
Yana, periodista/Editora Sección Actualidad
Acercamiento Estados Unidos-Irán para Detener la
Carrera Atómica de los Iraníes
WASHINGTON y TEHERÁN-(Especial para The City Newspaper) Si hablamos de “derechos” de cuál país o gobierno puede tener la bomba atómica, concluiremos, con la cordura como fundamento de nuestra opinión, que ningún Estado alrededor de la Tierra tiene el “derecho” (o el “deber”) de arrogarse la creación, compra y posesión de ese artefacto de destrucción masiva-superlativa. Pero en vista de que ese “derecho” del resto de la humanidad de vivir en paz sin el temor de ser aniquilado por un demente en el poder en Rusia, Estados Unidos, India o Israel o de determinado gobierno, por medio de una explosión nuclear, no cuenta para los militares y algunos gobernantes en los casos actualizados de Putin, Trump y Netanyahu. Entonces, otras naciones tienen el “derecho” de poseer esa misma arma para defenderse.
En síntesis y de acuerdo a la realidad que se desprende desde 1945, cuando los estadounidenses dejaron caer las dos primeras bombas atómicas sobre Japón, hay gobiernos, pueblos y países que deben tener esa bomba para defenderse, para no ser atacados cuando a sus enemigos así les place, causando un genocidio de grandes proporciones. El ejemplo más gráfico de lo que aquí afirmamos lo representan la India y Pakistán. En el caso de que el segundo Estado no hubiese adquirido nunca “la bomba”, ya no existiría, debido a los ataques que Nueva Delhi tenía previstos en contra de Islamabad. Lo cual quiere decir que dos fuerzas militares que poseen la bomba atómica, no tendrán otro camino que respetarse mutuamente y descartar, incluso, las guerras con armamento convencional. Es lo que dejan observar esos dos gobiernos, el hindú y el pakistaní, que no han entrado en una guerra a gran escala, precisamente porque sus gobernantes saben que no habría un ganador y que, por el contrario, la destrucción sería total para los dos pueblos. Es lo que los tecnócratas actuales suelen llamar “armas y política de disuasión”. Es decir, te muestro mi arsenal para que no intentes nada contra mi gente y nuestra existencia general.
Irán debe tener la bomba atómica
Quienes leen las noticias que ofrece a diario el panorama mundial, se percatan de que un día sí y el otro también (es decir, a diario cometen ese acto criminal), los judíos o israelíes cuando atacan al Líbano, Palestina, Siria y contenidamente al mismísimo Irán. Dejan en las calles de las superpobladas ciudades de estas naciones, a decenas, sino cientos, de muertos, mientras los portaaviones de su aliado, los Estados Unidos, les cuidan las espaldas a los mismos judíos, anclados en el Mediterráneo, y cualquier contraataque iraní o de las facciones guerrilleras islámicas, lo repelen en el aire destruyendo sus misiles. Esa es la constante asesina que practican los israelíes en Oriente Próximo y aprovechan cualquier pretexto para volver a repetir los ataques y proceder a efectuar su plan “callado” (que ya no es tan callado, porque se ha convertido en un secreto a voces), cual es exterminar a la etnia musulmana que le rodea. Porque la limpieza étnica es la premisa que tienen entre manos los hebreos en Tel Aviv y por ello apoyan irrestrictamente al ejecutor de ese genocidio, el criminal evidentísimo y a plena luz del día, Benjamín Netanyahu.
Pero esas masacres diarias de las que nos enteramos por la televisión, internet y los periódicos, cesarían, se esfumarían como por arte de magia, cuando Irán posea la primera bomba atómica. Sólo así los israelíes se contendrán y dejarán de masacrar en Líbano, Siria, Palestina y demás países vecinos. Porque, precisamente, los objetivos o blancos militares atacados por Israel, son posiciones que en un 95 por ciento están indefensas o el territorio enemigo de los judíos es demasiado grande para implantar y sostener “un escudo defensivo”, como el que los Estados Unidos han dado a los hebreos en un territorio tan pequeño como el que comprende a Israel. En resumen, es perentorio, es absolutamente necesario e incuestionable que los iraníes necesitan sus bombas de destrucción masiva. Así dejarán los israelíes de sembrar las arenas desérticas de la región con miles de cadáveres inocentes y su objetivo de exterminar a los musulmanes se quedará en el olvido o para épocas indeterminadas.
Sin embargo, en la visión hegemónica global de los Estados Unidos, tal posibilidad de Irán convertido en una potencia mundial, convertiría en fortalezas a sus aliados regionales, en los casos del Líbano, Siria, Yemen y la misma Palestina, que podría presionar con mayor ahínco a los israelíes para que les permitan tener finalmente su Estado, una ordenanza de las Naciones Unidas de 1948, con la que los judíos se han negado a cumplir. Lo cierto es que tanto Israel como los Estados Unidos se abstendrían de amenazar, primero y constantemente a los iraníes; y los judíos dejarían de atacarlos y con ellos a todos los islamistas dentro de su delirio exterminador de esa etnia.
Empero, parece que a los dirigentes gubernamentales de Irán les sucede lo mismo que al ex dictador de Libia, Muammar el-Gaddafy, cuando un periodista occidental le preguntó si estaba interesado en crear la bomba atómica para su ejército y la respuesta extraordinariamente racional, lógica y centrada fue: “Preferimos hacer florecer al desierto, crear granjas, proveer de alimentos a nuestro pueblo, que obtener esa arma de destrucción masiva.” Y el final de Gaddafy todos lo conocemos hasta el hartazgo: fue derrocado y asesinado por la OTAN en contubernio con Israel. Pero si hubiese tenido “la bomba”, otra situación hubiera acontecido. Hoy, Libia, una nación con dos gobiernos fallidos en su mismo territorio, es una puerta de salida para los inmigrantes provenidos del África negra, que se hacen al Mediterráneo con las consecuencias trágicas que se dan cuando muchas de sus “pateras” se hunden o vuelcan y que sólo desean alcanzan las costas europeas para hacerse después “una vida” en el Viejo Continente. Después del derrocamiento del beduino que gobernaba con mano de hierro a Libia, precisamente por estar desprotegido militarmente, los mismos europeos están teniendo que pagar un precio muy alto con los índices de inmigración y este caos, causado en parte por Israel, los judíos callan y no ofrecen soluciones a su “eterno aliado” de la OTAN.
Retornando al caso iraní, los Ayatolas o líderes religiosos de esta nación, creen que “la protección y justicia Divina deparada por Aláh,” es la mejor solución a sus problemas bélicos con la infame Israel. Craso error, de acuerdo a los ataques que observamos por la prensa y que se suceden a diario en esta zona de Oriente Próximo: Israel hace lo que le viene en gana, justamente porque no hay un enemigo provisto con el arma nuclear que les marque esa detente que nadie les marca a los hebreos.
Y con esa predisposición al diálogo, a detener el enriquecimiento de uranio que han estado llevando a cabo los iraníes desde que Donald Trump, durante su primer gobierno, decidió abandonar esa misma mesa de conversaciones, ahora se están sentando para reiniciar el diálogo que el analfabeto gobernante estadounidense truncó en el pasado. El objetivo es concluir un nuevo pacto con Irán “que se ha desentendido de sus compromisos y se acerca a niveles de enriquecimiento de uranio, necesarios para fabricar una bomba atómica.” Ha publicado la oficina de prensa de la Casa Blanca recientemente.
Fue así como el jefe de la diplomacia iraní, Abás Araqchi, llegó a Omán y comenzó a sentar las bases para las conversaciones con los estadounidenses, quienes están profundamente preocupados porque Irán podría convertirse en esa potencia nuclear que los judíos y norteamericanos temen. Sin embargo, la “diplomacia” de la Era Trump, que en este caso es notoria de igual manera, se basa en la amenaza, ya que, previamente, el Pentágono amenazó con efectuar una operación militar si no se alcanza un acuerdo. Nótese el altísimo grado de agravio, matonismo, irrespeto a un pueblo milenario (el persa), como lo es el de Irán y de parte de un bestial mandatario estadounidense que va por el mundo demostrando su inmoralidad personal y el poderío de las armas que posee. Pero, en contraste, no utiliza el mismo argumento con el ruso Vladímir Putin. ¿Por qué? Justamente porque los rusos tienen un arsenal nuclear mayor que todos los aliados occidentales y esa disuasión es precisamente a la que hacíamos referencia a lo largo de este reportaje: si Irán tuviera su primera bomba atómica, los gringos se abstendrían de amenazarlos y los israelíes de asesinar a sus militares y personal diplomático emplazado en el exterior.
Los datos revelan que, desde el 2018, ambos gobiernos no se sentaban a la mesa de discusiones y con relación a este delicado tema. Trump, reiteramos, retiró a los Estados Unidos del acuerdo del 2015 con Irán, porque al gobernante estadounidense no le pareció bien levantar las sanciones económicas impuestas a los iraníes, a cambio de que éstos detuvieran su programa nuclear.
La postura de Irán es la de actuar con nobleza y humildad en estos encuentros, donde los gringos llegan “golpeando la mesa” y sin mirar a los ojos a sus interlocutores, en una muestra más de la prepotencia que caracteriza a esta nueva administración de Donald Trump. “Nuestra intención es llegar a un acuerdo justo y honorable desde una posición de igualdad,” dejó escuchar el emisario iraní, Araqchi, en un “clip” aparecido en la televisión de su país hace pocas fechas atrás.
Estados Unidos atacaría a Irán en forma directa
Conociendo el carácter violento y abusivo de Donald Trump y de su jefe del Pentágono, Pete Hegseth, un reconocido supremacista blanco, quien cree que los Estados Unidos están en este mundo para aplastar de manera inmisericorde a todos aquellos que se le pongan en el camino, un ataque militar a suelo iraní no se puede descartar en modo alguno. Es así como la acción militar “es absolutamente posible”, ha revelado una fuente confiable del Pentágono y esas son precisamente las palabras que Trump manifestó en la Casa Blanca, en el tanto no se logre el acuerdo. Las visitas repetidas de Netanyahu, el dictador israelí, a Washington, tienen por objeto lo mismo: maniatar las manos de los iraníes para que no obtengan su bomba atómica y así Israel pueda tener sus propias manos libres para continuar su misión de exterminio racial en la región.
Ante esas amenazas flagrantes y cobardes de parte de los Estados Unidos, los iraníes respondieron que expulsarán cuantas veces sean necesarias, a los inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), cuando lleguen a Teherán a observar el desarrollo de las actividades nucleares. Trump, fiel a su temperamento incendiario, replicó al decir que eso sería “una escalada” de las tensiones entre ambos gobiernos. De hecho, “la guerra retórica” está servida entre las dos naciones, mientras las primeras conversaciones a puerta cerrada, estarán lideradas por el emisario para Oriente Próximo, Steve Witkoff (¿?), quien representa toda una interrogante, puesto que es prácticamente un desconocido en estos avatares.
Ciertamente, las relaciones diplomáticas entre los dos países están suspendidas o no existen desde hace 45 años y “las escaramuzas” entre ambos ejércitos se han presentado continuamente, incluyendo la toma de rehenes de parte de los iraníes, cuando les han secuestrado diplomáticos a los Estados Unidos, como aquella ocasión cuando, bajo el gobierno de Jimmy Carter, estudiantes islamistas retuvieron a varios representantes del gobierno de Washington en una de las peores crisis entre ambas administraciones. Y esos insultos, esa incomprensión repetitiva y esos deseos de enfrentarse con las armas, se produjeron recientemente cuando los iraníes respondieron con fuerza al matonismo de Trump y su gente: “Si ustedes (USA), optan por bombardear (…), obligarán a Irán a tomar una decisión diferente. Están amenazando con hacer daño (…); si es el caso, ciertamente habrá una respuesta firme.” Estas palabras las dijo Ali Larijani, alto funcionario del gobierno con sede en Teherán, consejero del líder supremo, el Ayatola Alí Jamenei; y las manifestó en respuesta a las amenazas de Trump quien dijo que “habrá bombardeos en Irán si no se llega a un acuerdo” sobre el programa nuclear. Fue cuando el gobierno iraní indicó ante la televisión Estatal que “Irán no busca dotarse del arma nuclear, pero no tendrá otra opción que hacerlo si es atacado por Estados Unidos.” El mismo Ayatola dijo que USA tendrá una respuesta firme en caso de que ataque a su país. Nótese el altísimo grado de tensión que causa un analfabeto en todos los órdenes, cuando abre su boca para decir insensateces y lo único que busca es crear confrontación de alto riesgo, en el caso de Donald Trump, quien no ha dejado de poner “de cabeza” al mundo desde que arribó a la Casa Blanca.
En acto seguido y después de conocer las amenazas del mandatario estadounidense, expresadas a la cadena de noticias NBC, Teherán convocó al encargado de negocios de la embajada Suiza en la Capital iraní, quien representa los intereses de los Estados Unidos en tierras persas, para darle una nota de protesta por las palabras de Trump. Esta contenía este mensaje: “Un jefe de Estado que amenaza abiertamente a Irán con ‘bombardeos’, es una afrenta escandalosa a la esencia misma de la paz y la seguridad internacionales.” Así también texto que apareció en la cuenta de Esmail Baqai, en la red social X, el portavoz de la diplomacia de Irán.
De manera contrastante con esas amenazas, Donald Trump ha repetido incontables ocasiones que está abierto al diálogo con los persas; incluso envió una carta –que alguien le redactó con toda seguridad-, a los gobernantes iraníes, quienes indicaron que respondieron a la misiva, pero no revelaron el contenido de los dos mensajes intercambiados. Pero el norteamericano continuó con su lenguaje provocador al afirmar ante la prensa: “Les escribí una carta diciéndoles que espero que negocien, porque sino tenemos que intervenir militarmente. Será algo terrible para ellos (¡!). No se les puede permitir que tengan un arma nuclear. El momento se acerca, algo va a suceder de una manera u otra.” Advirtió durante una entrevista que concedió a Fox Business.
Hasta el momento, según la agencia atómica de la ONU, Irán está enriqueciendo uranio al 60 por ciento, “por lo que casi llega al nivel de armas, por lo que el acuerdo del 2015 es ‘un cascarón vacío’ que ya no sirve para su propósito.” Los iraníes niegan lo anterior de manera rotunda y categórica; sin embargo, de acuerdo a lo que relatamos anteriormente, en respuesta a las amenazas de la Casa Blanca, los líderes islámicos manifestaron que ante un eventual ataque de EE.UU, ellos procederán a terminar su bomba atómica para defenderse.
La respuesta a la carta de Trump, hizo que el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, aseverara que Teherán “no reanudará las conversaciones con Washington sobre su programa nuclear, mientras el presidente estadounidense continúe con su política de máxima presión y sus amenazas.” Y para finalizar sobre este tema particular, el propio Ayatola Alí Jamenei, sumamente ofendido ante la amenaza de Trump de que iba a “bombardear a Irán hasta sus cimientos”, señaló que “no es sabio, no es inteligente, no es honorable negociar con Washington. Además, cuando alcanzamos un acuerdo, Estados Unidos no cumplió con lo establecido.”
Para poner punto final a este amplio reportaje, los iraníes manifestaron en un inicio que estarían anuentes a establecer contacto con los estadounidenses, sólo de manera indirecta, con funcionarios de alto nivel de Omán, en el papel de representantes del gobierno de Irán; pero esa posición ha sido dejada de lado momentáneamente de acuerdo a lo que hemos visto y han establecido un corto diálogo inicial, “face to face.”
Pero lo que debería darse en este caso del arma atómica, es aplicar lo mismo para Israel, que se deshaga de sus ojivas nucleares que posee en un número impresionante y que les sirven a los judíos para atacar, amedrentar y ejercer su plan de exterminio en la región de Oriente Próximo. Porque lo que “es bueno” para Irán, tiene que ser también “bueno” para los genocidas de Israel y detengan sus masacres en Líbano, la Franja de Gaza, Siria y cuando se les antoja asesinan dignatarios iraníes allí donde les viene su real gana. La paz puede ser segura y duradera, cuando todos los actores se desprenden de sus armas y utilizan el diálogo como “herramienta” de intercambio, reconciliación y tolerancia. Y esto deben comprenderlo israelíes y estadounidenses, que son los que detonan los conflictos en Oriente Próximo, cobrando miles de víctimas inocentes cada día que pasa.
Benjamín Netanyahu
Estamos en Presencia del Peor Asesino del Siglo XXI, Requerido por la Corte Penal Internacional por Crímenes de Lesa Humanidad (Asesinatos en Masa) en Palestina y Líbano
LA HAYA, Países Bajos-(Especial para The City Newspaper) La Corte Penal Internacional, que es el brazo ejecutor de la justicia de las Naciones Unidas y por ello está en pleno derecho de solicitar, por medio de su fiscal, la investigación y detención de los potenciales criminales de guerra que se hayan repartidos en distintos países en la actualidad, ha solicitado la detención del genocida israelí, Benjamín Netanyahu, quien se hace llamar a sí mismo “Primer Ministro”, pero que sus consabidas características en el poder de Israel, son las de un dictador y más que un dictador… es un tirano y además… genocida.
Naciones como Suráfrica, tan sensible a estos asuntos del apartheid, sufrido en carne propia por su pueblo mayoritariamente de raza negra, más la adición de Colombia, Egipto y Brasil, solicitaron a la Corte Penal Internacional (CPI), que actúe sin dilación en el caso de Netanyahu, quien desde hace un año ha estado aniquilando al pueblo palestino y desde hace unos pocos meses, está haciendo lo mismo con la población de su vecino Líbano.
Ciertamente, Benjamín Netanyahu tuvo una clara opción de liberar a los más de mil rehenes capturados por la facción armada Hamás, en octubre del 2023, pero prefirió tomar el camino o la decisión más sanguinaria que sólo a él se le podía ocurrir: masacrar a la población de la Franja de Gaza, que vivía aglomerada allí en un número superior a los 2,5 millones de personas.
Las tres razones de Netanyahu
¿Cuáles motivos empujaron a este judío para cometer genocidio en Gaza? Lo vamos a resumir en tres puntos únicamente, aunque hay más de fondo: 1. Porque su naturaleza, su genética, es la de un asesino. Es el primer aspecto que se debe tomar en consideración al analizar la personalidad de este maniático que encabeza al gobierno israelí, sin darle mucho afán a la idea. 2. Porque su situación política en el interior de Israel era tambaleante; esto es debido a una reforma que él mismo impulsó para quitarle poder al aparato judicial y otorgárselo al Ejecutivo, que es el que encabeza él mismo en condición de dictador. Esa desafortunada determinación de Netanyahu, antes del secuestro de los rehenes perpetrado por Hamás, tenía a los israelíes vociferando en las calles de Tel Aviv y Jerusalén, incluso frente a la misma casa de Netanyahu, para que se bajara de una vez por todas del seno del gobierno. El ataque de los guerrilleros de Hamás, el 7 de octubre del 2023, fue una oportunidad “de oro” para Netanyahu, quien ya había utilizado anteriormente este mismo recurso, de atacar a Palestina, para desviar la atención interna hacia lo internacional. Y 3. Porque en el fondo de su alma, de sus negros sentimientos, este judío siempre ha deseado exterminar al pueblo palestino y traspasar Cisjordania y la Franja de Gaza a los colonos hebreos, que están deseosos de arrebatar esas tierras que no les pertenecen desde ningún punto de vista.
Nótese, entonces, que Benjamín Netanyahu rara vez habla de los rehenes que están todavía en poder de Hamás, porque lo que realmente le interesa a él es el exterminio de los gazatíes y por eso bombardea desde suelo israelí el territorio de Gaza; también impide que entre la ayuda occidental a los palestinos con hambre, heridos y con sed. Incluso, el ejército judío, un verdadero comando de exterminio racial, ha atacado a ONGs humanitarias, a misiones de la ONU y a todo aquel que se solidarice con los condenados a muerte de Gaza y lo ha hecho sin el menor reparo, sin que le remuerda la consciencia y sin importarle tampoco la opinión de la comunidad mundial que le señala con el dedo acusador, debido al genocida que es. Incluso, en el último discurso que pronunció ante el pleno de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 98 por ciento de los delegados de todos los países adscritos a la ONU, abandonaron el salón y dejaron al genocida hablando a unos asientos solitarios y abandonados. Tal es la vergüenza, el estupor, el rechazo y la animadversión que este asesino, el mayor del Siglo XXI, que ha superado con creces al ruso Vladímir Putin, causa a diario en toda la circunferencia de la Tierra.
¿Qué era lo que correspondía a un Primer Ministro de Israel que fuese centrado, humano y comprensivo con la situación del asalto de Hamás aquel 7 de octubre al territorio israelí? Proteger primero las vidas de los secuestrados. De hecho, muchos de esos retenidos por Hamás, murieron producto de los ataques del ejército judío en Gaza. A Netanyahu no le ha importado absolutamente quién nace, quién sobrevive y quién muere en ese reducido espacio que conforma a la Franja de Gaza. Otra persona completamente distinta a Netanyahu, en la cabeza del gobierno de Israel, hubiese negociado con los secuestradores que pedían un intercambio de sus hombres en cárceles judías, por los civiles que convirtieron en rehenes suyos, al tomarlos por asalto cuando estaban en medio de un festival musical en territorio israelí. Ese intercambio de prisioneros hubiera mantenido la cordura, la paz, y, muy probablemente, hubiese permitido el regreso a sus casas, sanos y salvos, a los rehenes. Pero Benjamín Netanyahu observó aquello como su oportunidad para hacer olvidar a los miles de manifestantes en el interior de su país, enojados con las reformas que quería implementar a la fuerza y en contra del Poder Judicial y en beneficio de su dictadura. También, se le presentó en “bandeja de plata” la oportunidad de masacrar, peor que nunca, al pueblo palestino y llevar a efecto su deseo de exterminarlo.
El resultado es el que todos conocemos: se ha cumplido un año de un genocidio (no “una guerra” como llama con eufemismo Netanyahu, porque no tiene a un ejército enemigo al frente, sino a un pueblo desarmado e inocente), tiempo durante el cual han muerto algunos de los rehenes judíos en manos de Hamás y tampoco ha logrado la liberación de ninguno de ellos, simplemente porque eso no le importa a él, no le interesa en lo más mínimo al dictador judío, mientras lleva a cabo el aniquilamiento de una etnia, la palestina, ante los ojos del resto de la humanidad.
Es por eso y más, que estamos ante el peor asesino del Siglo XXI, un criminal llamado Benjamín Netanyahu, racista, supremacista, amigo de otros genocidas y líderes corruptos, como Donald Trump y Viktor Orban, el gobernante de Hungría.
Con base en lo que se ve a diario en Gaza, la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La Haya, Países Bajos, ha dictado orden de captura para este criminal israelí, junto a su ex ministro de Defensa, Yoav Gallant, quien fue destituido hace pocos días atrás por Netanyahu, debido a “algunos rasgos de humanidad” que mostró aquel en el terreno donde se llevan a efecto las masacres en Gaza. Sobra decir que la comunidad internacional está de plácemes, exultante, por esta noticia que bien podría ser una enorme y justa realidad, si este dictador, tirano y criminal fuese atrapado en alguno de sus viajes al exterior.
Cuando apenas la CPI recibía las peticiones de Suráfrica y otros gobiernos en contra de Israel y su tirano, el Estado judío intentó impugnar dicha captura; pero se adelantaron a la Corte Internacional, y ésta, por medio de la Sala de Cuestiones Preliminares, rechazó por unanimidad la exigencia israelí para que se desechara la idea de capturar a Netanyahu. En acto seguido, el gobierno de Israel alegó ante la misma CPI que no reconoce su jurisdicción; es decir, Israel no es signatario de dicha Corte, y por esa razón puede continuar con su masacre en Gaza, porque la CPI no tiene el alcance para influir en las decisiones que tome el Estado judío. Fue cuando los israelíes exigieron (así como se lee… “exigieron”), a la CPI que detuviera “cualquier procedimiento relacionado con la situación (en Gaza), incluyendo la consideración de las solicitudes de órdenes de arresto.” Un acto de prepotencia, de ese creerse que los judíos están por encima de todas las leyes que la humanidad ha creado para respetarse, regirse y hacer justicia, porque “su dios” les ha dado ese aval de sentirse “y ser” superiores a todo orden establecido por el resto de los hombres. Fue entonces cuando los magistrados internacionalistas rechazaron ad portas esa exigencia, que es otra prueba de que los israelíes se consideran inmunes, intocables y no punibles allí donde sea y cuando llevan a cabo sus crímenes horrendos a los que ya nos tienen acostumbrados desde 1948, cuando comenzaron a arrebatarle sus tierras al pueblo de Palestina.
Y es que ese es el principal desajuste que sufren los judíos alrededor del mundo, o en los países que sus padres elijen para que nazcan sus hijos (fuera de Israel), el de creerse por encima de todas las leyes humanas, como hemos subrayado en las líneas de arriba, y por esa razón son dados a cometer delitos tan infames como las violaciones a jovencitas (recordemos el caso reciente de Jeffrey Epstein), o el mismísimo genocidio que están llevando a cabo en Palestina, en Gaza propiamente. No conformes con ello, están perpetrando otro genocidio en forma paralela en el Líbano, en estos momentos. Y en lo profundo, yacen los mil y resto de judíos secuestrados por Hamás, de los que rara vez habla Netanyahu. Pero si llegasen a morir por una u otra causa, se acabaría su gobierno de facto en Israel y podría ser encarcelado por los mismos israelíes por una serie de violaciones y cuestionamientos causados por él mismo, contra el orden interno de esa nación.
La orden de captura de la CPI contempla también la aprehensión del líder de Hamás, Mohammed Deif, a quien, según la inteligencia israelí, asesinaron en uno de los tantos bombardeos contra Gaza, en junio del 2024. Deif era el jefe del ala militar de Hamás. Sin embargo, su muerte no ha podido ser confirmada y obedece, por ahora, a un rumor de parte del alto mando judío. La Corte Penal Internacional, en tales casos, señala que los tres, Netanyahu, Gallant y Deif, tienen que hacer frente a las acusaciones por crímenes de guerra y de lesa humanidad en la Franja de Gaza.
Lo que dice la jurisprudencia…
Los hechos acaecidos desde el 8 de octubre del 2023,
son sumamente claros: para liberar a un poco más de mil rehenes tomados por Hamás, los israelíes han bombardeado y
asesinado –en represalia y obedeciendo a su política de exterminio-, a más de
300,000 ciudadanos palestinos inocentes, entre quienes se hallaban mujeres,
niños, ancianos y hombres de trabajo, ajenos al conflicto armado. En
consecuencia, la Corte Penal
Internacional (CPI), con sede en La Haya, Países Bajos, ha ordenado la
captura del principal implicado en esas masacres y no es otro que el dictador
de Israel, Benjamín Netanyahu y su ex ministro de Defensa, Yoav Gallant. La
Corte ha expresado así su decisión de capturar y juzgar a ambos genocidas: “No
es necesario que Israel acepte la jurisdicción de la Corte, ya que ésta puede
ejercer su jurisdicción sobre la base de la jurisdicción territorial de
Palestina, como se determinó anteriormente. Los Estados no pueden impugnar la
jurisdicción de la Corte, antes de la emisión de una orden de arresto, por lo
que la impugnación de Israel es prematura.” Asevera.
Por otra parte, de acuerdo a la petición del fiscal de la CPI, de arresto de estos individuos, indica que Netanyahu y Gallant son “responsables penalmente como coautores de los crímenes de guerra, de uso del hambre como método de guerra y los crímenes de lesa humanidad de asesinato, persecución y otros actos inhumanos. También se les considera responsables, como superiores civiles, por el crimen de guerra de dirigir de forma intencionada, ataques contra la población civil en la Franja de Gaza. (…) Ambos privaron intencionadamente a la población civil de Gaza, de bienes indispensables para su supervivencia, incluidos alimentos, agua, medicinas, combustible y electricidad, entre octubre del 2023 y mayo del 2024. Ese bloqueo tuvo graves consecuencias, incluida la muerte de civiles, incluidos niños, debido a la desnutrición y la deshidratación.” Cita de manera textual el documento emitido por la CPI.
Fundamentados en lo anterior, en esa orden de captura extensa y explícita, tanto Benjamín Netanyahu como su ex ejecutor de los crímenes masivos en Gaza, su ex ministro de Defensa, Yoav Gallant, podrán y deben ser detenidos y enviados a La Haya sin dilación, por aquellos gobiernos que son signatarios de la Carta de la CPI y sólo estarán seguros cuando viajen a naciones que no estén dentro de la jurisdicción de la misma Corte. Netanyahu, a partir de ahora, si estuviere dentro del gobierno judío o fuera de él, sabe que podrá ser detenido y puesto en una celda para ser juzgado posteriormente en esta nación europea, en Los Países Bajos.
Por su parte, mientras estaba de visita en Amán, Jordania, el alto representante de la Unión Europea (UE), para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, el español Josep Borrell, manifestó al respecto que la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional (CPI), “debe ser respetada y aplicada en todo su peso, ya que se trata de la decisión de un tribunal y no es una decisión política.” manifestaciones las dejó escuchar en rueda de prensa conjunta con el ministro de Relaciones Exteriores de Jordania, Ayman Safadi. Seguidamente, Borrell exigió a Netanyahu que explique “cuál es su solución para el conflicto palestino-israelí; y si éste se trata de la aniquilación de los palestinos, la comunidad internacional no lo aceptará. Si no quieres la solución de los dos Estados –prosiguió Borrell-, cuenta al mundo cuál es tu solución; porque si la solución es la aniquilación de los palestinos, esto no pasará y la comunidad internacional no lo aceptará.” Aseguró el diplomático de la UE.
En acto seguido, al continuar su conversación con los periodistas, Josep Borrell añadió que “la única solución al conflicto es dar a los palestinos un Estado, su dignidad y libertad. No veo ninguna otra solución. Si alguien está en contra de esta solución, parece que Netanyahu está en contra de esta solución, entonces tiene la obligación de explicarnos qué solución quiere. Usted no quiere la solución de los dos Estados, entonces… ¿Qué quiere? ¿Cuál es su solución? Por favor, explíquenos. La respuesta no es una respuesta: es una acción. Ellos no dicen nada… ¡Hacen! ¿Y qué hacen? Es obvio: forzar a los palestinos fuera de sus tierras, expulsarlos. Esto no es una solución, porque siete millones de personas no desaparecerán ni migrarán a la Luna. Se quedarán. ¿Entonces no quiere la solución de dos Estados? Diga a todo el mundo cuál es su solución. Porque la aniquilación de los palestinos no sucederá. Toda la comunidad internacional no lo aceptará.” Puntualizó Borrell, una vez que se dirigió directamente a Benjamín Netanyahu, quien, lo mismo que a Antonio Guterres, el Secretario General de la ONU, los ha calificado, como siempre hacen los judíos, de “antisemitas”, de estar en contra del pueblo judío y poco le ha faltado para encasillarlos dentro del nazismo, una queja recurrente, un argumento pobre de los judíos de hoy y de siempre, contra aquellos que no estamos de acuerdo con sus excesos, sus exterminios masivos, en este caso contra los gazatíes y todo lo que signifique Palestina.
Es evidente que Netanyahu y su grupo, incluyendo a los colonos que arrebatan tierras a los habitantes de Gaza y Cisjordania, no quieren la creación de un Estado palestino, porque la intención, el plan callado que no mencionan, pero que ejecutan clara y concretamente, es el exterminio del pueblo palestino, una acción que han venido haciendo a través de los años y que en los últimos 12 meses se ha intensificado abierta y descaradamente de parte de los genocidas que residen en Tel Aviv.
Para concluir, una faceta de esta problemática humanitaria es la que acaba de denunciar la ONU, en relación con el “saqueo sistemático de la ayuda a Gaza”, mientras ésta llega con mucha dificultad, debido a múltiples obstáculos que ponen los israelíes en perjuicio de los damnificados por los ataques del ejército judío. Lo cierto es que los palestinos desplazados se agolpan para comprar, a muy altos precios, el pan en la única panadería que queda en pie en la ciudad de Jan Yunís. “La situación humanitaria en Gaza se deteriora continuamente –afirma la ONU-, ya que Israel sigue obstaculizando la entrada de ayuda en medio del conflicto. El saqueo de la ayuda humanitaria en Gaza se ha convertido en algo sistemático y debe cesar de inmediato.” Según denuncia hecha por el portavoz del secretario general de Naciones Unidas, después del peor asalto a un convoy de la ONU que fue perpetrado por soldados israelíes en territorio palestino. “Con eso se obstaculizan operaciones humanitarias vitales y se pone aún más en peligro a nuestro personal,” dijo Stéphane Dujarric y añadió: “Además, la oficina humanitaria de las Naciones Unidas dice que prácticamente no se ha entregado ningún alimento ni ayuda humanitaria, al extremo norte de Gaza, durante más de 40 días, debido al asedio del ejército israelí.”
Observadores internacionales coinciden cuando argumentan que la hambruna puede haberse instalado ya en el norte, donde Israel ha estado efectuando una ofensiva que ha abarcado varias semanas, ha matado a cientos de personas y ha obligado a decenas de miles a abandonar sus hogares. En lo que lleva transcurrido el mes de noviembre del 2024, la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés), informó que 27 de las 31 misiones humanitarias planeadas, fueron rechazadas por Israel, y las otras cuatro se vieron severamente obstaculizadas. Indicó Dujarric y explicó que “las ciudades devastadas como Beit Hanoun, Beit Lahiya y partes de Jabaliya, siguen aisladas.” En lo que se considera el desplazamiento de más de 75,000 palestinos, obligados por los soldados israelíes para que se marchen hacia el sur, y entre sus métodos para que este drama se efectúe, los judíos les niegan la entrega de la ayuda, es cuando el mismo funcionario de la ONU manifiesta: “El flujo de ayuda está casi en el nivel más bajo de todo el conflicto (…). En lo que va de mes (noviembre), Israel dice que ha dejado entrar en Gaza un promedio de 88 camiones al día, menos de la mitad de la tasa más alta en abril. Los grupos de ayuda dicen que sigue siendo demasiada baja.” A ello hay que sumarle el reciente robo de la carga de 100 camiones que llevaban alimentos y otra clase de ayuda humanitaria. Eso hizo que los precios se dispararan y provocara escasez en el centro de Gaza.
Para finalizar el presente reportaje sobre la realidad y actualidad que sufre el pueblo palestino, un Comité de la ONU enviado “al terreno”, para analizar las incidencias de los ataques israelíes, ha emitido un informe en el que pone de manifiesto que Israel “usa el hambre como método de guerra y ha dejado caer sobre la Franja de Gaza más de 25,000 toneladas de explosivos, que es el equivalente a dos bombas nucleares. Los métodos de guerra empleados por Israel en la Franja de Gaza, tienen las características de un genocidio. Las pérdidas civiles masivas y las condiciones impuestas a los palestinos allí, ponen sus vidas en peligro de manera intencionada. Con su asedio a Gaza –continúa el informe- la obstrucción de ayuda humanitaria, los ataques selectivos y matando a civiles y trabajadores humanitarios, a pesar de los reiterados llamados de la ONU y eludiendo órdenes de la Corte Internacional de Justicia y las resoluciones del Consejo de Seguridad, Israel está, intencionadamente, causando la muerte, hambre y heridas graves a la población de Gaza. Israel usa el hambre como método de guerra e inflige un castigo colectivo a la población palestina.” Concluye el amplio documento.
Los detalles anteriores sólo corroboran las ansias de crimen que persisten en el alma de Benjamín Netanyahu y que han servido para observar en el teatro de los asesinatos masivos, con toda claridad, esa intencionalidad y práctica de parte del dictador judío. De ahí la orden de arresto emitido por la Corte Penal Internacional con sede en La Haya, Países Bajos, un tribunal que fue creado sobre la base de un tratado internacional de 1998 y al que se han adherido 124 países del mundo. Es por esa razón que Netanyahu podría ser detenido si viajara a alguna de esas naciones signatarias, porque están obligadas a hacerlo y entregarlo a la justicia por ser el peor criminal del Siglo XXI, a todas luces.
Abu Mohammed al Jawlani, el Nuevo Líder de Siria.¿Terrorista o Amigo de Occidente?
DAMASCO, Siria-(Especial para The City Newspaper) Bashar al-Assad, dictador de esta nación, ha sido derrocado por una serie de grupos rebeldes, los cuales no libraron una guerra en forma como habríamos de imaginarnos, sino que se introdujeron hasta el corazón de Damasco, la Capital, sin ninguna oposición del ejército gubernamental. Los analistas políticos y militares de la cuestión siria, dan una cantidad ingente de explicaciones del por qué los soldados que, durante toda la guerra contra el Daesh o Estado Islámico, lucharon como verdaderos gladiadores, plenos de arrojo y valentía, y ahora decidieron bajar sus armas, deponerlas y no brindar sus vidas por al-Assad, quien, a la postre, salió en un avión con destino a Rusia, donde su amigo Putin lo tiene refugiado y a salvo. Aunque con Putin, nunca se sabe…
Esta actitud generalizada de los soldados del régimen, ha sido digna de ser analizada; es decir, ¿Por qué el ejército de Siria, que luchó una guerra contra el Daesh y otros grupos enemigos de al-Assad, a lo largo de 13 años sin desmayar, colapsó tan rápido e inexplicablemente ante el avance de los rebeldes que, finalmente, derrocaron a la dictadura familiar de los Assad? Algunos observadores de la situación siria, dicen que se vieron sorprendidos; pero esta tesis queda completamente descartada, debido a que esos hombres estaban todavía en alerta, en guerra contra los enemigos que hemos citado. Y para formarnos una idea más precisa sobre estas fuerzas armadas que ya no existen, pues se han ido entregando a las rebeldes victoriosos y han entregado también su armamento, ocupaba, en el momento de la aparición de esos mismos rebeldes, el sexto lugar en el mundo árabe y el 60 a nivel mundial, en términos de potencial bélico. Así según el Índice Global de Potencia de Fuego del 2024, que evalúa a 145 países alrededor del orbe. Para realizar dicho reporte, la organización tomó en cuenta el número de efectivos que componían a ese ejército, su equipamiento y los factores logísticos; y en palabras directas y sencillas, la Armada siria estaba formada por un gran número de soldados, apoyados por fuerzas paramilitares y milicias; y en su arsenal había una mezcla de equipo soviético en ruinas y otro más moderno, procedente de su aliada Rusia. En el momento del análisis de Índice Global, los sirios tenían más de 1,500 tanques y 3,000 vehículos blindados, así como artillería y sistemas de misiles. En cuanto al poder aéreo, los hombres al servicio de al-Assad tenían cazas, helicópteros y aviones de entrenamiento; y lo marítimo, contaban con una modesta flota naval y varios aeropuertos y puertos vitales como Latakia y Tartus, donde estaban las dos Bases rusas, que, tras la caída de al-Assad, se han marchado rumbo a Libia. A pesar de su buena posición entre las Armadas musulmanas, no presentaron batalla a Hayat Tahrir al Sham (HTS, Organización para la Liberación del Levante), la coalición de grupos que comenzó el ataque desde Idlib, al noroeste del país, hasta desalojar del poder a la dinastía de los Assad.
Simplemente no hubo respuesta alguna al fuego enemigo…
Estábamos en condición de observadores y críticos de las masacres que los israelíes llevan a cabo día tras día en la Franja de Gaza, contra sus pobladores desarmados, cuando escuchamos que la guerra en Siria, hasta entonces dejada de lado por lo interminable y monótona a los servicios noticiosos, tras su duración de 13 años sobre el terreno, se había reactivado con grupos de combatientes nuevos, que buscaban el derrocamiento del régimen. Y nos llamó la atención, particularmente, dos aspectos: 1. Los rusos sólo lanzaron un ataque aéreo contra los rebeldes y después se replegaron a sus Bases militares sin ninguna otra actividad; y 2, los insurgentes avanzaban sobre las dunas del desierto sirio con una celeridad impresionante e incomprensible, mientras el ejército del país se iba replegando más y más, sin presentar batalla alguna. Al-Assad manifestó, con una parquedad también increíble e impresionante, que sus hombres se estaban reagrupando para lanzar una ofensiva fulminante y definitiva. Esas afirmaciones suyas las hizo escuchar cuando el camino hacia Damasco yacía abierto y su propia vida y la de su familia, corría peligro.
¿Pero qué fue realmente lo que sucedió con el otrora victorioso ejército sirio? Citan los analistas militares que había perdido una gran proporción de su personal, estimado, antes de su guerra contra el Estado Islámico o Daesh, en 300,000 soldados. Citan que perdió la mitad de sus uniformados debido a los combates, largos y sangrientos, porque algunos desertaron u otros optaron por unirse a grupos opositores al gobierno. Aquí debemos hacer énfasis en que los hombres de al-Assad no sólo tuvieron que enfrentarse contra los criminales del Daesh, sino también contra los estadounidenses, quienes lo atacaron desde el aire y destruyeron varios aviones de combate sirios. Otros analistas indican que la desmotivación interna fue causal también de la desidia en el combate contra el HTS; es decir, “el salario que perciben las tropas no alcanza para tres días siquiera”, dicen que explicó un soldado entrevistado por un reportero llegado desde Occidente. Era un hecho que el gobierno de Siria estaba en franca bancarrota, a pesar de tener importantes reservas de petróleo y gas, pero su capacidad para explotar estos yacimientos, estaba gravemente limitada debido a la guerra. También, tenía que lidiar contra las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos, especialmente por causa de la “Ley César”, aprobada por el Congreso estadounidense en diciembre del 2019 y que entró en vigencia en junio del 2020 y que impuso sanciones económicas a cualquier agencia gubernamental o individuo que hiciese tratos con el gobierno sirio. De tal manera, no había dinero alguno para pagarle a los soldados y que ello contribuyera positivamente en su lucha por la defensa del país y su gobierno. Es decir, los salarios percibidos por estos combatientes oscilaban entre los US$15 y US$17 al mes. Para Fawaz Gerges, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Londres, “la situación en Siria había cambiado drásticamente en los últimos tres años y una de las razones de ello, fueron las sanciones estadounidenses que han empobrecido al pueblo sirio y a los oficiales del ejército. Según algunos informes, los soldados no reciben suficiente comida, lo que significa que se encuentran en un estado psicológico difícil y están al borde de la inanición.” Explicó.
En todo caso y previendo una rendición en masa, tal y como se produjo ante los insurgentes que le derrocaron finalmente, al-Assad había decretado un aumento salarial de un 50 por ciento para sus soldados; sin embargo, esa determinación resultó tardía, porque muchos de estos hombres ya habían decidido deponer las armas en el primer intento que se diese en el campo de batalla. Aparte del aspecto financiero, de los sueldos bajos que hemos detallado, la deserción en las filas de las Fuerzas Armadas sirias, fue más que evidente: ante el rápido avance de los rebeldes, los soldados y oficiales al servicio del gobierno, facilitó el desplazamiento, casi sin oposición, desde Alepo hasta Damasco, pasando por Hama y Homs, bastiones que aparentaban firmeza de parte de las fuerzas del dictador. Los corresponsales extranjeros acreditados en Siria, no dejaron de informar el hecho de que decenas de efectivos pro-gubernamentales abandonaban sus vehículos de combate, el armamento y hasta sus uniformes y se vestían de “paisano” o con ropa de civil, para confundirse entre la población.
A lo anterior, hay que sumarle a la desmoralización general, la pérdida de ayuda militar directa de Irán y Hezbolá, ocupados en su guerra contra Israel en los últimos meses; y de Rusia, ocupada, por su parte, en su enfrentamiento contra Ucrania. “Sin la esperanza de ayuda externa urgente, el ejército (sirio), perdió la voluntad de luchar”, manifestó Yezid Sayigh, del Centro Carnegie para Oriente Medio, desde su sede en Beirut, Líbano. Añadió a esta problemática interna el hecho de que Bashar al-Assad implementó una serie de directrices políticas, que en lugar de fortalecer a la Institución armada, lo que hizo fue socavar sus pilares fundamentales y decenas de miles de sus miembros fueron despedidos, más el deterioro de los niveles de vida, merced a los bajos salarios percibidos, explicados en las líneas de arriba; la corrupción trepidante y la escasez de alimentos. Es por ello, para citar un ejemplo solamente, que la comunidad alauita, que dominaba los rangos superiores del estamento militar, decidieron desertar primero que ningún otro grupo nacional. Para el experto militar británico, Michael Clarke, profesor del Departamento de Estudios de Guerra del King’s Colllege de Londres, “al-Assad descuidó a su ejército: su entrenamiento se deterioró significativamente y el desempeño de liderazgo de sus oficiales se volvió mediocre. (Y) cuando los oficiales no pueden demostrar habilidades de liderazgo efectivas, no es de extrañar que los soldados huyan”, mencionó. Y eso precisamente fue lo que sucedió ante el empuje de los grupos rebeldes que marchaban hacia Damasco.
Por supuesto, los factores son todavía más, aparte de los que hemos nombrado en este reportaje, pero hay un dato especial que vale la pena subrayar: el gobierno de Turquía, enemigo declarado de la dictadura de Siria, observó que los rusos estaban ocupados en Ucrania y que habían retirado de sus Bases en Latakia, gran cantidad de aviones e infantería; y que Hezbolá, que apoyaba decididamente en el terreno al ejército sirio, había quedado diezmado por los ataques israelíes en el Líbano, fue cuando decidió apoyar a los insurgentes con armamento, tácticas, adiestramiento e inteligencia, porque era el momento justo para derrocar a Bashar al-Assad. “En el pasado, Siria dependía en gran medida de Hezbolá para el apoyo sobre el terreno, pero después de las pérdidas que sufrió el partido-milicia en el Líbano, ya no pudo proporcionar ese apoyo -explicó Yezid Sayigh-. También hubo una disminución constante de oficiales y asesores iraníes en Siria, como resultado de los ataques israelíes durante la última década y ya no se pudo enviar grandes refuerzos ni por tierra ni por aire, dado que Israel y Estados Unidos, controlan la mayor parte del espacio aéreo sirio. Al mismo tiempo, el gobierno iraquí y las milicias pro-iraníes, decidieron mantenerse al margen de los combates, lo que puede deberse en parte a que Irán se dio cuenta de que salvar a al-Assad se había vuelto imposible.” Puntualiza. Lo cierto es que el régimen sirio cayó en menos de dos semanas, del mismo modo como se derrumba una pirámide hecha por las cartas de la baraja; pero, ¿No fue acaso el final de una dictadura islamista para implantar otro gobierno de carácter islámico también? Porque de ningún modo, los que han comenzado a gobernar a Siria son occidentales y mucho menos democráticos ni capitalistas; incluso, tienen visos fundamentalistas, con un fuerte “hedor” a al-Qaeda, del extinto Osama bin-Laden. Incluso, el dictador y criminal Benjamín Netanyahu, ha dicho recientemente en Tel Aviv, Capital de Israel, que los nuevos gobernantes en Siria no son de fiar y forman parte de los grupos yihadistas a los que teme Israel. ¿Será cierto que esa es la verdadera naturaleza de los ahora dueños del poder en Siria?
Abu Mohammed al Jawlani en la mira de USA
Es el líder del grupo fundamentalista Hayat Tahrir al Sham (HTS, Organización para la Liberación del Levante), que ingresó a Damasco y estuvo a un instante de capturar a Bashar al-Assad y su familia, antes de que huyeran del país. Este hombre, formado en las filas de al-Qaeda, el grupo terrorista de Osama bin-Laden, lideró a los grupos rebeldes que se abrieron paso entre las ciudades sirias, sin hallar oposición armada de parte del ejército sirio, como hemos detallado anteriormente. Su nombre real es Ahmed al Sharaa y está acusado de haber cometido abusos contra los derechos humanos, a tal extremo que el gobierno estadounidense ofrece por él una recompensa de US$10 millones. No obstante, en las últimas fechas, la Casa Blanca ha bajado el tono y ha intentado enviar señales de beneplácito hacia este sujeto que está tratando, por su lado, de mejorar su imagen de terrorista requerido por la justicia internacional.
Nació en Riad, Capital de Arabia Saudita, lo mismo que su ex jefe, bin-Laden, pero se crió en Damasco, Capital de Siria. Un reporte de las Naciones Unidas, indica que su nacimiento se produjo entre 1975 y 1979 y la Interpol (Policía Internacional), afirma que fue en 1979. Así mismo se asegura que estudió medicina antes de convertirse en un militante islámico. Esta conversión, posiblemente ocurrió en Irak, después de la invasión de ese país, en el 2003, por una coalición de ejércitos liderada por los Estados Unidos. Fue cuando al Jawlani se integró de lleno en al-Qaeda. En el 2010, fue hecho prisionero por un destacamento estadounidense y lo llevaron al Campamento Bucca, cerca de la frontera con Kuwait y se especula que allí conoció a otros militantes del Estado Islámico (EI), o Daesh, dirigido por el extinto criminal, Abu Bakr al Baghdadi. Este último coordinó para que su nuevo amigo –al Jawlani-, viajara a Siria para enfrentar a Bashar al-Assad, en el 2011, y también fundara un brazo afiliado al Daesh en esa nación. Fue así como se convirtió en comandante del grupo llamado Frente Nusra o Jabhat al Nusra, que cometió horrendos asesinatos en los territorios iraquíes y sirios que el EI controlaba en ese momento. Quienes lo conocen desde entonces, citan que fue un combatiente muy valiente en el campo de batalla, que descollaba del resto de yihadistas que allí luchaban; pero en el 2013 cortó los lazos que unían al Frente Nusra con el Estado Islámico y se afilió a al-Qaeda. Todo ese bagaje es lo que preocupa tanto a estadounidenses actualmente, como a israelíes, quienes no confían en ningún modo en él, a pesar de que en el 2016, anunció su ruptura con la organización de bin-Laden. Un año después, al Jawlani declaró que sus combatientes se habían unido a otros grupos rebeldes que actuaban en Siria, para conformar al actual Hayat Tahrir al Sham (HTS), con él en su papel de comandante.
Este grupo, primeramente, se convirtió en el principal en Idlib y regiones circunvecinas, el noroeste de Siria; se trata de una ciudad que tiene una población de 2,7 millones. Allí controló el llamado “gobierno de salvación”, que ha estado suministrando servicios de salud, educación y seguridad interna. Y con base en esto y en otras acciones más, el líder quiere desprenderse de la fama que le precede, cuando ha afirmado que “esta región no representa una amenaza de seguridad para Europa y Estados Unidos. Esta región no es escenario para la ejecución de una yihad extranjera.” Dijo también que su meta o principal objetivo era el derrocamiento de al-Assad, el mismo de los europeos y estadounidenses y que lo había logrado por encima de cualquier otra premisa. Recordó también a los periodistas que le escuchaban, que, en el 2020, su movimiento, el HTS, clausuró todas las bases de al-Qaeda en Idlib, incautó sus armas y encarceló a algunos de sus líderes; también reprimió las operaciones del Daesh en esa misma ciudad siria y subrayó que el HTS impone la ley islámica en las áreas que controla, “pero lo hace de una manera sustancialmente menos estricta que otros grupos yihadistas. Más bien, públicamente -agregó a sus palabras-, me relaciono con cristianos y otros no musulmanes y los grupos yihadistas me han criticado por considerarme demasiado moderado.”
Sin embargo, a pesar de esos argumentos evasivos de las acusaciones que se le plantean, en el caso de algunas organizaciones defensoras de los derechos humanos se le sigue señalando de manera acusatoria por haber cometido abusos contra esos mismos derechos; pero él las ha rebatido con categoría y ha continuado con su defensa; y la facción que él dirige, el HTS, sigue siendo clasificada por varios gobiernos occidentales y de Oriente Próximo y por el mismo Consejo de Seguridad de la ONU, una organización terrorista. Con base en ello, al Jawlani ha enviado algunos mensajes a europeos y estadounidenses que pretenden tranquilizar sus temores: “el país no está preparado para otra guerra –enunció recientemente-, está agotado y no se meterá en otra. La gente está agotada por la guerra y Siria avanza hacia el desarrollo y la reconstrucción.” Y con fundamento en la reconstrucción, envió el último mensaje al presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, para que levante las sanciones que pesan sobre Siria. Esta petitoria la hizo ante las cámaras de la televisión saudí, Al Arabiya, en la que también dijo que le gustaría “reconstruir la relación con Rusia; y un proceso electoral en lo interno de mi país, podría demorar unos cuatro años. Las sanciones fueron impuestas a Siria por los crímenes cometidos por el régimen de al-Assad. Esas sanciones deberían ser eliminadas automáticamente. Esperamos que la nueva administración estadounidense levante las sanciones sin tener que iniciar negociaciones.” Y añadió en referencia a los rusos: “Rusia es un país importante. Existen intereses estratégicos profundos entre Rusia y Siria. Todo el armamento sirio es de origen ruso y numerosas centrales eléctricas están gestionadas por expertos rusos. No queremos que Rusia se vaya de Siria como a algunos les gustaría.” Es posible que, si se llegasen a reestablecer las relaciones ruso-sirias, al Jawlani, solicite a Moscú la entrega de al-Assad para juzgarlo en Damasco. Es una de las altas probabilidades que se podrían presentar.
En lo que atañe a la democratización de esta nación, su nuevo líder ha manifestado: “Siria necesita un año para que los ciudadanos experimenten cambios radicales en los servicios. Hay dificultad para establecer un calendario de acciones y elecciones, debido a que más de 15 millones de personas están en el extranjero (en condición de refugiados). Cualquier elección adecuada requerirá un censo de población completo y eso necesitará tiempo, el contacto legal con las comunidades sirias en el extranjero a través de las embajadas, registrar las muertes, los nacimientos. Necesitamos tiempo. Un consenso no es un proceso fácil. Si no, serán elecciones no fiables.” Y mientras argumenta lo anterior, los Estados Unidos lo escuchan atentamente y los israelíes han aprovechado el caos de la caída de al-Assad y el desorden interno sirio, para bombardear –y no perder su criminal costumbre judía-, a los mismos sirios, en distintos puntos de su territorio. Las Naciones Unidas y otros organismos internacionales, han sancionado esas acciones judías, que se han aprovechado del clamor de los sirios, del momento histórico que están viviendo, para verter la sangre de igual manera como lo han hecho en Gaza y el Líbano. Es cuando recordamos las palabras recientes de al Jawlani: “el país está agotado por tantos años de guerra (…)”. Si los judíos de Netanyahu no entienden eso, es porque sus instintos criminales les pueden más, lo mismo que su programa de exterminio de los pueblos musulmanes. Sin duda, la espina enclavada en Oriente Próximo es la existencia y la política asesina de Israel. Un problema que se debe solucionar y erradicar desde todo ángulo posible. Y el paso del tiempo dirá la dirección que tomarán los nuevos dirigentes sirios. Sólo hay que observar y esperar…