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Netanyahu, Donald Trump y “el Lobby Judío” de los Estados Unidos
El único culpable de esta tensa y peligrosísima situación que se está viviendo en Oriente Próximo en estos días, es Israel. Una verdad sin cortapisas, tan verdad como el odio que sienten los judíos por todo lo que sea y parezca musulmán o islámico. Y es que a los judíos no les conviene que se equilibren las fuerzas en la región, con la obtención de la primera bomba atómica por parte de Irán, si es que los iraníes realmente la han estado procesando o elaborando en estos últimos 10 años. Porque hay que tomar en cuenta el terror, el inmenso y profundo miedo que sienten los hebreos a todo aquel que no es de su raza y nacionalidad y que se supone son vecinos suyos. Tienen miedo hasta de sus propias sombras. Algo debe estar muy mal en el interior de cada judío, en sus consciencias, en su accionar individual y general, en su pasado y su presente (y hasta en sus planes futuros), porque esa agresividad no es otra cosa que el síntoma más claro del terror que llevan en sus adentros como pueblo y personas individuales.
Y para beneplácito y facilidades militares, el estadounidense ha elegido nuevamente en la presidencia al peor de sus presidentes posibles, que está muy por debajo de las falencias de ex mandatarios del corte de Lyndon B. Johnson, Richard Nixon o Jimmy Carter, para tomar como ejemplo a tres de los peores sujetos que han llegado a la Casa Blanca, a lo largo de la historia de este país. Beneplácito decimos, porque Donald Trump, en medio de su “oscuridad”, de ese no saber absolutamente nada de nada, pues con costo sabe leer algún titular de algún informe que llega a su escritorio, es un individuo totalmente manipulable. Su ignorancia, aunada con su inmensa vanidad, lo han convertido en el sujeto más manipulable de todos a quienes los judíos han podido encontrarse en Washington. Joe Biden, sumido en sus graves enfermedades también fue víctima de ese manipuleo del “lobby” judío y de la presencia de Benjamín Netanyahu en sus reiteradas visitas a la Capital estadounidense. Es decir, todo lo que sea débil, descentrado, desequilibrado e ignorante, puede ser “pasto fácil” para las negras intenciones de los israelíes. Es por esa causa que el último ataque militar contra las tres centrales atómicas iraníes, fue propulsado e impulsado por Benjamín Netanyahu, quien, asustado por la andanada de misiles iraníes que han caído sobre las urbes israelíes, imploró, lloró y suplicó ese ataque de los aviones enviados por el Pentágono, que también está en manos de un supremacista, pro-israelí, como lo es Pete Hegseth, algo así como el “terrier” de cacería, siempre obediente a su amo cuando éste le pida que atrape y despedace con sus fauces a las piezas que él ha elegido para cazar. Incondicional y asquerosamente fiel hasta la repugnancia.
De tal forma, Donald Trump, debido a esa escasa formación, a su casi nula capacidad, a su visceral ignorancia, a su salvajismo congénito, a su carencia de bases culturales y a su ausencia total de educación fundamental, de esa que se aprende a temprana edad en los hogares, no se ha dado cuenta de que es un monigote en las garras del lobby judío, que le manipula, le exige, le ordena, lo convence y hace con el obtuso presidente que los votantes estadounidenses llevaron a la Casa Blanca,en uno de los peores errores cometidos por este pueblo, lo que a los hebreos les viene en gana… Con los ataques a Irán, Trump ya obedeció las órdenes emitidas por Tel Aviv, por Netanyahu propiamente, para eliminar al supuesto programa nuclear iraní; luego pedirá el asesinato del Ayatolá Jamenei, el líder espiritual y político de Irán; y finalmente, exigirá a su marioneta Trump, que convierta a la nación persa en algo parecido (o peor) que Irak, un Estado fallido, desordenado y si se pudiere, dividido e inservible, tal y como hicieron los gringos y franceses con Libia, con el asesinato de Gaddafy, no sin antes lincharlo por parte de las hordas enardecidas por los militares y propagandistas estadounidenses. Eso le serviría al paranoico, agresor y psicopático Estado de Israel. Porque, entre más gobiernos islámicos sean descabezados, los judíos se sentirán más seguros.
¿Pero qué se espera en la semana que pronto comenzará? Ataques iraníes a las múltiples bases militares de los Estados Unidos repartidas en Oriente Próximo; más ataques de los hutíes a los buques que navegan por el Mar Rojo; más misiles sobre las ciudades israelíes hasta ver sus edificios ardiendo, pasto de los incendios, mientras los israelíes toman sus maletas y se esfuman hacia Grecia, Chipre, Argentina y los Estados Unidos, países donde continuarán con el proyecto sionista de apoderarse poco a poco de todo lo que a ellos les conviene o les sirve, en aras de su dominación nacional y mundial, mientras otros hebreos se meterán en los bunkers, recordando la naturaleza primitiva de la cual están hechos…
Otras posibilidades que se podrían observar en esta guerra que ha sido desatada por Netanyahu, para esconder su verdaderas intenciones de mantenerse como dictador de Israel hasta el día de su muerte, según ha revelado el ex mandatario de los Estados Unidos, Bill Clinton, y también para no ser llevado a la cárcel por sus múltiples acusaciones de corrupción, podría ser el cierre del estrecho de Ormuz, una determinación que tomará en breve el Ayatolá Jamenei y que causará una grave crisis mundial en relación con la exportación de petróleo y evitará la fluidez del tránsito de buques por esa vía marítima natural y que pertenece mayormente a Irán. La economía europea y estadounidense pagará por su desacierto de defender al Estado belicista y genocida de Israel. En las próximas horas o fechas, sabremos cuáles serán las respuestas armadas y de otra índole que decidirá efectuar el régimen iraní.
Hay quienes aseguran que Netanyahu abrió, junto a su socio Trump, “la Caja de Pandora”; pero nosotros negamos tal hecho; porque lo que han abierto, en su defecto, han sido “las puertas del infierno” y Tel Aviv en llamas ejemplifica lo que aseguramos.

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