Plácido Domingo.

El Tenor Español está pasando por uno de sus Peores Momentos, al ser Acusado de Acoso por Varias Mujeres

MADRID, España- (Especial para The City Newspaper) Ahora, un programa televisado es el que está dando la oportunidad a varias mujeres que supuestamente fueron acosadas y abusadas por el cantante lírico, Plácido Domingo, lo cual agudiza su situación y desquebraja ostensiblemente su imagen en su propio país. La tesitura por la que transcurre este personaje, que hace escasos diez años era el ídolo de millones en todo el mundo, no es del agrado de ningún hombre. Ninguno quisiera estar en sus zapatos, por ninguna razón. Desde aquel tiempo hasta el presente, Domingo se acabó, su carrera, su “luz fulgurante” se ha apagado y de la peor manera.

            Se trata del programa llamado Salvados, que se transmite por La Sexta de Radiotelevisión Española y llega a los hogares todos los domingos. El nombre que le pusieron al reportaje es: “Plácido, un secreto a voces” y un grupo de reporteros ha elaborado el profuso y extenso reportaje, que, para colmo del cantante de ópera, ha gustado a la teleaudiencia al completo, donde se ha investigado a fondo lo que ha sucedido con este artista de potente voz y de personalidad arrolladora. Se ha extendido a lo largo de año y medio, tiempo más que razonable para mostrar todos los detalles del actuar de Domingo, cuando “las luces de los escenarios se apagan” y él tiene que vérselas, entre bastidores, con bellas mujeres que han sido sus compañeras en esas mismas “tablas.”

            En concreto, aparecen entrevistas con dos de las mujeres que lo denunciaron en los Estados Unidos, de manera pública, y que, supuestamente, sufrieron acoso sexual reiteradamente por parte del tenor. Casi al final, recoge testimonios telefónicos de españolas que dicen haber sido víctimas sexuales de Plácido Domingo, cuando actuó en su país natal.

Detalles, mórbidos detalles

            Una de las entrevistadas, quien aparece en silueta, esto es… en la penumbra, por miedo a las represalias legales que le podrían sobrevenir en el caso de que se sepa su identidad, denunció ante las cámaras de RTV que Domingo la besó en la boca, aprovechando la oscuridad del escenario y después de un acto. Otras 27 de ellas lo han confirmado en los Estados Unidos. Han asegurado que el cantante se aprovechó, sin el consentimiento de sus víctimas. “Es intocable –recalcitra una de ellas-, por eso estoy a oscuras.” Pero no ha sido tan intocable, porque productores de espectáculos le han cancelado presentaciones en todo el orbe y los reporteros le siguen por donde va…

            Una de las entrevistadas fue la mezzosoprano Patricia Wulf, quien junto a otras dos mujeres llamadas Angela Turner Wilson y Luz del Alba Rubio, le pusieron en evidencia y han dicho con claridad que Plácido Domingo es un abusador sexual a ultranza.

            “(Plácido Domingo) tenía actitudes que me incomodaban: era muy ‘tocón,’ me besaba en la mejilla demasiado cerca de mis labios o me hablaba mirando a mi pecho, en lugar de mi cara; y se refería a mi marido como ‘mi rival.’ Lo he denunciado pero no es por dinero. Solo quiero que pare y que no le pase a nadie más. Lo que él hacía con nosotras, era un secreto a voces dentro del entorno operístico.” Afirmó Wulf.

            Por su parte, la soprano uruguaya Luz del Alba Rubio, recordó cómo el tenor la invitó una noche a su apartamento para ver “La Traviata” “y se me tiró encima y tuve que llamar a una amiga para que me fuera a recoger. El señor se tomó muy mal mi rechazo y me dijo, lamentándose, que yo pude haber hecho una gran carrera; y desde ese suceso, no pude volver a cantar en Washington o en Los Ángeles, porque él me puso obstáculos insalvables en todos mis caminos.”

            Para suerte del artista español, ninguna de las mujeres que han hablado acerca de su fea manía abusiva, lo han llevado a juicio, pero tres investigaciones han presentado más de 60 testimonios de su actuar y en diferentes puntos del planeta, lugares tan equidistantes que no dejan duda de que lo dicho ha sido únicamente la verdad de los hechos. Y es que Domingo ha venido practicando ese “vicio” sin control, durante décadas enteras, hasta que en el verano del 2019, la Agencia de noticias Associated Press, destapó uno de los casos más llamativos cuando el cantante abusó de una compañera de trabajo. Luego sustentaron otros 9 testimonios en diferentes partes de la geografía de los Estados Unidos, a los que se le unieron otros 11. Es decir, Domingo ha ido siempre desde “el flirteo, hasta proposiciones sexuales, dentro y fuera del ámbito laboral.” Denunció una de sus víctimas.

            Y es del todo cierto que Plácido Domingo y su grupo de apoyo que le acompaña ahí adonde va, trataron de detener el escándalo que iba creciendo igual a una “ola en plenitud del tsunami.” Es cuando el ex vicepresidente del Sindicato de Músicos de Ópera de los Estados Unidos (AGMA), Samuel Schult, confesó que el español pagó medio millón de dólares para que no se publicaran las investigaciones y así el gran público nunca se enterara de su desfachatez con las mujeres.

Lo sucedido en España

            Finalmente en la patria de Domingo, dos reporteras del mismo programa Salvados, lograron entablar conversaciones con 25 mujeres que, supuestamente, han sido víctimas del tenor. Hablaron vía telefónica y de manera anónima. Han narrado situaciones muy parecidas a las que cometió en los Estados Unidos con las artistas que hemos descrito arriba: “es un mundo donde ciertas personas tienen mucho poder –explica una de ellas- (y) es escandaloso que no hayamos tomado cartas en el asunto, incluso de forma institucional.” Asevera.

            El siguiente testimonio revela la realidad de los hechos y parece ir más allá de lo impactante: “Me llamó llorando (Domingo), porque él estaba llamando a todas horas. No sabía cómo había conseguido mi teléfono y quería que yo fuera a su hotel para cenar conmigo… Yo tenía 23 años y tengo que reconocer y me da mucha vergüenza (…). Plácido Domingo me hizo sentir incómoda: mientras íbamos de una sala a otra y delante de otras personas, me preguntó si yo podía meter mi mano en su bolsillo del pantalón. No sabía qué decir para no ofenderle y que se quedara tranquilo. En otra ocasión, el tenor fue más allá y, en plena función en un teatro de España, a principios del Siglo XXI, aprovechó la oscuridad entre un acto y otro en el escenario, para besarme en la boca. Un beso que ni vi venir, ni pude esquivar, ni quería recibir. Me plantee contarlo a sus superiores; pero ¿Cómo lo cuentas? Él es Plácido Domingo y tú no eres nadie (…). Es intocable, no debería, pero lo es… Por eso estoy a oscuras (en la penumbra al ser entrevistada, asegurando su identidad).”

            La realidad es que, al borde de sus 80 años de edad, está expuesto por acoso sexual por 27 mujeres, solo en los Estados Unidos; aun así, tiene acérrimos defensores, quienes juran que lo dicho por esas féminas es una vil patraña, una mentira del tamaño de una catedral; pero la verdad es que su carrera parece desmoronarse poco a poco: ya no viaja tanto y algunos le cuentan, ahí, en el camerino, no sabemos de cuál teatro, de cuál ciudad y país, que en las calles adyacentes hay una manifestación de mujeres y algunos hombres, con pancartas, que piden que le enjuicien y se muestre su verdadero rostro ante el mundo que una vez lo aclamó al unísono.

            Hoy su imagen personal está opaca. Ya no tiene aquellas luces que podían enceguecer a cualquiera. No es “el beato” que siempre quiso mostrar a la prensa y a sus seguidores, que, incluso, ha recibido la bendición de cinco Papas, a lo largo de su carrera artística. Hay quienes han roto sus discos y los han tirado a la basura y es la comidilla de reuniones donde se habla comúnmente de ópera y sus “divos.” Incluso, los periodistas que le conocen y le han entrevistado más de dos veces, aseguran que lo han encontrado muy desconcertado: “Desde el pasado julio hasta donde hemos podido contemplar lo que ha sido su descalabro –comenta un columnista de espectáculos-, siguiéndolo de cerca, con encuentros y desencuentros, en el último aún me echaba en cara: ‘¿Por qué tienes que escribir esas cosas de mí? Es innecesario.’” Le reprochó al periodista en un intento por salvar una imagen de la que casi no hay nada por salvar…

            Y en los mismos escenarios, donde antes aparecía aplomado y seguro de sí mismo, ha sido una pena verle. Por ejemplo, en el Teatro Real, en Madrid, perpetró una versión horrenda en el concierto de Giovanna d’Arco. Salió “tocado”, porque, días antes, se había destapado el chantaje que la Iglesia de la Cienciología había practicado sobre él y su familia, por el cual tuvo que pagar hasta US$2 millones.

            ¿Pero cómo se nota el ocaso de su vida personal y de su carrera artística? Con las cancelaciones de sus actuaciones en los Estados Unidos y Europa; con los ataques por medio de la prensa mundial y las declaraciones (siempre en la penumbra), de mujeres que lo tuvieron que sufrir de una manera u otra. Sin embargo, siempre hay una voz “beatífica” de alguna persona que todavía lo quiere y desea echar “la máquina del tiempo” hacia atrás y por eso ha dicho de Domingo: “Yo me niego a referirme a él como acosador. Es respetuoso, cariñoso con todo el mundo, no solo ya con las mujeres que le pudieran gustar. Mientras no se demuestre lo contrario, para mí esto es una caza de brujas.” Así lo ha expresado la soprano Ainhoa Arteta.

            No obstante, las consecuencias que han caído sobre él, han estado ahí, en los centros artísticos, en los productores de espectáculos que le han vetado: varios teatros en España han cancelado sus compromisos, en el Palau de les Artys de Valencia, por ejemplo; en el Festival de Úbeda; en los teatros de la Zarzuela y el Real Madrid, para citar unos pocos casos sucedidos. “De seguir así, tendrá que centrar su carrera en Rusia o Asia”, ha dicho un administrador de un teatro español.

            Es el alto precio que ha tenido que pagar por no saber, ni querer, ponerle un punto final a su desquiciamiento sexual, según hemos visto a lo largo de este reportaje. Una culpa que ha deteriorado ostensiblemente su carrera.

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