Donald Trump en sus Primeros Meses de Gobierno. Más Sombras que Luces
WASHINGTON, USA-(Especial para The City Newspaper) Las cosas, las circunstancias, las gentes, las leyes y reglamentos que él ha querido transgredir y las Instituciones, se han ido acomodando porque precisamente la naturaleza, el sentido de esas mismas cosas, estatutos y personas, “la materia” de la cual están hechas, se ha ido “acomodando” en su sitio normal. Es decir, es algo parecido a “la forma del agua”, que por más que el ser humano quiera darle una figura definida y definitiva, vuelve a adaptarse al recipiente que la contiene. Así está pasando con todo aquello que Donald Trump ha querido cambiar a “golpe de porrazo” o hacer entrar por la fuerza a la pieza del puzzle, porque justamente ahí no pertenece o no se ajusta.
Y para hacernos entender mejor con ejemplos reales, entresacados de las acciones de Trump en la Casa Blanca, hemos de citar tres aspectos concretos: primero, el asunto de los aranceles con el que tanto el mandatario estadounidense ha venido amenazando al mundo entero, país por país, hasta imponerlos a las importaciones de los Estados Unidos y bajo la preocupación de los líderes de esas naciones que subsisten gracias a las ventas o exportaciones que realizan a USA. Pero, en este semblante de la gran crisis que este individuo ha desatado, los tecnócratas que le rodean le han hecho ver claramente su equivocación ante la caída repentina de los mercados financieros globales, que comenzó fortísima durante los primeros tres días después de la imposición de dichos aranceles. “En picado” cayeron los mercados bursátiles y los rostros llenos de angustia los pudimos observar en los funcionarios de la Bolsa de Nueva York y de Frankfurt, para remitirnos por el momento sólo a estos dos casos específicos. Y así sucedió en todos los centros de Bolsa más importantes del mundo: en Italia, Japón, Hong Kong, etcétera, etcétera.
El gran error de este individuo que los norteamericanos subieron al poder otra vez y de manera irresponsable, llamado Donald Trump, radicó en que comenzó a “jugar” con base en su prepotencia, con su miopía económica y creyó, como siempre lo ha creído, que con matonismo, con amenazas y con el puño cerrado contra la mesa, iba a humillar y dominar a la humanidad al completo; pero surgió de inmediato el gran temor a la aparición de una recesión o una profunda crisis financiera alrededor del orbe. Para recapitular: la caída de los mercados financieros globales continuó por tercer día consecutivo, como reacción a los aranceles impuestos por Trump a la mayoría de los socios comerciales de los Estados Unidos. Así de fácil se puede entender. Y para aquellos que continúan cerrando filas detrás de este estrafalario presidente, se lo explicamos todavía más gráfico y mejor: los inversores están cada día más nerviosos ante la posibilidad de que se produzca una guerra comercial más profunda, lo que probablemente desencadenará una recesión a nivel planetario. Y la esencia de ese “fiasco”, de ese pésimo juego practicado por Trump, radica en los mismos aranceles que podrían tener efectos de gran alcance en el crecimiento económico mundial, debido al aumento considerable de los costos de fabricación, la caída de la confianza empresarial, la volatilidad del mercado y las interrupciones en la cadena de crecimiento. Es decir, este ignorante de la política, de la administración pública o gubernamental y de todo lo que le rodea, Mr. Trump, iba a causar (y lo puede causar todavía), un gran “crack”, un quiebre en la economía, peor que el sucedido en la crisis de los años 20, en el siglo pasado, y que desató una alteración intrínseca y el terror en toda la Tierra.
En la visión de los expertos bancarios
Al tomarles las opiniones a los dirigentes de varios entes bancarios famosos y mundiales, como el Banco JP Morgan, declaró que cree que la probabilidad de una recesión mundial es ahora del 60 por ciento y se daría a finales del presente 2025, en comparación con el 40 por ciento antes del anuncio que hizo Trump de subir los aranceles.
Para el Deutsche Bank de Alemania, el más grande, fuerte y poderoso de Europa, los nuevos aranceles tendrán enormes implicaciones globales para este 2025 y las décadas venideras. Nótese lo nocivo que es este tipo incrustado en la Casa Blanca, haciendo estupideces, semejante a un desquiciado con un revólver cargado en sus manos y disparando hacia todas partes sin mirar a quienes mata o hiere. Así es el comportamiento esquizoide de Donald Trump. “Efectos que se extenderán por décadas enteras en el futuro”, así han asegurado los tecnócratas financieros alemanes,
En el caso de los asiáticos, este continente es el que se ha visto más afectado por las decisiones estúpidas, salvajes y brutales tomadas por Trump, ya que los aranceles que les han impuesto, son superiores al 40 por ciento a sus productos y a países clave, lo que impulsó a naciones como Vietnam, Taiwán e Indonesia a contactarse de inmediato, vía telefónica, con la Casa Blanca, para pactar acuerdos económicos y equilibrar lo que este sujeto ha querido desbalancear o poner en “la cuerda floja.” “Me han llamado porque todos quieren besarme el culo”, fue la vulgar expresión que hizo escuchar Trump a los periodistas que tomaban nota de sus parcas, desabridas e insuficientes palabras, en un vocabulario personal que apenas llega, a duras penas, a unos 500 vocablos en inglés y que masculla, cambia de posición y los deja oír a diario. Su ignorancia es impresionante y deprimente, pues se trata del presidente más pobre, cultural e intelectualmente, que ha arribado a Washington en toda su historia democrática, dejando atrás a personajes también realmente pobres en ese mismo sentido, como Jimmy Carter o Lyndon B. Johnson.
Regresando a la gran problemática causada por Trump, los aranceles que impuso a China se salieron de todo contexto e imaginación, superando el 100 por ciento y haciéndolos crecer después de haber pronunciado cada diatriba en la Oficina Oval de la Casa Blanca; es decir, los ha ido aumentando conforme le ha dado la real gana, en represalia, según él, por las importaciones estadounidenses que son mayores que las de los chinos en reciprocidad comercial: los norteamericanos compran más a los chinos que éstos a los estadounidenses. También restringió la exportación de algunas tierras raras, materias primas vitales que son necesarias para producir nuevas tecnologías y productos de energía limpia. Un verdadero ataque matizado con la agresividad de su carácter y el delirio por causar daño, porque esa ha sido la intención de Trump: causar daño a la mayormente cantidad de países, sus gobiernos y sus pueblos. Causar daño. No hay otra intención en la superficie de sus decisiones y tampoco en lo profundo de las mismas.
En lo que respecta a la India, ahora enfrenta una tasa del 26 por ciento sobre sus exportaciones a los Estados Unidos, pero no se planteó tomar represalias, como sí lo hicieron los chinos al subirles los aranceles a los estadounidenses. De hecho y por el contrario, los hindúes se apresuraron a reducir algunos aranceles a las importaciones desde los Estados Unidos. Un poco de la antiquísima sabiduría que caracteriza a este pueblo y sus dirigentes.
En lo que estriba a la Unión Europea (UE), a sus exportaciones hacia USA, enfrenta nuevos aranceles por el 20 por ciento y sus ministros de finanzas se reunieron recientemente en Luxemburgo para evaluar la respuesta que darían a los Estados Unidos. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, el brazo ejecutivo del bloque de países, manifestó desde Bruselas, Capital de la UE, que está preparada para “defender sus intereses con contramedidas proporcionadas”, pero también destacó el compromiso de las UE de entablar negociaciones con los Estados Unidos, en relación con este tema.
Hasta aquí, todo está claro. No hay que clarificar más allá de lo descrito, pues lo hechos acaecidos, provocados por este energúmeno que han implantado en la Casa Blanca, se explican por ellos mismos. Sus ataques, mediante movimientos suicidas y criminales en el aspecto arancelario, han sido directos, flagrantes, mal intencionados en todas sus dimensiones, con el único deseo de dañar. Siempre dañar. Hasta a las islas que sólo tienen por habitantes a pingüinos, leones marinos y otros animales de la Antártida. Hasta allí ha llegado su esquizofrenia.
“El rebote” que se ha dado en la economía de los Estados Unidos ha sido aleccionador para este ignorante congénito y su grupo de supremacistas que se han hecho con el poder en esta superpotencia; es decir, si la economía estadounidense había logrado un crecimiento de casi el 3 por ciento desde el final de la pandemia ocasionada por la China comunista, con el Covid-19, ahora enfrenta lo que el proveedor de análisis financieros, Morningstar, ha llamado “una catástrofe económica auto-infligida”, a raíz de los aranceles decretados por este bestia con ropa que habita en Washington… Trump. Aquí el término clave es “auto-infligida” y que se debe tener siempre en la retina en cada conversación que se dé al respecto: Trump se ha disparado él solito en sus pies, porque le ha causado daño a la mismísima economía de su país. Es por ello que S&P Global elevó la probabilidad de recesión en los Estados Unidos, entre el 30 y el 35 por ciento; y Goldman Sachs pronostica un aumento del 45 por ciento en el venidero 2026. En Capital Economics, con sede en Inglaterra, advierten que la inflación en USA podría superar el 5 por ciento y esa recesión empeoraría si el Congreso estadounidense “no aprueba un estímulo fiscal oportuno a las luchas internas republicanas.” Pero las palabras definitorias sobre este caso las ha pronunciado el jefe de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Jerome Powell, quien advirtió que “los aranceles probablemente causarían un aumento de la inflación en Estados Unidos y una desaceleración del crecimiento.” Así mismo mencionó el riesgo elevado de mayor desempleo. Es decir, un auténtico suicidio es lo que ha provocado en la economía este sujeto que en sus primeros meses en la Casa Blanca, sólo “animaladas” (con el perdón de los animales), ha hecho día tras día, hora tras hora, en detrimento, no sólo de los socios comerciales de su nación, sino contra los estadounidenses mismos.
Para finalizar sobre este delicado y molesto tema de los aranceles “made in Trump”, tocamos el caso de China, país al que los aumentos decretados por este energúmeno podrían obstaculizar su economía al interrumpir las actividades exportadoras y causar una volatilidad sustancial en el mercado. Es por eso que el Ministerio de Exteriores chino criticó a esos mismos aranceles al calificarlos de “intimidación económica e inconsistentes con las normas del comercio internacional” e instó a los Estados Unidos a resolver las tensiones comerciales de una manera mutuamente beneficiosa. Por lo pronto, no se vislumbra ningún acercamiento entre los líderes de ambas naciones y un acuerdo que erradique por completo los aranceles o los ajuste en su debida proporción, yace todavía muy lejano en el horizonte.
Esa fue la primera pieza del puzzle que trató de hacer encajar a la fuerza y que definitivamente ahí no calza y no entrará nunca jamás.
El punto 2 de nuestro análisis a los errores cometidos por Donald Trump al inicio de su segundo mandato, por querer cambiar el rumbo normal de los acontecimientos, se refiere a su entrañable amigo, el multimillonario surafricano Elon Musk, a quien Trump llevó al seno del gobierno para hacer más barrabasadas de las que ya se venían planteando con antelación. El mismo mandatario anunció que Musk dejará el gobierno en pocos meses, quizás días apenas, debido a que no funcionó dentro del Gabinete, primero por inexperiencia política y en segundo lugar, por tratar de hacer todo a la manera de su jefe Trump; es decir, usando la fuerza bruta. Es por ello que, en parte a las repercusiones por las nefastas decisiones tomadas en lo económico, siempre con los aranceles, Tesla, la fábrica de autos de alta gama que pertenece a Elon Musk, rebotó en la Bolsa de Nueva York y ello impulsó a Musk a alejarse lo mayormente posible de ese nefasto amigo, a quien tuvo que devolver su dinero en millones de dólares, por haberlo expulsado en el pasado cuando Musk compró la red social Twitter, a la que renombró X, posteriormente. Tuvo que recompensar el supuesto daño moral que le causó a Donald Trump en aquel momento.
Lo cierto es que las acciones de la compañía de vehículos eléctricos que pertenece a Musk, experimentó una verdadera “montaña rusa” bajando y subiendo en la Bolsa neoyorkina, primero por culpa de los aranceles y en segundo lugar, subieron por la noticia de que Musk dejaría en definitiva al Gabinete del corredor de bienes raíces, Donald Trump. En este último renglón, Tesla subió un 5,26 por ciento, después de haber descendido en la apertura más de un 4 por ciento, tras el anuncio de la caída de las ventas de los automóviles. Es evidente que las políticas de Musk –despidiendo a gran cantidad de sus puestos en el gobierno de los Estados Unidos, en un proyecto enfocado en “adelgazar” al Estado-, han supuesto una carga para Tesla, que ha visto, además de la caída en las ventas, cómo se organizaron las protestas (de los burócratas despedidos), y los sabotajes en su contra, utilizando a los vehículos para tales fines vengativos.
Concretamente, Trump había nombrado a Elon Musk, director ejecutivo (dueño) de Tesla y SpaceX, para liderar los esfuerzos para recortar la financiación gubernamental y desmantelar varias agencias estadounidenses, ejerciendo el papel de empleado especial del nuevo gobierno. Pero ese trabajo causó multimillonarias pérdidas en las cuentas del surafricano, debido al “efecto rebote” causado por las decisiones draconianas en la economía, tomadas por Trump. “Creo que es increíble –anunció Trump con esa parquedad suya al hablar y que desespera en quienes lo escuchan-, pero también creo que tiene una gran empresa que dirigir (reflotar, mejor dicho en su caso). En algún momento, volverá. Quiere hacerlo.” Dijo el presidente. De tal manera, Elon Musk dará varios pasos hacia atrás y dejará el rol sin precedentes que ocupaba hasta ahora, como responsable del llamado DOGE, el departamento de eficiencia que está llevando a cabo los recortes y despidos en la administración, como asesor cercano con acceso total, algo así como un copresidente del país. Hay quienes resumen la posición actual de Musk dentro del Gabinete de esta forma: ha causado choques dentro del grupo del gobierno, recelos con el movimiento MAGA (Make America Great Again), temor en el Partido Republicano y la derrota en las elecciones judiciales de Wisconsin; y es así como ha pasado de ser un activo único, a un problema creciente para la administración. Por eso tiene que marcharse lo más pronto posible.
En otras palabras más claras todavía, el hundimiento de las acciones de Tesla causando millones de millones de dólares en pérdidas a Musk, más el desplome de las ventas de los autos en el primer trimestre del año, en un 13 por ciento, fundamentalmente por el rechazo en todo el planeta al posicionamiento ideológico y político del multimillonario surafricano, quien no sólo ha tenido que pagar su nefasta amistad con Donald Trump, sino porque se ha metido en los asuntos políticos internos de varias naciones del mundo, especialmente cuando se realizaban elecciones democráticas, ha hecho que se gane la repulsa de muchísimas personas, quienes se han manifestado furiosas, con miles de miles de clientes ofendidos y dispuestos a hacerle pagar a Musk el daño que causó con sus despidos, muchos de ellos injustificados.
Paralelamente, miembros del Partido Republicano, al cual pertenece Trump, se han sentido atemorizados y chantajeados permanentemente, ya que el presidente y su entorno han dejado claro que cualquier congresista o senador que se aparte de la línea marcada por la Casa Blanca y no vote y actúe según los deseos del mandatario, se enfrentará a primarias internas y el dinero de Musk financiará a sus rivales, hasta forzarlos a abandonar la política en forma irrefutable y definitiva. Ha sido tanto el recelo y el odio que Musk ha despertado en el interior de los republicanos, que Steve Bannon, quien fue consejero de Trump durante su primera administración, manifestó (lea reportaje en este mismo periódico sobre este tema en particular), en varias oportunidades, que “un multimillonario que además no nació en los Estados Unidos, no es de los míos ni representa mis valores.” En todo caso, Donald Trump le debe mucho a Musk, en especial cuando recuerda que ha sido un activo clave para él, cuando, durante la campaña pasada, donó más de US$200 millones y movilizó muchos más con sus amigos de Silicon Valley, para facilitar el triunfo electoral del actual presidente. Además, su control de X, el altavoz más potente del planeta, al ser el dueño de esta red social, aportó una ayuda inestimable a Trump, imposible de olvidar por mucho tiempo y de lo cual se hablará en los libros de historia cuando hayan pasado algunas décadas más adelante.
En resumen, Elon Musk se irá y dejará tras de sí un cúmulo de gentes fuertemente enfadadas, después de haber realizado un trabajo sucio, apoyado y ayudado por un séquito de jovencitos bajo su dirección, mediante el cual despidió a miles de personas, cerró organismos y agencias (en cuenta los medios de prensa La Voz de América y Radio Martí, emblemas prestigiosos del gobierno de los Estados Unidos), y amenazó a jueces con llevarlos a juicios políticos por haberse opuesto a las órdenes ejecutivas de Trump. Incluso, el Partido Demócrata, callado desde que perdió estrepitosamente las elecciones pasadas a nivel nacional, ha vuelto a movilizar a sus correligionarios para enfrentarse a este “monstruo” que estaba devorando la interioridad del Estado y han dejado en claro que Musk, su figura, “puede ser útil desde la sombra y con la billetera abierta, pero muy contraproducente en primera línea, por el rechazo que inspira, sus métodos y su agresividad que, a su vez, provoca violencia en los demás.”
En lo intrínseco del Gabinete tampoco le ha ido bien a Elon Musk, quien ha tenido numerosos choques y roces con otros altos funcionarios y para citar algunos, nos remitimos al secretario de Transportes, con quien sostuvo una gresca a raíz de los accidentes aéreos y por el personal de control aéreo, que Musk criticó acremente. Y con el Secretario de Estado, Marco Rubio, también tuvo un rifirrafe debido al cierre ordenado por Musk, de organismos que estaban bajo el control de Rubio y por haberlo “ninguneado” y por haber sido atacado delante del mandatario al reprocharle el despido de funcionarios a un ritmo y un modo inapropiados. Este es el comentario que mejor define a Musk y su actividad dentro del gobierno, expresado por una persona cercana a él y que lo conoce muy bien. Apareció en forma de artículo en la publicación llamada Político: “Muchos dicen que es una fuerza impredecible e inmanejable que ha tenido problemas para comunicar sus planes a los secretarios del Gabinete y a través de la cadena de mando de la Casa Blanca, liderada por la jefa de Gabinete, Susie Wiles, lo que con frecuencia los pone frenéticos con comentarios inesperados y fuera de lugar en X, su plataforma de redes sociales, incluyendo compartir planes no examinados y descoordinados para desmantelar las agencias federales.”
Para finalizar sobre este personaje, el segundo error cometido por Trump o la pieza dos del puzzle que no encajó en el tablero y que el presidente quiso meter a presión, nos resulta oportuno describir “la montaña rusa” que ha vivido Musk con sus empresas. Cuando su amigo ganó las elecciones, la fortuna del surafricano se disparó súbitamente hacia arriba, gracias a la subida de las acciones en todas sus empresas, en particular en Tesla o SpaceX, con demasiados vínculos con el nuevo gobierno; empero, con el paso del tiempo, todas las ganancias obtenidas se han evaporado como por arte de magia, o mejor dicho, por las razones que hemos desglosado en los trazos anteriores de este reportaje, en especial por las caídas de los principales índices, por causa de las nefastas decisiones económicas y acciones políticas de esta nueva administración. En cierto modo, Musk ha abandonado también a esas empresas suyas, ya que se pasa gran tiempo al lado de Trump, ya sea en la Casa Blanca o en Mar-a-lago, la mansión del magnate en La Florida y ello ha redundado en la caída de las ventas de su auto eléctrico. Las ventas de los vehículos Model Y y Model 3, en este primer trimestre del 2025, un 12 por ciento menos que hace un año atrás; y las ventas del Cybertruch, el Model S y el X, cayeron un 24 por ciento, con sólo 12,881 autos vendidos, muy por debajo de las previsiones de esa empresa, que esperaba vender unas 390,000 unidades en ese mismo espacio de tiempo. Simultáneamente, enfrenta ahora boicots e incluso ataques alrededor del mundo contra sus automóviles e instalaciones y un analista de su situación financiera y de imagen lo describe todavía mejor: “En Estados Unidos, hasta hace poco, un Tesla era muestra de estatus, de compromiso medioambiental, incluso de progresismo. Ahora, es todo lo contrario.”
Con Elon Musk, la segunda pieza del puzzle que deberá ser desechada por no pertenecer a ese grupo y no encajar del todo, se cumple aquel aforismo del filósofo hindú Krishnamurti, quien dijo: “El prestigio y el buen nombre, valen más que todas las riquezas y el oro del mundo.” Hoy, la imagen de este surafricano es detestada por millones de personas y muy posiblemente le costará mucho desprenderse de esa aura negativa que le ha proporcionado su amistad con un individuo aberrado e inhumano, en el caso de Donald Trump.
¿Sueña Trump con implantar la dictadura en USA?
La Constitución de los Estados Unidos de América permite que haya reelección en la presidencia del país sólo de manera consecutiva; esto significa que, un mandatario en el cargo puede optar por la reelección presidencial, pero sólo en esa oportunidad y nada más. En el caso de Donald Trump, quien fue mandatario en una primera oportunidad, luego fue derrotado por Joe Biden, del Partido Demócrata, y en terceras elecciones Trump derrotó a su adversaria, Kamala Harris y se hizo con el poder nuevamente, no le está permitido postularse en esta oportunidad al mismo cargo. Pero él, piensa lo contrario. Es decir, “nadar contra corriente” es su especialidad o tratar de meter la pieza del puzzle a la fuerza, martillando, exigiendo, amenazando, insultando y violando las leyes que haya que violar, todo eso será lo que intentará en una tercera ocasión para continuar en la Casa Blanca. ¿Un golpe de Estado? ¿Violentar la Constitución? ¿Implantar una dictadura en la democracia más segura, grande y representativa del mundo, es lo que quiere? Este es el tercer punto o la tercera pieza del puzzle que quiere introducir a la fuerza y que significa otro errático movimiento de su parte. Veamos…
Aquí la gran interrogante que se hacen los estadounidenses es: ¿Puede Donald Trump seguir siendo presidente de los Estados Unidos en el 2029? Según la Carta Magna eso no es posible; a lo que este individuo prepotente, para quien las leyes sólo sirven para ser violentadas, contesta que “hay maneras…” Y la única que observamos, es la violencia precisamente.
Un cronista español así lo escribió en su periódico: “Desde su reelección como presidente de USA, Donald Trump ha coqueteado repetidamente con la idea de presentarse a un tercer mandato. Ahora hay nuevos indicios de que parece ir en serio: Trump acaba de decir a periodistas que muchos de sus partidarios quieren que siga en el cargo otros cuatro años más.” ¿Otra mentira de Trump cuando dice que “unos partidarios” lo quieren allí, en la Casa Blanca? Muy posiblemente eso sea, pues, en un individuo sin escrúpulos como lo es él, toda mentira es valedera. Incluyendo ésta.
Cuando le cuestionaron si quería volver a postular su nombre al cargo, contestó en medio de una sonrisa que ya todos le conocemos y que esconde que en el fondo de su ser, quiere ejecutar justamente lo que se le está preguntando. “No lo sé, nunca lo he considerado. Pero hay gente que dice que sería posible” Respondió para salir del paso. Posteriormente, en una entrevista telefónica con el canal de noticas NBC News, aclaró: “¿Por qué no? Me gusta trabajar. ¡No estoy bromeando!” Por su ignorancia congénita, porque nadie se lo ha explicado o porque cree que todo lo que él observe y sea objeto de su deseo o avaricia, puede ser tomado sin permiso de nada ni de nadie, no observa que la Constitución de USA le prohíbe, según explicamos anteriormente, en su Enmienda 22 donde señala que “ninguna persona podrá ser elegida para el cargo de presidente, más de dos veces.” Ello se remonta hasta los lejanos tiempos de George Washington, el padre de la nacionalidad de los estadounidenses; e incluso él mismo abandonó la casa de gobierno después de haber estado en ella durante dos períodos consecutivos; y durante casi 150 años, todos sus sucesores respetaron esa regla tácita, incluyendo aquellos que parecían prepotentes –igual que Trump o quizás un poco menos-, y se marcharon a la vida civil. En el ejemplo deparado por Franklin D. Roosevelt, quien fue el que duró más tiempo en la presidencia, fue por motivos de fuerza mayor, debido a la Segunda Guerra Mundial. Incluso se presentó para un tercer mandato en 1944, fue mayoritariamente votado por los ciudadanos, pero murió poco después. Pero en 1947, el Congreso introdujo la 22 Enmienda en la Constitución, que establece que el mandato de los presidentes puede ser únicamente a lo largo de dos legislaturas. No más que eso. Una Enmienda ratificada por todos los Estados del país en 1951.
A pesar de que lo anteriormente explicado está bastante claro, Trump sigue analizando si existe algún resquicio por dónde afectar y desobedecer a la Constitución; y un posible escenario sería una Enmienda Constitucional, un proyecto presentado en enero anterior por el diputado republicano, Andy Ogles, a la Cámara de Representantes de Estados Unidos, según el cual “los presidentes que no hayan gobernado durante dos mandatos consecutivos, pueden presentarse por tercera vez.” Un proyecto de ley hecho práctica e indudablemente a la medida de Trump, según vemos. Reiteramos que la presidencia de Joe Biden se interpuso entre las dos administraciones de Trump; pero, en opinión de los expertos en la Constitución de USA, ese proyecto de ley no tiene posibilidades reales de ser aprobado, en parte porque requeriría una mayoría de dos tercios de ambas cámaras del Congreso y los republicanos sólo disponen de mayorías simples y dependerían de los votos de los demócratas, quienes no se han declarado enemigos acérrimos (o mortales) del actual presidente, sino que lo quieren ver derrocado de un instante a otro. Un “secreto a voces” que no hace falta que lo expliquen mucho. A esto hay que agregarle en contra del mandatario de hoy en día, que al menos tres cuartas partes de todos los Estados de USA, tendrían que votar a favor y sólo 27 de éstos, están gobernados por republicanos.
Otra posibilidad y sería la más viable, sería la estrategia planteada por los republicanos de que el vicepresidente J.D. Vance postule su nombre a la presidencia (u otro republicano), y lleve en su fórmula a Trump en las votaciones del 2028. Una vez ganados esos comicios, en el hipotético caso de que así ocurriera, el nuevo presidente dimitiría y subiría Trump al poder en calidad de mandatario de la nación. Pero… ¿Aceptaría el testaferro, sería tan servil con ese sujeto analfabeto y pleno de grosería, como para renunciar al más alto cargo del planeta en favor de alguien con esas características personales? Es muy posible que en el Partido Republicano hayan gentes así, quienes son tan pequeñas en su fuero interno, con personalidades tan obtusas, carentes y vacías, que ven en Trump a alguien descomunal, lleno de magnificencia, a quien hay que rendir honores y pleitesía en cualquier momento y lugar. Alguien más colosal que Winston Churchill, Konrad Adenauer, Angela Merkel o Mahatma Ghandi. Hay muchos en los Estados Unidos que piensan y sienten así por ese energúmeno llamado Donald Trump. El servilismo, el “lame-botas” en toda su magnitud.
Empero, los guardianes de la Constitución también han puesto una detente a esa posibilidad y alegan que la Duodécima Enmienda a la Constitución de 1804, establece que “las personas no elegibles para el cargo de presidente, no serán elegibles para el cargo de vicepresidente de los Estados Unidos.” Lo cual limita absolutamente a Trump de ser, incluso, vicepresidente como pretenden algunos (o muchos) republicanos. Este sujeto dijo a NBC News secamente: “Pero hay otros…” Se refería a otros métodos que habría observado a su favor, pero no explicó cuáles son.
Visto el caso y comprobado el hecho, si se le permitiera postularse nuevamente a un tercer mandato a este individuo, podría perderlo electoralmente, si y sólo si el Partido Demócrata logra salir del “shock” de su reciente derrota en los comicios, se reorganiza apropiadamente y presenta un candidato carismático, con “arrastre” real, que sea diametralmente diferente a Kamala Harris, quien, según el fraude de los encuestadores, iba pareja en la intención de voto con su adversario y no era verdad al ser derrotada por una verdadera y categórica “paliza” con los votos. Evidentemente, el gobierno de Trump ya ha empezado “a hacer agua” muy temprano, ya que se ha echado al mundo entero en contra de manera literal e, incluso, en el interior del país, en los mismos Estados Unidos, muchos, pero muchísimos de sus votantes republicanos, están arrepentidos de haber votado por él, puesto que han perdido sus trabajos por la mano inquisidora de Elon Musk y muchos empresarios ven peligrar sus compañías debido a la pésima y riesgosa política arancelaria que está practicando el actual mandatario. Todas estas situaciones podrían tirar por la borda cualquier postulación por tercera vez de este sujeto impresentable, inaudible e intolerable que es Trump. Además, la edad sería un factor determinante, ya que tendría en ese instante 82 años, cuando el hombre, aunque sea robusto y sano físicamente, comienza su declive en la vida. A partir del 2029 una nueva presidencia de este fulano sería seriamente debatible, pues si su cerebro nunca le ha funcionado bien, ha sido un incordio evidente con la cultura, la inteligencia, la lealtad, el buen razonamiento, los escrúpulos, la honorabilidad, la honestidad, los buenos sentimientos hacia los semejantes y otras virtudes, a los 82 años sería una solemne porquería sin lugar a dudas.
Pero sus palabras cortas, mal hilvanadas y que le muestran como el ignorante congénito que es, todavía se dejan escuchar en los aparatos de televisión cuando concedió la entrevista: “Tenemos cuatro años, de momento. El tiempo vuela, pero todavía son casi cuatro años y ahora mismo estamos recibiendo muchos ánimos sobre el gran trabajo (?) que hemos hecho en los primeros cien días.” Sin palabras. Es un tipo que retrata con fidelidad lo que son los estadounidenses de hoy en día: el caos como individuos y sociedad.
El Espectro del Pensamiento de Donald Trump
WASHINGTON D.C. USA-(Especial para The City Newspaper) Desde la primera hora cuando puso sus pies en la Oficina Oval de la Casa Blanca, en lo que iba a ser su segundo mandato no consecutivo, Donald Trump comenzó a inquietar y preocupar al mundo entero con una serie de decisiones controversiales (y peligrosas), debido al poder directo e indirecto que tienen los Estados Unidos en todo el orbe. Repasemos algunas de esas determinaciones que todavía “flotan” en la atmósfera planetaria y que siguen causando enorme polémica en los afectados y mantiene a los periodistas y analistas del acontecer noticioso, a la expectativa.
La Franja de Gaza un posible y lucrativo negocio
Son dos las acciones precisamente, que podrían acabar con el sueño del pueblo palestino de una vez y por todas: por un lado, Benjamín Netanyahu, requerido por la Corte Penal Internacional (CPI), por sus crímenes de lesa humanidad, bombardea a diario ese enclave donde viven más de dos millones de personas hacinadas, pues los judíos o israelitas les han venido arrebatando sus tierras palmo a palmo, mes a mes y en medio de la mayor impunidad, y asesina a más de 100 personas inocentes por día y destruye lo poco que ha quedado en pie. Tampoco deja entrar la ayuda humanitaria en ninguna de sus variables: ni los médicos, paramédicos ni alimentación. En segundo término, una vez que haya destruido todo en Gaza, llegarían los ingenieros estadounidenses (muchos de ellos también judíos), para delinear lo que sería un sitio de recreación con hoteles de lujo, campos de golf para millonarios, casinos y toda la diversión que Jared Kushner, el yerno judío de Trump, casado con Ivanka, le ha aconsejado al oído a su suegro y éste, con tal de hacer más dinero, estuvo de acuerdo con su infame yerno y arrebatarle definitivamente la Franja de Gaza a los gazatíes y expulsarlos hacia Egipto y Jordania, cuyos gobiernos se han negado de plano a recibir a esos “parias” que tanto estorban a Netanyahu, a Kushner y a Trump. Evidentemente, la problemática, el proyecto que quieren realizar en Gaza, está en manos de los judíos y de un simpatizante de esa raza (totalmente plegado a los israelíes), como lo es Donald Trump, un individuo glacial, a quien el sufrimiento ajeno le vale tanto como un botón de una de sus camisas que ha desechado por vieja.
Es así como sus declaraciones dichas el 4 de febrero pasado, revivieron una idea que siempre ha estado en la mente de Jared Kushner, quien considera a Gaza un potencial emprendimiento inmobiliario, en lugar de atenderlo en su actual situación política y humanitaria. Es por ello que su suegro, el violento y grosero Trump anunció que los Estados Unidos tomarían el control de la Franja de Gaza y se apoderaría de ella: “Tenemos la oportunidad de hacer algo que podría ser fenomenal (siempre con sus ridículas expresiones verbales que reflejan su casi nula instrucción o alfabetización para ser más claros). Y no quiero hacerme el listo. No quiero ser un tipo sabio. Pero ‘la Riviera del Medio Oriente’ (a semejanza de la francesa), esto podría ser algo que podría ser así, podría ser magnífico.” Manifestó un exultante mandatario estadounidense.
Pero supongamos que Egipto y Jordania acepten recibir a los palestinos (algo que no pasará en ningún momento, según han afirmado sus gobernantes y más bien se pliegan al proyecto de un Estado palestino), y los hoteles y casinos de cinco estrellas comienzan a funcionar en lo que antes fue el sueño de todo un pueblo, entonces ¿Quién garantizará la seguridad de esa “riviera”, quién podrá decir que las facciones llamadas terroristas por occidente no van a demoler a bombazos dichos resort de lujo? Porque si hay una verdad única en Oriente Próximo es la perseverancia de los islamistas por sostener y mantener esos sitios que consideran santos y el enclave de Gaza, así como los demás territorios donde viven musulmanes, son tierras sagradas para ellos, desde Afganistán hasta la península arábiga y defienden esas tierras con la sangre propia y la de sus hijos, de acuerdo a lo que hemos visto en el devenir de los tiempos. Simplemente sería un “resort lujoso sí, pero sangriento a la vez” y quizás esa alternativa sería la más viable para los palestinos, porque su pueblo, residente en Egipto y Jordania, no sufriría los bombardeos descarados de los israelitas, con un Netanyahu fuera del poder, envejecido y en prisión, pues es requerido por la justicia de Israel, lo mismo que la internacional, y, por el contrario, serían los turistas estadounidenses, europeos e israelitas los que quedarían asesinados en las costosas alfombras de esos hoteles y en los campos de golf, tan amados por Trump.
Kushner, como buen amante del dinero, como auténtico judío que es, en una entrevista en la Universidad de Harvard, en febrero del 2024, dijo que “la propiedad frente al mar de Gaza podría ser muy valiosa si la gente se centrara en crear medios de vida (…). Y desde la perspectiva de Israel, yo haría todo lo posible para sacar a la gente (los gazatíes) y luego limpiarla.” Nótese el último verbo… “limpiarla”, que no es otra cosa que eliminar, masacrar, desaparecer, deportar (en “el mejor” de los casos), exterminar o limpiar étnicamente a todo un pueblo, una misión que hace tiempo comenzó su paisano Netanyahu, al bombardear a Gaza ferozmente como lo ha venido haciendo.
¿Tiene realmente un plan de gobierno Trump tras su nuevo arribo a la Casa Blanca?
Quienes le conocen aseguran que, al no ser un político natural, auténtico o por antonomasia, Donald Trump no sigue ningún plan previo en el momento de gobernar. Así según su ex asesor de seguridad en su primera administración, John Bolton, en unas declaraciones que este mismo periódico The City, publicó en meses recién idos. De hecho, un rotativo europeo comentó lo siguiente y lanzó a sus lectores una pregunta concluyente: “Donald Trump ha mantenido al mundo en vilo con declaraciones, decretos y comentarios punzantes desde que regresó a la Casa Blanca. El presidente estadounidense produce titulares por minutos. ¿Está siguiendo un plan?” Cuestionó el cronista.
Ciertamente, lo que prevalece es aquello que dice que Trump quiere transformar lo que ha estado establecido durante décadas en los Estados Unidos; en otras palabras, quiere desmantelar a las Instituciones que han permanecido intocables a través de las décadas. Según Thomas Greven, del Instituto Kennedy de la Universidad Libre de Berlín, Alemania, Trump podría compararse con Franklin D. Roosevelt y su New Deal de 1933, cuando implementó una avalancha de leyes y decretos para que el gobierno federal liderara la recuperación económica, imprescindible después del famoso “crack” de la economía estadounidense o la llamada depresión de los años 20. Sin embargo, cita el experto analista, en aquella ocasión el presidente enfrentó una dura resistencia de parte de la Corte Suprema, que bloqueó algunas de sus reformas por radicales y peligrosas para el modo de ser del ciudadano estadounidense, entre otras razones de peso y de fondo, en aquellos momentos.
No obstante, a diferencia de Roosevelt, Donald Trump no enfrenta en la actualidad a una Corte Suprema hostil, ya que la ha llenado de jueces conservadores, afines a sus decisiones y que respaldan, por lo tanto, su “agenda”, si la tuviere. Pero en el criterio de Greven, el tiempo es el peor enemigo de Trump, porque tiene apenas dos años para implementar los cambios profundos antes de las próximas elecciones a mitad de su mandato. Además, el politólogo consultado explica que Trump “busca desmantelar los controles democráticos para establecer estructuras autoritarias. La cuestión es hasta qué punto podrá hacerlo.”
Retomando el tema de este subtema en particular o la pregunta si el presidente norteamericano sigue un plan previo o no lo sigue, su ex asesor Steve Bannon explica que, para imponer su agenda, Trump utiliza una táctica conocida como “Flooding the zone with shit”, que consiste en saturar el espacio mediático con una avalancha de anuncios, declaraciones y escándalos, que dificultan la reacción de la oposición demócrata. Y la respuesta que éstos han dado a Trump ha sido el silencio a sus provocaciones, no caer en ellas y centrar sus esfuerzos en el ámbito judicial. Es cuando Greven vuelve a señalar: “Los demócratas han decidido no responder a cada ataque, ya que eso debilitaría su estrategia. En cambio, confían en la justicia y en una posible corrección electoral en 2026.”
Lo cierto es que Trump apuesta por órdenes ejecutivas maximalistas, que incluyen cláusulas de salvaguarda para que, incluso si hay partes que son anuladas en los tribunales, el resto siga en vigor. ¿Obedece ello a la propia creatividad de Trump o sus asesores son quienes hacen este trabajo? Cuesta creer que un individuo acéfalo en cuestiones políticas y jurídicas, tenga esa capacidad para planear tales métodos y, muy al contrario, esta vez está mejor asesorado que en su primer gobierno, cuando despedía a cuantos se le ocurría a los pocos días de haberlos nombrado en la Casa Blanca.
En resumen, el axioma de Trump se ha enfocado en prioridades clásicas del Partido Republicano: reducir la burocracia, endurecer las políticas migratorias y reforzar el control fronterizo; pero lo inédito en la actualidad es la radicalidad con la que está intentando implementar esos cambios. Y esto del radicalismo es característico de Trump; es decir, “tomar decisiones con un mazo en sus manos”, sin importarle a quienes daña, a quienes deja en la estacada y en cualquier momento de sus vidas. Para otro experto alemán, en este caso Sasha Lohmann, especializado en el tema de los Estados Unidos, de la Fundación Ciencia y Política (SWP), localizada en Berlín, este enfoque busca generar una transformación estructural del país y lo explica de esta manera: “Trump no sólo quiere reformas, sino una revolución reaccionaria que debilite los mecanismos de control democrático y establezca un sistema más autoritario.” En otras palabras más claras y simples: Donald Trump tiene alma de dictador y de ahí resulta su comportamiento que busca precisamente eso… un sistema menos democrático, que le facilite poderes que nunca antes otro presidente tuvo en los Estados Unidos y le permitan actuar a sus anchas, con mayor agresividad, en el momento que quiera y donde así lo determine.
Expulsiones de migrantes versus grupos religiosos
En los primeros días de Trump en la Casa Blanca, se desató una persecución sin igual en las calles y barrios de las ciudades estadounidenses, de parte de las autoridades y en contra de los migrantes indocumentados, quienes ingresaron a este país de manera ilegal. Fueron muy evidentes las formas de actuación de los policías y demás agentes, al ingresar a todos los sitios, incluso sin permiso previo, para detener, esposar y llevarse a los migrantes, causando unas escenas dignas de otras épocas cuando las deportaciones eran la constante en otras sociedades y países.
Incluso, los persecutores ingresaron a Instituciones que merecen respeto previo y absoluto, comenzando por solicitar permiso para ingresar, cosa que no hacían en modo alguno. De tal manera, grupos religiosos de cristianos y judíos se unieron para presentar una demanda contra las detenciones en los lugares de culto (templos cristianos y sinagogas). Los demandantes alegan que la actuación de la policía migratoria ha desatado el miedo entre los feligreses y viola el derecho constitucional de la libertad religiosa y han sido más de dos docenas de grupos religiosos, que aglutinan a millones de fieles en Estados Unidos, los que presentaron la demanda en un tribunal federal del Distrito de Columbia, en contra de la campaña de deportaciones de Donald Trump, que permite a los agentes de inmigración entrar a los lugares de culto para realizar las detenciones.
Los demandantes han sido la Iglesia Menonita, la Iglesia Presbiteriana, la Iglesia Episcopal, la Red Nacional Latino Cristiana, la Conferencia Central de Rabinos Americanos (judíos), y la Convención Bautista Hispana de Texas, organizaciones que han denunciado la intromisión de las fuerzas de seguridad en sus templos, con el fin de detener a migrantes allí, lo cual viola la Primera Enmienda de la Constitución que garantiza la libertad de culto. Es cuando Kelsi Corkran, abogada principal de los demandantes, argumenta al respecto: “Las congregaciones están experimentando disminuciones en la asistencia a los cultos y la participación en los servicios sociales, debido al temor a ICE (Oficina de Inmigración y Control de Aduanas), y se encuentran en esta posición en la que tienen que elegir si continúan dando la bienvenida y alentando a las personas indocumentadas a sus lugares de culto, de acuerdo con su misión religiosa, sabiendo que las están exponiendo a la detención y deportación.” Los Menonitas interpusieron su demanda contra el Departamento de Seguridad Nacional, en Washington D.C., ante la mayor deportación de la historia de los Estados Unidos, en la cual los agentes policiales han traspasado todas “las líneas rojas” existentes, hasta llegar a lo profundo de los templos para capturar a los ilegales y expulsarlos del país pocos días después.
Ciertamente, las iglesias y otros lugares de culto, junto con los hospitales y las escuelas, han sido considerados durante décadas “lugares sensibles” que han prestado protección a los migrantes sin documentos y éstos así se han sentido… protegidos ante las redadas; pero Donald Trump levantó ese veto apenas arribó a la Casa Blanca, el 20 de enero anterior, y su “zar de la frontera”, Tom Homan, ni lerdo ni perezoso, ordenó las detenciones en las iglesias. Es por eso que el documento que contiene la demanda, sostiene que “la nueva política está generando miedo, lo que reduce la asistencia a los servicios de culto y otros programas eclesiásticos. El resultado es que se infringe la libertad religiosa de los grupos, específicamente su capacidad para atender a los migrantes, incluidos aquellos que están en Estados Unidos ilegalmente.”
Para el rabino Rick Jacobs, de la Unión del Judaísmo Reformista, “hay un riesgo directo de intrusión del gobierno en los espacios sagrados. La historia del pueblo judío es una en la que, debido a la persecución religiosa, nos vimos obligados, una y otra vez, a huir de las tierras en las que residíamos. Es por eso que valoramos el compromiso estadounidense con la libertad religiosa, permitiéndonos a nosotros y a todas las personas, la capacidad de adorar y vivir las enseñanzas de nuestra fe sin interferencia del gobierno.”
Es importante resaltar que Trump había asegurado que las deportaciones se iban a limitar solamente a los migrantes con historial delictivo; pero, con el paso de los días, ha sido notoria la persecución y captura de cualquier indocumentado, aunque sea una persona decente, sin historial delictivo alguno; es decir, cualquiera puede ser detenido y susceptible de ser deportado. Y a ello se le deben sumar las declaraciones de Homan, quien dijo recientemente: “En cualquier lugar (sin importar si son templos religiosos, escuelas y hospitales), se harán (las detenciones), sin inhibiciones de ninguna directriz de la Administración anterior (de Joe Biden).”
Y es que las mismas iglesias prestan servicios a los migrantes, tales como clases didácticas, entrega de comidas, cuidado infantil, refugio y asesoramiento para los migrantes; pero el temor de estos últimos los hace ausentarse de todos esos sitios donde era común verlos compartiendo con líderes religiosos, funcionarios de las iglesias y demás miembros de la comunidad. Uno de esos perseguidos manifestó recientemente: “Mi madre, que tiene 84 años, tiene miedo hasta de ir a Waltmart.” Un caso individual que se repite generalizadamente en todos los Estados Unidos, hoy en día.
El Canal de Panamá en la mira de Trump
El mismo día cuando asumió el poder, Trump manifestó que podía enviar al ejército estadounidense para apoderarse nuevamente del Canal de Panamá. “La opción militar está en el aire”, dijo, palabras más, palabras menos. ¿Pero por qué esa amenaza flagrante e inusual en un presidente de USA? Según el secretario de Estado, Marco Rubio, enviado a todo el mundo por Trump, al reunirse con el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, exigió a éste “cambios inmediatos para contrarrestar la influencia china en el Canal.” Así de acuerdo a un comunicado emitido por el Departamento de Estado de la Unión Americana; y añadió Rubio: “este ‘statu quo’ es inaceptable y, a falta de cambios inmediatos, Estados Unidos tendría que tomar las medidas necesarias para proteger sus derechos bajo el Tratado.” Además, resaltó al mandatario panameño que Donald Trump “ha tomado la determinación preliminar de que la actual influencia y control del Partido Comunista Chino sobre el área del Canal de Panamá, es una amenaza.” Y según Washington, la influencia china “representa una violación del Tratado Relativo a la Neutralidad Permanente y el Funcionamiento del Canal de Panamá.”
La respuesta de Mulino, mandatario panameño, fue en estos términos: “la reunión (con Rubio), fue altamente respetuosa y cordial y la soberanía de Panamá no está en cuestión (descarta una invasión por parte del ejército estadounidense). No cabe duda de que el Canal es operado por nuestro país y así seguirá siendo. No veo una amenaza real de que Estados Unidos pudiera utilizar la fuerza militar para tomar el control de la infraestructura. La reunión (…) abrió un camino para la construcción de una nueva etapa en la relación entre Panamá y los Estados Unidos.” Esas declaraciones las dijo el presidente en conferencia de prensa después de su diálogo con Marco Rubio y aclaró que propuso al estadounidense la conformación de equipos técnicos que esclarezcan las dudas sobre la supuesta presencia china en el Canal de Panamá.
En lo que respecta directamente a Donald Trump, siempre tuvo en la mira la opción militar como hemos afirmado anteriormente y así lo hizo ver en varias oportunidades, como aquella cuando dijo a la cadena NBC News, que iba a recuperar el control sobre la vía interoceánica, por ser de suma importancia estratégica para los intereses de los Estados Unidos. Otros dos representantes del gobierno estadounidense aseguraron a la misma cadena de noticias que la Casa Blanca pidió al ejército que “desarrolle opciones para aumentar la presencia de tropas estadounidenses en Panamá. Esto iría desde una mayor cooperación en materia de seguridad entre Estados Unidos y Panamá, hasta una ocupación real, aunque esta última opción es menos probable.” Informaron.
Por su parte, el ministro panameño de Relaciones Exteriores, Javier Martínez-Acha, respondió a lo anterior que “Panamá se mantiene firme en defensa de su territorio, de su Canal y su soberanía. El Canal es operado por los panameños y, en caso de amenaza, los únicos que pueden convocar a otras naciones para defender la operatividad del Canal, es nuestro país, es el presidente de la República. El gobierno de Panamá mantiene siempre buena comunicación y cooperación con distintos elementos del gobierno de Estados Unidos y, en ese contexto, no, en lo absoluto, se ha conversado sobre el envío de tropas estadounidenses para custodiar el paso navegable.” Dijo a los periodistas.
Siempre es importante recordar que el último soldado que estaba estacionado en el área del Canal, se marchó de allí hace 25 años, exactamente el 31 de diciembre de 1999, el día cuando esta vía pasó a manos de Panamá y desapareció la famosa Zona del Canal, enclave estadounidense donde estaba su Base militar, también conocida con el nombre de “Comando Sur de USA.” El retiro de los militares norteamericanos se hizo a la luz de los acuerdos firmados entre el mandatario estadounidense, Jimmy Carter, y el panameño, Omar Torrijos, a la postre dictador de ese país centroamericano. La firma del tratado sobre el Canal ocurrió en 1977. Esta vía fue construida por los Estados Unidos a principios del Siglo XX y Washington lo controló durante décadas enteras, hasta que Carter lo traspasó a manos panameñas.
No obstante lo anterior, Donald Trump ha insistido en apropiarse nuevamente del Canal, al insistir en que su construcción revolucionó la navegación global, con un costo enorme de vidas humanas, quienes murieron en el momento del levantamiento de la gigantesca obra. Aseveró que 35,000 ó 38,000 hombres estadounidenses fallecieron durante la construcción entre 1904 y 1914; pero, si bien miles de vidas realmente se perdieron allí, debido a la malaria de la zona, la fiebre amarilla, los accidentes industriales y otros factores varios, las cifras anteriores dichas por Trump, no obedecen a la verdad, las abultó y las falseó, según es su costumbre al hablar sin conocer los datos fieles en ningún caso. Lo cierto es que el número oficial de muertos ronda las 5,600 personas y quizás un poco más. Y la abrumadora mayoría de los trabajadores no eran estadounidenses como aseguró Trump, sino de Barbados, las islas del Caribe, cercanas a las costas de los Estados Unidos. Y la cantidad de estadounidenses muertos en el Canal de Panamá durante su construcción, fue alrededor de 300, según Matthew Parker, historiador y autor del libro de consulta inevitable, La Fiebre de Panamá. Nunca las cifras hiper-infladas por el estrafalario presidente de los Estados Unidos.
De vuelta al mandatario actual de la nación centroamericana, José Raúl Mulino, aseguró que “no hay soldados chinos en el Canal. ¡Por el amor de Dios!” Exclamó. La verdad es que no hay indicios de presencia militar de China en el área, pero algunos observadores estadounidenses expresaron su preocupación por dos puertos que han sido administrados durante mucho tiempo por una subsidiaria de CK Hutchison Holdings, cuya sede está en Hong Kong, China; y la cooperación de Panamá con Pekín para financiar un nuevo puente sobre el Canal, también ha llamado la atención de la Casa Blanca.
El gobierno de los Estados Unidos siempre tiene presente que entre 13,000 y 14,000 barcos cruzan por año la vía fluvial que consta de 82 kilómetros, según datos cedidos por la administración; y USA, seguido por China y Japón, es el principal cliente del Canal de Panamá y casi el 72 por ciento de la carga que pasa por él, proviene o se dirige hacia los puertos estadounidenses. De ahí la preocupación de Trump y sus amenazas a las que deberíamos irnos acostumbrando desde ahora mismo, quienes le conocemos perfectamente. Además, dentro de su retórica incendiaria, el mandatario de los Estados Unidos acusó a los panameños de cobrar, en unos casos, tarifas ridículas y, en otros, exorbitantes, lo cual es “una estafa” para los barcos estadounidenses. Fue cuando su secretario de Estado, Marco Rubio, aseveró que “según un tratado, Estados Unidos está obligado a defender el Canal si es atacado; por eso es absurdo que buques estadounidenses paguen por cruzar por el Canal de Panamá.” José Mulino respondió que no existe posibilidad de eximir a los norteamericanos del pago por cruzarlo: “Tienen que pagar como todos los demás usuarios”, dejó entrever el mandatario panameño, de manera categórica y firme.
En todo caso, Donald Trump y sus asesores del Pentágono, tienen sus miradas puestas en el gobierno de Panamá y su colaboración con los chinos, quienes, a todas luces, quieren crear un gran área de influencia en aquellos lugares del planeta que han sido abandonados por los Estados Unidos y América Latina está dentro de las prioridades de Pekín, indubitablemente.
Donald Trump, el Supremacista Presidente de los Estados Unidos y sus Últimas y Erráticas Decisiones. Las Consecuencias…
WASHINGTON D.C. USA-(Especial para The City Newspaper) … Y, de repente, lo que parecía “un cielo azul con algunas nubes blancas que flotaban dispersas”, en medio de una cúpula celestial encantadora, se ha tornado súbitamente en negros nubarrones que han llegado más rápido de lo esperado. Es decir, la realidad de Donald Trump ha recobrado su verdadero color: oscuro, marrón, cuasi-negro en todos los aspectos, porque su mal llamada “política” está sucumbiendo ante los ojos de la humanidad y de su propio pueblo, el estadounidense. Y para ilustrar lo que afirmamos, miles de personas se han hecho a las calles en los propios Estados Unidos para manifestarse contra Trump y sus actitudes mal llamadas “política”, porque lo que él y su gavilla de racistas blancos (supremacistas millonarios) no es política, sino una actividad agresiva y violenta contra todo aquello que ellos deploran, critican y quieren exterminar; es decir, lo bueno, justo y centrado que hay en el mundo actual.
Las marchas fueron convocadas por organizadores de derechos civiles, sindicatos, veteranos de guerra y activistas electorales. Es la primera rebelión pacífica de este tipo y se espera que en los próximos años de des-gobierno de Trump y los suyos, ocurran muchas más en las principales urbes de esta nación. Los manifestantes lanzaron al aire proclamas contra Donald Trump y el multimillonario Elon Musk, quien tiene sus días contados dentro del Gabinete, porque, entre otras razones, sus empresas han sido golpeadas –lo que es el colmo-, por las decisiones económicas aberradas implantadas recientemente por su jefe y amigo Trump. Por ejemplo, Tesla ha sufrido millonarias pérdidas, junto al evidente desprestigio ante las gentes que se han dado cuenta de que esa empresa automovilística le pertenece.
Los manifestantes vociferaron airados contra las acciones del gobierno en relación con la reducción del Gabinete, del aparato Estatal, con despidos masivos de empleados quienes votaron, incluso, por el mismo Trump; también contra el sendero que lleva actualmente la economía del país, los derechos humanos y contra todo aquello que evidentemente está reñido con la cordura y la armonía dentro de los Estados Unidos y en el mundo entero. Más de 1,200 personas dejaban escuchar el lema: “¡Manos fuera!” Lo que significa que las manos destructoras de Trump y su gente, deben alejarse de las Instituciones y la democracia que han preservado los estadounidenses a lo largo de su historia. Fueron 150 grupos quienes hicieron el llamado al pueblo para que se hiciera a las vías públicas y así lo efectuaron al congregarse en National Mall de Washington D.C., las Capitales Estatales y otros lugares en los 50 Estados que componen la Unión Americana.
En concreto, su enojo se dirigió hacia las medidas del gobierno que ha despedido a miles de trabajadores federales (sin previo aviso), por el cierre de oficinas de campo de la Administración del Seguro Social, por la eliminación de agencias enteras, por la deportación de inmigrantes y por recortar la financiación federal para programas de salud. Cuando vociferaron contra Elon Musk, el surafricano que es considerado racista en su país de origen, lo hicieron porque este asesor de Trump, propietario de Tesla, SpaceX y la red social X, ha desempeñado un papel protagónico al ser nombrado jefe del recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), y con esos despidos que él ha ordenado de empleados gubernamentales, su intención ha sido la de ahorrarle al Estado millones de dólares, pero el daño social causado no ha tenido parangón.
Ataques a ciudadanos y sus Instituciones
Para Kelley Robinson, presidenta del grupo de defensa Human Rights Campaign, “los ataques que estamos viendo, no son sólo políticos: son personales, amigos. Están tratando de prohibir nuestros libros, están recortando la financiación para la prevención del VIH (SIDA), están criminalizando a nuestros médicos, nuestros maestros, nuestras familias y nuestras vidas. Estos son los Estados Unidos de Donald Trump y no los quiero, amigos. No queremos estos Estados Unidos, amigos. Queremos los Estados Unidos que merecemos, donde la dignidad, la seguridad y la libertad pertenezcan no a algunos de nosotros, sino a todos nosotros.” Expresó esta activista nacida en esta nación y a quien le duele lo que está sucediendo actualmente en su patria; y junto a ella, miles de personas marcharon por el centro de Manhattan, Nueva York; Massachusetts, donde miles más se reunieron en el parque Boston Common con carteles que decían “Manos fuera de nuestra democracia”, “Manos fuera de nuestro Seguro Social”, “¡Manos fuera!” En Ohio se congregaron bajo la lluvia en el Capitolio Estatal, en Columbus. Y Roger Broom, de 66 años de edad, jubilado del condado de Delaware, Ohio, dejó escuchar que solía ser un republicano, partidario de Ronald Reagan, el recordado y apreciado ex presidente, “pero Trump me ha desilusionado. Está destrozando este país. Es sólo un gobierno de agravios.” Dijo.
Otros cientos de inconformes con este gobierno se manifestaron también en Palm Beach Gardens, Florida, a pocos kilómetros del campo de golf de Trump, en Jupiter, donde había pasado la mañana el mandatario en el Campeonato del Club Senior. Los manifestantes se alinearon a ambos lados de PGA Drive, con el objetivo de animar a los autos a tocar sus bocinas, mientras coreaban consignas contra el violento presidente que ahora habita la Casa Blanca. Fue cuando Archer Moran, residente en Port St. Lucie, Florida, dijo a los periodistas que lo entrevistaban al calor de las protestas: “Necesitan mantener sus manos fuera de nuestro Seguro Social. La lista de lo que necesitan mantener sus manos fuera, es demasiado larga; y es asombroso lo pronto que están ocurriendo estas protestas desde que asumió el cargo.” Mientras tanto, la oficina de prensa de Trump informaba que “el presidente planea jugar golf nuevamente el domingo.”
Otro ejemplo de lo que ha sucedido en los últimos días en los Estados Unidos, lo hemos observado en Charlotte, Carolina del Norte, donde los manifestantes dijeron que apoyaban una variedad de causas (en contra de Trump), desde el Seguro Social y la educación, hasta la inmigración y los derechos reproductivos de las mujeres. Britt Castillo, de 35 años de edad, uno de los descontentos, señaló: “Independientemente de tu partido, independientemente de por quién votaste, lo que está sucediendo hoy, lo que está pasando hoy, es abominable. Es repugnante y por más roto que pueda estar nuestro sistema actual, la forma en que el gobierno actual está tratando de arreglar las cosas, no es la manera de hacerlo. No están escuchando a la gente. Todo lo que están haciendo es asegurarse de que tienen un ‘paracaídas’ para ellos y sus amigos ricos y todos los demás aquí, que viven bien –que hacen que los engranajes de este país giren-, al final del día están simplemente fastidiados.” Apuntilló.
Unas 20,000 personas se reunieron en la hierba que rodea al monumento de George Washington, a pocas cuadras de la Casa Blanca, como parte de las 1,200 protestas contra Donald Trump y su Gabinete de supremacistas blancos, millonarios que quieren destruir lo que ha venido funcionando y constituyendo la identidad de esta nación, para implantar lo que creen les beneficiará a ellos, a sus empresas y a sus cuentas sobrecargadas con millones de dólares. Otro ejemplo de ese enojo de los ciudadanos, lo dejó ver y escuchar Terry Klein, científica jubilada de Princeton, quien argumentó que protestaba contra las políticas de este individuo supremacista, “desde la inmigración hasta el tema de DOGE, los aranceles de esta semana y la educación. Nuestro país y nuestras Instituciones están bajo ataque.” Recalcitró. Así mismo se pudo ver entre los manifestantes, banderas de Ucrania que ondeaban y pañuelos palestinos en los cuellos de muchas de esas personas que deploran el amiguismo de Trump con el israelí criminal, Benjamín Netanyahu, que está aniquilando al pueblo palestino a base de misiles y bombardeos contra la población civil de ese enclave.
El nombre de la manifestación a nivel nacional, ha sido: “¡Quita tus manos!” Mientras que otros carteles dejaban leer: “¡No es mi presidente!” “Detengan el mal”, entre otras consignas. Pero esto no fue evidente solamente en los Estados Unidos, porque en otras Capitales del mundo, en los casos de París, Lisboa, Roma y Londres, lo mismo que en México y Canadá, se llevaron a cabo otras concentraciones en contra de Donald Trump específicamente y a quien hicieron ver toda la repulsión que este mismo individuo ha hecho nacer en los corazones de las gentes de bien.
Y en retorno a Washington, personalidades de la política estadounidense, como el legislador Jamie Raskin, participaron decididamente en las protestas. También el activista Graylan Hagler, de 71 años de edad, quien dijo a los medios de prensa: “Han despertado a un gigante dormido y todavía no han visto nada. No nos sentaremos, no nos callaremos y no nos iremos.” Mientras la multitud lo aplaudía y felicitaba entusiasmada por sus palabras que semejaron un reto al desastroso presidente que otros llevaron al poder. Para muchos, el gobierno de los Estados Unidos en manos de Trump, es igual “a un arma en manos de un loco”, más todavía cuando la economía del país ha entrado en una severa crisis, debido a sus medidas desproporcionadas. Es decir, haber elegido a este fulano para que los gobierne, ahora les está pasando la factura a los electores de los Estados Unidos, quienes están sufriendo la pérdida de sus puestos de trabajo, tienen inestabilidad financiera general y ahora, recientemente, ha causado la caída de las Bolsas. Todo indica que se avecina una época nefasta para la humanidad entera con este analfabeto y violento compulsivo que es Donald Trump.
Resultados por el aumento de los aranceles
La imposición de la serie de aranceles alrededor del mundo (incluyendo a una isla que sólo tiene por habitantes a focas y pingüinos, cerca de Australia), a la mayoría de las naciones que comercian con los Estados Unidos, ha causado una severa crisis en las Bolsas, tanto en los Estados Unidos como en el resto del planeta. Ello ha generado reacciones en los gobiernos afectados, como en el caso del ministerio de Comercio de China, que reclamó a Trump para que cancele “inmediatamente los nuevos gravámenes que ponen en peligro el desarrollo económico mundial.” Añadió que, en breve, tomará contramedidas para preservar sus derechos e intereses; de paso, aconsejó al díscolo presidente norteamericano, “resolver las diferencias económicas y comerciales a través de consultas justas, respetuosas y recíprocas.” Así también, el gobierno de Brasil tiene en sus manos un nuevo mecanismo llamado “ley de reciprocidad económica”, aprobado hace pocos días por el Congreso, para que pueda dar respuesta a los aranceles salvajes que Donald Trump ha impuesto a las exportaciones llegadas desde esta nación suramericana. Para el primer ministro de Canadá, Mark Carney, las tarifas estadounidenses “cambiarán fundamentalmente el sistema de comercio mundial y afectarán directamente a millones de canadienses.” Y para la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, “los aranceles constituyen un duro golpe a la economía mundial (y) la Unión Europea (UE), está preparada para responder (…).” Mientras tanto, el Canciller de Alemania, Olaf Scholz, cree que las decisiones de Trump “son fundamentalmente erróneas y constituyen un ataque contra un orden comercial que ha creado prosperidad en todo el mundo. El bloque (europeo), responderá de manera unida, fuerte y apropiada.” Manifestó. Y el primer ministro de Francia, Francois Bayrou, indicó que las medidas de Trump son “una catástrofe tanto para Europa como para Estados Unidos.” Keir Starmer, premier inglés, dijo a los empresarios de su país que “las medidas tendrán un impacto económico, tanto a nivel nacional como mundial.” Las demás reacciones han provenido desde Taiwán, Japón, Corea del Sur, Malasia, India, Australia y otras naciones que, en el papel hasta ahora, eran amigas de los Estados Unidos y que han resultado fuerte y profundamente dañadas con esas erráticas decisiones arancelarias impuestas por el también errático mandatario estadounidense.
Y han sido tan erráticas que se ha asemejado a “una espada de doble filo” que no sólo ha causado daño a las naciones que hemos mencionado y a otras más pequeñas alrededor del orbe, sino a las Bolsas de los Estados Unidos. Veamos: la Bolsa de Nueva York, concretamente en Wall Street, se desplomó casi un 6 por ciento en su primer día, a las pocas horas de haber sido declarada “la guerra comercial” que ha desatado el brutal mandatario norteamericano. Se trata de la mayor caída desde el inicio de la pandemia del Covid-19, en el 2020, y que ha sido provocada por un presidente que no es consciente ni inteligente en sus determinaciones. Lo cierto es que la Bolsa de Nueva York cayó casi un 6 por ciento por segunda sesión consecutiva y se ha reflejado en la preocupación de los inversores, quienes no dejaban de correr asustados, en verdadera demostración de pánico ante lo que estaban observando. El índice Dow Jones en 5,50 por ciento; el tecnológico Nasdaq, un 5,82 por ciento; y el índice ampliado Dow Jones cayó en 5,50 por ciento; el tecnológico Nasdaq, un 5,82 por ciento; y el índice ampliado S&P 500, un 5,97 por ciento, en su peor sesión bursátil desde la pandemia y tras un último tramo de operaciones altamente volátil por el temor a que se desate una guerra comercial y que esta provoque una recesión. La repuesta demencial de Trump y fuera de todo contexto fue: "es el momento para hacerse rico" (en medio de la caída de las Bolsas más importantes del mundo). En las primeras horas, Wall Street perdió unos US$6,4 billones de valor, un récord según The Wall Street Journal, mientras la cifra ronda los US$10 billones desde la investidura de Donald Trump como mandatario de USA. Además, todos los sectores corporativos cerraron en rojo y las mayores pérdidas recayeron en las empresas de energía, financieras y tecnológicas. Concretamente, empresas como Conoco Phillips, retrocedió un -9,5 por ciento; Chevron, -8,3 por ciento; Nvidia, -7.4 por ciento; y Tesla (de Elon Musk), -10,4 por ciento (Trump incluso ha dañado fuertemente a su amigo Musk con su delirio esquizofrénico de atacar a los productores de todo el planeta). También JPMorgan sufrió un retroceso del-7.5 por ciento; y Citigroup, -8,1 por ciento. Pero al observar "su metedura de pata", su enorme error que supera a cualquier otro del pasado, Trump intentó frenar las caídas y apeló al gobernador de la Reserva Federal para que bajara los tipos de interés y la respuesta de Jerome Powell fue la de mantenerse firme y le auguró al estúpido presidente estadounidense que "los aranceles van a elevar la inflación, frenarán el crecimiento económico y seguirán empujando aún más a la baja a la Bolsa."
Aparte de lo anteriormente expuesto, Donald Trump no impuso aranceles a la economía de Rusia. ¿La razón? Sólo él la sabrá. Quizás para convencer a su “amigo” Putin, el genocida tirano de Moscú, para que negocie la paz en Ucrania y así Trump pueda alcanzar el Premio Nobel que tanto ha deseado y que tanto le ha costado obtener. En torno a este tema, un periodista de NBC aseguró que Trump se mostró furioso con él cuando lo entrevistaba, porque Putin hizo comentarios negativos acerca de la credibilidad del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y exigió un nuevo liderazgo para Ucrania y así negociar la paz. Es decir, según Putin, Zelenski no es interlocutor oficial, idóneo y legal para tratar el final de la guerra, porque lo considera un “dictador” en una nación que no celebra elecciones democráticas desde hace tiempo. Y es que la Constitución ucraniana estipula claramente que “en época de guerra no pueden celebrarse comicios” de ninguna manera y Zelenski, por lo tanto, sigue siendo la voz oficial de ese país para lo que sea menester y oportuno y así lo entienden y aceptan todos los ucranianos, sin importar lo que diga y piense el dictador de Rusia, quien no tiene derecho de exigir nada, más todavía cuando él fue quien invadió a ese país vecino flagrantemente y contra derecho internacional universal.
Trump manifestó que está muy molesto con Vladímir Putin por cuestionar el liderazgo de Zelenski, lo cual representa un cambio de tono radical, en comparación a su anterior actitud llena de moderación con respecto a Rusia. Aun así, no impuso arancel alguno a los rusos, según ya hemos dicho. Incluso, la periodista Kristen Welker señaló que Trump la llamó para expresarle este disgusto y se hiciera palpable y del conocimiento público por el programa dominical de ésta, llamado Meet The Press. En ese momento y “al aire”, el mandatario de los Estados Unidos amenazó al Kremlin: “Si Rusia y yo no somos capaces de lograr un acuerdo que detenga el derrame de sangre en Ucrania y si me parece que es por culpa de Rusia, entonces impondría aranceles secundarios a todo el petróleo procedente de Rusia. Serán aranceles secundarios; es decir, implicarían si compras petróleo a Rusia, no puedes hacer negocios en Estados Unidos.” Dijo en esa ocasión, pero, al final, no cumplió con su diatriba y, por el contrario, Trump añadió a la misma comunicadora: “Putin sabe que estoy muy enojado, pero tengo una muy buena relación (¡?) con el mandatario ruso y el enojo se disipa rápidamente si Putin hace lo correcto.”
En todo caso, Putin rechazó con evasivas y sutilezas el plan de los Estados Unidos para alcanzar la paz en Ucrania o el cese de las hostilidades bélicas por espacio de los primeros 30 días y puso como pretexto el hecho de que, según él, Zelenski no es el presidente legítimo de los ucranianos en este momento. Una evasiva que sólo pretende, en el trasfondo, continuar la guerra, hasta hacerse por completo con el Donbass, región que Rusia no ha podido dominar totalmente hasta ahora. Todo un tema para ser tratado entero y aislado en otro reportaje en este mismo periódico.
Así marchan las cosas con Donald Trump. Es “lo normal” partiendo de este individuo a quien algunos ya empiezan a llamar en Europa, “el Nerón de nuestro siglo”, quien disfruta al ver al mundo incendiado por su propia mano y erróneas decisiones.