Elecciones en Panamá

Se Dice que el Candidato Vencedor es “Marioneta” de Ricardo Matinelli, Prófugo de la Justicia Panameña

CIUDAD DE PANAMÁ-(Especial para The City Newspaper) Una vez más ha quedado comprobado que la democracia, el sistema electoral de Panamá, es funcional y parece consolidado en épocas especiales cuando los golpes de Estado, los presidentes corruptos y otras anomalías, son las que ejercen su predominio a nivel global. Con base en lo anterior, los panameños acudieron a las urnas de votación y eligieron, democráticamente y de manera ejemplar, a José Raúl Mulino, quien cumplirá en los próximos días 65 años de edad.

            De todas formas, era el preferido de la gran mayoría y no había que especular mucho acerca de su triunfo en las elecciones recién acontecidas en el país del Canal que une a los dos océanos más grandes del planeta. Se dice mucho de él, pero lo que más se escucha es que se trata de un populista y “el lacayo” del ex mandatario, hoy en abierta huida de la justicia, el empresario millonario, Ricardo Martinelli. Por esa razón, Mulino ha dicho con evidente enfado: “No soy títere de nadie.” Y punto. Parece que el asunto ha quedado zanjado (por ahora), en relación con este tema.

Quién es Mulino

            Fue ministro de Seguridad Pública y obtuvo el triunfo en los pasados comicios con el 34 por ciento de los votos a su favor, dejando “en la cuneta” a los otros cinco candidatos que lucharon por llegar al Palacio de Las Garzas, sede del gobierno panameño. Sus adversarios utilizaron cualquier tipo “de munición” retórica y electoral para hacerle ver mal y uno de esos ataques se fundamentó en afirmar que era “el lacayo” de Martinelli, quien se refugió en la embajada de Nicaragua, en Ciudad de Panamá, para escapar de la justicia de su país. En todo caso, Mulino mantuvo la delantera sobre los demás desde el primer voto que se contabilizó, una vez cerrados los recintos de votación. Es decir, su triunfo jamás sufrió contratiempos y cumplió con todos los pronósticos argumentados por los politólogos, periodistas y demás analistas de este acontecimiento.

            Sin embargo, a pesar de su rotunda negativa para aceptar que Martinelli es importantísimo en la carrera política suya, cuando conoció oficialmente su triunfo en las elecciones, dijo claramente y de manera perfectamente audible: “¡Amigo, misión cumplida, Ricardo!” Refiriéndose al ex presidente Ricardo Martinelli, de quien no ha negado nunca su estrecha amistad. Pero de esa postura a ser el “lacayo” de aquel, asegura que la distancia es abismal, que no hay tal dependencia política ni emocional del nuevo mandatario con respecto al que hoy se encuentra en huida.

            Ganó con un margen que en otra nación parece ser escaso, apenas con el 34,7 por ciento de los sufragios, precisamente porque en Panamá no existe la posibilidad del balotaje o la segunda ronda electoral. Los candidatos que más cerca quedaron en el favor de los votantes, fueron Ricardo Lombana, con el 24,90 por ciento de los votos y con su discurso anticorrupción; y en tercer puesto, el expresidente Martín Torrijos, del Grupo Puebla, con el 16,02 por ciento de los apoyos. Recordemos también que Torrijos es hijo del ex dictador Omar Torrijos, y alcanzó la presidencia del país democráticamente, cuando su padre era experto en golpes de Estado, según registra la historia de Panamá, permeada desde la década de los 90s hacia atrás, por las sucesivas asonadas de parte de un ejército corrupto, que era el que conducía la realidad y los destinos de este importante país.

            Su amistad con Ricardo Martinelli, empero, no le restó adeptos, pero se ha sacudido al decir claramente: “Este que está aquí, no es títere de nadie. Se acabó esa vaina. Óiganlo bien… se acabó la persecución política, se acabó la manipulación del Ministerio Público (Fiscalía)”, en evidente referencia a Martinelli, de quien se sigue diciendo en Panamá que es el jefe político del recién electo presidente, José Raúl Mulino. Así las cosas y dígase lo que se quiera decir, Mulino es el octavo presidente de la República, electo en forma consecutiva y con el favor del pueblo panameño desde 1989 cuando se produjo la invasión del ejército de los Estados Unidos a Panamá, para interrumpir violentamente la dictadura corrupta y criminal de Manuel Antonio Noriega, el mismo militar que asesinó a Omar Torrijos para hacerse él con el poder absoluto. Desde aquel año final de la década de los 80s., Panamá ha gozado de una estabilidad envidiable en el orden democrático, con alternabilidad en el poder y una paz social realmente admirable.

La sombra de Martinelli

            Quienes han seguido el derrotero de la carrera política de José Raúl Mulino, aseguran constantemente que obtuvo “la bendición” del prófugo Ricardo Martinelli, asilado en la embajada de Nicaragua y es quien “le habla al oído” al nuevo presidente de la República. Martinelli es requerido por la justicia de Panamá por el delito de blanqueo de capitales, por lo que debería ingresar a prisión por un lapso de 10 años. Esa orden de captura terminó con su candidatura a la presidencia del país, cuando encabezaba todas las encuestas y le daban por ser reelecto al más alto cargo de conducción de la nación. Sin embargo, tras verse impedido para continuar en la lucha electoral, pasó todo su potencial de votos a su amigo (“y delfín”), Mulino.

            Cuando se dieron los resultados finales del proceso electoral, Ricardo Martinelli, desde su refugio en la embajada nica en Ciudad de Panamá, escribió en sus cuentas en las redes sociales: “Panamá vuelve a vivir a partir del 5 de mayo. He disfrutado desde mi refugio en esta embajada, en modo James Bond, agente 007. Gracias José Raúl Mulino por tu visita de hoy (el presidente electo visitó a Martinelli, antes de las votaciones, en la sede diplomática nicaragüense). Pensé que este día nunca llegaría o que yo no lo llegaría a ver, por la infame, ilegal, injusta e inhumana persecución política, donde incluso se atentó contra mi vida física en más de cuatro ocasiones.”

            Lo que se espera cuando Mulino asuma su cargo, será el indulto o el perdón a Ricardo Martinelli, tomando en consideración la fortísima amistad que les une y también porque el recién electo lo dijo claramente, que iba a terminar con la persecución política que se ha desatado en contra de su amigo. Esa acción todos en Panamá se la esperan y no es una simple suposición o interpretación caprichosa del discurso de Mulino; sino que es una realidad que sucederá indefectiblemente. Martinelli lo sabe y la espera…

            En todo caso, los periodistas de distintos medios latinoamericanos no dejan de catalogar al nuevo mandatario de “delfín” de Martinelli y la persona de confianza del ex presidente hoy en huida. Y es que cuando Martinelli fue inhabilitado para ser candidato, le cedió la posibilidad a Mulino, en los partidos Realizando Metas y Alianza. Y cuando el conteo de votos no dejaba duda de quién era el ganador, el presidente magistrado, Alfredo Juncá, llamó por videollamada a Mulino y lo proclamó “ganador extraoficial”. La respuesta del triunfador fue: “Agradezco la llamada y recibo con placer los resultados expresados, siendo los mismos la voluntad mayoritaria del pueblo.” En acto seguido, hizo un recorrido en su discurso por las dificultades que precedieron a su candidatura y que, dichosamente, le hicieron ganador.

            Es importante resaltar que en esta jornada electoral recién acontecida en Panamá, la participación de las personas fue histórica, ya que asistió a las urnas más del 77,57 por ciento de los panameños. Los otros participantes y contendores del ganador, le felicitaron con esta argumentación: “El pueblo panameño eligió este 5 de mayo una propuesta distinta a la que nosotros presentamos. Quiero felicitar a José Raúl Mulino por su elección como presidente de la República.” Le hizo escuchar Roux, uno de los adversarios derrotados. Torrijos también se unió a las felicitaciones. Así mismo, el gobierno de los Estados Unidos y la secretaría de Relaciones Exteriores de México, le felicitaron por su elección.

            Parte de los problemas que le esperan cuando ingrese al Despacho presidencial y que tendrá que resolver, serán: la ralentización de la economía, después del cierre de una mina de cobre luego de protestas multitudinarias y una sequía que restringió el tránsito de barcos por el Canal de Panamá; también deberá enfrentar la masiva inmigración irregular por el llamado “tapón del Darién”, de venezolanos, haitianos, cubanos y otras  nacionalidades, quienes huyen de las dictaduras en sus países de origen y muchos de ellos se quedan ilegalmente en Panamá, con todas las consecuencias sociales que ello acarrea.

            Durante la campaña prometió dinamizar la economía y poner más dinero en el bolsillo de los ciudadanos; también frenar la migración por el Darién y poner freno a la corrupción gubernamental, característica de Panamá desde “la noche de los tiempos.” Un votante resumió lo que se espera del nuevo gobernante: “Como pueblo panameño, esperamos que Mulino cumpla lo prometido. Necesitamos la activación de la economía, fuentes de empleo…” Finalmente, todavía resuenan las palabras del cantante Rubén Blades, considerado referente moral de los panameños, quien dijo acerca del candidato que a la postre resultó electo: “Si Mulino terminase ganando la elección, cosa que aún me resisto a creer, la responsabilidad de tal desastre será de la ciudadanía que prefirió votar por la probada corrupción y no por sus alternativas, no importa cuán deficientes estas puedan ser consideradas.”

            Lo que queda es observar lo que está por venir, si ha sido lo mejor para Panamá o se cumple la “profecía” de  Blades… Por lo pronto, la democracia panameña sigue cumpliendo con las expectativas fijadas en ella desde que se derrocó a Noriega, se le encarceló y se terminó con las asonadas y las reiteradas y consecutivas dictaduras.

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