La Pobreza Avanza Vertiginosa en Argentina. Milei Exacerba los Ánimos
BUENOS AIRES-(Especial para The City Newspaper) Este país del cono sur americano (no europeo, como insisten en decir los argentinos estrafalariamente), lo tiene todo para ser una potencia mundial, gracias a su extenso y rico territorio, uno de los más grandes del planeta. Incluso, se le puede catalogar como “un país continente”, debido a esa extensión, del mismo modo como la tiene China, Rusia, Arabia Saudita, India, los Estados Unidos; Brasil, etcétera, los más extensos del orbe.
Pero a los argentinos comunes y corrientes, en lugar de trabajar arduamente por alcanzar niveles altos de productividad y vidas individuales y conjuntas plenas de progreso y dignidad, lo que los mueve son sólo tres aspectos: 1. sentirse “europeos”, sin serlo por supuesto y obedeciendo a una fantasía que ventilan al resto de las personas de otras naciones y les hace sentirse superiores al resto de los latinoamericanos y de manera fatua; 2. marcharse al exterior para ser “internacionales” y regresar algún día a la Argentina para alardear de sus aventuras alrededor del globo terráqueo; y 3. presumir de una cultura siempre venida a menos y que acompañan con un “cantadito” en el acento que se torna ridículo y molesto al escucharlo. Otra realidad, a ellos no les interesa.
Más de la mitad sumida en la pobreza
En los primeros meses del gobierno del extravagante presidente Javier Milei, además de sus arrebatos contra otros mandatarios (se ha peleado con los presidentes de Chile, Brasil, Colombia, México, el dictador de Venezuela, etc.), la pobreza ha hecho sucumbir a más de la mitad de los argentinos; es decir, un 52,9 por ciento están pasando penalidades de todo tipo y lo cual implica un fuerte aumento en los índices, en comparación con el 41,7 por ciento de los pobres con el que cerró el 2023. Además, según los analistas, sociólogos y estadísticos, es el peor dato en 21 años.
Sin embargo, desde que se tienen noticias sobre esta nación suramericana (no europea, reiteramos), sus crisis financiero-sociales han sido proverbiales y se han visto escenas bastante deprimentes de sus pobladores, quienes no tienen ni lo básico para vivir. Año tras año, década tras década, de dictaduras militares, corruptas y criminales; y de gobiernos supra-corruptos, en los casos de Néstor Kirchner y últimamente su esposa viuda, Cristina Fernández de Kirchner, han provocado que las crisis se conviertan en un verdadero drama que afecta a más de la mitad de la población. Esas crisis no son nuevas en este país, donde, además, la población prefiere agolparse en la Capital, en Buenos Aires, antes que vivir en las provincias y antes que ponerse a producir en beneficio de la misma nación argentina. Toda una problemática, digna de ser analizada y estudiada por un facultativo en psiquiatría y hacerse la pegunta: ¿Por qué el ser argentino actúa de esa manera tan irresponsable con él mismo y su propio país?
Y esa irresponsabilidad también es evidente en la pasión exacerbada, fuera de todo registro, por el futbol. El balompié en Argentina alcanza niveles nunca vistos en otras naciones que también lo practican, pero que no le dan esa importancia que trasciende incluso lo humano, para convertirse en una suerte de “religión.” Incluso, el fanático argentino eleva a la condición de “dioses” a sus ídolos del futbol. Sino recordemos los casos de Maradona y ahora de Messi, quienes quitan el sueño a sus seguidores dentro de su país y prefieren verlos, alabarlos y engrandecerlos exageradamente, en lugar de trabajar por el progreso que indiscutiblemente la Argentina necesita con urgencia. Hay sociólogos que han asegurado que “si el argentino trabajara con el mismo ahínco y tesón con el cual actúa en los estadios o frente a los televisores cuando juegan sus ídolos, alcanzarían el grado de potencia mundial en pocos años.” Pero no. Su realidad no es así. Y prefieren las evasivas, antes que confrontar su problemática con decisión y valentía.
En todo caso, los niveles de pobreza crecieron fuertemente en esta nación austral en los primeros seis meses de gobierno de Javier Milei, hasta alcanzar el 52,9 por ciento. Más de la mitad de su población. Algo preocupante en grado sumo. Estas cifras fueron reveladas recientemente por el Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec), y agregan que, además, el 11,9 por ciento de los habitantes… ¡Es indigente! Más preocupante todavía, si lo vemos en su verdadera dimensión. Lo cual significa que ese porcentaje deambula por las calles pidiendo limosna, comiendo de los basureros y durmiendo a la intemperie, en un territorio donde el invierno es particularmente crudo, lo que repercutirá en la salud de esas mismas gentes.
¿Pero cuál es la argumentación del actual Gabinete de Estado, que sigue los lineamientos marcados por el presidente de la República, Javier Milei? Según declaraciones vertidas al diario Clarín, uno de los más importantes de la Argentina, una alta fuente del gobierno dijo que “el aumento de la pobreza no varía el rumbo de la administración. La gente votó al presidente diciendo que su principal objetivo era bajar la inflación, ordenando la macroeconomía. Y siempre dijimos que 2024 iba a ser peor que 2023.” Aseguró ese personero quien pidió su anonimato.
La herencia del populismo
Lo gobernantes que están hoy en día en la Casa Rosada, sede del gobierno argentino, insisten en decir que esta situación es culpa del anterior gobierno peronista, encabezado por Cristina Vda. De Kirchner; pero la verdad es que el país ha estado sumido en recesión desde hace décadas atrás y ni los militares que conformaron la dictadura, ni la siguiente democracia, pudieron paliar la problemática y mucho menos, resolverla.
Sino leamos las palabras de Manuel Adorni, vocero del actual Gabinete de Estado de Javier Mieli, quien manifestó a los periodistas siempre deseosos de conocer una respuesta satisfactoria de parte de sus gobernantes: “(La crisis) es consecuencia del populismo kirchnerista. El gobierno heredó una situación desastrosa, la peor herencia que recibió un gobierno en la democracia, quizá de las peores que recibió un gobierno en la historia.”
Por su parte, el diario La Nación, el más importante e influyente del país, destacó las cifras que muestran el dramático aumento de pobres en la Argentina: “si se tiene en cuenta que el año pasado cerró con 19,5 millones de pobres, se habrían sumado en seis meses, 5,4 millones de nuevos pobres. En tanto, se habrían sumado a la pobreza extrema (la indigencia), casi tres millones de personas.” Y continúa la crónica en el mismo diario: “El intento de estabilización de la economía argentina, con la devaluación de diciembre (subida de precios y licuación de ingresos), y el fuerte ajuste fiscal, profundizaron la tendencia de deterioro social, sobre todo en el primer trimestre. Sufrieron los ingresos de los trabajadores formales, informales, las jubilaciones y pensiones y se perdieron más de 100,00 empleos en la construcción, el comercio y la industria. Además, se perdieron puestos de trabajo informales. El trabajo se precarizó más.” Escribió el periodista.
Y en lo que estriba al mandatario, Javier Milei, éste ha dicho que la meta suya es la de convertir a la Argentina en el país más libre del mundo, y para ello tiene entre planes aplicar un programa que observa la liberalización y desregulación de amplios sectores de la economía, junto a privatización de empresas públicas. Pero hasta el momento son planes únicamente, que no pasan de serlo. Evidentemente, la situación social del país es alta y profundamente preocupante y puede degenerar en otras crisis, como el estallido de la población, el vandalismo o el aumento de la delincuencia, suicidios constantes de las personas en desgracia y sin nada qué comer o un levantamiento de la población, en general, contra un gobierno que, hasta estos días, no ha dado muestras de ejercer un cambio positivo, más bien… es todo lo contrario, porque ha agudizado todavía más la crisis.
Para el periódico Página 12, que se congracia con el kirchnerismo, las cifras dadas a conocer recientemente, “dan por tierra con los espejitos de colores del gobierno”; lo cual quiere decir que todo lo dicho, lo afirmado por el presidente de la República, sólo es “un canto de sirena”, sin nada de realidad, porque el hundimiento de los argentinos es evidente, es notorio y aparentemente… sin reversa. Se permanece en un punto del no retorno y conforme pasan los meses, la crisis tiende a agravarse más. Hay expertos que aseguran que Milei no terminará su gestión presidencial y podrían ser nuevamente los militares quienes le pondrán “un hasta aquí”, de igual forma como lo hicieron en la década de los 70s ante la ineficiencia, el rumbo perdido y la demagogia del gobierno. Por lo pronto, todas las miradas están puestas en Argentina, las de los siempre optimistas y por supuesto, las de los más pesimistas.
La Fama Mundial de Milei Contrasta con el Hambre del Pueblo Argentino. Es Nada Más que
Otro Payaso en el Poder
BUENOS AIRES, Argentina-(Especial para The City Newspaper) Habla mucho como buen argentino que es… A veces dice algo con sentido de las cosas o con algún fondo, pero la mayoría de sus palabras tiende al insulto hacia alguien que él detesta o defiende a sus “parecidos” o semejantes, en los casos de Donald Trump o el criminal judío Benjamín Netanyahu. Se hace llamar a él mismo “león”, pero su personalidad no acusa nada de los rasgos del gran felino y, por el contrario, más bien aparece obtuso, dubitativo, poco inteligente y con una ferocidad “en el papel”, que no hace temer a nadie. Ese es Javier Milei, el presidente de los argentinos, quien se está dando a conocer poco a poco, conforme pasan los días y comete más errores que el logro de los aciertos que todos estaban esperando.
Debido a ese temperamento confrontativo, vulgar, “de choque” con unos y otros, sin importarle la bajeza en la que cae, Milei se ha abierto un espacio en la geopolítica de estos momentos y muchísimas personas ya hablan de él; es decir, se ha dado a conocer y es todo lo contrario a su antecesor en el cargo, el ex presidente monigote de Cristina de Kirchner, Alberto Fernández, un don nadie que llegó a la Casa Rosada siendo ese don nadie y se marchó del mismo modo… siendo un don nadie.
El desesperado deseo argentino por ser famosos
Donde llegue o haya un solo argentino, él se hará notar entre los demás. Es una regla de vida, una característica de su personalidad, de su naturaleza explosiva, llamativa, extravagante y con mucho de histrionismo y lo que está haciendo, a nivel mundial, Javier Milei, aupado por semejantes a él, como el líder español del Partido Vox, Santiago Abascal, le hace todavía más disonante y evidente ante los ojos de los demás.
En lugar de concentrarse en la profunda y peligrosa crisis financiero-social que sufre la Argentina, Milei, el león que no llega a ratón siquiera, se ha marchado a algunos países en viajes de recreo y polémica, para encender precisamente a ésta y lo ha conseguido al atacar al presidente de España, Pedro Sánchez; decir que se convertirá al judaísmo sin que a nadie le importe y nadie le haya preguntado, ni los mismos israelíes. Mientras tanto, el país que él prometió sacar de la basura, su supuesta Argentina amada, se incendia cada día más y más, sin que “el flamante economista”, al que muchos argentinos insisten en quitarle la careta al argumentar que no es todo lo profesional que él mismo se impone. El hoyo profundo en el que cae el país parece preocupar más a los gobernantes vecinos que al propio Milei, quien, a cada fracaso suyo en el senado, se marcha al extranjero con ese afán desmedido que necesitan los argentinos de sentirse “internacionales” sin importarles el precio que haya que pagar por ello, para sentirse “trotamundos” por todos los rincones del planeta.
Un periodista español así le acaba de describir: “En Argentina generó revuelo, pero menos que en España (con los ataques a Pedro Sánchez y su mujer); pues siempre repite la misma estrategia. Milei celebró una inflación mensual del 8,8 por ciento –e interanual del 289%- como si se tratase de un gol de la selección argentina, está convencido de ser ‘el político más popular del mundo’ y que quienes se oponen a él son ‘liliputienses’ (hombrecillos muy pequeñitos). Visto de cerca, el presidente festeja sobre un país en llamas.”
Lo cierto, lo meridiano que se puede ver a kilómetros de distancia, es que su proyecto de gobierno, si alguna vez lo tuvo, se ha estrellado contra el senado y ha agravado la recesión, la moneda se devalúa, cuando prometió a todo pulmón que iba a dolarizar al país, los salarios se precipitan hacia el abismo, lo mismo que las jubilaciones. Es el precio que están pagando en esta nación, por haber llevado a la presidencia a una corrupta, primero, en el caso de Cristina de Kirchner, inimputable, injuiciable e intocable, en un país donde presumen de ser “muy machos”, pendencieros allí donde vayan o estén, pero cuando tienen que poner las cosas en su lugar, se arrugan y callan de manera cómplice y cobarde. Y segundo, por haber elegido a este nuevo mandatario, que está demostrando más capacidad para hablar, hablar y hablar sin descanso, que en salvar a la nación de la debacle.
El pasado 25 de mayo, en la ciudad de Córdoba, donde arrasó en las pasadas elecciones con más del 70 por ciento de los votos a su favor, convocó a los ciudadanos para “celebrar la libertad” (¿?) y donde había dicho que iba a firmar un solemne Pacto de Mayo con los gobernadores provinciales, luego de que se aprobara su ley estrella llamada “Ley de bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos.” Pero no logró que los diputados se la aprobaran, justamente por no tener la cantidad de votos que requería para ello. Uno de sus grandes fracasos, evidentemente. Los cordobeses se quedaron a la espera y con una risa contenida por la burla hacia su presidente fracasado.
En su discurso, lleno de disparates y extravagancias, mencionó lo que viene diciendo desde que se le conoce, “que la Argentina fue potencia mundial desde fines del Siglo XIX, hasta que el intervencionismo Estatal la llevó a la decadencia actual.” Una “argentinada” tan propia de los argentinos –valga la redundancia-, porque este país jamás ha sido potencia mundial, nunca en su historia, en ningún rubro ni en ningún sentido. Allí, “el león desdentado, enano y enloquecido de Milei”, hizo dos anuncios: que creará un consejo de representación política, empresarial y sindical para avanzar con las reformas que pretende implementar; y comenzará a eliminar impuestos, pero solo si se aprueba la ley base y el paquete fiscal que prevé, contradictoriamente, la aplicación de más impuestos. Es decir –y nótese su descabellada manera de hablar y actuar que se contradice en los términos y en los hechos-: prometió a los cordobeses eliminar impuestos ahora vigentes, pero con la salvedad de que le aprueben un paquete fiscal que contiene precisamente decenas de más y más impuestos, de cargas sociales que hundirían más al pueblo, inevitablemente.
Otra gran verdad señala que, desde que asumió el mandato en diciembre pasado, no le han aprobado ninguna ley que marque el rumbo de su gobierno y pueda hacer los cambios que, según él, llevaba en su carpeta de mano. Su primer borrador de la norma, con más de 600 artículos, entre ellos aquellos que le iban a dar ciertas facultades legislativas, terminó también en el fracaso ante los diputados, por negarse a hacerle cambios que le fueron sugeridos. Ante tal fracaso, la respuesta de Milei fue característica de él: el rechazo de su proyecto fue “un principio de revelación que iba a desenmascarar a los diputados de la casta (la oligarquía kirchnerista), que solo buscan mantener sus privilegios. Son delincuentes y extorsionadores (que se refugian) en un congreso que es un nido de ratas.”
Pero el asunto no terminó ahí, porque el Fondo Monetario Internacional (FMI), y los inversores en Argentina, le empujaron para presentar por segunda vez la ley que le fue rechazada, aunque en su segunda versión: fue aprobada en la Cámara de Diputados, pero el Senado no la quiere aprobar, en parte porque su partido, La Libertad Avanza, tiene solo 7 de los 72 escaños que componen a esta Institución. Evidentemente, la idea primaria de Milei de que se podía gobernar “a golpe de varita mágica”, como si se tratase de una historieta de Harry Potter, se le ha caído de su cabeza fantasiosa y le ha hecho ver una realidad cruda y que propicia que el país siga a la deriva y hacia su destino fatal. Javier Milei explicó y se explicó a sí mismo lo sucedido de esta manera: “Los responsables (de la no aprobación de sus proyectos de ley), son un sector de la política que no quiere que Argentina avance.” Y su portavoz de prensa, Manuel Adorni, añadió a lo anterior: “Si nos dejan hacer lo que tenemos pensado, son ellos los que saben que la política argentina no va a tener espacio para ellos.”
Otras medidas impopulares que han llegado al fracaso, han sido la liberación de precios de los seguros médicos privados, pero luego echó marcha atrás en esa desafortunada decisión; también quiso dejar de financiar a las Universidades públicas, una estupidez más grande que el obelisco de Buenos Aires, y promover la educación privada con subsidios a las familias que la eligen; es decir, nó a lo público, que es requerido por la inmensa mayoría de los argentinos; y sí a lo privado, que permite que los hijos de lo que Milei llama “casta”, sean únicamente los favorecidos. Pero ese anuncio incoherente a todas luces, provocó una de las manifestaciones más grandes vistas en los últimos años en la Capital, y el obtuso no tuvo más remedio que echarse nuevamente hacia atrás.
Lo anterior, en el frente interno, de cara a la Argentina profunda y golpeada fuertemente por la recesión y una de las peores crisis financieras de su historia; y hacia afuera, el mandatario, además de sus dimes y diretes o sus rifirrafes con Pedro Sánchez, cabeza del gobierno español, se ha dado de “golpes retóricos” contra los presidentes de Brasil, Colombia, México y Chile y con los dictadores de Venezuela, China y Cuba, pero él se sigue llamado a sí mismo “el máximo exponente de la libertad en el mundo, le pese a quien le pese” y “el presidente con mejor imagen del continente; el aniquilador del déficit fiscal.” Todas esas expresiones las dejó escuchar fanfarroneando y convencido de sí mismo, en el auditorio del Luna Park, ante 5,000 personas que todavía tienen esperanzas en sus políticas y creen en él a pies juntillas, a pesar de sus reiterados fracasos. Y él festeja eufórico en medio de una Argentina “en llamas.”
La gran verdad… la gran realidad…
Dos aspectos que tienen atenazado al país, son la altísima inflación y el déficit; y su repetido “mantra” de que “no hay plata” en las arcas del Estado, lo traspasó a los bolsillos de la gran mayoría de los argentinos, que se quedaron prácticamente sin un peso para gastar o solucionar sus apremiantes problemas económicos. Fue así como, con base en sus medidas financieras, los salarios del sector público y privado mostraron un aumento promedio del 200,8 por ciento, mientras que la inflación del período fue del 287,9 por ciento. Pero el superávit fiscal se basa en que el Estado dejó de pagar… Lo cual implicó para las jubilaciones una disminución real del 31,4 por ciento; la inversión pública se hundió un 83,3 por ciento interanual y las erogaciones en programas sociales bajaron entre el 45 y el 81 por ciento. En palabras sencillas, la recesión se expandió y se desplomó el consumo y los sectores más afectados fueron la construcción, con un descenso del 29,9 por ciento interanual; la industria manufacturera con un 19,6 por ciento de disminución; y el comercio mayorista y minorista, con un descenso del 16.7 por ciento. El empleo también recibió lo suyo y según reportes del Ministerio de Trabajo, son cuatro meses seguidos de bajada, con una pérdida del 1,4 por ciento. Las áreas más afectadas son la construcción y la industria. En la primera, se esfumaron 100,000 puestos de trabajo. Pero la verborrea de Milei se enfila contra el congreso, al que achaca todos los males que están sufriendo él y el país, justamente “por no aprobar su ley de bases.” Ha dicho.
Las criticas arrecian por lo anterior y lo que podría suceder en el futuro cercano; por ejemplo, Alfonso Prat-Gay, ex ministro de Hacienda durante el gobierno de Mauricio Macri, ha dicho que existe “el riesgo de ir de la hiperinflación a la hiperrecesión”, según lo que él cree que es el rumbo que lleva en materia económica el actual Gabinete de Milei. Y el también economista, Carlos Rodríguez, ha advertido que “esto que están haciendo no funciona.” Y por último, para citar solamente a tres de ellos, Diego Giacomini, ha sentenciado más grave todavía: “Estos meses son lo mejor que el programa económico puede dar. Milei está en una realidad paralela” que evidentemente no es la misma que sufren los argentinos actualmente.
Un estudio del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA), señala que hoy más de la mitad de la población de este país es pobre y hasta un cuarto podría llegar a pasar hambre. El índice de pobreza en el primer semestre del 2024, se situaba en el 41,7 por ciento; pero las estimaciones indican que llegará al 55,5 por ciento y casi 25 millones de personas residentes en las ciudades, habrían sobrevivido por debajo de la línea de pobreza, con ingresos económicos insuficientes para comprar “la canasta básica total”, que involucra alimentos, pago de alquileres, educación, salud y transporte; y casi 8 millones, el 17,5 por ciento de la población, sobrevivió por debajo de la línea de la indigencia. Mientras tanto, el actual gobierno de Javier Milei, negaba la distribución a comedores sociales, 5,000 toneladas de alimentos que estaban retenidos en depósitos del gobierno y que estaban a punto de expirar. Otra de las grandes paradojas de este individuo que pretende, y así se anunció, ser el salvador de la Argentina.
Una explicación todavía más clara, señala que la nación atraviesa una serie de crisis recurrentes y cada vez más intensas y se ha triplicado y hasta cuadruplicado el número de personas que sufren hambre o inseguridad alimentaria severa. Estas crisis traen asociadas una pérdida de los ingresos de los hogares, que provienen de un mercado fuertemente segmentado, en el cual no más del 50 por ciento de los empleos cumplen con las normativas de seguridad social, además de ser predominantemente precarios, inestables y con ingresos muy bajos. Y para completar su alimentación, las personas y hogares de menores ingresos, dependen de ayudas del Estado, de organizaciones de la sociedad civil, incluidas las iglesias y sus Instituciones de caridad o político-partidarias, así como de proyectos comunitarios espontáneos o incluso familiares.
No obstante y como punto a favor de Milei, hemos de decir que este problema de los argentinos no es nada nuevo y según el análisis hecho por la socióloga María Victoria Sordini, autora del estudio “La política del hambre: una emergencia permanente en Argentina,” desde la década de los años 80s, y como consecuencia de políticas neoliberales implementadas desde los 70s, amplios sectores sociales han necesitado complementar la alimentación del hogar, con alguna prestación del Estado; pero Milei interrumpió la estrategia histórica del reparto de alimentos a comedores sociales, al retener las 5,000 toneladas de alimentos, pero que, finalmente, accedió entregar.
Los analistas aseguran que la Argentina necesita, entre otras muchas medidas paliativas, mejorar las condiciones del mercado de trabajo, con políticas que sean sostenibles en el tiempo, que generen mejores oportunidades laborales. Así según el Observatorio de la Deuda Social Argentina, y está por verse, en los próximos meses, cuánto éxito van a tener en este sentido, las actuales políticas de flexibilización y liberalización, de recorte del gasto público, que serán más radicales que las anteriores.
Los más optimistas, esos que nunca pierden las esperanzas (hasta que las pierden irremediable e inevitablemente), dicen que a Javier Milei hay que darle más tiempo para que logre resultados satisfactorios; pero, cuando las mesas de cada familia están vacías o con escases… ¿Le irán a dar tiempo al presidente para que recomponga la aguda situación socio-económica? Posiblemente no. Y la principal avenida de Buenos Aires volverá a llenarse por una muchedumbre, tal y como se estiliza en esta nación, con slogans y pancartas donde la violencia será la predominante, simplemente porque el hambre no suele esperar más allá de lo que impongan los políticos. Esa es la realidad de Argentina, un país donde la fantasía siempre ha primado por encima de la cordura y la sensatez.