Desde el 2022, Más de 850,000 Cubanos han Llegado a los Estados Unidos
MIAMI, FLA. USA-(Especial para The City Newspaper) El flujo y el reflujo inmigratorio hacia la gran potencia del norte, no se ha detenido desde 1959, año de la llegada al poder de Fidel Castro y su camarilla de comunistas, quienes crearon la dictadura asesina que ha tenido en sus fauces a Cuba y a sus habitantes, desde entonces.
Según sabemos bien, han utilizado todos los medios disponibles, desde la salida ordenada, mediante consulados y embajadas, pagando los pasajes aéreos, hasta hacerse a la mar en improvisadas embarcaciones, peligrando en el estrecho de La Florida, con la esperanza de ser rescatados por los guardacostas o la organización cubano-americana llamada “Hermanos al Rescate.”
Pero lo cierto es que en los últimos años han llegado numerosos ciudadanos nacidos en Cuba, en busca de dignidad primeramente y después, del progreso personal y para el resto de sus familias. Han querido saber qué es comer bien tres veces al día, por ejemplo; tener muebles dignos en una casa digna, un trabajo decente, ganar decentemente y esperar aumentos de sueldo en un país donde el régimen laboral se cumple a rajatabla, de acuerdo a las leyes establecidas por la democracia; y, sobre todo, han querido tener un presente y un futuro generoso con ellos y sus descendientes. La reunificación familiar, que es otro tópico importante para los cubanos, también ha sido un acicate, pero que permanece en un segundo plano con respecto a los anhelos antes mencionados.
Más de 850,000 inconformes con la dictadura comunista
Un poco más de ese número es lo que ha llegado a los Estados Unidos, en clara huida de la isla de Cuba y su nefasto régimen, que da visos de no querer cambiar bajo ningún concepto ni presión interna e internacional. Esa cantidad ha llegado a las costas y aeropuertos estadounidenses a partir del año 2022 y es considerada por los cronistas del exilio como “el éxodo más grande de la historia de Cuba,” una definición que tiene un enorme peso y un simbolismo que se explica por sí solo… Además, se habla de un fenómeno todavía más impresionante e importante, cual es “el vaciamiento demográfico”, según los expertos que han seguido puntillosamente lo que ha estado aconteciendo con la inmigración desde la isla caribeña.
¿Pero de qué se trata el susodicho “vaciamiento”? Es lo que ha provocado una caída poblacional de un 18 por ciento en el interior de Cuba; es decir, en palabras todavía más sencillas: la isla se está quedando sin gente, se está yendo a diario, se hace a la mar o se agolpa en el aeropuerto de Rancho Boyeros, con el único objetivo de recobrar las vidas que el régimen comunista implantado por Fidel Castro y conducido en estos momentos por Miguel Díaz-Canel, les ha arrebatado a todos quienes no forman parte del aparato Estatal. Porque los únicos que viven “a cuerpo de rey” en Cuba, son aquellos que forman parte de la nomenklatura del gobierno o están “sobre la cresta de la ola”, con las riendas del gobierno en sus manos. “¡Esos sí que viven bien y se dan vidas de millonarios!” Suelen exclamar los cubanos que ahora viven en los Estados Unidos, en libertad.
Se trata de una inmigración, de un éxodo que parece que no tiene fin. La cifra publicada recientemente por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), de los Estados Unidos, de más de 850,000 cubanos que han ingresado a esta potencia mundial desde el 2022, sólo demuestra una cosa: se está produciendo un vaciamiento poblacional en la isla y nada indica que la situación se va a revertir de una manera u otra, a pesar de los ingentes esfuerzos del régimen comunista cubano por sostener, mediante amenazas de cárcel y de no permitirles reingresar a Cuba una vez marchado de allí, a esos habitantes que ya no quieren más pasar necesidades, sin comida, sin medicinas, sin vestidos decentes, sin comodidades cotidianas y lo principal… sin libertad para expresarse, trabajar, opinar, votar por candidatos de su gusto en democracia y progresar, progresar como la dignidad del hombre lo establece, lo exige y lo permite.
Por su parte, el demógrafo y economista cubano Juan Carlos Albizu-Campos, asegura que “el descenso de la población (en Cuba) ha continuado y no es cierto de que en Cuba vivan actualmente 11 millones de personas, como ha publicado la dictadura, sino sólo 8,62 millones. Con toda seguridad, estamos asistiendo a un proceso que yo he dado en llamar vaciamiento demográfico. (Y) al éxodo migratorio se suma una caída considerable del número de nacimientos y aumento de la mortalidad.” Todo ello, por supuesto, en el interior y en la realidad de la Cuba actual. Y el 2024 va en camino a convertirse en el segundo año fiscal con mayor afluencia de cubanos en la frontera sur de USA, dice un informe reciente, emitido por el gobierno estadounidense.
Las cifras que maneja la CBP certifican que 533,000 cubanos arribaron a los Estados Unidos desde el 1 de octubre del 2021, hasta el cierre del año fiscal en el 2023. Y entre el 1 de octubre del 2023 y agosto de este año, se sumaron otros 208,000 solicitantes de asilo. No obstante, el saldo migratorio real puede ser mayor, ya que el registro de CBP, no suma los 110,000 cubanos que fueron beneficiados con el parole humanitario (o permisos de permanencia), desde que inició en el 2023, y tampoco incluye a quienes han emigrado con otro tipo de visados. Es cuando el mismo demógrafo cubano, Juan Carlos Albizu-Campos, explica: “En términos del año fiscal finalizado agosto, el número de ‘encuentros’ de cubanos en las fronteras de los Estados Unidos, ya ha superado la cifra registrada en el año fiscal 2023. En términos de año calendario, faltando el último cuatrimestre, se puede esperar con toda seguridad que el número total de emigrantes hacia ese país, alcance algo más de 260,000 personas, superando lo registrado el año pasado, por lo que puede decirse que la oleada migratoria se encuentra en una ‘meseta’ sostenida desde el 2022.”
Y diciembre es el mes de mayor afluencia de cubanos en el actual año fiscal, cuando las autoridades estadounidenses registraron un total de 25,048 inmigrantes en puntos fronterizos; y en el actual 2024, son casi 70,000 los cubanos que han sido interceptados por la Guardia Costera en altamar, que es, además, una de las rutas más peligrosas que emprenden los cubanos a través del Estrecho de La Florida, como apuntamos al inicio de este reportaje.
El convencimiento de que nada cambiará en Cuba, los hace marcharse
Cada día que amanece los cubanos se despiertan, además de tener sus estómagos vacíos del día anterior, con la idea de salir “al mercado negro”, para conseguir algo para ellos y sus familiares y así puedan “echarle algo a sus estómagos”, narra un cubano mientras mira a derecha e izquierda, dando a entender de que alguien del comité de defensa de esa calle, podría escucharlo y pasar el “chivatazo” a la policía y ser detenido, que sería algo peor que no tener nada qué comer diariamente.
En otras palabras, el ciudadano que vive actualmente en Cuba y ha pasado esas vicisitudes, sabe que nada cambiará en la isla, que si no ocurrió nada con la muerte del tirano Fidel Castro, mucho menos cambiará ahora y albergar esperanzas de un futuro mejor, equivale, además de estar peligrosamente equivocado, a una idea irracional, totalmente desvinculada con la realidad. Por eso, acarician secreta y calladamente la idea de marcharse de Cuba y no se lo participan a nadie en sus viviendas, hasta el día anterior a la partida. No sea que alguno de los familiares sea interrogado por las autoridades y suelte esa verdad que dice que uno de sus miembros planea irse a los Estados Unidos, el mayor enemigo del régimen comunista de la isla.
En otros términos, el convencimiento de que la vida dentro de Cuba es una auténtica miseria, les fortalece el deseo de marcharse lo más pronto posible. Y planean “el cómo, el dónde y el cuándo…”
¿Pero qué características tiene la realidad de Cuba en la actualidad? Hay una verdad irrefutable: cada vez es peor. Ya no se puede subsistir siquiera registrando los botaderos de basura que hay apostados en algunas calles de La Habana, por ejemplo. “Ya en los botes no hay siquiera basura para comer”, cita un cubano que nos pidió el anonimato por razones obvias. La crisis general en la isla alcanzó el pico más alto en el 2021, con cortes más reiterativos de la luz eléctrica; el agua está faltando más a menudo, lo mismo que la comida y los medicamentos. Y si antes de ese año la situación era peliaguda, a partir del mismo 2021 la situación se ha vuelto caótica.
De hecho, los cubanos dentro de la isla esperan que el cambio no se dé en Cuba misma, sino afuera… Es por eso que ellos se consideran los agentes directos e irrenunciables de ese cambio y se hacen a la mar, para llegar directamente a los Estados Unidos, a Venezuela o México. Cualquier país puede servirles de apoyo y de ahí, caminar por el resto de América hasta el objetivo final que es la frontera estadounidense, al sur. Mientras tanto, la represión, a raíz de las protestas históricas del 11 de julio del 2021, ha recrudecido y se ha tornado “irrespirable” o inaguantable, mejor dicho.
El turismo cayó vertiginosamente por causa del coronavirus que los chinos comunistas difundieron por el mundo y ello ha repercutido ferozmente en la economía general de la isla. Así mismo, la ayuda de socios de Cuba, como Venezuela y México, ha disminuido y han imposibilitado vivir en la isla. Por eso es mejor marchar, irse lejos, hacia donde la imaginación, el deseo ferviente y la voluntad los lleve: a Nicaragua (otro país comunista); Colombia o Brasil, y de ahí, cruzar a pie América, la selva del Darién entre Panamá y Colombia, hasta llegar a la frontera estadounidense y esperar allí hasta que se pueda ingresar legalmente. Cualquier lugar en el planeta podría ser mejor que Cuba. De eso no tienen la menor duda los inmigrantes.
Tanto las autoridades cubanas como las norteamericanas, finalmente coinciden en algo: “esta es la ola migratoria más grande de la historia de Cuba” y ha llamado todas las atenciones. Incluso, las proyecciones de las Naciones Unidas prevén que en el año 2,100, la población de la isla estará por debajo de los 6 millones de habitantes, contando a la camarilla en el poder, que se ha hecho millonaria con sus negocios turbios, donde está involucrada la droga de los cárteles colombianos y venezolanos y las divisas de los turistas que pasan a las cuentas bancarias de los dirigentes cubanos. El panorama es tan poco halagüeño, que el demógrafo citado, Albizu-Campos, cree que esa cantidad de pobladores de Cuba llegará antes de la fecha estipulada por la ONU. “Con toda seguridad.-Afirma nuestro entrevistado-. Es una posibilidad real que ya está a las puertas, en el futuro próximo. No creo que haya que esperar al año 2,100 para presenciarlo.” Y añade: “Las personas se van porque existe un conjunto de factores de rechazo que las empujan a abandonar su lugar de origen. ¿Revertir el éxodo? ¿Detenerlo? ¿Cómo? Mientras esos mecanismos de rechazo, presentes en el país desde hace al menos 60 años, y su efecto acumulativo sobre la decisión de emigrar, sigan presentes, no se detendrá el éxodo. Sobre todo en condiciones en que la represión de la voz, no permite posibilidad alguna de cambio, y al confabularse con la desaparición de las antiguas restricciones de viaje, hacen de la salida la única alternativa percibida como solución a los problemas.” Asegura Albizú-Campos.
Una síntesis de esa inmigración de cubanos la podemos plantear de esta manera como cierre de este reportaje: mientras en Cuba ni los botaderos o basureros no dan siquiera una miserable cáscara de fruta para comer a quienes buscan en las profundidades de esos recipientes apostados en algunas esquinas de las calles; en Miami, sus paisanos que hace años llegaron a los Estados Unidos, viven en medio de la abundancia en todos los sentidos y hasta pueden decir fácilmente: “aquí somos felices, lejos de la miseria implantada por el Castro-comunismo.”
Huelgan otras palabras de más…