ACTUALIDAD

Un mundo en constante movimiento



Yana, periodista/Editora Sección Actualidad

    ¿Por qué la Corte Penal Internacional (CPI) Demora Tanto en Dictar Orden de Captura contra el Tirano de Venezuela, Nicolás Maduro?

LA HAYA, Países Bajos-(Especial para The City Newspaper) No solamente por los acontecimientos recientes, cifrados en el fraude electoral que acaban de sufrir los venezolanos, sino por todas las situaciones inhumanas que han vivido en este país suramericano, la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en esta ciudad neerlandesa, debería dictar orden de captura contra el dictador y genocida venezolano Nicolás Maduro. Pero esa acción se está tardando demasiado y este sujeto debería unirse “al club” de criminales encabezados por el israelí Benjamín Netanyahu, asesino en masa del pueblo palestino; y Vladimir Putin, quien está haciendo otro tanto parecido en su invasión a Ucrania, masacrando a mujeres, ancianos y niños en esa nación europea.

            En otras palabras más gráficas y claras: los crímenes de lesa humanidad que se cometen a diario en Venezuela, cobran especial relevancia y gravedad por tratarse de crímenes continuados; es decir, sucedieron ayer, suceden hoy y se volverán a dar mañana, en el fecha a fecha, mientras la comunidad internacional solo observa, habla, critica y no resuelve esta situación engorrosa y criminal (léase el editorial de esta misma edición de The City Newspaper).

Numerosa documentación ¿En saco roto?

            Para fundamentar el presente análisis a la situación venezolana, tomamos en consideración las palabras del ex presidente del Colegio de Abogados Penal Internacional de Venezuela, Blas Jesús Imbroda Ortiz, quien es un versado profundo en este tema de la inacción de La Haya.

La Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI), cita Imbroda Ortiz, desde febrero del 2018 ha recibido cuantiosa documentación que detalla los crímenes de lesa humanidad que se han estado cometiendo en Venezuela por parte de la narco-dictadura encabezada por Nicolás Maduro Moro. En acto seguido, se abrió la fase que los juristas llaman Examen Preliminar, en la que se deben determinar diferentes aspectos competenciales y se analiza la gravedad y magnitud de los hechos, tanto como verificar si en el país señalado se llevan a cabo investigaciones y procedimientos judiciales fiables e independientes, para juzgar esos crímenes.

            Pero el gobierno venezolano, conocedor de esas acusaciones en su contra, ha intentado frenar, por su parte, las acciones de los líderes en la oposición y ha intentado impedir el procedimiento judicial en La Haya. Lo ha intentado y con singular éxito. Hasta que en noviembre del 2021, se pudo abrir la siguiente fase procesal conocida con el nombre Investigación. Y es cuando la Sala de Cuestiones Preliminares de la CPI, puede adoptar medidas personales, como dictar una orden de detención internacional contra los principales perpetradores de los crímenes que se investigan.

            Es evidente que el proceso ha sido lento en la CPI, y ello debido a las características naturales que tiene ese organismo; pero la realidad venezolana lo que exige es una actuación inmediata para que se frenen los abusos del régimen contra la población civil y los líderes de la oposición, opina Blas Jesús Imbroda Ortiz. Pero, muchos venezolanos prefieren no referirse siquiera a este tema, decepcionados por la lentitud y la indiferencia de las potencias occidentales, cuyos gobernantes saben a ciencia cierta lo que está sucediendo en Venezuela, pero prefieren mirar hacia el lado contrario y ahorrarse la intervención para despojar a este país de su narco-dictadura. Uno de esos gobiernos es el afincado en la Casa Blanca, con sus distintos presidentes. Es decir, Venezuela no pertenece al foco de preocupación de Washington y mientras esa situación continúe de esa manera, la dictadura seguirá en su sitio, en el Palacio de Miraflores en Caracas. Por eso la pregunta resultante es: ¿Los esfuerzos de los denunciantes han caído en “saco roto” en la Corte Penal Internacional y no se elevará ninguna orden en contra de Maduro y sus secuaces en el seno de la dictadura? Todo parece indicar que así ha sido.

            Hasta el momento, la CPI ha estado analizando la estrategia de defensa del gobierno venezolano, que ha asegurado que “en el país ya se tratan esos crímenes (que los opositores indican) y son los juristas venezolanos quienes están al frente de esos abusos”, han dicho los voceros de Nicolás Maduro. Lo cual significa que, en la versión ficticia del dictador, la criminalidad que ha sido ventilada ante La Haya, ya se está verificando en el interior de Venezuela, se corregirá de algún modo con las leyes existentes y se castigará a quienes los hayan perpetrado. Pero la CPI parece que no ha tomado en consideración que ese es un país sin Estado de Derecho, en el que sus magistrados y fiscales pertenecen a la misma gavilla de bandoleros que han usurpado el poder y se mantienen en él y por lo tanto, responden a las exigencias del dictador para garantizar su impunidad y la del régimen de facto. Porque en esa nación suramericana el único “juzgador” es Nicolás Maduro y nadie más. Los jueces están “pintados en la pared” y carecen de cualquier papel de relevancia.

            Ese argumento de que en Venezuela “los propios tribunales están actuando en consecuencia contra los perpetradores de los crímenes de lesa humanidad”, es parte de la estrategia de la dictadura para frenar la intervención de la CPI; aparte de que el procedimiento en la misma CPI, dura cerca de seis años y medio, es demasiado complejo, mientras que Caracas dilata, distrae, obstaculiza e intenta impedir ese procedimiento. Explica Blas Jesús Imbroda Ortiz. Lo engorroso de la burocracia en la CPI, solo propicia que los crímenes de los ciudadanos venezolanos sigan rampantes y continuos, sin nadie que los defienda y mucho menos que los frenen. Evidentemente, la indefensión es total para el pueblo de esta nación. Asevera Imbroda.

            Para muestra, después de las fallidas elecciones presidenciales, robadas por la dictadura por enésima vez, los encarcelados arbitrariamente, solo por protestar pacíficamente en las calles, sobrepasan el número de las 1,500 personas que las fuerzas de choque al servicio del régimen, han detenido, golpeado y vuelto a torturar en las celdas policiales. O sea, se actúa sin límite, porque se trata de una dictadura con todas sus acepciones, que reprime cualquier contestación y persigue a sus adversarios por medio de una política de terror, que está diseñada y organizada desde el centro del poder. Mientras tanto, la CPI se mueve despaciosamente, contraria a la agilidad y celeridad que debería mostrar en este caso.

            Pero lo más preocupante de cara a la Corte en La Haya, ocurrió cuando el nuevo fiscal de ese organismo adscrito a las Naciones Unidas, Karim Khan, viajó a Venezuela, en abril del presente 2024, se reunió con el dictador Nicolás Maduro en el Palacio sede de la dictadura, “para delinear y poner en funcionamiento un plan de trabajo entre la Corte y el gobierno venezolano y así investigar los crímenes de lesa humanidad que se están cometiendo” y después sostuvo reuniones con el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, y con el fiscal general venezolano, Tarek William Saab, todos ellos “socios” de Nicolás Maduro en el seno de la dictadura, plegados a las políticas criminales de su régimen y dispuestos a desvirtuar la realidad al enviado de la CPI, tal y como lo hicieron. Esas reuniones las efectuó nada menos con los tres máximos responsables de los crímenes de lesa humanidad que se han cometido y como escribió recientemente el ex presidente del Colegio de Abogados Penal Internacional venezolano, Blas Jesús Imbroda Ortiz, quien a su vez llevó el caso de los crímenes de Nicolás Maduro ante la CPI, “fue una incomprensible ingenuidad por parte de la fiscalía (de la CPI), pues la colaboración en la investigación por parte de los organizadores, planificadores e inductores de los crímenes y de la represión, obviamente sería y es nula. Muy al contrario, distraerán y desviarán los focos de atención de las investigaciones.” Y, en efecto, ese viaje del fiscal Karim Khan, fue un acto inexplicable de ingenuidad del que deben estar riéndose todavía sus contrapartes en el gobierno de Venezuela.

            Y es que la realidad de lo que acontece en esta nación, no hay que investigarla mucho, porque las evidencias se suceden unas detrás de las otras a diario, comenzando por “la diáspora” o el abandono del país que efectúan miles de ciudadanos venezolanos, a pie, cruzando el territorio de Colombia primero, para internarse en la selva de El Darién en Panamá, después, y seguir hacia la lejanísima frontera con los Estados Unidos. También la desaparición de líderes comunales y nacionales, cuando los matones del régimen les han buscado y hallado, son evidencias que no pueden ser pasadas por alto por las autoridades internacionales. Y, habida cuenta de ello, lo que se presume ante tanta ineficacia e indolencia de parte de la CPI para actuar con decisión en Venezuela, indica que la problemática en este país no les interesa, “no está a la misma altura de Ucrania”, para citar solo un ejemplo actualizado. Es por esa razón que Maduro y su aparato represivo se siente a sus anchas, impune y siga actuando con mayor brutalidad en contra del pueblo, a sabiendas de que no existe nadie con voluntad, ningún gobierno extranjero que intente siquiera su caída del poder.

            Es cuando el jurista venezolano Blas Jesús Imbroda Ortiz, se pregunta, “¿Si la CPI ha actuado con agilidad, celeridad y contundencia en los casos de los crímenes de guerra cometidos en Ucrania y ha dictado una orden de detención internacional contra el presidente (dictador) de Rusia, Vladímir Putin, y otros cargos del país; (y) también lo ha hecho en los crímenes internacionales cometidos en Gaza y en Israel y han dictado las correspondientes órdenes de detención internacional contra el primer ministro de Israel y otros miembros de su gobierno, así como contra los líderes del grupo terrorista Hamás, para cuándo (se dictará) la orden de detención internacional contra Nicolás Maduro?”

            El material cargado de evidencias que tiene La Haya es abundante, impresionante, incluso para llevar a efecto muchos juicios por crímenes de lesa humanidad contra la camarilla narco-gobernante en Venezuela, a los que se les deben sumar las amenazas contra la líder opositora María Corina Machado, a quien se le prohibió de manera arbitraria que se presentara como candidata en las pasadas elecciones nacionales y contra el ex candidato, el diplomático Edmundo González, quienes, incluso, tienen órdenes de captura dictadas por la dictadura de Maduro. Pero tampoco la CPI mueve un dedo para elevar a proceso estas situaciones o plantear primeramente una acusación formal contra el dictador y su grupúsculo en el poder.

La fiscalía chavista amenaza por enésima vez al excandidato González

            La última noticia que ha sobrepasado las fronteras de Venezuela, señala que el líder opositor Edmundo González, quien fue el ganador indiscutible de las pasadas elecciones en esta nación, ha sido citado por la fiscalía de la dictadura chavista, “por desacato.” Y el Tribunal Supremo advirtió en los días anteriores que “la conducta de González acarrea sanciones previstas en el ordenamiento vigente.” Nótese el lenguaje eufemístico utilizado por la dictadura, para darle un “toque de barniz”, de sonoridad, a sus acciones represivas.

            Después de que el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (TSJ), validó el mega-fraude electoral cometido por Maduro y sus acólitos, el fiscal general y presidente del Poder Moral (¡?), Tarek William Saab, anunció que citará al ex candidato presidencial (y verdadero ganador de los comicios), Edmundo González, ante el Ministerio Público -entes totalmente sometidos a los mandatos del dictador Maduro-, para que rinda declaraciones sobre “su autoría de la página que ha usurpado las competencias del poder electoral venezolano.”

            Su compañera de partido, María Corina Machado, también se encuentra “en el ojo” de la dictadura, que la tiene bajo resguardo “por subvertir el orden” y hacer que las fuerzas policiales hayan tenido que trabajar más de lo acostumbrado por restablecer la calma en varias ciudades del país.

            “En las próximas horas, el señor Edmundo González Urrutia –cita la fiscalía de la dictadura-, será citado en base a la investigación en curso, para que él rinda declaraciones sobre su autoría, donde él se declara responsable de la página denominada http://resultadosconvzla.com/, que ha usurpado la competencia que solo le corresponde al Poder Electoral. Va a tener que dar la cara ante este Ministerio Público, tendrá que venir y resolver.” Dijo Tarek Saab a la prensa.

            No obstante, los observadores de lo que está sucediendo hoy en día en Venezuela, aseguran que todo obedece a un plan perfectamente delineado por la dictadura, para acallar y poner tras las rejas a los líderes opositores. Por ello, amenazan sin detenerse, a los rostros visibles del partido democrático, para asustarlos y abandonen el país, so pena de encarcelarlos sino lo hacen. Los insultos se suceden continuamente de parte de Nicolás Maduro, quien llama a los opositores “demonios, ultraderechistas, fascistas, delincuentes” y a Edmundo González, “viejo decrépito.”

            En la mencionada página web, cuya autoría se le achaca al ex candidato presidencial demócrata, González Urrutia, “de forma notoria y comunicacional se publican presuntos documentos forjados o falsificados, con los que se pretende usurpar ilegalmente funciones del Consejo Nacional Electoral (CNE), causando la difusión de esta falsa información, zozobra en el país”, ha declarado el mismo fiscal general de facto, Tarek Saab.

            La respuesta de Edmundo González ha sido en estos términos: “Ante la arremetida de nuestras libertades y la soberanía popular, convoco a los venezolanos a unirse en la defensa de ambas, porque no es poca cosa lo que está en juego. Hagamos respetar la decisión que expresaron con su voto los venezolanos (y solicito) a las naciones del mundo, para que se mantengan firmes en la defensa de nuestra democracia (porque) es el momento de que juntos luchemos por el derecho de elegir, de alternar a los gobernantes que los venezolanos, solo en democracia, tendremos la oportunidad de transitar un cambio en paz.”

            A las anteriores declaraciones, se le deben sumar las de la líder opositora, María Corina Machado, quien aseguró: “El respaldo del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), a la controvertida victoria electoral de Nicolás Maduro en las presidenciales del 28 de julio, muestra la complicidad de los jueces con el fraude y hunde más al líder chavista, cuyo triunfo no es reconocido por numerosos países. Una vez más, el régimen se equivocó: lo que TSJ sentenció, fue su complicidad con el fraude del CNE (Consejo Nacional Electoral) y lejos de ‘cerrar el caso,’ han acelerado el proceso que cada día aísla y hunde más a Maduro.” Según texto escrito en la red social X.

            Tras el anuncio hecho por el TSJ de Venezuela, los Estados Unidos, Costa Rica, Chile, Ecuador, Argentina, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, se mostraron contrarios a dicho comunicado que no pretende otra cosa que legalizar el fraude electoral. Así las cosas en Venezuela, un país secuestrado por una camarilla de narcotraficantes, desde que Hugo Chávez decidió terminar con la democracia en esta nación y acabar con todos los derechos de sus ciudadanos, quienes han tenido que emigrar o soportar el régimen de hambre y demás carencias creadas por la dictadura de izquierdas que tienen sobre sus vidas.

Benjamín Netanyahu

Estamos en Presencia del Peor Asesino del Siglo XXI, Requerido por la Corte Penal Internacional por Crímenes de Lesa Humanidad (Asesinatos en Masa) en Palestina y Líbano

LA HAYA, Países Bajos-(Especial para The City Newspaper) La Corte Penal Internacional, que es el brazo ejecutor de la justicia de las Naciones Unidas y por ello está en pleno derecho de solicitar, por medio de su fiscal, la investigación y detención de los potenciales criminales de guerra que se hayan repartidos en distintos países en la actualidad, ha solicitado la detención del genocida israelí, Benjamín Netanyahu, quien se hace llamar a sí mismo “Primer Ministro”, pero que sus consabidas características en el poder de Israel, son las de un dictador y más que un dictador… es un tirano y además… genocida.

            Naciones como Suráfrica, tan sensible a estos asuntos del apartheid, sufrido en carne propia por su pueblo mayoritariamente de raza negra, más la adición de Colombia, Egipto y Brasil, solicitaron a la Corte Penal Internacional (CPI), que actúe sin dilación en el caso de Netanyahu, quien desde hace un año ha estado aniquilando al pueblo palestino y desde hace unos pocos meses, está haciendo lo mismo con la población de su vecino Líbano.

            Ciertamente, Benjamín Netanyahu tuvo una clara opción de liberar a los más de mil rehenes capturados por la facción armada Hamás, en octubre del 2023, pero prefirió tomar el camino o la decisión más sanguinaria que sólo a él se le podía ocurrir: masacrar a la población de la Franja de Gaza, que vivía aglomerada allí en un número superior a los 2,5 millones de personas.

Las tres razones de Netanyahu

            ¿Cuáles motivos empujaron a este judío para cometer genocidio en Gaza? Lo vamos a resumir en tres puntos únicamente, aunque hay más de fondo: 1. Porque su naturaleza, su genética, es la de un asesino. Es el primer aspecto que se debe tomar en consideración al analizar la personalidad de este maniático que encabeza al gobierno israelí, sin darle mucho afán a la idea. 2. Porque su situación política en el interior de Israel era tambaleante; esto es debido a una reforma que él mismo impulsó para quitarle poder al aparato judicial y otorgárselo al Ejecutivo, que es el que encabeza él mismo en condición de dictador. Esa desafortunada determinación de Netanyahu, antes del secuestro de los rehenes perpetrado por Hamás, tenía a los israelíes vociferando en las calles de Tel Aviv y Jerusalén, incluso frente a la misma casa de Netanyahu, para que se bajara de una vez por todas del seno del gobierno. El ataque de los guerrilleros de Hamás, el 7 de octubre del 2023, fue una oportunidad “de oro” para Netanyahu, quien ya había utilizado anteriormente este mismo recurso, de atacar a Palestina, para desviar la atención interna hacia lo internacional. Y 3. Porque en el fondo de su alma, de sus negros sentimientos, este judío siempre ha deseado exterminar al pueblo palestino y traspasar Cisjordania y la Franja de Gaza a los colonos hebreos, que están deseosos de arrebatar esas tierras que no les pertenecen desde ningún punto de vista.

            Nótese, entonces, que Benjamín Netanyahu rara vez habla de los rehenes que están todavía en poder de Hamás, porque lo que realmente le interesa a él es el exterminio de los gazatíes y por eso bombardea desde suelo israelí el territorio de Gaza; también impide que entre la ayuda occidental a los palestinos con hambre, heridos y con sed. Incluso, el ejército judío, un verdadero comando de exterminio racial, ha atacado a ONGs humanitarias, a misiones de la ONU y a todo aquel que se solidarice con los condenados a muerte de Gaza y lo ha hecho sin el menor reparo, sin que le remuerda la consciencia y sin importarle tampoco la opinión de la comunidad mundial que le señala con el dedo acusador, debido al genocida que es. Incluso, en el último discurso que pronunció ante el pleno de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 98 por ciento de los delegados de todos los países adscritos a la ONU, abandonaron el salón y dejaron al genocida hablando a unos asientos solitarios y abandonados. Tal es la vergüenza, el estupor, el rechazo y la animadversión que este asesino, el mayor del Siglo XXI, que ha superado con creces al ruso Vladímir Putin, causa a diario en toda la circunferencia de la Tierra.

            ¿Qué era lo que correspondía a un Primer Ministro de Israel que fuese centrado, humano y comprensivo con la situación del asalto de Hamás aquel 7 de octubre al territorio israelí? Proteger primero las vidas de los secuestrados. De hecho, muchos de esos retenidos por Hamás, murieron producto de los ataques del ejército judío en Gaza. A Netanyahu no le ha importado absolutamente quién nace, quién sobrevive y quién muere en ese reducido espacio que conforma a la Franja de Gaza. Otra persona completamente distinta a Netanyahu, en la cabeza del gobierno de Israel, hubiese negociado con los secuestradores que pedían un intercambio de sus hombres en cárceles judías, por los civiles que convirtieron en rehenes suyos, al tomarlos por asalto cuando estaban en medio de un festival musical en territorio israelí. Ese intercambio de prisioneros hubiera mantenido la cordura, la paz, y, muy probablemente, hubiese permitido el regreso a sus casas, sanos y salvos, a los rehenes. Pero Benjamín Netanyahu observó aquello como su oportunidad para hacer olvidar a los miles de manifestantes en el interior de su país, enojados con las reformas que quería implementar a la fuerza y en contra del Poder Judicial y en beneficio de su dictadura. También, se le presentó en “bandeja de plata” la oportunidad de masacrar, peor que nunca, al pueblo palestino y llevar a efecto su deseo de exterminarlo.

            El resultado es el que todos conocemos: se ha cumplido un año de un genocidio (no “una guerra” como llama con eufemismo Netanyahu, porque no tiene a un ejército enemigo al frente, sino a un pueblo desarmado e inocente), tiempo durante el cual han muerto algunos de los rehenes judíos en manos de Hamás y tampoco ha logrado la liberación de ninguno de ellos, simplemente porque eso no le importa a él, no le interesa en lo más mínimo al dictador judío, mientras lleva a cabo el aniquilamiento de una etnia, la palestina, ante los ojos del resto de la humanidad.

            Es por eso y más, que estamos ante el peor asesino del Siglo XXI, un criminal llamado Benjamín Netanyahu, racista, supremacista, amigo de otros genocidas y líderes corruptos, como Donald Trump y Viktor Orban, el gobernante de Hungría.

            Con base en lo que se ve a diario en Gaza, la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La Haya, Países Bajos, ha dictado orden de captura para este criminal israelí, junto a su ex ministro de Defensa, Yoav Gallant, quien fue destituido hace pocos días atrás por Netanyahu, debido a “algunos rasgos de humanidad” que mostró aquel en el terreno donde se llevan a efecto las masacres en Gaza. Sobra decir que la comunidad internacional está de plácemes, exultante, por esta noticia que bien podría ser una enorme y justa realidad, si este dictador, tirano y criminal fuese atrapado en alguno de sus viajes al exterior.

            Cuando apenas la CPI recibía las peticiones de Suráfrica y otros gobiernos en contra de Israel y su tirano, el Estado judío intentó impugnar dicha captura; pero se adelantaron a la Corte Internacional, y ésta, por medio de la Sala de Cuestiones Preliminares, rechazó por unanimidad la exigencia israelí para que se desechara la idea de capturar a Netanyahu. En acto seguido, el gobierno de Israel alegó ante la misma CPI que no reconoce su jurisdicción; es decir, Israel no es signatario de dicha Corte, y por esa razón puede continuar con su masacre en Gaza, porque la CPI no tiene el alcance para influir en las decisiones que tome el Estado judío. Fue cuando los israelíes exigieron (así como se lee… “exigieron”), a la CPI que detuviera “cualquier procedimiento relacionado con la situación (en Gaza), incluyendo la consideración de las solicitudes de órdenes de arresto.” Un acto de prepotencia, de ese creerse que los judíos están por encima de todas las leyes que la humanidad ha creado para respetarse, regirse y hacer justicia, porque “su dios” les ha dado ese aval de sentirse “y ser” superiores a todo orden establecido por el resto de los hombres. Fue entonces cuando los magistrados internacionalistas rechazaron ad portas esa exigencia, que es otra prueba de que los israelíes se consideran inmunes, intocables y no punibles allí donde sea y cuando llevan a cabo sus crímenes horrendos a los que ya nos tienen acostumbrados desde 1948, cuando comenzaron a arrebatarle sus tierras al pueblo de Palestina.

            Y es que ese es el principal desajuste que sufren los judíos alrededor del mundo, o en los países que sus padres elijen para que nazcan sus hijos (fuera de Israel), el de creerse por encima de todas las leyes humanas, como hemos subrayado en las líneas de arriba, y por esa razón son dados a cometer delitos tan infames como las violaciones a jovencitas (recordemos el caso reciente de Jeffrey Epstein), o el mismísimo genocidio que están llevando a cabo en Palestina, en Gaza propiamente. No conformes con ello, están perpetrando otro genocidio en forma paralela en el Líbano, en estos momentos. Y en lo profundo, yacen los mil y resto de judíos secuestrados por Hamás, de los que rara vez habla Netanyahu. Pero si llegasen a morir por una u otra causa, se acabaría su gobierno de facto en Israel y podría ser encarcelado por los mismos israelíes por una serie de violaciones y cuestionamientos causados por él mismo, contra el orden interno de esa nación.

            La orden de captura de la CPI contempla también la aprehensión del líder de Hamás, Mohammed Deif, a quien, según la inteligencia israelí, asesinaron en uno de los tantos bombardeos contra Gaza, en junio del 2024. Deif era el jefe del ala militar de Hamás. Sin embargo, su muerte no ha podido ser confirmada y obedece, por ahora, a un rumor de parte del alto mando judío. La Corte Penal Internacional, en tales casos, señala que los tres, Netanyahu, Gallant y Deif, tienen que hacer frente a las acusaciones por crímenes de guerra y de lesa humanidad en la Franja de Gaza.

Lo que dice la jurisprudencia…          

            Los hechos acaecidos desde el 8 de octubre del 2023, son sumamente claros: para liberar a un poco más de mil rehenes tomados por Hamás, los israelíes han bombardeado y asesinado –en represalia y obedeciendo a su política de exterminio-, a más de 300,000 ciudadanos palestinos inocentes, entre quienes se hallaban mujeres, niños, ancianos y hombres de trabajo, ajenos al conflicto armado. En consecuencia, la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La Haya, Países Bajos, ha ordenado la captura del principal implicado en esas masacres y no es otro que el dictador de Israel, Benjamín Netanyahu y su ex ministro de Defensa, Yoav Gallant. La Corte ha expresado así su decisión de capturar y juzgar a ambos genocidas: “No es necesario que Israel acepte la jurisdicción de la Corte, ya que ésta puede ejercer su jurisdicción sobre la base de la jurisdicción territorial de Palestina, como se determinó anteriormente. Los Estados no pueden impugnar la jurisdicción de la Corte, antes de la emisión de una orden de arresto, por lo que la impugnación de Israel es prematura.” Asevera.

            Por otra parte, de acuerdo a la petición del fiscal de la CPI, de arresto de estos individuos, indica que Netanyahu y Gallant son “responsables penalmente como coautores de los crímenes de guerra, de uso del hambre como método de guerra y los crímenes de lesa humanidad de asesinato, persecución y otros actos inhumanos. También se les considera responsables, como superiores civiles, por el crimen de guerra de dirigir de forma intencionada, ataques contra la población civil en la Franja de Gaza. (…) Ambos privaron intencionadamente a la población civil de Gaza, de bienes indispensables para su supervivencia, incluidos alimentos, agua, medicinas, combustible y electricidad, entre octubre del 2023 y mayo del 2024. Ese bloqueo tuvo graves consecuencias, incluida la muerte de civiles, incluidos niños, debido a la desnutrición y la deshidratación.” Cita de manera textual el documento emitido por la CPI.

            Fundamentados en lo anterior, en esa orden de captura extensa y explícita, tanto Benjamín Netanyahu como su ex ejecutor de los crímenes masivos en Gaza, su ex ministro de Defensa, Yoav Gallant, podrán y deben ser detenidos y enviados a La Haya sin dilación, por aquellos gobiernos que son signatarios de la Carta de la CPI y sólo estarán seguros cuando viajen a naciones que no estén dentro de la jurisdicción de la misma Corte. Netanyahu, a partir de ahora, si estuviere dentro del gobierno judío o fuera de él, sabe que podrá ser detenido y puesto en una celda para ser juzgado posteriormente en esta nación europea, en Los Países Bajos.

            Por su parte, mientras estaba de visita en Amán, Jordania, el alto representante de la Unión Europea (UE), para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, el español Josep Borrell, manifestó al respecto que la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional (CPI), “debe ser respetada y aplicada en todo su peso, ya que se trata de la decisión de un tribunal y no es una decisión política.” manifestaciones las dejó escuchar en rueda de prensa conjunta con el ministro de Relaciones Exteriores de Jordania, Ayman Safadi. Seguidamente, Borrell exigió a Netanyahu que explique “cuál es su solución para el conflicto palestino-israelí; y si éste se trata de la aniquilación de los palestinos, la comunidad internacional no lo aceptará. Si no quieres la solución de los dos Estados –prosiguió Borrell-, cuenta al mundo cuál es tu solución; porque si la solución es la aniquilación de los palestinos, esto no pasará y la comunidad internacional no lo aceptará.” Aseguró el diplomático de la UE.

            En acto seguido, al continuar su conversación con los periodistas, Josep Borrell añadió que “la única solución al conflicto es dar a los palestinos un Estado, su dignidad y libertad. No veo ninguna otra solución. Si alguien está en contra de esta solución, parece que Netanyahu está en contra de esta solución, entonces tiene la obligación de explicarnos qué solución quiere. Usted no quiere la solución de los dos Estados, entonces… ¿Qué quiere? ¿Cuál es su solución? Por favor, explíquenos. La respuesta no es una respuesta: es una acción. Ellos no dicen nada… ¡Hacen! ¿Y qué hacen? Es obvio: forzar a los palestinos fuera de sus tierras, expulsarlos. Esto no es una solución, porque siete millones de personas no desaparecerán ni migrarán a la Luna. Se quedarán. ¿Entonces no quiere la solución de dos Estados? Diga a todo el mundo cuál es su solución. Porque la aniquilación de los palestinos no sucederá. Toda la comunidad internacional no lo aceptará.” Puntualizó Borrell, una vez que se dirigió directamente a Benjamín Netanyahu, quien, lo mismo que a Antonio Guterres, el Secretario General de la ONU, los ha calificado, como siempre hacen los judíos, de “antisemitas”, de estar en contra del pueblo judío y poco le ha faltado para encasillarlos dentro del nazismo, una queja recurrente, un argumento pobre de los judíos de hoy y de siempre, contra aquellos que no estamos de acuerdo con sus excesos, sus exterminios masivos, en este caso contra los gazatíes y todo lo que signifique Palestina.

            Es evidente que Netanyahu y su grupo, incluyendo a los colonos que arrebatan tierras a los habitantes de Gaza y Cisjordania, no quieren la creación de un Estado palestino, porque la intención, el plan callado que no mencionan, pero que ejecutan clara y concretamente, es el exterminio del pueblo palestino, una acción que han venido haciendo a través de los años y que en los últimos 12 meses se ha intensificado abierta y descaradamente de parte de los genocidas que residen en Tel Aviv.

            Para concluir, una faceta de esta problemática humanitaria es la que acaba de denunciar la ONU, en relación con el “saqueo sistemático de la ayuda a Gaza”, mientras ésta llega con mucha dificultad, debido a múltiples obstáculos que ponen los israelíes en perjuicio de los damnificados por los ataques del ejército judío. Lo cierto es que los palestinos desplazados se agolpan para comprar, a muy altos precios, el pan en la única panadería que queda en pie en la ciudad de Jan Yunís. “La situación humanitaria en Gaza se deteriora continuamente –afirma la ONU-, ya que Israel sigue obstaculizando la entrada de ayuda en medio del conflicto. El saqueo de la ayuda humanitaria en Gaza se ha convertido en algo sistemático y debe cesar de inmediato.” Según denuncia hecha por el portavoz del secretario general de Naciones Unidas, después del peor asalto a un convoy de la ONU que fue perpetrado por soldados israelíes en territorio palestino. “Con eso se obstaculizan operaciones humanitarias vitales y se pone aún más en peligro a nuestro personal,” dijo Stéphane Dujarric y añadió: “Además, la oficina humanitaria de las Naciones Unidas dice que prácticamente no se ha entregado ningún alimento ni ayuda humanitaria, al extremo norte de Gaza, durante más de 40 días, debido al asedio del ejército israelí.”

            Observadores internacionales coinciden cuando argumentan que la hambruna puede haberse instalado ya en el norte, donde Israel ha estado efectuando una ofensiva que ha abarcado varias semanas, ha matado a cientos de personas y ha obligado a decenas de miles a abandonar sus hogares. En lo que lleva transcurrido el mes de noviembre del 2024, la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés), informó que 27 de las 31 misiones humanitarias planeadas, fueron rechazadas por Israel, y las otras cuatro se vieron severamente obstaculizadas. Indicó Dujarric y explicó que “las ciudades devastadas como Beit Hanoun, Beit Lahiya y partes de Jabaliya, siguen aisladas.” En lo que se considera el desplazamiento de más de 75,000 palestinos, obligados por los soldados israelíes para que se marchen hacia el sur, y entre sus métodos para que este drama se efectúe, los judíos les niegan la entrega de la ayuda, es cuando el mismo funcionario de la ONU manifiesta: “El flujo de ayuda está casi en el nivel más bajo de todo el conflicto (…). En lo que va de mes (noviembre), Israel dice que ha dejado entrar en Gaza un promedio de 88 camiones al día, menos de la mitad de la tasa más alta en abril. Los grupos de ayuda dicen que sigue siendo demasiada baja.” A ello hay que sumarle el reciente robo de la carga de 100 camiones que llevaban alimentos y otra clase de ayuda humanitaria. Eso hizo que los precios se dispararan y provocara escasez en el centro de Gaza.

            Para finalizar el presente reportaje sobre la realidad y actualidad que sufre el pueblo palestino, un Comité de la ONU enviado “al terreno”, para analizar las incidencias de los ataques israelíes, ha emitido un informe en el que pone de manifiesto que Israel “usa el hambre como método de guerra y ha dejado caer sobre la Franja de Gaza más de 25,000 toneladas de explosivos, que es el equivalente a dos bombas nucleares. Los métodos de guerra empleados por Israel en la Franja de Gaza, tienen las características de un genocidio. Las pérdidas civiles masivas y las condiciones impuestas a los palestinos allí, ponen sus vidas en peligro de manera intencionada. Con su asedio a Gaza –continúa el informe- la obstrucción de ayuda humanitaria, los ataques selectivos y matando a civiles y trabajadores humanitarios, a pesar de los reiterados llamados de la ONU y eludiendo órdenes de la Corte Internacional de Justicia y las resoluciones del Consejo de Seguridad, Israel está, intencionadamente, causando la muerte, hambre y heridas graves a la población de Gaza. Israel usa el hambre como método de guerra e inflige un castigo colectivo a la población palestina.” Concluye el amplio documento.  

            Los detalles anteriores sólo corroboran las ansias de crimen que persisten en el alma de Benjamín Netanyahu y que han servido para observar en el teatro de los asesinatos masivos, con toda claridad, esa intencionalidad y práctica de parte del dictador judío. De ahí la orden de arresto emitido por la Corte Penal Internacional con sede en La Haya, Países Bajos, un tribunal que fue creado sobre la base de un tratado internacional de 1998 y al que se han adherido 124 países del mundo. Es por esa razón que Netanyahu podría ser detenido si viajara a alguna de esas naciones signatarias, porque están obligadas a hacerlo y entregarlo a la justicia por ser el peor criminal del Siglo XXI, a todas luces.

 Abu Mohammed al Jawlani, el Nuevo Líder de Siria.¿Terrorista o Amigo de Occidente?

DAMASCO, Siria-(Especial para The City Newspaper) Bashar al-Assad, dictador de esta nación, ha sido derrocado por una serie de grupos rebeldes, los cuales no libraron una guerra en forma como habríamos de imaginarnos, sino que se introdujeron hasta el corazón de Damasco, la Capital, sin ninguna oposición del ejército gubernamental. Los analistas políticos y militares de la cuestión siria, dan una cantidad ingente de explicaciones del por qué los soldados que, durante toda la guerra contra el Daesh o Estado Islámico, lucharon como verdaderos gladiadores, plenos de arrojo y valentía, y ahora decidieron bajar sus armas, deponerlas y no brindar sus vidas por al-Assad, quien, a la postre, salió en un avión con destino a Rusia, donde su amigo Putin lo tiene refugiado y a salvo. Aunque con Putin, nunca se sabe…

            Esta actitud generalizada de los soldados del régimen, ha sido digna de ser analizada; es decir, ¿Por qué el ejército de Siria, que luchó una guerra contra el Daesh y otros grupos enemigos de al-Assad, a lo largo de 13 años sin desmayar, colapsó tan rápido e inexplicablemente ante el avance de los rebeldes que, finalmente, derrocaron a la dictadura familiar de los Assad? Algunos observadores de la situación siria, dicen que se vieron sorprendidos; pero esta tesis queda completamente descartada, debido a que esos hombres estaban todavía en alerta, en guerra contra los enemigos que hemos citado. Y para formarnos una idea más precisa sobre estas fuerzas armadas que ya no existen, pues se han ido entregando a las rebeldes victoriosos y han entregado también su armamento, ocupaba, en el momento de la aparición de esos mismos rebeldes, el sexto lugar en el mundo árabe y el 60 a nivel mundial, en términos de potencial bélico. Así según el Índice Global de Potencia de Fuego del 2024, que evalúa a 145 países alrededor del orbe. Para realizar dicho reporte, la organización tomó en cuenta el número de efectivos que componían a ese ejército, su equipamiento y los factores logísticos; y en palabras directas y sencillas, la Armada siria estaba formada por un gran número de soldados, apoyados por fuerzas paramilitares y milicias; y en su arsenal había una mezcla de equipo soviético en ruinas y otro más moderno, procedente de su aliada Rusia. En el momento del análisis de Índice Global, los sirios tenían más de 1,500 tanques y 3,000 vehículos blindados, así como artillería y sistemas de misiles. En cuanto al poder aéreo, los hombres al servicio de al-Assad tenían cazas, helicópteros y aviones de entrenamiento; y lo marítimo, contaban con una modesta flota naval y varios aeropuertos y puertos vitales como Latakia y Tartus, donde estaban las dos Bases rusas, que, tras la caída de al-Assad, se han marchado rumbo a Libia. A pesar de su buena posición entre las Armadas musulmanas, no presentaron batalla a Hayat Tahrir al Sham (HTS, Organización para la Liberación del Levante), la coalición de grupos que comenzó el ataque desde Idlib, al noroeste del país, hasta desalojar del poder a la dinastía de los Assad.

Simplemente no hubo respuesta alguna al fuego enemigo…       

            Estábamos en condición de observadores y críticos de las masacres que los israelíes llevan a cabo día tras día en la Franja de Gaza, contra sus pobladores desarmados, cuando escuchamos que la guerra en Siria, hasta entonces dejada de lado por lo interminable y monótona a los servicios noticiosos, tras su duración de 13 años sobre el terreno, se había reactivado con grupos de combatientes nuevos, que buscaban el derrocamiento del régimen. Y nos llamó la atención, particularmente, dos aspectos: 1. Los rusos sólo lanzaron un ataque aéreo contra los rebeldes y después se replegaron a sus Bases militares sin ninguna otra actividad; y 2, los insurgentes avanzaban sobre las dunas del desierto sirio con una celeridad impresionante e incomprensible, mientras el ejército del país se iba replegando más y más, sin presentar batalla alguna. Al-Assad manifestó, con una parquedad también increíble e impresionante, que sus hombres se estaban reagrupando para lanzar una ofensiva fulminante y definitiva. Esas afirmaciones suyas las hizo escuchar cuando el camino hacia Damasco yacía abierto y su propia vida y la de su familia, corría peligro.

            ¿Pero qué fue realmente lo que sucedió con el otrora victorioso ejército sirio? Citan los analistas militares que había perdido una gran proporción de su personal, estimado, antes de su guerra contra el Estado Islámico o Daesh, en 300,000 soldados. Citan que perdió la mitad de sus uniformados debido a los combates, largos y sangrientos, porque algunos desertaron u otros optaron por unirse a grupos opositores al gobierno. Aquí debemos hacer énfasis en que los hombres de al-Assad no sólo tuvieron que enfrentarse contra los criminales del Daesh, sino también contra los estadounidenses, quienes lo atacaron desde el aire y destruyeron varios aviones de combate sirios. Otros analistas indican que la desmotivación interna fue causal también de la desidia en el combate contra el HTS; es decir, “el salario que perciben las tropas no alcanza para tres días siquiera”, dicen que explicó un soldado entrevistado por un reportero llegado desde Occidente. Era un hecho que el gobierno de Siria estaba en franca bancarrota, a pesar de tener importantes reservas de petróleo y gas, pero su capacidad para explotar estos yacimientos, estaba gravemente limitada debido a la guerra. También, tenía que lidiar contra las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos, especialmente por causa de la “Ley César”, aprobada por el Congreso estadounidense en diciembre del 2019 y que entró en vigencia en junio del 2020 y que impuso sanciones económicas a cualquier agencia gubernamental o individuo que hiciese tratos con el gobierno sirio. De tal manera, no había dinero alguno para pagarle a los soldados y que ello contribuyera positivamente en su lucha por la defensa del país y su gobierno. Es decir, los salarios percibidos por estos combatientes oscilaban entre los US$15 y US$17 al mes. Para Fawaz Gerges, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Londres, “la situación en Siria había cambiado drásticamente en los últimos tres años y una de las razones de ello, fueron las sanciones estadounidenses que han empobrecido al pueblo sirio y a los oficiales del ejército. Según algunos informes, los soldados no reciben suficiente comida, lo que significa que se encuentran en un estado psicológico difícil y están al borde de la inanición.” Explicó.

            En todo caso y previendo una rendición en masa, tal y como se produjo ante los insurgentes que le derrocaron finalmente, al-Assad había decretado un aumento salarial de un 50 por ciento para sus soldados; sin embargo, esa determinación resultó tardía, porque muchos de estos hombres ya habían decidido deponer las armas en el primer intento que se diese en el campo de batalla. Aparte del aspecto financiero, de los sueldos bajos que hemos detallado, la deserción en las filas de las Fuerzas Armadas sirias, fue más que evidente: ante el rápido avance de los rebeldes, los soldados y oficiales al servicio del gobierno, facilitó el desplazamiento, casi sin oposición, desde Alepo hasta Damasco, pasando por Hama y Homs, bastiones que aparentaban firmeza de parte de las fuerzas del dictador. Los corresponsales extranjeros acreditados en Siria, no dejaron de informar el hecho de que decenas de efectivos pro-gubernamentales abandonaban sus vehículos de combate, el armamento y hasta sus uniformes y se vestían de “paisano” o con ropa de civil, para confundirse entre la población. 

            A lo anterior, hay que sumarle a la desmoralización general, la pérdida de ayuda militar directa de Irán y Hezbolá, ocupados en su guerra contra Israel en los últimos meses; y de Rusia, ocupada, por su parte, en su enfrentamiento contra Ucrania. “Sin la esperanza de ayuda externa urgente, el ejército (sirio), perdió la voluntad de luchar”, manifestó Yezid Sayigh, del Centro Carnegie para Oriente Medio, desde su sede en Beirut, Líbano. Añadió a esta problemática interna el hecho de que Bashar al-Assad implementó una serie de directrices políticas, que en lugar de fortalecer a la Institución armada, lo que hizo fue socavar sus pilares fundamentales y decenas de miles de sus miembros fueron despedidos, más el deterioro de los niveles de vida, merced a los bajos salarios percibidos, explicados en las líneas de arriba; la corrupción trepidante y la escasez de alimentos. Es por ello, para citar un ejemplo solamente, que la comunidad alauita, que dominaba los rangos superiores del estamento militar, decidieron desertar primero que ningún otro grupo nacional. Para el experto militar británico, Michael Clarke, profesor del Departamento de Estudios de Guerra del King’s Colllege de Londres, “al-Assad descuidó a su ejército: su entrenamiento se deterioró significativamente y el desempeño de liderazgo de sus oficiales se volvió mediocre. (Y) cuando los oficiales no pueden demostrar habilidades de liderazgo efectivas, no es de extrañar que los soldados huyan”, mencionó. Y eso precisamente fue lo que sucedió ante el empuje de los grupos rebeldes que marchaban hacia Damasco.

            Por supuesto, los factores son todavía más, aparte de los que hemos nombrado en este reportaje, pero hay un dato especial que vale la pena subrayar: el gobierno de Turquía, enemigo declarado de la dictadura de Siria, observó que los rusos estaban ocupados en Ucrania y que habían retirado de sus Bases en Latakia, gran cantidad de aviones e infantería; y que Hezbolá, que apoyaba decididamente en el terreno al ejército sirio, había quedado diezmado por los ataques israelíes en el Líbano, fue cuando decidió apoyar a los insurgentes con armamento, tácticas, adiestramiento e inteligencia, porque era el momento justo para derrocar a Bashar al-Assad. “En el pasado, Siria dependía en gran medida de Hezbolá para el apoyo sobre el terreno, pero después de las pérdidas que sufrió el partido-milicia en el Líbano, ya no pudo proporcionar ese apoyo -explicó Yezid Sayigh-. También hubo una disminución constante de oficiales y asesores iraníes en Siria, como resultado de los ataques israelíes durante la última década y ya no se pudo enviar grandes refuerzos ni por tierra ni por aire, dado que Israel y Estados Unidos, controlan la mayor parte del espacio aéreo sirio. Al mismo tiempo, el gobierno iraquí y las milicias pro-iraníes, decidieron mantenerse al margen de los combates, lo que puede deberse en parte a que Irán se dio cuenta de que salvar a al-Assad se había vuelto imposible.” Puntualiza. Lo cierto es que el régimen sirio cayó en menos de dos semanas, del mismo modo como se derrumba una pirámide hecha por las cartas de la baraja; pero, ¿No fue acaso el final de una dictadura islamista para implantar otro gobierno de carácter islámico también? Porque de ningún modo, los que han comenzado a gobernar a Siria son occidentales y mucho menos democráticos ni capitalistas; incluso, tienen visos fundamentalistas, con un fuerte “hedor” a al-Qaeda, del extinto Osama bin-Laden. Incluso, el dictador y criminal Benjamín Netanyahu, ha dicho recientemente en Tel Aviv, Capital de Israel, que los nuevos gobernantes en Siria no son de fiar y forman parte de los grupos yihadistas a los que teme Israel. ¿Será cierto que esa es la verdadera naturaleza de los ahora dueños del poder en Siria?

Abu Mohammed al Jawlani en la mira de USA

            Es el líder  del grupo fundamentalista Hayat Tahrir al Sham (HTS, Organización para la Liberación del Levante), que ingresó a Damasco y estuvo a un instante de capturar a Bashar al-Assad y su familia, antes de que huyeran del país. Este hombre, formado en las filas de al-Qaeda, el grupo terrorista de Osama bin-Laden, lideró a los grupos rebeldes que se abrieron paso entre las ciudades sirias, sin hallar oposición armada de parte del ejército sirio, como hemos detallado anteriormente. Su nombre real es Ahmed al Sharaa y está acusado de haber cometido abusos contra los derechos humanos, a tal extremo que el gobierno estadounidense ofrece por él una recompensa de US$10 millones. No obstante, en las últimas fechas, la Casa Blanca ha bajado el tono y ha intentado enviar señales de beneplácito hacia este sujeto que está tratando, por su lado, de mejorar su imagen de terrorista requerido por la justicia internacional.

            Nació en Riad, Capital de Arabia Saudita, lo mismo que su ex jefe, bin-Laden, pero se crió en Damasco, Capital de Siria. Un reporte de las Naciones Unidas, indica que su nacimiento se produjo entre 1975 y 1979 y la Interpol (Policía Internacional), afirma que fue en 1979. Así mismo se asegura que estudió medicina antes de convertirse en un militante islámico. Esta conversión, posiblemente ocurrió en Irak, después de la invasión de ese país, en el 2003, por una coalición de ejércitos liderada por los Estados Unidos. Fue cuando al Jawlani se integró de lleno en al-Qaeda. En el 2010, fue hecho prisionero por un destacamento estadounidense y lo llevaron al Campamento Bucca, cerca de la frontera con Kuwait y se especula que allí conoció a otros militantes del Estado Islámico (EI), o Daesh, dirigido por el extinto criminal, Abu Bakr al Baghdadi. Este último coordinó para que su nuevo amigo –al Jawlani-, viajara a Siria para enfrentar a Bashar al-Assad, en el 2011, y también fundara un brazo afiliado al Daesh en esa nación. Fue así como se convirtió en comandante del grupo llamado Frente Nusra o Jabhat al Nusra, que cometió horrendos asesinatos en los territorios iraquíes y sirios que el EI controlaba en ese momento. Quienes lo conocen desde entonces, citan que fue un combatiente muy valiente en el campo de batalla, que descollaba del resto de yihadistas que allí luchaban; pero en el 2013 cortó los lazos que unían al Frente Nusra con el Estado Islámico y se afilió a al-Qaeda. Todo ese bagaje es lo que preocupa tanto a estadounidenses actualmente, como a israelíes, quienes no confían en ningún modo en él, a pesar de que en el 2016, anunció su ruptura con la organización de bin-Laden. Un año después, al Jawlani declaró que sus combatientes se habían unido a otros grupos rebeldes que actuaban en Siria, para conformar al actual Hayat Tahrir al Sham (HTS), con él en su papel de comandante.

            Este grupo, primeramente, se convirtió en el principal en Idlib y regiones circunvecinas, el noroeste de Siria; se trata de una ciudad que tiene una población de 2,7 millones. Allí controló el llamado “gobierno de salvación”, que ha estado suministrando servicios de salud, educación y seguridad interna. Y con base en esto y en otras acciones más, el líder quiere desprenderse de la fama que le precede, cuando ha afirmado que “esta región no representa una amenaza de seguridad para Europa y Estados Unidos. Esta región no es escenario para la ejecución de una yihad extranjera.” Dijo también que su meta o principal objetivo era el derrocamiento de al-Assad, el mismo de los europeos y estadounidenses y que lo había logrado por encima de cualquier otra premisa. Recordó también a los periodistas que le escuchaban, que, en el 2020, su movimiento, el HTS, clausuró todas las bases de al-Qaeda en Idlib, incautó sus armas y encarceló a algunos de sus líderes; también reprimió las operaciones del Daesh en esa misma ciudad siria y subrayó que el HTS impone la ley islámica en las áreas que controla, “pero lo hace de una manera sustancialmente menos estricta que otros grupos yihadistas. Más bien, públicamente -agregó a sus palabras-, me relaciono con cristianos y otros no musulmanes y los grupos yihadistas me han criticado por considerarme demasiado moderado.”

            Sin embargo, a pesar de esos argumentos evasivos de las acusaciones que se le plantean, en el caso de algunas organizaciones defensoras de los derechos humanos se le sigue señalando de manera acusatoria por haber cometido abusos contra esos mismos derechos; pero él las ha rebatido con categoría y ha continuado con su defensa; y la facción que él dirige, el HTS, sigue siendo clasificada por varios gobiernos occidentales y de Oriente Próximo y por el mismo Consejo de Seguridad de la ONU, una organización terrorista. Con base en ello, al Jawlani ha enviado algunos mensajes a europeos y estadounidenses que pretenden tranquilizar sus temores: “el país no está preparado para otra guerra –enunció recientemente-, está agotado y no se meterá en otra. La gente está agotada por la guerra y Siria avanza hacia el desarrollo y la reconstrucción.” Y con fundamento en la reconstrucción, envió el último mensaje al presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, para que levante las sanciones que pesan sobre Siria. Esta petitoria la hizo ante las cámaras de la televisión saudí, Al Arabiya, en la que también dijo que le gustaría “reconstruir la relación con Rusia; y un proceso electoral en lo interno de mi país, podría demorar unos cuatro años. Las sanciones fueron impuestas a Siria por los crímenes cometidos por el régimen de al-Assad. Esas sanciones deberían ser eliminadas automáticamente. Esperamos que la nueva administración estadounidense levante las sanciones sin tener que iniciar negociaciones.” Y añadió en referencia a los rusos: “Rusia es un país importante. Existen intereses estratégicos profundos entre Rusia y Siria. Todo el armamento sirio es de origen ruso y numerosas centrales eléctricas están gestionadas por expertos rusos. No queremos que Rusia se vaya de Siria como a algunos les gustaría.” Es posible que, si se llegasen a reestablecer las relaciones ruso-sirias, al Jawlani, solicite a Moscú la entrega de al-Assad para juzgarlo en Damasco. Es una de las altas probabilidades que se podrían presentar.

            En lo que atañe a la democratización de esta nación, su nuevo líder ha manifestado: “Siria necesita un año para que los ciudadanos experimenten cambios radicales en los servicios. Hay dificultad para establecer un calendario de acciones y elecciones, debido a que más de 15 millones de personas están en el extranjero (en condición de refugiados). Cualquier elección adecuada requerirá un censo de población completo y eso necesitará tiempo, el contacto legal con las comunidades sirias en el extranjero a través de las embajadas, registrar las muertes, los nacimientos. Necesitamos tiempo. Un consenso no es un proceso fácil. Si no, serán elecciones no fiables.” Y mientras argumenta lo anterior, los Estados Unidos lo escuchan atentamente y los israelíes han aprovechado el caos de la caída de al-Assad y el desorden interno sirio, para bombardear –y no perder su criminal costumbre judía-, a los mismos sirios, en distintos puntos de su territorio. Las Naciones Unidas y otros organismos internacionales, han sancionado esas acciones judías, que se han aprovechado del clamor de los sirios, del momento histórico que están viviendo, para verter la sangre de igual manera como lo han hecho en Gaza y el Líbano. Es cuando recordamos las palabras recientes de al Jawlani: “el país está agotado por tantos años de guerra (…)”. Si los judíos de Netanyahu no entienden eso, es porque sus instintos criminales les pueden más, lo mismo que su programa de exterminio de los pueblos musulmanes. Sin duda, la espina enclavada en Oriente Próximo es la existencia y la política asesina de Israel. Un problema que se debe solucionar y erradicar desde todo ángulo posible. Y el paso del tiempo dirá la dirección que tomarán los nuevos dirigentes sirios. Sólo hay que observar y esperar…     


Denunciar uso impropio Más información