Altísima Tensión en el Mar de China. Los Vientos de Guerra Arrecian en el Lejano Oriente
ISLA DE TAIWÁN-(Especial para The City Newspaper) Buques militares alemanes cruzan el Estrecho de Formosa; aviones caza estadounidenses sobrevuelan la zona y los portaaviones chinos se estacionan cerca de las costas de esta pequeña porción de tierra rodeada por el mar de China, que es reclamada precisamente por el gobierno de Beijing y a la cual ha considerado desde siempre “la provincia rebelde” (que tiene que regresar “al seno materno” tarde o temprano, por las buenas o por las malas; es decir, adherirse al gobierno y a la jurisdicción territorial de la China continental).
Lo cierto es que todo está dispuesto para lanzar el primer misil y dar inicio una guerra de gran envergadura en esta parte del globo terráqueo. Al lado de Taiwán, están los Estados Unidos, que le han jurado a sus pobladores una absoluta lealtad y solidaridad, y detrás de los estadounidenses, permanece la OTAN, pues la presencia, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, de buques alemanes (destructores y fragatas), demuestra que Europa Occidental está presta a tomar partido en un eventual conflicto con los chinos comunistas.
En el interior de la Isla de Formosa, donde se asienta Taiwán, hay profunda preocupación por las intenciones de los chinos, quienes realizan ejercicios navales y aéreos con suma continuidad, con la finalidad de amedrentar a los taiwaneses, causales miedo y “mostrar músculo” a sus enemigos, acantonados en las potencias de Occidente y también a Japón y Corea del Sur, firmes aliados de los Estados Unidos.
La Armada china al frente
Sin mucho esfuerzo, desde la costa taiwanesa es posible ver la formación de los barcos destructores y los portaaviones chinos anclados y listos para el combate. Aun sin la ayuda de binóculos es posible observarlos y preocuparse todavía más de lo que ya están los habitantes de la pequeña isla que sigue luchando por su independencia de la China continental y por el reconocimiento internacional.
Para colmo de males, en un documental elaborado por el Departamento de Defensa chino y recién transmitido por la televisión Estatal de esta potencia, la famosa CCTV, el gobierno de Beijing describe cómo sería un asalto anfibio a Taiwán. El mensaje ha pasado de ser una simple insinuación a una amenaza clara, directa y preocupante para quienes figuran como objetivo militar… en este caso, los taiwaneses. Se trata de la estrategia china para tomar el control de la isla. Y la pregunta que inevitablemente surge aquí es: ¿Realmente los Estados Unidos irán a defender a Taiwán como se lo ha prometido reiteradamente? Si nos remitimos a las naciones que el gobierno estadounidense prometió defender y que, por el contrario, entregó a la desgracia, tendremos que desconfiar profundamente de esa supuesta lealtad que la Casa Blanca y el Pentágono tanto difunden y aseguran. El caso más reciente fue el de Afganistán, cuando las administraciones de Donald Trump y Joe Biden entregaron a los talibanes, después de haber firmado documentos vergonzosos en los que abandonaron a la democracia afgana y en su lugar ayudaron, con su evasiva, al regreso de la dictadura fanática del islamismo de los talibanes. ¿Sufrirá Taiwán algo parecido? Se cree que en el tanto Donald Trump gane las elecciones, el destino de Taiwán, lo mismo que el de Ucrania, sufrirá las peores consecuencias, como al entrega de la isla a la China comunista.
De regreso al documental que fue proyectado para toda China, éste presentó un asalto anfibio a gran escala a las playas taiwanesas, ayudándose con imágenes de ejercicios de las fuerzas terrestres del ejército chino. El documental simula el desembarco de unidades chinas para tomar el control de la isla, lleno de detalles que indican cómo se utilizarían drones de reconocimiento para ayudar a los helicópteros a trasladar las tropas de desembarco, o la infantería, a la isla.
Durante 20 minutos, el documental explica por medio de imágenes nítidas y fácilmente entendibles para el público, la forma cómo los dos ejércitos entrarían en combate, con los soldados taiwaneses intentando contener a los chinos por medio de misiles antiaéreos portátiles, muy parecidos a los comprados por Taiwán a los Estados Unidos. Así mismo, se muestra en acción al destructor más avanzado de la marina china, el Yan’an, durante un entrenamiento en aguas al Este de la isla, para abordar los desafíos de interferencia electromagnética. El destructor, durante el documental y el simulacro, coordina con otras aeronaves, con la finalidad de repeler a los aviones cazas taiwaneses y se observa como “los expulsa con éxito.” En la misma producción del ejército chino, Wang Liang, comandante adjunto del destructor Yan’an, explica a la audiencia: “Llevamos a cabo misiones de combate a bordo del destructor (…), avanzando al frente de la formación de portaaviones, participando en la defensa aérea, la defensa antimisiles, la guerra antisubmarina y la guerra electrónica. Estamos en la primera línea tanto en las guerras visibles como en las invisibles.”
Llama poderosamente la atención a los expertos en avances tecnológicos bélicos, el hecho de que el documental muestra a una brigada de la Fuerza Terrestre de China, usando el misil de largo alcance, el “Long Fire”, a la postre el más avanzado de esta Armada. No es la primera vez que los chinos crean y recrean un cortometraje de esta clase, ya que durante la toma de posesión del presidente de Taiwán, William Lai (Lai Ching-te), en mayo pasado, los medios de prensa y las productoras de cine y propaganda del gobierno con sede en Beijing, crearon y publicaron una serie de vídeos animados en los que se podía observar el bombardeo de varias ciudades taiwanesas. Es decir, está claro que los chinos en la cúspide de la dictadura comunista, sueñan con esa destrucción y son proclives a efectuarla en cuanto tomen la decisión o estén seguros de que los Estados Unidos traicionarán a Taiwán como lo hicieron con los vietnamitas pro-democráticos. Los chinos conocen la mentalidad de los estadounidenses y saben que no se apegan a juramentos, a promesas y a lealtades, porque, a través de las décadas, los norteamericanos solamente han sido solidarios inquebrantables con Gran Bretaña, Francia e Israel y el resto del mundo, no existe para ellos y allí, justamente, se encuentra Taiwán en su problema con China.
Durante dicha toma de posesión del nuevo mandatario taiwanés, los chinos llevaron a efecto las últimas maniobras a gran escala de su ejército, precisamente frente a las costas de esta pequeña isla que reclama y proclama su independencia.
Así se defiende Taiwán…
La reacción del gobierno taiwanés es la lógica ante tal “guerra psicológica” y lo ha denunciado a la comunidad internacional. Dicha “guerra”, los chinos la ejecutan por medio de incursiones aéreas de sus aviones de combate en el espacio que pertenece a la isla; lo mismo efectúa con sus barcos de guerra en el estrecho que separa a Taiwán del continente asiático. Lo que buscan los chinos es presionar y “arrinconar” al gobierno de Taiwán y al Partido Democrático Progresista (PDP), hoy en el poder, que es de total tendencia soberanista.
Y la pregunta que circunda en las mentes de la mayoría de los habitantes de esta isla es: ¿Cuándo se producirá la invasión, cuándo será el momento en que uno de esos supuestos ejercicios militares no sea un ejercicio y, en su lugar, se dé el acto invasivo militar de los chinos? Mientras tanto, de acuerdo al espíritu modernista y de progreso de los taiwaneses, el trabajo de estas personas no se detiene y siguen el ritmo acelerado de producción que los ha hecho famosos en el mundo. Paralelamente, la sociedad civil organiza muchas actividades todo el año, con la finalidad de prepararse ante esa invasión de los chinos que podría llevarse a cabo en cualquier instante: hacen ejercicios en los que se evacúan a los pobladores, quienes simulan que están siendo bombardeados y requieren de los primeros auxilios o corren a refugiarse, para no ser víctimas de misiles, bombas y drones.
Un ejemplo reciente de lo que aquí se afirma, fue la “Operación Urraca Azul”, que fue un simulacro organizado por la Academia Kuma, en su cuarta edición, realizada en un parque de Taipéi, donde participaron cerca de 120,000 personas. No hay duda de que se trata de una población en vilo, profundamente preocupada por lo que sus vecinos, al otro lado del estrecho, están planeando y que les podría afectar negativamente, más aun con los ejemplos de Macao y Hong Kong, dos territorios cedidos por Portugal e Inglaterra, respectivamente, a los chinos y estos juraron que iban a respetar sus leyes y costumbres y no ha sido así. Aquel famoso slogan de “un solo país… dos sistemas”, refiriéndose a Hong Kong, fue únicamente una expresión retórica que nunca se cumplió, porque una vez que esta ciudad pasó a manos de Beijing, el sistema comunista ejerció un control absoluto y apabullante, hasta causar el malestar de sus habitantes. Hoy, Hong Kong, lo mismo que Macao, han sido totalmente absorbidos por los chinos comunistas en “un viaje de ida y sin retorno…”
Actualmente, China ha puesto frente a las costas de Taiwán a un grupo de portaaviones y ha activado todas las alarmas en la “provincia rebelde”, como llaman los comunistas a este territorio de Formosa. Además, cazas chinos J-16 y aviones militares KJ-500, cruzaron la línea media del estrecho. Los gigantescos barcos de la Armada china, navegaron por aguas del noreste de Taiwán y se dirigieron luego hacia el sureste de la isla Yonaguni, en el extremo meridional de Japón, otro país que se ha visto importunado, primero con el lanzamiento de misiles por parte de Corea del Norte; y después por la incursión en su espacio aéreo de las aeronaves chinas. Así según un informe emitido por el Ministerio de Defensa Nacional (MDN) taiwanés: “el Liaoning, el más antiguo de los tres portaaviones de China, transitó por esta zona, junto a otros tres buques de la Armada, alrededor de la 1:30 horas del miércoles –indicó la fuente mencionada-. Durante el paso, las Fuerzas Armadas (de Taiwán), mantuvieron un control completo sobre las dinámicas en los alrededores del área marítima y aérea, desplegando aviones de misión, buques y sistemas de misiles terrestres, con estricta vigilancia y monitoreo, respondiendo adecuadamente según sea necesario.” Describe el texto emitido por el gobierno de la isla.
Todo lo anterior ha sucedido en este mes de septiembre. También, se ha notificado la presencia de trece buques de guerra y un barco oficial chino en las inmediaciones de Taiwán, de acuerdo a más comunicados del MDN. Pocas horas posteriores, el mismo Ministerio de Defensa de la isla denunció que los doce aviones de combate chinos, arriba mencionados en este mismo reportaje, cazas J-16 y aviones militares KJ-500, cruzaron el estrecho que separa a los dos países en tensión. Y es que esta frontera no oficial, había sido respetada siempre por ambos gobiernos, el de Taipéi y el de Beijing durante décadas, pero ahora ha sido violentado por los alardes militares chinos que se han suscitado en los últimos días.
Un gran número de aviones chinos, no contabilizado en su momento, entró en las regiones norte, central y suroeste de la llamada Zona de Identificación Aérea (ADIZ), que pertenece a Taiwán, y realizaron patrullas conjuntas de preparación para el combate, junto a los barcos de la Armada. Así también fue detectado el lanzamiento de varios cohetes en la provincia interior de Ganzu, en el norte de China, que se supone forman parte de los preparativos para una futura invasión a la isla “rebelde.”
Según la misma fuente del ejército taiwanés, la presencia de los portaaviones enemigos, el Liaoning y el Shandong, que rodean las costas de su país, tienen a manera de misión inicial, bloquear el ingreso de todo tipo de ayuda del exterior desde las naciones amigas de Taiwán, mediante la estrategia conocida como “anti-acceso/negación de área (A2/AD).” Los dos gigantescos barcos, provistos de decenas de aviones cazas de última generación, “están creando constantemente capacidades de combate y realizando entrenamientos de larga duración más allá de la primera cadena de islas, con el objetivo de construir una capacidad de defensa entre la primera y segunda cadena de islas”, de acuerdo al informe emitido por el Ministerio de Defensa de Taiwán.
Japón también está a la expectativa en relación con los hechos y ya se habla internacionalmente de un regreso de los japoneses al contexto de la modernidad de su ejército, un tema al que había renunciado después de la Segunda Guerra Mundial; pero que, en medio del difícil panorama que presenta la región, el hecho de no tener una defensa eficaz y fuerte, simplemente sería entregarse al enemigo, en este caso China, que sería algo así como el suicidio colectivo de toda una nación. Japón sería “una auténtica joya” si cayera bajo el dominio chino. Un sueño de conquista acariciado por Beijing desde siempre, como lo fue Macao, Hong Kong, y posiblemente lo sea del mismo modo Taiwán, si la famosa lealtad estadounidense se rompe y deja a sus habitantes rendidos ante la eventual invasión enemiga.
Recordemos que la llamada “provincia rebelde” por los chinos, asentada en la Isla de Formosa, fue la pequeña porción de tierra rodeada por el Mar de China, donde se refugió el ejército nacionalista, comandado por Chiang Kai-shek, después de su derrota en el continente a manos de las tropas comunistas que se hicieron con el poder en la China. Desde entonces, la llamada Taiwán se ha gobernado separadamente de los chinos maoístas desde 1949, pero aquellos no han renunciado a la soberanía de la isla y la política de Beijing pasa por el uso de la fuerza, a emplearse tarde o temprano, cuando todos los intentos políticos han fracasado desde la fecha de la separación de ambos Estados.
Altísima tensión en el lejano Oriente. Los taiwaneses tienen suficientes motivos para sentirse preocupados, más todavía si repasan los acontecimientos en los que los Estados Unidos han dejado “a su suerte” a sus aliados o protegidos, en manos de los más feroces enemigos. Afganistán fue el último de ellos. Suficientes razones para sentirse inseguros.