¿Qué Será de Donald Trump si Pierde las Elecciones Presidenciales de los Estados Unidos en Noviembre Próximo?

WASHINGTON, USA-(Especial para The City Newspaper) En primera instancia hay que tomar en consideración un rasgo muy negativo de la personalidad del candidato republicano, Donald Trump: es un mal perdedor. Y lo ha demostrado a lo largo de su vida, cuando ha echado mano al fraude para engañar aquí y allá, a la Hacienda de su país al evadir impuestos, o a la fuerza bruta para abusar de las mujeres que se le han resistido de una manera u otra. Y en política, cuando fue derrotado por Joe Biden en las elecciones anteriores, azuzó a la masa de seguidores, la mayoría de ellos gamberros marginados de la sociedad estadounidense, para que asaltaran al edificio de El Capitolio, e, incluso, les ordenó buscar al entonces vicepresidente suyo, Mike Pence, para que lo asesinaran por haber proclamado a Biden ganador de los comicios. Es un pésimo perdedor Mr. Trump y además de ello, es sumamente peligroso en “el modo de derrota.”

Así van las cosas…

            Por el momento y de acuerdo a las últimas encuestas hechas a nivel nacional a los votantes de las próximas elecciones de noviembre, los dos candidatos, Kamala Harris, por los demócratas; y Donald Trump, por los republicanos, prácticamente están empatados, con una leve diferencia, pero muy leve, a favor de la señora Harris. Por lo que se torna muy difícil y aventurado asegurar que uno o la otra será el ganador, pues los números estadísticos no dejan lugar para tales afirmaciones.

            En lo que atañe a Trump, quien ahora tiene 78 años de edad, se trata, por lo tanto, de un hombre en la tercera edad, que, según los analistas políticos de los Estados Unidos, “se está jugando todo su futuro a una carta” en las elecciones del próximo 5 de noviembre. Es por eso que ha asegurado que si pierde frente a la candidata demócrata, no se volverá a presentar como candidato en lo que le resta de vida; es decir, en los comicios del 2028. De hecho, ya es el candidato de mayor edad en toda la historia de su país, que opta por el elevado cargo por la presidencia de los Estados Unidos. “Será mi última oportunidad”, dijo a la periodista Sharyl Attkisson, quien lo entrevistó en exclusiva en su mansión en Palm Beach, Florida, llamada Mar-a-Lago. Fue cuando la comunicadora le cuestionó: “Y si no tiene éxito esta vez, ¿Se ve presentándose de nuevo dentro de cuatro años?” Y un extrañamente sereno Donald Trump le contestó a manera de reflexión: “No, no me veo. No, no me veo. Creo que eso será, eso será todo. No lo veo en absoluto. Creo que con suerte vamos a tener éxito.” Dejó escuchar, pero no con si reconocido “martilleo” al hablar en el que suele asegurar en forma contundente cualquier argumento en el que está convencido y el hecho de intercalar el verbo “creo”, ha demostrado que Trump no está completamente seguro de su triunfo en las elecciones nacionales.

            De hecho, el magnate inmobiliario es el segundo candidato, desde Richard Nixon, que encabeza una papeleta para unas votaciones, por tercera vez: la primera oportunidad que presentó su nombre a los votantes, fue cuando derrotó a Hillary Clinton; la segunda, fue cuando Joe Biden lo derrotó a él; y en esta ocasión, se está enfrentando a Kamala Harris en la tercera nominación ante el gran electorado. Sin embargo, muchos creen que esa no es la pregunta más importante que se le debe hacer a Trump, porque lo importante realmente, es saber cuál será su actitud ante una derrota que no estaba dentro de sus planes. De hecho, él sigue insistiendo en que su derrota del 2020 frente a Biden, se debió a un fraude electoral generalizado y es por esa causa que ha sido imputado al poner en entredicho la honorabilidad y la transparencia del sistema electoral estadounidense. Y ante la decisión de la fiscalía, Trump ha contestado que todo es atribuible a “una persecución política” contra él. Esta vez tampoco ha asegurado que reconocerá los resultados del 5 de noviembre, salvo que le den la victoria; lo cual quiere decir que será impredecible si es derrotado por Kamala Harris. Entonces, la policía, el FBI y el ejército de los Estados Unidos tendrán que estar alerta y será la Casa Blanca la que deberá poner a la expectativa sobre otra eventualidad violenta, provocada por la esquizofrenia de Trump.

            En todo caso, ahora mismo la batalla electoral está muy pareja en los Estados decisivos, que son los que volcarán a un lado u otro la balanza en el Colegio Electoral, que es el que elige finalmente al presidente, en ese extraño y poco claro sistema de los Estados Unidos, donde no es el número total de votos en todo el país el que define la situación. Para citar sólo un ejemplo, si Harris ganase en los Estados de Pensilvania, Michigan y Wisconsin, en los que parece tener cierta ventaja, y pierde en los otros cuatro territorios decisivos, que son Carolina del Norte, Georgia, Nevada y Arizona, la vicepresidenta demócrata se impondría por 270 votos contra 268, pero contando siempre con el voto de Omaha, el distrito demócrata de Nebraska; pero si los republicanos consiguen arrebatarle ese voto, mediante una reforma electoral que Trump quiere forzar en estos días, habría un empate a 269 y el presidente tendría que ser elegido por la Cámara de Representantes, y al vicepresidente, el Senado. En la Cámara de Representantes, cada delegación Estatal tendría un solo voto, lo cual favorecería a Trump, que es un escenario favorable para él y lo tendría como probable ganador. En otras palabras, para entender cómo funciona el sistema electoral de los Estados Unidos, hay que sentarse acompañado por una taza de café “recargado” y desmenuzar paso a paso cada punto que comprende a este método que es único en el mundo y que costará cambiarlo durante varias décadas en el futuro. Los estadounidenses parece que lo entienden bien y están conformes con ello.

No más debates con Kamala

            Otra de las cosas que le han quedado claras a Donald Trump, ha sido el potencial intelectual de su rival, la vicepresidenta Kamala Harris, quien lo “arrinconó” y “arrolló” en el primero y último debate organizado y auspiciado por la cadena de televisión ABC. Es por eso que ha desestimado por completo volver a enfrentarse ante el gran auditorio del país, ante la gran audiencia de votantes y sentir como lo hacen añicos intelectual y moralmente.

            En todo caso, la Sra. Harris aceptó una invitación reciente que le hizo la cadena CNN, para participar en otro debate; pero su contraparte, Trump, la rechazó aludiendo que “es demasiado tarde para organizar un nuevo debate, (porque) la votación ya ha comenzado.” Se excusó cuando estaba de campaña en Carolina del Norte. Kamala, por su lado, indicó: “Aceptaré con mucho gusto un segundo debate presidencial el 23 de octubre. Espero que Donald Trump se una.” Así lo publicó en su cuenta de X. Mientras tanto, en varios sectores de la opinión pública estadounidense, han tratado al republicano de “cobarde” al rehuir a debatir nuevamente con su oponente. Y en lo que se refiere al anterior debate que perdió inobjetablemente, nunca lo ha aceptado, porque no está en su naturaleza aceptar ningún tipo de derrota, así sea ésta sumamente evidente. De tal modo, sigue defendiendo la tesis de que arrasó a Harris en la anterior discusión televisada por ABC y que fue “el mejor debate de mi vida y todas las encuestas me dan ganador, hasta con un 90 por ciento de los votos.” Pero la realidad dice que ningún sondeo o encuesta a nivel de los Estados Unidos, le han dado vencedor. ¡Ninguna!

            En esa oportunidad que se celebró el pasado 10 de septiembre, el expresidente salió muy mal ante la teleaudiencia, cuando se comportó irascible, muy agresivo e incoherente, ante una Kamala Harris relajada y sonriente, en especial ante las barbaridades que pronunciaba el republicano y que le mostraban una vez más como un individuo profundamente inculto y ajeno a los valores morales y a la destreza intelectual.

            La CNN, en un comunicado que fue difundido a los principales medios de prensa del país, indicó: “Tanto la vicepresidenta Harris como el expresidente Trump, recibieron una invitación para participar en un debate de CNN este otoño, ya que creemos que el pueblo estadounidense se beneficiaría de un segundo debate entre los dos candidatos a la presidencia de los Estados Unidos. Esperamos recibir una respuesta de ambas campañas para que el público estadounidense pueda escuchar más de estos candidatos mientras toman su decisión final.”

            Reiteramos: Kamala contestó sonriente, como es su costumbre, que asistiría “encantada” a la cita de la CNN; pero Trump escribió en su red social que “ni pensarlo”, no irá. Aunque lo comprendemos: la vapuleada que le dio la Sra. Harris fue antológica y todavía debe despertarse a mitad de la noche por culpa de las pesadillas que aquel debate le dejó en su inconsciente.

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