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Un mundo en constante movimiento



Yana, periodista/Editora Sección Actualidad

   Prensa Mundial Advierte a Israel:

“Una Cosa es Exterminar al Pueblo Desarmado de la Franja de Gaza y Otra Muy Distinta es Atacar al Poderío Militar de Irán”

TEL AVIV, Israel; y TEHERÁN, Irán-(Especial para The City Newspaper) El dictador de Israel, Benjamín Netanyahu, ha activado un botón en el tablero regional que nunca debió haber tocado: atacó a Irán y ha desatado una guerra que está teniendo consecuencias mortales para la nación judía, que en realidad, más que un país (o menos que un país, sea mejor expresado), es una base o “un portaaviones” en tierra de los judíos que dominan la economía y la política de los Estados Unidos.

            Este dictador israelí, convertido en alguien más matón de lo que ya lo era, se ha envalentonado a la “N potencia”, por la reelección en el gobierno de USA de Donald Trump, a quien, en cada visita que el hebreo realiza a la Casa Blanca, le describe un panorama de Oriente Próximo que el estadounidense, siempre obtuso e incapaz de leer un informe que pase de las dos páginas de extensión, pues detesta leer cualquier cosa, le escucha y le cree acerca de los acontecimientos. Es por ello que lo manipula, lo maneja a placer y el cuasi-analfabeto Trump se presta a acudir en ayuda del judío en cualquier emergencia militar (y financiera), que lo requiera. Es por esa tesitura, esa plataforma que Netanyahu ha construido con sagacidad y a sabiendas de que el presidente de los Estados Unidos no puede ser más ignorante porque su capacidad para la ignorancia luce rebasada, que ha llevado a efecto el ataque cobarde e inesperado contra la cúpula militar iraní, asesinando a sus principales generales, pero que fueron sustituidos con una celeridad y eficiencia por el Ayatolá Jamenei y su grupo de asesores, tirando por los suelos el sueño de Netanyahu de descabezar de una vez y para siempre a las personalidades pensantes y estratégicas que manejan al ejército del país persa. 

            Empero, desde ese ataque a mansalva de parte de los israelíes a la potencia que es Irán, lo que ha obtenido ha sido ataque tras ataque con misiles que les están destruyendo sus principales ciudades, tales como Tel Aviv, la Capital, y el puerto de Haifa, entre otras más. Esto no lo creen todavía los israelíes y sus simpatizantes, aquellos “atontados” por las lecturas del Antiguo Testamento de la Biblia y que fue escrito por judíos precisamente, donde se hacen llamar ellos mismos “el pueblo elegido de Dios” y otras barrabasadas que hasta el 2025 están siendo desenmascaradas, pues ese Viejo Testamento es el texto propagandístico más antiguo y eficaz que se haya escrito nunca y siempre a favor de los israelíes. Es en ese contexto que millones de personas, quienes estaban adormecidas por “los cantos de sirena” que les ha hecho escuchar el Antiguo Testamento de la Biblia, ahora se muestran jubilosas, felices y exultantes por los bombardeos que los iraníes están llevando a cabo en Israel, más todavía cuando los judíos asesinan a más de 100 palestinos a diario, les arrebatan sus tierras y hacen que los colonos hebreos, armados con potentes fusiles, disparen y asesinen o dejen, en el “mejor” de los casos, paralíticos a esos campesinos gazatíes, cuando les destruyen sus humildes casas y los expulsan de sus terrenos. Todo ello ha quedado consignado en videos que han sido subidos a las redes sociales y los periodistas neutrales y equilibrados, han denunciado mediante amplios reportajes en los periódicos no sesgados a favor de Israel. Por esas razones, la mayoría de los habitantes de este planeta se sienten complacidos por los bombardeos a Israel, que se producen desde territorio iraní, igual a oleadas que centellean en el cielo y caen en el suelo judío dejando escombros, miedo en sus ciudadanos que se creían invencibles y protegidos, primero por la retórica prepotente y equivocada de Netanyahu, quien les ha vendido la idea de que la flamante “Cúpula de Hierro” era impenetrable; y segundo, porque los hebreos creen a pies juntillas eso de que son los elegidos de jehová (así con minúscula) y les salvará de cualquier enemigo.

A un paso de la Tercera Guerra Mundial

            Cuando echamos un vistazo retrospectivo hasta los albores de las dos guerras mundiales anteriores, observamos que, desde el punto de vista del liderazgo yacían en las potencias que hicieron estallar las dos conflagraciones, las personalidades idóneas para dos grandes situaciones idóneas; es decir, con mayor claridad explicamos que, antes de la Primera Guerra Mundial, había en Alemania, en el Imperio Austro-Húngaro, en la Rusia pre-comunista y en los gobiernos de los Aliados, los líderes capaces de hacer estallar una guerra de la magnitud que conocemos gracias a los textos históricos y a los filmes que se han conservado (y hasta mejorado gracias a la tecnología actual); lo mismo antes de la Segunda Guerra Mundial, lo cual quiere decir que es imposible imaginar y pensar en un conflicto de tal envergadura, sin la presencia en el tinglado de Adolf Hitler, Benito Mussolini, el Emperador japonés Hirohito, Winston Churchill, Josef Stalin, en la Unión Soviética, o de Franklin Delano Roosevelt, en los Estados Unidos. Eran las personas requeridas para hacer que aquel mundo se incendiara tal y como se incendió realmente.

            Hoy, en nuestro 2025, los actores están allí, “de pie en el escenario” para actuar ante el resto de la humanidad que observa lo que está sucediendo en calidad de “gran espectador” y esa obra teatral será la posible Tercera Guerra Mundial. En todo caso, tenemos al principal “ingrediente” y que, a la postre, es el más peligroso de todos: el grupo de estrafalarios, de esquizoides y psicópatas, capaces de causar el gran estallido y se llaman Donald Trump, Benjamín Netanyahu (el peor de todos, el mayor irresponsable y el más grande criminal aparecido desde el siglo pasado, pero que en el Siglo XXI ha cobrado mayor relevancia debido a que está llevando adelante su plan de exterminio contra el pueblo palestino); el líder espiritual de Irán, el Ayatolá Jamenei; Vladímir Putin, Xi Jinping, dictador de China; y otros más que se mantienen ocultos o con un bajo perfil y que, dependiendo de los prolegómenos de la guerra, irán apareciendo conforme se les necesite por uno u otro bando.

            Las amenazas de Donald Trump en el sentido de que quiere asesinar al Ayatolá iraní, su deseo por atacar a Irán y que mueve a sus portaaviones por el Estrecho de Ormuz, son la antesala de la Tercera Guerra Mundial, sitio donde él se sitúa y si diera esos pasos; es decir, si llevara a efecto las amenazas proferidas, serían las chispas para que los chinos, rusos e iraníes le respondan con todo el poderío de sus ejércitos y darían comienzo a lo que con tanta dificultad se ha estado evitando desde 1946… el inicio de la Tercera (y definitiva) gran guerra. De hecho, el psicópata sanguinario de Israel, su dictador Benjamín Netanyahu, ya ha dado “la señal de salida” en pos de esta guerra, con su ataque a traición a Irán, en la creencia de que los iraníes jamás le iban a responder y que todo se iba a desarrollar de igual manera como sucedió con Saddam Hussein, en Irak. Pero Irán no es Irak y el ejército iraní, con todo su impresionante arsenal y entrenamiento, no es el iraquí de finales del siglo pasado.

            Es por todo lo que hemos estado observando, cuando los misiles hipersónicos penetran una y mil veces más la inútil (e inutilizada) “Cúpula de Hierro” judía, que el Ayatolá Jamenei ha profetizado que atacará a Israel “hasta su completa destrucción.” Y los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), han añadido a esta amenaza: “Ahora debemos presenciar el colapso del régimen de ocupación sionista. Quienes apoyan a este régimen criminal (el israelí), deben saber que las operaciones efectivas, selectivas y cada vez más devastadoras contra los objetivos vitales de este régimen falso (el de Netanyahu y secuaces), continuará hasta su completa destrucción.” Agregaron que en cada nuevo ataque a Judea, lo estarán ejecutando con una oleada de misiles aéreos y espaciales “más poderosa y devastadora que antes.” En el mismo comunicado castrense, los iraníes explicaron que, “en el marco de la operación, fueron desbaratados los sistemas de defensa multicapa del país hebreo, de manera que los sistemas de defensa del régimen se atacaron entre sí.” Y fue cuando los videos hechos por los israelíes comunes y corrientes, por medio de sus teléfonos celulares, dejaron ver cómo sus propios misiles caían sobre los edificios de Tel Aviv o se destruían unos a otros, sin que mediara ningún cohete iraní en el medio.

            Los generales iraníes continuaron con sus despachos de prensa en los que han expresado: “las tácticas y capacidades utilizadas en esta operación, a pesar del amplio apoyo de los Estados Unidos y las potencias occidentales y la posesión de la tecnología de defensa más moderna y nueva, llevaron al impacto máximo y exitoso de misiles en objetivos en los territorios ocupados (las profundidades de Israel). Esta operación también demostró que los cálculos y estimaciones del ilusorio y agresivo enemigo sionista y de los estadounidenses contra el Irán islámico, eran completamente erróneos y ahora debemos presenciar el colapso del régimen de ocupación sionista.”

            En resumen, ante las amenazas propias del esquizofrénico Donald Trump y de su psicótico aliado, el judío Netanyahu, en el sentido de que quieren asesinar al líder espiritual de Irán y atacar a esta República islámica, si lo efectuaran en la práctica real, podrían intervenir China y Rusia, aliados de Irán, para dar inicio así a la Tercera Guerra Mundial. Incluso, el gobierno islámico de Pakistán, que es una potencia nuclear, advirtió y amenazó al Gabinete asesino de Israel, al decirle que si lanzara un ataque nuclear contra Irán, que no posee ese tipo de armamento, ellos, los paquistaníes, atacarían inmediatamente con sus misiles y bombas atómicas al reducido territorio que compone la Judea actual. Nótese que los insultos y retórica amenazante parte desde todos los puntos cardinales y de los países que, hasta antes del ataque cobarde de Israel a Irán, permanecían y pasaban inadvertidos, pero que ahora han cobrado protagonismo y lo tendrían todavía mayormente, conforme el conflicto vaya escalando cada día más.

            En concreto, un oficial iraní de alto rango aseveró que “las mayores tácticas y armas aún no se revelaron” en esta guerra contra Israel y lo manifestó en el contexto de los ataques que los israelíes llevan a efecto contra Irán. Por su parte, el gobierno de Pakistán amenazó al dictador judío, Netanyahu, con lanzar un misil con ojivas nucleares sobre Israel si los judíos utilizaran armas de este tipo contra los iraníes. Quien lo aseguró fue el general Mohsen Rezaei, alto oficial del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), cuando era entrevistado en la televisión Estatal de Irán; y añadió que su país posee capacidades y tácticas todavía sin usar. “Esta guerra es crucial e Irán será quien le ponga fin,” aseveró Rezaei, quien es también miembro del Consejo de Discernimiento de Conveniencia. Además, el ministro de Defensa de Pakistán, Khawaja Muhammad Asif, criticó a las potencias de Occidente por mantener el apoyo férreo a Israel, país al que calificó de “Estado rebelde” por operar sus instalaciones nucleares sin inspección internacional. De hecho, los inspectores de la ONU no exigen a Israel que muestre sus armas nucleares, mismas que ha ido aumentando conforme han pasado los años y se estima que posee tantas bombas atómicas en un número semejante al de la mismísima China, considerada la segunda potencia militar del mundo. Pero, paradójicamente, los judíos exigen que otras naciones, como en el caso de Irán, muestren su arsenal y detengan su enriquecimiento de uranio, sin que haya comprobado previamente si ese temor israelí tiene sustento en la realidad, la verdad, o es simplemente una suposición nada más, una presunción emanada de la paranoia que existe en cada dirigente israelí. Un miedo que se acrecentó desde que, en 1979, el régimen del Sha Mohammad Reza Pahleví fue destronado y derrocado por la revolución encabezada por los Ayatolás, en especial por el famoso Jomeini, el antecesor del actual Jamenei.

            Visto lo anterior, la Tercera Guerra Mundial estallará en el momento preciso cuando Donald Trump “haga honor” a su naturaleza bestial, a su enfermedad mental que le carcome su escasa capacidad cerebral, la esquizofrenia que sufre, y ordene a sus militares el ataque estadounidense a las bases iraníes. Seguidamente, tendrá las respuestas de chinos, rusos y los mismos persas, quienes le han amenazado con atacar sus barcos anclados en los mares adyacentes y a sus reductos en Oriente Próximo, en Irak, por ejemplo, donde acabará con sus soldados.

Exigencia iraní a Trump

            Masoud  Pezeshkian, presidente de la República Islámica de Irán, exigió a los Estados Unidos, propiamente a su mandatario, Donald Trump, que frene a Israel en sus ataques al territorio iraní o, de lo contrario, los judíos tendrán respuestas cada vez más dolorosas en el contexto bélico, tal y como lo han venido sufriendo, cuando sus edificios quedan reducidos a hierros retorcidos y a bloques de concreto hechos polvo por la acción de los misiles que les caen desde Irán. El presidente persa añadió a su exigencia: “La ejecución guerrerista de Israel no es concebible sin el visto bueno y la complicidad de Washington. Durante las negociaciones (por la carrera atómica que supuestamente los iraníes venían practicando), entre Teherán y Washington, los estadounidenses enfatizaron explícitamente su control e influencia sobre el régimen sionista y afirmaron que no tomaría ninguna medida contra Irán sin su permiso. (…) Ellos (los israelíes) no conocen a Irán y pensaron que con el asesinato de comandantes, militares, científicos y el bombardeo de hogares de personas (civiles), podrían desestabilizar al país y que nosotros seríamos incapaces de responder. Sin embargo, el enemigo fue atacado esa misma noche y recibió severos daños; y si se repite la agresión, respuestas mucho más duras le esperan. Si el gobierno de los Estados Unidos no detiene a este régimen salvaje y no evita la expansión de la inseguridad en la región, Irán se verá obligado a dar respuestas más severas, más dolorosas y más allá de lo que ha ocurrido.”       Así, de acuerdo a lo dicho en una conversación telefónica que el líder político de Irán sostuvo con el sultán de Omán, Haitham bin Tariq al Said, y que ha trascendido a la opinión pública mundial. Anteriormente, ante el parlamento iraní, el mismo presidente Masoud Pezeshkian, había criticado con dureza y realismo el rol de Washington en las hostilidades que tienen lugar actualmente en la región; allí denunció que “los Estados Unidos violan constantemente las normas internacionales y permite que Israel (su ‘portaaviones en tierra’), invada Irán, que no quería la guerra.”

            La respuesta de Donald Trump fue tal y como se esperaba, propia de un cavernícola salvaje, irreflexivo, incapaz de emitir un comentario remotamente sabio o permeado por la sabiduría, y además incendiario, que en lugar de apaciguar los ánimos, lo que hace, en caso contrario, es insuflar lo que ya está caldeado de todas formas, con el fin de crear mayor tensión, peligro inminente e inseguridad total y general: últimamente dijo que ya era muy tarde para detener a Israel (en sus ataques contra la nación persa), y que, en dos semanas, iba a decidir si lanzaba su ataque contra suelo iraní o no. Mientras tanto, desde su escondite en un bunker bajo tierra en algún lugar de Tel Aviv, el cobarde Netanyahu ha clamado, desesperado, que los estadounidenses “le saquen las castañas del fuego”, cuando sus ciudades y ciudadanos son devastados por los misiles que les llegan desde Irán. Porque esa es “la táctica” de los hebreos: crean las conflagraciones bélicas y cuando observan que podrían ser borrados del mapa, recurren a los Estados Unidos para que los defiendan. Esta otra respuesta de Trump ha sido parecida a la anterior: evasiva, insegura y ha dado a entender que dejará a los judíos “que terminen ellos solos el trabajo”, si no son los iraníes quienes terminarán con los hebreos antes de que ellos mismos se percaten.

            La panorámica que presenta Israel es la siguiente: las sirenas que advierten a los pobladores comunes de la llegada de los misiles y drones iraníes, no han dejado de sonar; es cuando oleadas de judíos se internan en los refugios antiaéreos que se extienden a lo largo y ancho de sus urbes, pues se trata de una gran base militar que los Estados Unidos tienen en Oriente Próximo y que le han dado como nombre “Israel.” Lo cual revela que es un pueblo habituado a la guerra, que vive constantemente en ascuas de ser atacado por enemigos reales y muchas veces irreales, un sentimiento generalizado de paranoia que les ha hecho internarse en las profundidades de la tierra en bunkers y armarse “hasta los dientes” para defenderse hasta “del aire que flota en sus calles y tejados.” Por otra parte, las filas de automóviles en los pasajes fronterizos con Egipto y Jordania, son cada día más largas, ya que los judíos quieren abandonar a su país, para no morir en esta guerra cuyo único culpable es Netanyahu, un criminal que tenía fuertes motivos para hacerla detonar. Estos hebreos han decidido marcharse al extranjero, porque su patria, Israel, ya no les resulta atractiva, segura, ni esperanzadora, menos cuando su famosa y aclamada “Cúpula de Hierro” era, en todo caso, “una cáscara de huevo” que fue deshecha en los primeros ataques lanzados por Irán.

            Decíamos que Netanyahu tenía la premura de crear conflictos en el exterior, con el fin de salvar su posición interior en Israel, debido a que esta última es bastante apremiante y asfixiante para él. Para desglosar esta tesis, que es la única real que hace actuar al dictador judío, hay que partir del hecho de que Netanyahu es, como la mayoría de los políticos y gobernantes, un megalómano (sediento de poder), quien, además, es requerido por los tribunales israelíes por sus evidentes actos corruptos en el manejo de los hilos del gobierno. Aparte de esto, es requerido también por la Corte Penal Internacional (CPI), brazo jurídico de las Naciones Unidas y cuya sede está en La Haya, Países Bajos. Y para escaparse de ambas “trampas” que lo llevarían inevitable e ineludiblemente a prisión, a él y a su mujer quien también está implicada en estos actos deshonestos, ha creado la gran hecatombe internacional y así ha desviado la atención hacia lo externo. En otras palabras: “creando lo externo, me libero de la problemática interna que tengo sobre mí,” ha pensado este sátrapa judío, a quien no le duele ni un ápice las miles de vidas que ha masacrado en la Franja de Gaza, en el Líbano, Siria y últimamente en Irán.

Lo que sobrevendrá…

            En el cierre de este reportaje, y antes de analizar lo que podría suceder en esta guerra entre Israel e Irán, tomamos nota de las últimas y recientes declaraciones del ex presidente estadounidense Bill Clinton, quien ha develado o descubierto las verdaderas intenciones del dictador y genocida israelí, Benjamín Netanyahu, para mantenerse en el poder y atacar a sus vecinos de confesión islámica. El ex mandatario demócrata ha dicho con toda claridad: “lleva mucho tiempo queriendo luchar contra Irán, porque así puede mantenerse en el cargo eternamente.” Más claro no se puede decir ni escuchar y esa es la única verdad por la cual el asesino, criminal manifiesto y abierto de nacionalidad israelí ataca a sus supuestos enemigos. Estas declaraciones las brindó Clinton al Canal Fox News, en el programa The Daily Show. Recordó que Netanyahu se  ha mantenido en el poder de ese país de Oriente Próximo “la mayor parte de los últimos 20 años, por lo que considero un deber intentar disiparlo. Espero que cualquier presidente de los Estados Unidos pueda hacerlo, porque tenemos que detenerlo.” En una variable sobre el mismo tema, Clinton indicó que “se debe convencer a los aliados estadounidenses en Oriente Medio, de que Washington los apoyará y los protegerá; pero optar por guerras no declaradas en las que las principales víctimas son civiles que no tienen ninguna implicación política, que sólo quieren vivir una vida digna, no es una buena solución. (…) No se puede permitir esta matanza constante de civiles que no pueden defenderse y sólo quieren una oportunidad de vivir. No se debe permitir la matanza de civiles en Oriente Medio para que el político israelí se mantenga en el poder eternamente.” Urgió Clinton.

            En los últimos días, la fuerza aérea y los misiles de Israel atacaron más de 100 objetivos en Irán, incluyendo infraestructuras militares y nucleares, como las plantas de Natanz, Isfahán y el reactor de agua pesada de Jondab. El sitio web de las Naciones Unidas ha reportado más de 500 asesinatos de civiles, junto a 2,500 heridos. Una prueba irrefutable de que los judíos enviados y mandados por Netanyahu, desprecian las vidas no israelíes, a las que consideran infrahumanas, más todavía si profesan la fe del Islam.

            De esa manera ha quedado aclarada la intención oculta de Netanyahu, algo que, sin embargo y a todas luces, los analistas políticos y militares que siguen atentamente sus movimientos, ya habían dilucidado y explicado: el criminal hebreo se vale de los asesinatos masivos de palestinos y de otras nacionalidades musulmanas, para hacer creer a los israelíes que lo hace para proteger a Israel, a su pueblo, mediante un febril nacionalismo que en el fondo no lo es, porque lo que realmente le importa es mantenerse en el poder indefinidamente, “eternamente”, como argumentó Bill Clinton, y salvarse de las decenas de querellas judiciales que tiene pendientes en los tribunales judíos, lo mismo que en la Corte Penal Internacional (CPI). La dictadura suya ha cobrado el costo de miles y miles de vidas humanas, el más elevado jamás registrado para un sátrapa de esta especie y de esta condición. Y eso hay que detenerlo lo más pronto posible antes de que sumerja a la región en una guerra de impredecibles consecuencias, tal y como estamos presenciando apenas en sus inicios, con estos ataques a Irán.

            Lo que sobrevendrá, según estimaciones de los analistas militares, podría ser un ataque de los Estados Unidos a la nación persa y por ello los iraníes se preparan para atacar las bases norteamericanas que yacen en Oriente Próximo. Han puesto en alerta sus misiles y otros equipos militares para tal efecto, si el gobierno de Washington se involucrara en las acciones armadas al lado de Israel, según una crónica publicada en el diario The New York Times (NYT), en el que se citaron las declaraciones de funcionarios estadounidenses que accedieron a los correspondientes informes de inteligencia. Si atacaran la instalación nuclear iraní en Fordo, misma que es clave para los proyectos energéticos persas, los hutíes, aliados de Irán, reanudarán los ataques contra barcos en el Mar Rojo, tal y como lo hicieron recientemente con un portaaviones de bandera estadounidense que navegaba por esas aguas, utilizando solamente drones de bajo costo económico, que causaron incendios en la cubierta del navío.

            Por otra parte, de llevarse a efecto los ataques estadounidenses a Irán, las milicias pro-iraníes que existen en Irak y Siria, atacarían las bases de USA allí donde se encuentren. Los mismos entrevistados por el NYT aseveraron que Irán podría empezar a minar el estrecho de Ormuz, para movilizar a los barcos de guerra enviados por el Pentágono al Golfo Pérsico. Añadieron que el ejército iraní no necesitaría mucha preparación para atacar las bases norteamericanas en la región, porque dispone de bases de misiles a poca distancia de Bahréin, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos. También dijeron sentirse presionados fuertemente por parte de Israel, porque los judíos están sintiendo profundamente los ataques iraníes a su territorio y ellos solos no pueden defenderse en esta guerra que su dictador, Benjamín Netanyahu, ha hecho estallar.

            Lo cierto es que Dan Caldwell, ex alto funcionario del Pentágono, dijo que los “posibles desenlaces deben ser consideraros y no pueden ser ignorados” en modo alguno. Fue en una conversación que sostuvo con el periodista Tucker Carlson, este ex funcionario del Departamento de Defensa de los Estados Unidos se mostró dolido y preocupado porque un ataque de tal magnitud solamente “acarrearía muertos estadounidenses y ataques a bases militares de USA en Oriente Próximo. Recordó lo que sucedió después de que, por órdenes de Donald Trump, se asesinó al jefe de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, Qasem Soleimani, quien fue ejecutado en enero del 2020: “Bueno –dijo al entrevistador-, creo que el evento que nos podría mostrar lo que podría pasar, es lo que sucedió después del ataque a Soleimani; no es una comparación perfecta, porque es bastante claro que los iraníes nos telegrafiaron qué iban a hacer, (…) por lo que sabíamos lo que venía.” En aquel entonces, los persas desarrollaron la Operación Mártir Soleimani, cuando lanzaron decenas de misiles balísticos contra dos bases aéreas estadounidenses en Irak, exactamente en Ain al-Asad y en Erbil.

            Añadió que “todo depende del impacto de contraataque en las tropas e instalaciones estadounidenses; también depende de cómo Washington responde a él. Si nuestras tropas son atacadas y contraatacamos con un golpe más grande y si utilizamos ciertas bases en la región (…) y los iraníes perciben que las estamos utilizando y que buscamos castigarlos, van a atacar unas bases que son más grandes y quizás más reforzadas, que albergan muchas más tropas. En mi opinión esto podría llevar más rápidamente a más bajas y acarrear ataques contra buques en el Mar Arábigo o en el Golfo Pérsico, así como ataques contra instalaciones diplomáticas estadounidenses. Todas estas situaciones son los peores escenarios, pero son riesgos que deben ser considerados y no pueden ser ignorados.” Explicó Dan Caldwell.

            Lo que se espera es el uso de parte de los Estados Unidos de la mayor arma anti-bunker del arsenal de esta potencia, la bomba GBU-57, apodada “el padre de todas las bombas” y que podría ser lanzada contra la planta iraní de enriquecimiento de uranio en Fordo y que, supuestamente, está bajo tierra, en estructuras a las que sólo podría llegar la explosión de dicho artefacto.

            Mientras tanto, la prensa Occidental, especialmente la europea, sólo se encarga de reproducir lo que hacen los judíos durante sus ataques a Irán y no informa nada acerca de las respuestas iraníes; es por ello que el lector tiene que buscar otras fuentes alternativas para saber con certeza lo que sucede en esta guerra; pero lo que se le ha hecho saber a Netanyahu y su gavilla de criminales que están alrededor suyo, es que “Irán no es Palestina, no es la Franja de Gaza, cuyo pueblo no tiene siquiera armas punzocortantes para defenderse. Y con los incendios y la destrucción de calles, edificios, plantas eléctricas y automóviles judíos, con el impacto de los misiles, Irán está dándoles a entender que es una potencia regional y está dispuesta a hacer ‘morder el polvo’ a los hebreos”, quienes sólo atinan a meterse bajo tierra en los refugios antiaéreos, emulando a las ratas asustadas e incapaces de responder a tal ofensiva enemiga. Otros, deciden marcharse de Israel por las carreteras; y la gran mayoría maldicen a Netanyahu que les ha interrumpido sus trabajos, su cotidianidad con sus familias y sus distracciones. Sin duda, estamos ante un vampiro de nuestro tiempo, un criminal que asesina a plena luz del día y ante las cámaras de los principales noticiarios del planeta. Un asesino que se debe exterminar sin contemplaciones y que busca perpetuarse en el gobierno israelí hasta que la ancianidad lo venza definitivamente.

Benjamín Netanyahu

Estamos en Presencia del Peor Asesino del Siglo XXI, Requerido por la Corte Penal Internacional por Crímenes de Lesa Humanidad (Asesinatos en Masa) en Palestina y Líbano

LA HAYA, Países Bajos-(Especial para The City Newspaper) La Corte Penal Internacional, que es el brazo ejecutor de la justicia de las Naciones Unidas y por ello está en pleno derecho de solicitar, por medio de su fiscal, la investigación y detención de los potenciales criminales de guerra que se hayan repartidos en distintos países en la actualidad, ha solicitado la detención del genocida israelí, Benjamín Netanyahu, quien se hace llamar a sí mismo “Primer Ministro”, pero que sus consabidas características en el poder de Israel, son las de un dictador y más que un dictador… es un tirano y además… genocida.

            Naciones como Suráfrica, tan sensible a estos asuntos del apartheid, sufrido en carne propia por su pueblo mayoritariamente de raza negra, más la adición de Colombia, Egipto y Brasil, solicitaron a la Corte Penal Internacional (CPI), que actúe sin dilación en el caso de Netanyahu, quien desde hace un año ha estado aniquilando al pueblo palestino y desde hace unos pocos meses, está haciendo lo mismo con la población de su vecino Líbano.

            Ciertamente, Benjamín Netanyahu tuvo una clara opción de liberar a los más de mil rehenes capturados por la facción armada Hamás, en octubre del 2023, pero prefirió tomar el camino o la decisión más sanguinaria que sólo a él se le podía ocurrir: masacrar a la población de la Franja de Gaza, que vivía aglomerada allí en un número superior a los 2,5 millones de personas.

Las tres razones de Netanyahu

            ¿Cuáles motivos empujaron a este judío para cometer genocidio en Gaza? Lo vamos a resumir en tres puntos únicamente, aunque hay más de fondo: 1. Porque su naturaleza, su genética, es la de un asesino. Es el primer aspecto que se debe tomar en consideración al analizar la personalidad de este maniático que encabeza al gobierno israelí, sin darle mucho afán a la idea. 2. Porque su situación política en el interior de Israel era tambaleante; esto es debido a una reforma que él mismo impulsó para quitarle poder al aparato judicial y otorgárselo al Ejecutivo, que es el que encabeza él mismo en condición de dictador. Esa desafortunada determinación de Netanyahu, antes del secuestro de los rehenes perpetrado por Hamás, tenía a los israelíes vociferando en las calles de Tel Aviv y Jerusalén, incluso frente a la misma casa de Netanyahu, para que se bajara de una vez por todas del seno del gobierno. El ataque de los guerrilleros de Hamás, el 7 de octubre del 2023, fue una oportunidad “de oro” para Netanyahu, quien ya había utilizado anteriormente este mismo recurso, de atacar a Palestina, para desviar la atención interna hacia lo internacional. Y 3. Porque en el fondo de su alma, de sus negros sentimientos, este judío siempre ha deseado exterminar al pueblo palestino y traspasar Cisjordania y la Franja de Gaza a los colonos hebreos, que están deseosos de arrebatar esas tierras que no les pertenecen desde ningún punto de vista.

            Nótese, entonces, que Benjamín Netanyahu rara vez habla de los rehenes que están todavía en poder de Hamás, porque lo que realmente le interesa a él es el exterminio de los gazatíes y por eso bombardea desde suelo israelí el territorio de Gaza; también impide que entre la ayuda occidental a los palestinos con hambre, heridos y con sed. Incluso, el ejército judío, un verdadero comando de exterminio racial, ha atacado a ONGs humanitarias, a misiones de la ONU y a todo aquel que se solidarice con los condenados a muerte de Gaza y lo ha hecho sin el menor reparo, sin que le remuerda la consciencia y sin importarle tampoco la opinión de la comunidad mundial que le señala con el dedo acusador, debido al genocida que es. Incluso, en el último discurso que pronunció ante el pleno de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 98 por ciento de los delegados de todos los países adscritos a la ONU, abandonaron el salón y dejaron al genocida hablando a unos asientos solitarios y abandonados. Tal es la vergüenza, el estupor, el rechazo y la animadversión que este asesino, el mayor del Siglo XXI, que ha superado con creces al ruso Vladímir Putin, causa a diario en toda la circunferencia de la Tierra.

            ¿Qué era lo que correspondía a un Primer Ministro de Israel que fuese centrado, humano y comprensivo con la situación del asalto de Hamás aquel 7 de octubre al territorio israelí? Proteger primero las vidas de los secuestrados. De hecho, muchos de esos retenidos por Hamás, murieron producto de los ataques del ejército judío en Gaza. A Netanyahu no le ha importado absolutamente quién nace, quién sobrevive y quién muere en ese reducido espacio que conforma a la Franja de Gaza. Otra persona completamente distinta a Netanyahu, en la cabeza del gobierno de Israel, hubiese negociado con los secuestradores que pedían un intercambio de sus hombres en cárceles judías, por los civiles que convirtieron en rehenes suyos, al tomarlos por asalto cuando estaban en medio de un festival musical en territorio israelí. Ese intercambio de prisioneros hubiera mantenido la cordura, la paz, y, muy probablemente, hubiese permitido el regreso a sus casas, sanos y salvos, a los rehenes. Pero Benjamín Netanyahu observó aquello como su oportunidad para hacer olvidar a los miles de manifestantes en el interior de su país, enojados con las reformas que quería implementar a la fuerza y en contra del Poder Judicial y en beneficio de su dictadura. También, se le presentó en “bandeja de plata” la oportunidad de masacrar, peor que nunca, al pueblo palestino y llevar a efecto su deseo de exterminarlo.

            El resultado es el que todos conocemos: se ha cumplido un año de un genocidio (no “una guerra” como llama con eufemismo Netanyahu, porque no tiene a un ejército enemigo al frente, sino a un pueblo desarmado e inocente), tiempo durante el cual han muerto algunos de los rehenes judíos en manos de Hamás y tampoco ha logrado la liberación de ninguno de ellos, simplemente porque eso no le importa a él, no le interesa en lo más mínimo al dictador judío, mientras lleva a cabo el aniquilamiento de una etnia, la palestina, ante los ojos del resto de la humanidad.

            Es por eso y más, que estamos ante el peor asesino del Siglo XXI, un criminal llamado Benjamín Netanyahu, racista, supremacista, amigo de otros genocidas y líderes corruptos, como Donald Trump y Viktor Orban, el gobernante de Hungría.

            Con base en lo que se ve a diario en Gaza, la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La Haya, Países Bajos, ha dictado orden de captura para este criminal israelí, junto a su ex ministro de Defensa, Yoav Gallant, quien fue destituido hace pocos días atrás por Netanyahu, debido a “algunos rasgos de humanidad” que mostró aquel en el terreno donde se llevan a efecto las masacres en Gaza. Sobra decir que la comunidad internacional está de plácemes, exultante, por esta noticia que bien podría ser una enorme y justa realidad, si este dictador, tirano y criminal fuese atrapado en alguno de sus viajes al exterior.

            Cuando apenas la CPI recibía las peticiones de Suráfrica y otros gobiernos en contra de Israel y su tirano, el Estado judío intentó impugnar dicha captura; pero se adelantaron a la Corte Internacional, y ésta, por medio de la Sala de Cuestiones Preliminares, rechazó por unanimidad la exigencia israelí para que se desechara la idea de capturar a Netanyahu. En acto seguido, el gobierno de Israel alegó ante la misma CPI que no reconoce su jurisdicción; es decir, Israel no es signatario de dicha Corte, y por esa razón puede continuar con su masacre en Gaza, porque la CPI no tiene el alcance para influir en las decisiones que tome el Estado judío. Fue cuando los israelíes exigieron (así como se lee… “exigieron”), a la CPI que detuviera “cualquier procedimiento relacionado con la situación (en Gaza), incluyendo la consideración de las solicitudes de órdenes de arresto.” Un acto de prepotencia, de ese creerse que los judíos están por encima de todas las leyes que la humanidad ha creado para respetarse, regirse y hacer justicia, porque “su dios” les ha dado ese aval de sentirse “y ser” superiores a todo orden establecido por el resto de los hombres. Fue entonces cuando los magistrados internacionalistas rechazaron ad portas esa exigencia, que es otra prueba de que los israelíes se consideran inmunes, intocables y no punibles allí donde sea y cuando llevan a cabo sus crímenes horrendos a los que ya nos tienen acostumbrados desde 1948, cuando comenzaron a arrebatarle sus tierras al pueblo de Palestina.

            Y es que ese es el principal desajuste que sufren los judíos alrededor del mundo, o en los países que sus padres elijen para que nazcan sus hijos (fuera de Israel), el de creerse por encima de todas las leyes humanas, como hemos subrayado en las líneas de arriba, y por esa razón son dados a cometer delitos tan infames como las violaciones a jovencitas (recordemos el caso reciente de Jeffrey Epstein), o el mismísimo genocidio que están llevando a cabo en Palestina, en Gaza propiamente. No conformes con ello, están perpetrando otro genocidio en forma paralela en el Líbano, en estos momentos. Y en lo profundo, yacen los mil y resto de judíos secuestrados por Hamás, de los que rara vez habla Netanyahu. Pero si llegasen a morir por una u otra causa, se acabaría su gobierno de facto en Israel y podría ser encarcelado por los mismos israelíes por una serie de violaciones y cuestionamientos causados por él mismo, contra el orden interno de esa nación.

            La orden de captura de la CPI contempla también la aprehensión del líder de Hamás, Mohammed Deif, a quien, según la inteligencia israelí, asesinaron en uno de los tantos bombardeos contra Gaza, en junio del 2024. Deif era el jefe del ala militar de Hamás. Sin embargo, su muerte no ha podido ser confirmada y obedece, por ahora, a un rumor de parte del alto mando judío. La Corte Penal Internacional, en tales casos, señala que los tres, Netanyahu, Gallant y Deif, tienen que hacer frente a las acusaciones por crímenes de guerra y de lesa humanidad en la Franja de Gaza.

Lo que dice la jurisprudencia…          

            Los hechos acaecidos desde el 8 de octubre del 2023, son sumamente claros: para liberar a un poco más de mil rehenes tomados por Hamás, los israelíes han bombardeado y asesinado –en represalia y obedeciendo a su política de exterminio-, a más de 300,000 ciudadanos palestinos inocentes, entre quienes se hallaban mujeres, niños, ancianos y hombres de trabajo, ajenos al conflicto armado. En consecuencia, la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La Haya, Países Bajos, ha ordenado la captura del principal implicado en esas masacres y no es otro que el dictador de Israel, Benjamín Netanyahu y su ex ministro de Defensa, Yoav Gallant. La Corte ha expresado así su decisión de capturar y juzgar a ambos genocidas: “No es necesario que Israel acepte la jurisdicción de la Corte, ya que ésta puede ejercer su jurisdicción sobre la base de la jurisdicción territorial de Palestina, como se determinó anteriormente. Los Estados no pueden impugnar la jurisdicción de la Corte, antes de la emisión de una orden de arresto, por lo que la impugnación de Israel es prematura.” Asevera.

            Por otra parte, de acuerdo a la petición del fiscal de la CPI, de arresto de estos individuos, indica que Netanyahu y Gallant son “responsables penalmente como coautores de los crímenes de guerra, de uso del hambre como método de guerra y los crímenes de lesa humanidad de asesinato, persecución y otros actos inhumanos. También se les considera responsables, como superiores civiles, por el crimen de guerra de dirigir de forma intencionada, ataques contra la población civil en la Franja de Gaza. (…) Ambos privaron intencionadamente a la población civil de Gaza, de bienes indispensables para su supervivencia, incluidos alimentos, agua, medicinas, combustible y electricidad, entre octubre del 2023 y mayo del 2024. Ese bloqueo tuvo graves consecuencias, incluida la muerte de civiles, incluidos niños, debido a la desnutrición y la deshidratación.” Cita de manera textual el documento emitido por la CPI.

            Fundamentados en lo anterior, en esa orden de captura extensa y explícita, tanto Benjamín Netanyahu como su ex ejecutor de los crímenes masivos en Gaza, su ex ministro de Defensa, Yoav Gallant, podrán y deben ser detenidos y enviados a La Haya sin dilación, por aquellos gobiernos que son signatarios de la Carta de la CPI y sólo estarán seguros cuando viajen a naciones que no estén dentro de la jurisdicción de la misma Corte. Netanyahu, a partir de ahora, si estuviere dentro del gobierno judío o fuera de él, sabe que podrá ser detenido y puesto en una celda para ser juzgado posteriormente en esta nación europea, en Los Países Bajos.

            Por su parte, mientras estaba de visita en Amán, Jordania, el alto representante de la Unión Europea (UE), para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, el español Josep Borrell, manifestó al respecto que la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional (CPI), “debe ser respetada y aplicada en todo su peso, ya que se trata de la decisión de un tribunal y no es una decisión política.” manifestaciones las dejó escuchar en rueda de prensa conjunta con el ministro de Relaciones Exteriores de Jordania, Ayman Safadi. Seguidamente, Borrell exigió a Netanyahu que explique “cuál es su solución para el conflicto palestino-israelí; y si éste se trata de la aniquilación de los palestinos, la comunidad internacional no lo aceptará. Si no quieres la solución de los dos Estados –prosiguió Borrell-, cuenta al mundo cuál es tu solución; porque si la solución es la aniquilación de los palestinos, esto no pasará y la comunidad internacional no lo aceptará.” Aseguró el diplomático de la UE.

            En acto seguido, al continuar su conversación con los periodistas, Josep Borrell añadió que “la única solución al conflicto es dar a los palestinos un Estado, su dignidad y libertad. No veo ninguna otra solución. Si alguien está en contra de esta solución, parece que Netanyahu está en contra de esta solución, entonces tiene la obligación de explicarnos qué solución quiere. Usted no quiere la solución de los dos Estados, entonces… ¿Qué quiere? ¿Cuál es su solución? Por favor, explíquenos. La respuesta no es una respuesta: es una acción. Ellos no dicen nada… ¡Hacen! ¿Y qué hacen? Es obvio: forzar a los palestinos fuera de sus tierras, expulsarlos. Esto no es una solución, porque siete millones de personas no desaparecerán ni migrarán a la Luna. Se quedarán. ¿Entonces no quiere la solución de dos Estados? Diga a todo el mundo cuál es su solución. Porque la aniquilación de los palestinos no sucederá. Toda la comunidad internacional no lo aceptará.” Puntualizó Borrell, una vez que se dirigió directamente a Benjamín Netanyahu, quien, lo mismo que a Antonio Guterres, el Secretario General de la ONU, los ha calificado, como siempre hacen los judíos, de “antisemitas”, de estar en contra del pueblo judío y poco le ha faltado para encasillarlos dentro del nazismo, una queja recurrente, un argumento pobre de los judíos de hoy y de siempre, contra aquellos que no estamos de acuerdo con sus excesos, sus exterminios masivos, en este caso contra los gazatíes y todo lo que signifique Palestina.

            Es evidente que Netanyahu y su grupo, incluyendo a los colonos que arrebatan tierras a los habitantes de Gaza y Cisjordania, no quieren la creación de un Estado palestino, porque la intención, el plan callado que no mencionan, pero que ejecutan clara y concretamente, es el exterminio del pueblo palestino, una acción que han venido haciendo a través de los años y que en los últimos 12 meses se ha intensificado abierta y descaradamente de parte de los genocidas que residen en Tel Aviv.

            Para concluir, una faceta de esta problemática humanitaria es la que acaba de denunciar la ONU, en relación con el “saqueo sistemático de la ayuda a Gaza”, mientras ésta llega con mucha dificultad, debido a múltiples obstáculos que ponen los israelíes en perjuicio de los damnificados por los ataques del ejército judío. Lo cierto es que los palestinos desplazados se agolpan para comprar, a muy altos precios, el pan en la única panadería que queda en pie en la ciudad de Jan Yunís. “La situación humanitaria en Gaza se deteriora continuamente –afirma la ONU-, ya que Israel sigue obstaculizando la entrada de ayuda en medio del conflicto. El saqueo de la ayuda humanitaria en Gaza se ha convertido en algo sistemático y debe cesar de inmediato.” Según denuncia hecha por el portavoz del secretario general de Naciones Unidas, después del peor asalto a un convoy de la ONU que fue perpetrado por soldados israelíes en territorio palestino. “Con eso se obstaculizan operaciones humanitarias vitales y se pone aún más en peligro a nuestro personal,” dijo Stéphane Dujarric y añadió: “Además, la oficina humanitaria de las Naciones Unidas dice que prácticamente no se ha entregado ningún alimento ni ayuda humanitaria, al extremo norte de Gaza, durante más de 40 días, debido al asedio del ejército israelí.”

            Observadores internacionales coinciden cuando argumentan que la hambruna puede haberse instalado ya en el norte, donde Israel ha estado efectuando una ofensiva que ha abarcado varias semanas, ha matado a cientos de personas y ha obligado a decenas de miles a abandonar sus hogares. En lo que lleva transcurrido el mes de noviembre del 2024, la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés), informó que 27 de las 31 misiones humanitarias planeadas, fueron rechazadas por Israel, y las otras cuatro se vieron severamente obstaculizadas. Indicó Dujarric y explicó que “las ciudades devastadas como Beit Hanoun, Beit Lahiya y partes de Jabaliya, siguen aisladas.” En lo que se considera el desplazamiento de más de 75,000 palestinos, obligados por los soldados israelíes para que se marchen hacia el sur, y entre sus métodos para que este drama se efectúe, los judíos les niegan la entrega de la ayuda, es cuando el mismo funcionario de la ONU manifiesta: “El flujo de ayuda está casi en el nivel más bajo de todo el conflicto (…). En lo que va de mes (noviembre), Israel dice que ha dejado entrar en Gaza un promedio de 88 camiones al día, menos de la mitad de la tasa más alta en abril. Los grupos de ayuda dicen que sigue siendo demasiada baja.” A ello hay que sumarle el reciente robo de la carga de 100 camiones que llevaban alimentos y otra clase de ayuda humanitaria. Eso hizo que los precios se dispararan y provocara escasez en el centro de Gaza.

            Para finalizar el presente reportaje sobre la realidad y actualidad que sufre el pueblo palestino, un Comité de la ONU enviado “al terreno”, para analizar las incidencias de los ataques israelíes, ha emitido un informe en el que pone de manifiesto que Israel “usa el hambre como método de guerra y ha dejado caer sobre la Franja de Gaza más de 25,000 toneladas de explosivos, que es el equivalente a dos bombas nucleares. Los métodos de guerra empleados por Israel en la Franja de Gaza, tienen las características de un genocidio. Las pérdidas civiles masivas y las condiciones impuestas a los palestinos allí, ponen sus vidas en peligro de manera intencionada. Con su asedio a Gaza –continúa el informe- la obstrucción de ayuda humanitaria, los ataques selectivos y matando a civiles y trabajadores humanitarios, a pesar de los reiterados llamados de la ONU y eludiendo órdenes de la Corte Internacional de Justicia y las resoluciones del Consejo de Seguridad, Israel está, intencionadamente, causando la muerte, hambre y heridas graves a la población de Gaza. Israel usa el hambre como método de guerra e inflige un castigo colectivo a la población palestina.” Concluye el amplio documento.  

            Los detalles anteriores sólo corroboran las ansias de crimen que persisten en el alma de Benjamín Netanyahu y que han servido para observar en el teatro de los asesinatos masivos, con toda claridad, esa intencionalidad y práctica de parte del dictador judío. De ahí la orden de arresto emitido por la Corte Penal Internacional con sede en La Haya, Países Bajos, un tribunal que fue creado sobre la base de un tratado internacional de 1998 y al que se han adherido 124 países del mundo. Es por esa razón que Netanyahu podría ser detenido si viajara a alguna de esas naciones signatarias, porque están obligadas a hacerlo y entregarlo a la justicia por ser el peor criminal del Siglo XXI, a todas luces.

 Abu Mohammed al Jawlani, el Nuevo Líder de Siria.¿Terrorista o Amigo de Occidente?

DAMASCO, Siria-(Especial para The City Newspaper) Bashar al-Assad, dictador de esta nación, ha sido derrocado por una serie de grupos rebeldes, los cuales no libraron una guerra en forma como habríamos de imaginarnos, sino que se introdujeron hasta el corazón de Damasco, la Capital, sin ninguna oposición del ejército gubernamental. Los analistas políticos y militares de la cuestión siria, dan una cantidad ingente de explicaciones del por qué los soldados que, durante toda la guerra contra el Daesh o Estado Islámico, lucharon como verdaderos gladiadores, plenos de arrojo y valentía, y ahora decidieron bajar sus armas, deponerlas y no brindar sus vidas por al-Assad, quien, a la postre, salió en un avión con destino a Rusia, donde su amigo Putin lo tiene refugiado y a salvo. Aunque con Putin, nunca se sabe…

            Esta actitud generalizada de los soldados del régimen, ha sido digna de ser analizada; es decir, ¿Por qué el ejército de Siria, que luchó una guerra contra el Daesh y otros grupos enemigos de al-Assad, a lo largo de 13 años sin desmayar, colapsó tan rápido e inexplicablemente ante el avance de los rebeldes que, finalmente, derrocaron a la dictadura familiar de los Assad? Algunos observadores de la situación siria, dicen que se vieron sorprendidos; pero esta tesis queda completamente descartada, debido a que esos hombres estaban todavía en alerta, en guerra contra los enemigos que hemos citado. Y para formarnos una idea más precisa sobre estas fuerzas armadas que ya no existen, pues se han ido entregando a las rebeldes victoriosos y han entregado también su armamento, ocupaba, en el momento de la aparición de esos mismos rebeldes, el sexto lugar en el mundo árabe y el 60 a nivel mundial, en términos de potencial bélico. Así según el Índice Global de Potencia de Fuego del 2024, que evalúa a 145 países alrededor del orbe. Para realizar dicho reporte, la organización tomó en cuenta el número de efectivos que componían a ese ejército, su equipamiento y los factores logísticos; y en palabras directas y sencillas, la Armada siria estaba formada por un gran número de soldados, apoyados por fuerzas paramilitares y milicias; y en su arsenal había una mezcla de equipo soviético en ruinas y otro más moderno, procedente de su aliada Rusia. En el momento del análisis de Índice Global, los sirios tenían más de 1,500 tanques y 3,000 vehículos blindados, así como artillería y sistemas de misiles. En cuanto al poder aéreo, los hombres al servicio de al-Assad tenían cazas, helicópteros y aviones de entrenamiento; y lo marítimo, contaban con una modesta flota naval y varios aeropuertos y puertos vitales como Latakia y Tartus, donde estaban las dos Bases rusas, que, tras la caída de al-Assad, se han marchado rumbo a Libia. A pesar de su buena posición entre las Armadas musulmanas, no presentaron batalla a Hayat Tahrir al Sham (HTS, Organización para la Liberación del Levante), la coalición de grupos que comenzó el ataque desde Idlib, al noroeste del país, hasta desalojar del poder a la dinastía de los Assad.

Simplemente no hubo respuesta alguna al fuego enemigo…       

            Estábamos en condición de observadores y críticos de las masacres que los israelíes llevan a cabo día tras día en la Franja de Gaza, contra sus pobladores desarmados, cuando escuchamos que la guerra en Siria, hasta entonces dejada de lado por lo interminable y monótona a los servicios noticiosos, tras su duración de 13 años sobre el terreno, se había reactivado con grupos de combatientes nuevos, que buscaban el derrocamiento del régimen. Y nos llamó la atención, particularmente, dos aspectos: 1. Los rusos sólo lanzaron un ataque aéreo contra los rebeldes y después se replegaron a sus Bases militares sin ninguna otra actividad; y 2, los insurgentes avanzaban sobre las dunas del desierto sirio con una celeridad impresionante e incomprensible, mientras el ejército del país se iba replegando más y más, sin presentar batalla alguna. Al-Assad manifestó, con una parquedad también increíble e impresionante, que sus hombres se estaban reagrupando para lanzar una ofensiva fulminante y definitiva. Esas afirmaciones suyas las hizo escuchar cuando el camino hacia Damasco yacía abierto y su propia vida y la de su familia, corría peligro.

            ¿Pero qué fue realmente lo que sucedió con el otrora victorioso ejército sirio? Citan los analistas militares que había perdido una gran proporción de su personal, estimado, antes de su guerra contra el Estado Islámico o Daesh, en 300,000 soldados. Citan que perdió la mitad de sus uniformados debido a los combates, largos y sangrientos, porque algunos desertaron u otros optaron por unirse a grupos opositores al gobierno. Aquí debemos hacer énfasis en que los hombres de al-Assad no sólo tuvieron que enfrentarse contra los criminales del Daesh, sino también contra los estadounidenses, quienes lo atacaron desde el aire y destruyeron varios aviones de combate sirios. Otros analistas indican que la desmotivación interna fue causal también de la desidia en el combate contra el HTS; es decir, “el salario que perciben las tropas no alcanza para tres días siquiera”, dicen que explicó un soldado entrevistado por un reportero llegado desde Occidente. Era un hecho que el gobierno de Siria estaba en franca bancarrota, a pesar de tener importantes reservas de petróleo y gas, pero su capacidad para explotar estos yacimientos, estaba gravemente limitada debido a la guerra. También, tenía que lidiar contra las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos, especialmente por causa de la “Ley César”, aprobada por el Congreso estadounidense en diciembre del 2019 y que entró en vigencia en junio del 2020 y que impuso sanciones económicas a cualquier agencia gubernamental o individuo que hiciese tratos con el gobierno sirio. De tal manera, no había dinero alguno para pagarle a los soldados y que ello contribuyera positivamente en su lucha por la defensa del país y su gobierno. Es decir, los salarios percibidos por estos combatientes oscilaban entre los US$15 y US$17 al mes. Para Fawaz Gerges, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Londres, “la situación en Siria había cambiado drásticamente en los últimos tres años y una de las razones de ello, fueron las sanciones estadounidenses que han empobrecido al pueblo sirio y a los oficiales del ejército. Según algunos informes, los soldados no reciben suficiente comida, lo que significa que se encuentran en un estado psicológico difícil y están al borde de la inanición.” Explicó.

            En todo caso y previendo una rendición en masa, tal y como se produjo ante los insurgentes que le derrocaron finalmente, al-Assad había decretado un aumento salarial de un 50 por ciento para sus soldados; sin embargo, esa determinación resultó tardía, porque muchos de estos hombres ya habían decidido deponer las armas en el primer intento que se diese en el campo de batalla. Aparte del aspecto financiero, de los sueldos bajos que hemos detallado, la deserción en las filas de las Fuerzas Armadas sirias, fue más que evidente: ante el rápido avance de los rebeldes, los soldados y oficiales al servicio del gobierno, facilitó el desplazamiento, casi sin oposición, desde Alepo hasta Damasco, pasando por Hama y Homs, bastiones que aparentaban firmeza de parte de las fuerzas del dictador. Los corresponsales extranjeros acreditados en Siria, no dejaron de informar el hecho de que decenas de efectivos pro-gubernamentales abandonaban sus vehículos de combate, el armamento y hasta sus uniformes y se vestían de “paisano” o con ropa de civil, para confundirse entre la población. 

            A lo anterior, hay que sumarle a la desmoralización general, la pérdida de ayuda militar directa de Irán y Hezbolá, ocupados en su guerra contra Israel en los últimos meses; y de Rusia, ocupada, por su parte, en su enfrentamiento contra Ucrania. “Sin la esperanza de ayuda externa urgente, el ejército (sirio), perdió la voluntad de luchar”, manifestó Yezid Sayigh, del Centro Carnegie para Oriente Medio, desde su sede en Beirut, Líbano. Añadió a esta problemática interna el hecho de que Bashar al-Assad implementó una serie de directrices políticas, que en lugar de fortalecer a la Institución armada, lo que hizo fue socavar sus pilares fundamentales y decenas de miles de sus miembros fueron despedidos, más el deterioro de los niveles de vida, merced a los bajos salarios percibidos, explicados en las líneas de arriba; la corrupción trepidante y la escasez de alimentos. Es por ello, para citar un ejemplo solamente, que la comunidad alauita, que dominaba los rangos superiores del estamento militar, decidieron desertar primero que ningún otro grupo nacional. Para el experto militar británico, Michael Clarke, profesor del Departamento de Estudios de Guerra del King’s Colllege de Londres, “al-Assad descuidó a su ejército: su entrenamiento se deterioró significativamente y el desempeño de liderazgo de sus oficiales se volvió mediocre. (Y) cuando los oficiales no pueden demostrar habilidades de liderazgo efectivas, no es de extrañar que los soldados huyan”, mencionó. Y eso precisamente fue lo que sucedió ante el empuje de los grupos rebeldes que marchaban hacia Damasco.

            Por supuesto, los factores son todavía más, aparte de los que hemos nombrado en este reportaje, pero hay un dato especial que vale la pena subrayar: el gobierno de Turquía, enemigo declarado de la dictadura de Siria, observó que los rusos estaban ocupados en Ucrania y que habían retirado de sus Bases en Latakia, gran cantidad de aviones e infantería; y que Hezbolá, que apoyaba decididamente en el terreno al ejército sirio, había quedado diezmado por los ataques israelíes en el Líbano, fue cuando decidió apoyar a los insurgentes con armamento, tácticas, adiestramiento e inteligencia, porque era el momento justo para derrocar a Bashar al-Assad. “En el pasado, Siria dependía en gran medida de Hezbolá para el apoyo sobre el terreno, pero después de las pérdidas que sufrió el partido-milicia en el Líbano, ya no pudo proporcionar ese apoyo -explicó Yezid Sayigh-. También hubo una disminución constante de oficiales y asesores iraníes en Siria, como resultado de los ataques israelíes durante la última década y ya no se pudo enviar grandes refuerzos ni por tierra ni por aire, dado que Israel y Estados Unidos, controlan la mayor parte del espacio aéreo sirio. Al mismo tiempo, el gobierno iraquí y las milicias pro-iraníes, decidieron mantenerse al margen de los combates, lo que puede deberse en parte a que Irán se dio cuenta de que salvar a al-Assad se había vuelto imposible.” Puntualiza. Lo cierto es que el régimen sirio cayó en menos de dos semanas, del mismo modo como se derrumba una pirámide hecha por las cartas de la baraja; pero, ¿No fue acaso el final de una dictadura islamista para implantar otro gobierno de carácter islámico también? Porque de ningún modo, los que han comenzado a gobernar a Siria son occidentales y mucho menos democráticos ni capitalistas; incluso, tienen visos fundamentalistas, con un fuerte “hedor” a al-Qaeda, del extinto Osama bin-Laden. Incluso, el dictador y criminal Benjamín Netanyahu, ha dicho recientemente en Tel Aviv, Capital de Israel, que los nuevos gobernantes en Siria no son de fiar y forman parte de los grupos yihadistas a los que teme Israel. ¿Será cierto que esa es la verdadera naturaleza de los ahora dueños del poder en Siria?

Abu Mohammed al Jawlani en la mira de USA

            Es el líder  del grupo fundamentalista Hayat Tahrir al Sham (HTS, Organización para la Liberación del Levante), que ingresó a Damasco y estuvo a un instante de capturar a Bashar al-Assad y su familia, antes de que huyeran del país. Este hombre, formado en las filas de al-Qaeda, el grupo terrorista de Osama bin-Laden, lideró a los grupos rebeldes que se abrieron paso entre las ciudades sirias, sin hallar oposición armada de parte del ejército sirio, como hemos detallado anteriormente. Su nombre real es Ahmed al Sharaa y está acusado de haber cometido abusos contra los derechos humanos, a tal extremo que el gobierno estadounidense ofrece por él una recompensa de US$10 millones. No obstante, en las últimas fechas, la Casa Blanca ha bajado el tono y ha intentado enviar señales de beneplácito hacia este sujeto que está tratando, por su lado, de mejorar su imagen de terrorista requerido por la justicia internacional.

            Nació en Riad, Capital de Arabia Saudita, lo mismo que su ex jefe, bin-Laden, pero se crió en Damasco, Capital de Siria. Un reporte de las Naciones Unidas, indica que su nacimiento se produjo entre 1975 y 1979 y la Interpol (Policía Internacional), afirma que fue en 1979. Así mismo se asegura que estudió medicina antes de convertirse en un militante islámico. Esta conversión, posiblemente ocurrió en Irak, después de la invasión de ese país, en el 2003, por una coalición de ejércitos liderada por los Estados Unidos. Fue cuando al Jawlani se integró de lleno en al-Qaeda. En el 2010, fue hecho prisionero por un destacamento estadounidense y lo llevaron al Campamento Bucca, cerca de la frontera con Kuwait y se especula que allí conoció a otros militantes del Estado Islámico (EI), o Daesh, dirigido por el extinto criminal, Abu Bakr al Baghdadi. Este último coordinó para que su nuevo amigo –al Jawlani-, viajara a Siria para enfrentar a Bashar al-Assad, en el 2011, y también fundara un brazo afiliado al Daesh en esa nación. Fue así como se convirtió en comandante del grupo llamado Frente Nusra o Jabhat al Nusra, que cometió horrendos asesinatos en los territorios iraquíes y sirios que el EI controlaba en ese momento. Quienes lo conocen desde entonces, citan que fue un combatiente muy valiente en el campo de batalla, que descollaba del resto de yihadistas que allí luchaban; pero en el 2013 cortó los lazos que unían al Frente Nusra con el Estado Islámico y se afilió a al-Qaeda. Todo ese bagaje es lo que preocupa tanto a estadounidenses actualmente, como a israelíes, quienes no confían en ningún modo en él, a pesar de que en el 2016, anunció su ruptura con la organización de bin-Laden. Un año después, al Jawlani declaró que sus combatientes se habían unido a otros grupos rebeldes que actuaban en Siria, para conformar al actual Hayat Tahrir al Sham (HTS), con él en su papel de comandante.

            Este grupo, primeramente, se convirtió en el principal en Idlib y regiones circunvecinas, el noroeste de Siria; se trata de una ciudad que tiene una población de 2,7 millones. Allí controló el llamado “gobierno de salvación”, que ha estado suministrando servicios de salud, educación y seguridad interna. Y con base en esto y en otras acciones más, el líder quiere desprenderse de la fama que le precede, cuando ha afirmado que “esta región no representa una amenaza de seguridad para Europa y Estados Unidos. Esta región no es escenario para la ejecución de una yihad extranjera.” Dijo también que su meta o principal objetivo era el derrocamiento de al-Assad, el mismo de los europeos y estadounidenses y que lo había logrado por encima de cualquier otra premisa. Recordó también a los periodistas que le escuchaban, que, en el 2020, su movimiento, el HTS, clausuró todas las bases de al-Qaeda en Idlib, incautó sus armas y encarceló a algunos de sus líderes; también reprimió las operaciones del Daesh en esa misma ciudad siria y subrayó que el HTS impone la ley islámica en las áreas que controla, “pero lo hace de una manera sustancialmente menos estricta que otros grupos yihadistas. Más bien, públicamente -agregó a sus palabras-, me relaciono con cristianos y otros no musulmanes y los grupos yihadistas me han criticado por considerarme demasiado moderado.”

            Sin embargo, a pesar de esos argumentos evasivos de las acusaciones que se le plantean, en el caso de algunas organizaciones defensoras de los derechos humanos se le sigue señalando de manera acusatoria por haber cometido abusos contra esos mismos derechos; pero él las ha rebatido con categoría y ha continuado con su defensa; y la facción que él dirige, el HTS, sigue siendo clasificada por varios gobiernos occidentales y de Oriente Próximo y por el mismo Consejo de Seguridad de la ONU, una organización terrorista. Con base en ello, al Jawlani ha enviado algunos mensajes a europeos y estadounidenses que pretenden tranquilizar sus temores: “el país no está preparado para otra guerra –enunció recientemente-, está agotado y no se meterá en otra. La gente está agotada por la guerra y Siria avanza hacia el desarrollo y la reconstrucción.” Y con fundamento en la reconstrucción, envió el último mensaje al presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, para que levante las sanciones que pesan sobre Siria. Esta petitoria la hizo ante las cámaras de la televisión saudí, Al Arabiya, en la que también dijo que le gustaría “reconstruir la relación con Rusia; y un proceso electoral en lo interno de mi país, podría demorar unos cuatro años. Las sanciones fueron impuestas a Siria por los crímenes cometidos por el régimen de al-Assad. Esas sanciones deberían ser eliminadas automáticamente. Esperamos que la nueva administración estadounidense levante las sanciones sin tener que iniciar negociaciones.” Y añadió en referencia a los rusos: “Rusia es un país importante. Existen intereses estratégicos profundos entre Rusia y Siria. Todo el armamento sirio es de origen ruso y numerosas centrales eléctricas están gestionadas por expertos rusos. No queremos que Rusia se vaya de Siria como a algunos les gustaría.” Es posible que, si se llegasen a reestablecer las relaciones ruso-sirias, al Jawlani, solicite a Moscú la entrega de al-Assad para juzgarlo en Damasco. Es una de las altas probabilidades que se podrían presentar.

            En lo que atañe a la democratización de esta nación, su nuevo líder ha manifestado: “Siria necesita un año para que los ciudadanos experimenten cambios radicales en los servicios. Hay dificultad para establecer un calendario de acciones y elecciones, debido a que más de 15 millones de personas están en el extranjero (en condición de refugiados). Cualquier elección adecuada requerirá un censo de población completo y eso necesitará tiempo, el contacto legal con las comunidades sirias en el extranjero a través de las embajadas, registrar las muertes, los nacimientos. Necesitamos tiempo. Un consenso no es un proceso fácil. Si no, serán elecciones no fiables.” Y mientras argumenta lo anterior, los Estados Unidos lo escuchan atentamente y los israelíes han aprovechado el caos de la caída de al-Assad y el desorden interno sirio, para bombardear –y no perder su criminal costumbre judía-, a los mismos sirios, en distintos puntos de su territorio. Las Naciones Unidas y otros organismos internacionales, han sancionado esas acciones judías, que se han aprovechado del clamor de los sirios, del momento histórico que están viviendo, para verter la sangre de igual manera como lo han hecho en Gaza y el Líbano. Es cuando recordamos las palabras recientes de al Jawlani: “el país está agotado por tantos años de guerra (…)”. Si los judíos de Netanyahu no entienden eso, es porque sus instintos criminales les pueden más, lo mismo que su programa de exterminio de los pueblos musulmanes. Sin duda, la espina enclavada en Oriente Próximo es la existencia y la política asesina de Israel. Un problema que se debe solucionar y erradicar desde todo ángulo posible. Y el paso del tiempo dirá la dirección que tomarán los nuevos dirigentes sirios. Sólo hay que observar y esperar…     


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