONU no condenó adecuadamente la ofensiva iraní, cuando lanzó casi 200 proyectiles contra Tel Aviv y Jerusalén. También el llamado de alto al fuego en el Líbano por parte de Guterres, no sentó bien al Estado hebreo. El comunicado oficial de Israel cita: “el Secretario General (de la ONU), es antiisraelí y presta apoyo a terroristas, violadores y asesinos.”

            Otras personalidades que están en la “mira” de Israel y han sido declaradas igualmente “non gratas” son: Inacio Lula da Silva, actual presidente de Brasil; el activista pro-palestino, Richard Falk, ex relator especial de la ONU sobre derechos humanos en Palestina; y en el pasado, el escritor y Premio Nobel alemán, Günter Grass, y otros más. Todos por hablar mal o más o menos mal de Israel, un país que, según sus dirigentes, “no se debe tocar ni con el pétalo de una rosa.” Lo genocidas que son… hay que pasárselo por alto o son “simples errores de interpretación.”

            Para cerrar este reportaje, los talibanes que gobiernan Afganistán, se ofrecieron a luchar junto a las milicias de Hezbolá, contra Israel. Han dicho que tienen sus tropas listas, con el armamento moderno que fue abandonado por los Estados Unidos cuando abandonaron a este emirato del centro de Asia. Fueron millones de dólares en armas, vehículos blindados, helicópteros y demás equipo militar que los estadounidenses dejaron en manos talibanas y que ahora son una verdadera amenaza y sus efectos incuantificables. Con base en ello, han ofrecido a Hezbolá unir a sus combatientes en una yihad global contra el Estado judío.

            La oferta surgió en una reunión a finales de junio pasado, cuando el ministerio de Asuntos Exteriores de Irán y la cúpula del Emirato de Afganistán, discutieron la posibilidad de “emprender acciones conjuntas para apoyar a Hezbolá y a Hamás.” Este entendimiento entre los chiitas del gobierno iraní y los sunitas del talibán, no es algo nuevo o surgido de repente, porque, en un cercano ayer, los yihadistas afganos se entrenaron en territorio iraní, con la anuencia de los ayatolás, y emprendieron, incluso, ofensivas en el oeste de Afganistán con el apoyo del gobierno de Irán, en las provincias de Herat, Farah y Nuimroz.

            Después de dicha reunión, el representante iraní, Ali Bagheri Kani, y su igual afgano, Amir Khan Muttaqi, pidieron a los Estados miembros de la Organización de Cooperación Islámica que “ejerzan presión sobre Israel.” Actualmente, los talibanes tienen la capacidad de desplegar miles de soldados y luchar contra Israel y podrían sumarse prontamente, dependiendo de la escalada bélica que se dé en la región de Oriente Próximo y si sus aliados iraníes son atacados por los judíos. Se calcula que los talibanes cuentan con unos 100,000 hombres listos para entrar en combate, a los cuales se podrían sumar combatientes de Irán, Irak, Yemen, Afganistán y Pakistán, naciones decididamente enemigas del Estado judío y muy contrariadas por la matanza de palestinos llevada a efecto por Israel en la Franja de Gaza.

            Ante este anuncio, Eran Etzion, ex jefe de planificación de políticas del Ministerio de Asuntos Exteriores israelí, explicó en Washington a sus aliados norteamericanos, que “podría haber una intervención de los hutíes y las milicias iraquíes, así como un flujo masivo de yihadistas desde Afganistán y Pakistán hacia el Líbano y las zonas fronterizas con Israel.”

            Así están las cosas en Oriente Próximo, con el mundo islámico moviéndose inconforme; y con los estadounidenses e israelitas urdiendo juntos, como ha sido siempre su costumbre desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

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