Yana, periodista/editora sección Europa
Boicot a Israel en el Festival de Eurovisión por el Exterminio que Lleva a Cabo en la Franja de Gaza, en Contra del Pueblo Palestino
EUROPA-(Especial para The City Newspaper) Varios países del Viejo Continente están reaccionando, muy disgustados, con la masacre que lleva a la práctica día tras día, noche tras noche, el ejército terrorista de Israel contra la población de la Franja de Gaza, donde asesina ante los ojos del resto de la humanidad a inocentes: mujeres, niños, ancianos, minusválidos y a todo aquel que busque refugiarse ante los misiles y bombas y que, fatalmente, es asesinado allí en el teatro de la invasión israelí.
De hecho, los europeos, en verdadera masa, están actuando de manera contundente y llenos de enfado cuando ven una bandera de Israel y a alguno de sus judíos portándola sobre sus hombros; sino repasemos lo que sucedió en la recién finalizada Vuelta Ciclística a España, donde gentes apostadas a la vera de las carreteras, intentaban hacer perder el equilibrio a los ciclistas representantes del Estado judío y la policía tenía que intervenir para evitar males mayores. Los europeos, lo mismo que millones de latinoamericanos, estadounidenses, canadienses, africanos y asiáticos, están muy indispuestos contra el terrorismo, la masacre, el genocidio o el exterminio racial que las tropas israelíes consuman actualmente contra un enemigo ficticio, porque se trata del pueblo gazatí desarmado y que sólo busca cómo no morir bajo los terroríficos ataques provenidos de los judíos.
Dentro de ese contexto, han cundido las amenazas de países europeos en contra del Festival de la Canción de Eurovisión 2026, con no participar si la representante de Israel lo hace normalmente. A pesar de que este certamen siempre ha sido apolítico desde su fundación y así se ha mantenido a lo largo de los años de existencia, en esta oportunidad parece que no lo será, ya que Israel tiene caldeados los ánimos, justamente por ese genocidio descarado, abierto, sin contemplaciones, sin pena alguna y demostrándole al mundo cuan asesinos pueden ser los hebreos cuando se lo proponen. De hecho, parece que ese odio vertido contra los palestinos, es una ligera muestra del odio que todos los judíos, alrededor del orbe, sienten por los demás seres humanos no judíos, a quienes culpan de las distintas persecuciones que el auto-denominado “pueblo elegido” supuestamente ha sufrido de los Zares rusos, los Reyes españoles y del nazismo en Europa central, entre otros acontecimientos más en los que han estado imbuidos.
Irlanda, Países Bajos, España y otros…
Fecha a fecha, los films de los valientes camarógrafos y periodistas que consiguen adentrarse en las ruinas de lo que hasta hace poco fue la Franja de Gaza, nos muestran a una población gazatí en franca huida de los ataques judíos, con fusilería, misiles, bombas de gran tonelaje, aviones y ahora, tanques de guerra, cuando empezaron la gran invasión por tierra de este enclave palestino. Los sentimientos que esas imágenes causan, son de cólera contenida, inmenso dolor al ver a las madres sin alimentos para sus hijos pequeños, sin medicamentos o a los padres de familia llevando en brazos los cadáveres de sus niños; y de impotencia ante un mundo que observa, increpa verbalmente a los israelíes, pero, en concreto, no hace absolutamente nada por detener a ese judío enloquecido, llamado Benjamín Netanyahu, el propulsor, el impulsor y el alma negra que empuja a sus milicias a cometer tales atropellos de lesa humanidad. Y es que este criminal de nuestro tiempo, en pleno Siglo XXI, cuando se suponía que el hombre había avanzado en cuestión de derechos humanos, tiene a la mayor potencia del orbe, los Estados Unidos, cubriéndole las espaldas y dándole armas de todo tipo para que continúen la masacre en Gaza. Es decir, aquel país, aquel gobierno que luchó por derrocar a la dictadura nazi y se vanaglorió por décadas enteras de haber luchado contra un gobierno exterminador y creador de los campos de concentración, ahora es aliado indisoluble y firme de otro exterminador: del gobierno y ejército de Israel, en su cometido descarado por limpiar étnicamente a la Franja de Gaza, para apoderarse posteriormente de esa porción de tierra y fundar allí el resort que otro judío, el yerno de Donald Trump, llamado Jared Kushner, ideó en lugar del pueblo gazatí. En palabras simples, sencillas y directas: Trump, lo mismo que su antecesor, el senil Joe Biden, han borrado de un golpe seco, de un tajo, esa historia de los Estados Unidos en la que luchó por la democracia, las libertades del hombre y sus derechos inalienables. Hoy es otra potencia, son otros Estados Unidos los que apoyan estas matanzas en Gaza.
Con esa panorámica que se puede observar constantemente en los telediarios, los gobiernos de Irlanda y de los Países Bajos (donde está la sede de la Corte Penal Internacional, que espera por Netanyahu para judicializarlo), han amenazado con boicotear el Festival de la Canción de Eurovisión 2026, si Israel participa “como si nada estuvieran haciendo sus tiranos, sus ultra-ortodoxos,” que claman por asesinar sin contemplaciones a los recién nacidos gazatíes “porque ellos serán los terroristas del mañana”, según han dejado escuchar rabinos y políticos en Tel Aviv y en USA.
La televisora pública neerlandesa responsable, AVROTROS, explicó en un comunicado difundido recientemente que “no puede seguir haciéndose responsable de la participación de Israel en la actual situación, en vista del grave y continuo sufrimiento humano en Gaza.” Casi de inmediato, Eslovenia (la patria de la Primera Dama de los Estados Unidos, Melania Trump), dejó claro que no participará en Eurovisión si Israel participaba. Luego, España e Islandia dejaron saber que están considerando la misma determinación; es decir, no hacerse presentes en el escenario del festival “en caso de que Israel participe el año que viene” (2026), en Viena, Austria, desde el 12 hasta el 16 de mayo. De tal modo, se espera que estas dos naciones, una al norte de Europa y otra al sur, tomen ambas decisiones de no apersonarse en Eurovisión, en diciembre próximo.
¿Por qué Israel en Europa?
En esencia, la explicación más sencilla, aunque la más verídica y valedera, nos dice que los israelitas se consideran, mayoritariamente, o estadounidenses o europeos, algo que acontece también con los argentinos, en ese desfase esquizoide que los dos pueblos padecen. Incluso, los israelíes dicen que son “un apéndice” de Europa en Oriente Próximo y todo el sistema de vida que llevan, generalizadamente, es una copia lo más fiel posible de las costumbres y maneras europeas y estadounidenses. Es por ello que vemos a equipos de futbol israelíes participando en copas europeas, lo mismo que su selección nacional en las eliminatorias para los Mundiales. Y el Festival de la Canción de Eurovisión no podía ser excepcional en esa “regla” que los judíos llevan a efecto.
Empero, la gran diferencia entre los judíos y los argentinos radica en que los primeros buscan formas para apoderarse del entorno en el que residen, estudian y trabajan; mientras los argentinos, como buenos suramericanos que son (muy a pesar de ellos), sólo anhelan sentarse en un café en Londres, Ámsterdam, Berlín, Roma o Madrid y presumir que están en Europa y “son europeos”, que es su sueño más caro y acariciado desde que adquieren consciencia de su existencia en este mundo. Pero no anhelan progreso material ni personal alguno… sólo sentirse “europeos.” En otros términos, los judíos buscan apropiarse, invadir silenciosamente todo lo que les rodea e interesa; y los otros, los argentinos, son un remedo, una ridiculez de inmensas proporciones. A los primeros les puede su insaciable ambición materialista; a los segundos, lo baladí, lo superfluo y lo absurdo.
Con base en esa premisa, en ese desfase patológico, Israel comenzó su andadura por el Festival en 1973, año del debut de su primera artista. Entones se llamaba Gran premio de Eurovisión de la Canción; y desde ese preciso instante se convirtió en un miembro más de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), una asociación que ahora cuenta con 73 miembros; es decir, radioemisoras de 56 países, así como 35 miembros asociados de 21 Estados de Europa, África del Norte y Oriente Próximo. De tal manera, Israel no es el único país extra-europeo que participa en el ESC, porque también lo hacen Armenia, Azerbaiyán, ambos asiáticos; y Australia desde el 2015, considerado el participante “más exótico” del ESC, gracias a una enorme comunidad de fans y a su incorporación como miembro asociado de la UER.
Remontándonos a 1973, con la primera participación israelí en Eurovisión, la cantante Ilanit, según recordamos perfectamente, estuvo rodeada de las más estrictas medidas de seguridad, más todavía cuando un año antes, en 1972 y en las Olimpiadas de Munich, Alemania, fueron asesinados once atletas israelíes en la Villa Olímpica. Fue así como aquella cantante judía llevó chaleco antibalas y se le ordenó al público espectador mantenerse quieto, debidamente sentado, durante su actuación; y los fotógrafos de la prensa tuvieron que accionar sus cámaras contra el techo del recinto, para demostrar a los agentes de seguridad que sus cámaras no eran armas de fuego camufladas. Esas mismas medidas extremas tuvieron que implementarse en las ediciones del Festival del 2024 y del 2025; y se dieron los casos en los que varios países participantes pidieron que se excluyera a Israel del concurso. Toda esa parafernalia, esas situaciones en las que la tensión y el nerviosismo imperaron, se hubieran erradicado desde un inicio si Israel hubiese sido vetado, para tranquilidad y seguridad de los demás participantes.
La contrariedad ha llegado a tal punto, que en una de esas finales del certamen, la banda islandesa Hatari enseñó una bandera palestina ante las cámaras de la televisión que transmitía en vivo para millones de tele-espectadores y esa reacción de los artistas hizo que la emisora islandesa RUV tuviera que pagar a la organización de Eurovisión €5,000 de multa. Pero la cosa no concluyó allí, porque minutos más tarde, la famosa cantante Madonna, invitada especial como estrella internacional, presentó a dos bailarines de su elenco, cada uno portando una bandera de Israel y de Palestina “en señal de paz”, decisión que no agradó en nada a los organizadores. Y en las ediciones de Malmö, Suecia, en el 2014; y Basilea, 2025, en Suiza, hubo manifestaciones anti-judías en las calles y silbidos y abucheos en las salas donde se llevó a cabo el festival, cuando la cantante israelí apareció en el escenario.
Gobierno de Israel actúa “en consonancia”
Ante tal “avalancha” de enojo, de personas alrededor del planeta que sienten verdadero odio contra el Estado genocida y terrorista de Israel, su gobierno, encabezado por el criminal Benjamín Netanyahu, está dilapidando millones de millones de dólares para refutar lo que se dice acerca del genocidio que lleva a efecto en la Franja de Gaza, aunque tal claridad, tales evidencias no pueden esconderse ni cubrirse con un manto de palabrería y retórica barata, fácilmente desmontable y demostrar cuán falsa y cuán tendiente a engañar es. Europa, una vez más, es el objetivo de esa propaganda creada por el gobierno de Tel Aviv y su principal cometido es negar la existencia de la hambruna que, realmente, hay entre la población de Gaza, que, dicho sea de paso, es asesinada cuando hace tumulto o fila para lograr unos pocos comestibles de la escasa ayuda internacional que los mismos judíos apenas permiten ingresar al enclave. Los soldados de Netanyahu disparan a quemarropa a los gazatíes, simplemente para divertirse al verlos caer bajo los sacos de harina o con sus bolsas que llevan escasas hogazas de pan; o para ejecutar una vez más la orden del carnicero Netanyahu, de “exterminar, siempre exterminar y exterminar totalmente a los palestinos.”
La verdad es que una investigación recién hecha por miembros de la iniciativa europea de lucha contra la desinformación, Eurovisión News Spotlight, revela que Israel está utilizando a su Agencia de Publicidad Gubernamental para efectuar campañas internacionales que desvirtúen lo que los periodistas están informando desde el terreno donde se comete el genocidio, el mayor del Siglo XXI hasta el momento. “El objetivo es influir en la opinión pública de diversas partes de Europa y América del Norte.” Reza el documento del estudio hecho. Es decir, lo que piensen los latinoamericanos, africanos y asiáticos, no les importa demasiado a los judíos, según vemos.
Además, una cuenta israelí en YouTube (la red social de videos), ha realizado campañas de publicidad desacreditando a las agencias de la ONU y cuestionando las conclusiones de control, reconocidos internacionalmente; y un documento del gobierno de Israel que trascendió subrepticiamente, revela que, desde mediados de junio del 2025, unos €42 millones han sido invertidos por Tel Aviv en esas campañas publicitarias en la plataforma señalada y también en la famosa X. “Estas iniciativas forman parte de la estrategia de diplomacia pública de Israel, conocida como ‘hasbara’, un término hebreo que puede traducirse ‘explicación’ y que se utiliza para describir los esfuerzos por promover la imagen de Israel en el extranjero.” Cita el análisis hecho por los europeos.
Un ejemplo de lo que se afirma aquí en este reportaje, lo facilitó Israel el 22 de agosto pasado, cuando, el mismo día en que se publicó la evaluación de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (IPC), y de la cual este periódico informó profusamente y que reveló la hambruna en gran parte de la Franja de Gaza, la Agencia de Publicidad del Gobierno israelí, negó esa acusación con una nueva y fortísima campaña. Tel Aviv ordenó varios anuncios pagados en el canal oficial de YouTube del Ministerio de Exteriores de Israel, que cuenta con una marca negra de verificación. En esos films, los judíos muestran mercados repletos de alimentos y restaurantes sirviendo comidas, supuestamente filmados en la Franja de Gaza durante julio y agosto del 2025. Los dos videos enseñan textos en pantalla y locución generada por inteligencia artificial (AI). Los productores finalizan las imágenes con este argumento tan banal como la humanidad en sus corazones: “Hay comida en Gaza. Cualquier otra afirmación, es mentira.” Los comentarios al respecto, huelgan en estos momentos.
Ambos videos han sido vistos por más de 18 millones de ocasiones y están “subidos” en cuatro idiomas: polaco, inglés, alemán e italiano. Evidentemente, la intención de los judíos es la de manipular las opiniones de los pueblos de Alemania, Austria, Italia, Polonia, Reino Unido y los Estados Unidos. Países que son del entero interés de Israel por múltiples razones. Una de ellas es porque garantizan la existencia del mismo Estado judío en Oriente Próximo.
Otro ejemplo, pleno de cinismo, lo concedió el periódico judío The Jerusalem Post, que mostraba un supuesto mercado de verduras en Gaza, con la intencionalidad burda de convencer a la opinión extranjera de que en Gaza no hay hambruna en modo alguno; y si hubiesen tales alimentos, serían extremadamente caros, imposibles de comprar para la inmensa mayoría de los gazatíes que no tienen trabajo ni dinero para resolver sus vidas. Ante tal farsa, la Deutsche Welle (La Voz de Alemania), la agencia de noticias alemana, investigó qué tanto de ello es cierto y qué tanto es mentira y verificó que “los videos promovidos por el Ministerio de Exteriores israelí son engañosos. Si bien es posible que haya alimentos disponibles en algunas zonas; en otras, son escasos o inasequibles. Hay pruebas de que, actualmente, se está produciendo una hambruna (Fase 5de la CIP) en la gobernación de Gaza, que se prevé se extienda a Deir al-Balah y Jan Yunis, a finales de septiembre.” Concluyen los periodistas alemanes.
La realidad de esa propaganda difundida por el Gabinete bajo el mando del exterminador Netanyahu, no sólo se han impostado en la red YouTube, sino también en muchos otros canales israelíes en varias plataformas y en varios idiomas que se hablan en Europa; y la desinformación que difunde el gobierno israelí a diario es sumamente abultada y sin límite alguno. Los contenidos engañosos, sin embargo, se estrellan contra el muro infranqueable de la verdad, de las evidencias que muestran los reportajes de los periodistas, tomados allí en “el terreno”, en Gaza misma, y que son absolutamente creíbles por el total de las personas que tienen acceso a ellos. Podríamos señalar en tal caso, que Tel Aviv está tirando millones de millones de dólares por “el drenaje” en una propaganda falsa que nadie, o casi nadie, acepta ni digiere en grado mínimo.
El resultado de esa falsedad superlativa que difunde Israel y que pretende distorsionar la verdad y la realidad, sólo le está haciendo daño al Estado judío, muy cercano a convertirse en un “Estado paria”, peor que el cubano, el norcoreano, el nicaragüense o el venezolano. Es por ello que Tommaso Canetta, coordinador de verificación de datos del Observatorio Europeo de Medios Digitales (EDMO), dice al respecto: “Creo que Israel se enfrenta ahora mismo a un riesgo sin precedentes de aislamiento por parte de la comunidad internacional.” Y ante la propaganda judía en varios idiomas, explica: “Su idea general (la israelí) es ganarse la simpatía de la opinión pública occidental en Europa y también en Estados Unidos. (…) Y el hecho de que cada vez más países reconozcan al Estado palestino, es una gran derrota diplomática (para Netanyahu). (…) Sin embargo, está claro que, en este momento, estamos viendo más desinformación procedente del bando pro-israelí.”
Y para Oren Pérsico, periodista de The Seventh Eve, un conocido blog mediático israelí dedicado al periodismo y la libertad de prensa, “la agenda de Israel es dar la impresión de que no hay hambruna generalizada en Gaza; (de que) somos los buenos, somos las víctimas y no intentamos dañar a ningún civil a propósito. La negación de la hambruna es antiperiodismo (…). Mientras los rehenes sigan en gaza, es fácil para los israelíes verse a sí mismos como víctimas. Esa es la historia principal.” Así critica a su propia gente en el gobierno y a la cantidad ingente de desinformación que están difundiendo por todos los canales posibles. Pero, repetimos, “la mentira necesita de miles de mentiras más para hallar algún asidero, para sostenerse; mientras la verdad… se sostiene sola.” Según reza el sabio refrán popular; de tal manera que unas pocas imágenes de Gaza siendo bombardeada por el ejército criminal de Israel, tira por los suelos miles y miles de reportajes falsos que intentan dar una panorámica idílica de la Franja, que realmente no existe y no es verídica en modo alguno.
En cuanto a los rehenes secuestrados por la facción armada de Hamás, siguen cautivos 48 de ellos; de los cuales, 20 continúan con vida. Eso le da a Netanyahu “carta blanca” para bombardear y masacrar a más de 2,5 millones de palestinos que se mantienen acorralados en la Franja de Gaza.
Un enloquecido Netanyahu dispara balas, misiles y palabras en todas direcciones
Ya vimos que atacó a Gaza; después lo hizo con el Líbano, Siria e Irán. En esta última aventura casi se le convirtió en un suicidio que hubiese acabado con el Estado paria y terrorista de Israel, de no ser por la intervención estadounidense que bombardeó las supuestas fábricas donde se construía la presunta bomba atómica iraní; y finalmente atacó a Qatar, el pequeño país a orillas del Golfo Pérsico y que estaba actuando como mediador entre Hamás y Netanyahu, para liberar a los últimos rehenes secuestrados. Además, Qatar alberga a la mayor Base militar estadounidense en Oriente Próximo y se ha declarado un firme aliado de los Estados Unidos; aunque eso no les bastó a los cataríes, quienes fueron bombardeados por un enloquecido Netanyahu que se siente satisfecho cada vez que observa como sus aviones dejan caer los misiles y bombas en los países que están alrededor del Estado hebreo.
Esa esquizofrenia que parte de su mente criminal, ha causado los asesinatos de más de 60 mil personas en Gaza, todas ellas desarmadas y ajenas al conflicto que ha creado Netanyahu con su natural y patológica violencia. Un tercio de las víctimas son menores de 18 años, según citan informes oficiales recogidos en el terreno por la agencia de noticias británica Reuters. En resultado, la preocupación internacional ha aumentado con el paso de los meses y expertos de la ONU, dos ONGs israelíes (!) y la Asociación Internacional de Estudiosos del Genocidio, han calificado la magnitud de las matanzas de genocidio, con todas sus letras y acepciones que el idioma castellano (y otros idiomas también), tienen para definir ese concepto. Empero, el gobierno criminal de Tel Aviv sigue negando tales evidencias, como hacía aquel asesino que tenía en su mano el cuchillo manchado y goteando de sangre, mientras su víctima yacía en el suelo y que negaba a pies juntillas que él la hubiese matado. La verdad, evidentísima día tras día, indica que la hambruna provocada por el ejército de Israel y su líder, Benjamín Netanyahu, sigue su curso; y lo que es peor, a pesar de las crecientes necesidades humanitarias, Israel mantiene su bloqueo a la ayuda y persisten las operaciones militares (el exterminio racial del pueblo palestino), según informaciones recogidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las Naciones Unidas y otras organizaciones humanitarias.
El enloquecido Netanyahu (lo mismo que sus secuaces que le acompañan en esta aventura de hacer correr la sangre inocente), es un asesino al que hay que maniatar antes, durante y después de ser llevado a un proceso judicial internacional, “dispara” sus amenazas contra todo aquel que intente oponérsele; en este caso contra la Unión Europea (UE), cuando Bruselas, sede de la UE, afirmó que introduciría medidas en contra de Israel por la matanza generalizada y masiva que lleva a efecto en Gaza. Fue el ministro de Exteriores del Estado hebreo, Gideon Saar, quien amenazó, siguiendo instrucciones de su jefe, el capo Netanyahu, si en Bélgica se aprueban las medidas que han sido anunciadas por la Comisión Europea. Evidentemente estamos tratando con un gabinete lleno de odio y venganza acuñada durante décadas contra el resto de la humanidad: “Israel continuará luchando, con la ayuda de sus amigos de Europa (Alemania y Austria son dos de ellos), contra sus intentos de dañarlo (?), mientras está inmerso en una guerra existencial (!). Las medidas contra Israel serán respondidas en consecuencia y esperamos no tener que recurrir a ellas.” Escribió en su cuenta de X. ¿Y qué haría Israel? ¿Bombardear a Europa Occidental? Ganas no les faltan a estos judíos fuera de sus cabales, convincentemente afectados por la esquizofrenia guardada quedamente desde que ocurrió eso que ellos llaman “holocausto” de manera rimbombante y para dar lástima al resto de la humanidad. Bombardear a Europa es la única opción en la que pueden pensar los judíos de Israel, no sin recibir una respuesta de la OTAN en consecuencia; porque, desde el ángulo comercial, quienes tienen “el instrumento por el asa” son los europeos y no los judíos. Es por ello que no entendemos la razón y nos preguntamos si existe el asidero para ejecutar esa amenaza proferida por Tel Aviv; es decir, si militarmente Israel tiene la capacidad, el atrevimiento, la suficiente demencia y sentimientos suicidas para atacar a las naciones europeas, muchas de ellas con arsenal nuclear más poderoso que el israelí. Esto prueba sin duda el alto grado de patetismo que existe en el pensamiento, los deseos y el alma tenebrosa del pueblo hebreo.
Dentro de las medidas propuestas por la Unión Europea (UE), trascendió que aplicaría aranceles al Estado paria israelí por €227millones (unos US$270 millones); también suspendería el apoyo financiero por el rubro de €20 millones y sanciones a dos ministros y cinco asociaciones de colonos extremistas judíos, quienes han dado muestras de un odio virulento en contra de los palestinos, han actuado, en consecuencia, contra esta etnia y les han usurpado y robado sus tierras.
Ursula von der Leyen, en nombre de la UE y en medio de su discurso sobre el estado de la Unión, manifestó que la situación en Gaza “es insostenible”; mientras que Kaja Kallas, alta representante para Asuntos Exteriores de la misma UE, admitió que las sanciones contra Israel deberán superar un complejo proceso político, ya que al menos países como Alemania o Italia, que hasta ahora han bloqueado cualquier intento de presión económica sobre Tel Aviv, deberán respaldarlo para que las sanciones se hagan realidad. Kallas agregó que si los Estados miembros de la UE coinciden en que la situación es “grave y desastrosa”, deben entonces responder con acciones concretas. “Si no apoyan estas medidas –dijo-, ¿Qué medidas pueden apoyar? ¡Que traigan alternativas!” Retó la dignataria europea.
Y mientras las palabras van y vienen, la verdad queda cada vez más firmemente arraigada en los espíritus de las gentes alrededor de la Tierra con respecto a la evidente criminalidad de Israel en la Franja de Gaza, la sangre de los inocentes gazatíes sigue derramándose en un número que oscila entre los 100 y los 150 asesinados por el ejército cobarde de Israel, por día. Es un exterminio flagrante, clarísimo, a ojos visto. No es una guerra como eufemísticamente repite Netanyahu, el peor criminal y genocida de la segunda década del nuevo milenio; porque, en principio, para que haya una guerra tienen que haber dos ejércitos frente a frente. Y en Gaza no los hay. Sólo el judío que masacra a la población apretujada y sin opción alguna para huir y donde los que han quedado vivos (por no mucho tiempo), ven caer fulminados por las balas y bombas a sus hijos, padres, esposas, hermanos, médicos, periodistas y todo aquel que una vez tuvo vida y movimiento dentro de ese teatro del horror donde los israelíes se sienten superiores, invencibles y recrean el nefasto cuento fantasioso de que son “el pueblo elegido.” ¿De quién? ¿Para quién? ¿Por qué? Y ¿Para qué? Y la verdad única los señala como parias, criminales de grueso cuño, cobardes que se sienten valientes con un rifle en sus manos, un arma homicida regalada por los Estados Unidos, una nación con un presidente sin moral alguna, Donald Trump, enjuiciado “N” veces por sus inmoralidades rayanas; y obsequiada también por Alemania, un país que presume de ser el más racionalista del mundo, pero que, en referencia a Israel y los judíos, no puede racionalizar la razón por la cual los alemanes y sus ejércitos amigos, en la década de los años 40, decidieron deshacerse de ese pueblo que succionaba sus valores y posesiones (materiales e Institucionales) desde las entrañas, lo mismo que un parásito en un cuerpo ajeno.
El mundo de hoy en día asiste cada fecha del calendario a esta matanza. La vemos en vivo y en directo o en tiempo real, como se dice actualmente; y no atina a solidarizarse en una sola fuerza para detener tal genocidio. Israel es un país de criminales, sin Dios, sin moral, sin pena alguna, sin pudor ni valentía. Una nación que no merece existir, lo mismo que su nefasto pueblo parasitario desde que tenemos consciencia y conocimiento histórico.
Ex Ministro de Exteriores Ruso Insiste en que se Deben Enviar Armas y Más Armas a Ucrania para Derrotar a Putin
WASHINGTON D.C. USA-(Especial para The City Newspaper) Se trata de un exiliado que vive en los Estados Unidos y conoce sobradamente quién es Vladímir Putin, el dictador nefasto de Rusia; y el único camino que ve para dirimir esta guerra, es derrotar al sátrapa enquistado en el Kremlin y después, derrocarlo, en beneficio de todos los rusos.
Su nombre es Andrei Kozyrev y fue titular del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia entre 1990 y 1996, cuando Boris Yeltsin gobernaba al inmenso país euro-asiático. Dentro de su argumentación con respecto a la guerra ruso-ucraniana, acusa a las naciones occidentales de “falta de voluntad” para respaldar con mayor ahínco y determinación al país invadido por las fuerzas de Putin.
Cita que se siente pesimista ante las negociaciones, débiles de todas maneras, entre Rusia y Ucrania y cuyo marco ha sido Estambul, Turquía, con el amparo y beneplácito de Erdogan, el presidente turco. Es cuando el ex diplomático señala: “Me alegraría mucho equivocarme, pero lamentablemente me parece que serán una completa pérdida de tiempo. No hay motivo para pensar que en esas negociaciones, participen quienes participen, puedan tener algún tipo de éxito. La única manera de detener a Vladímir Putin y de llevarlo realmente a una negociación seria, a considerar el fin de la intervención, es armar a Ucrania (…) hasta los dientes. Sólo el ejército ucraniano, la economía ucraniana y la fuerza del país en su conjunto, pueden convertirse en un obstáculo frente a más agresiones en Europa y a la continuación de esta guerra. Pero eso, lamentablemente, no está ocurriendo.” Asevera.
¿Más sanciones a Rusia?
El problema se centra en que, prácticamente, ya han sido impuestas a los rusos todas las sanciones económicas que se podían poner y su gobierno sigue adelante con la guerra, sin que, en apariencia, esas sanciones hayan hecho mella en su aparato financiero. Quienes conocen con cierta profundidad la realidad rusa, explican que los aliados de los rusos, China, Tailandia, las ex repúblicas soviéticas, Corea del Norte, Venezuela y hasta el comercio que sostiene con Turquía, que es gran comprador del petróleo ruso, son los que sostienen financieramente a la dictadura de Putin.
Una posibilidad para estrechar el círculo que rodea al tirano del Kremlin, podría estar en manos de Donald Trump, quien, aparentemente, se ha ido desencantando del ruso, a quien llamaba “mi amigo” con verdadera convicción, apenas asumió el gobierno de los Estados Unidos. Trump ha manifestado su deseo de imponer sanciones a los terceros países que comercian con Rusia; pero hasta la fecha no lo ha llevado a cabo. En relación con este tema, el ex diplomático ruso manifiesta: “No hay indicios de que Trump esté realmente dispuesto a actuar de forma concreta, al menos imponiendo sanciones económicas; aunque éstas tampoco serían demasiado efectivas. Pero ni siquiera eso ha hecho, mucho menos entregar armamento moderno, aumentar la ayuda militar, etc. Lo que veo hasta ahora es esto: ni Trump ni nadie más en Occidente, entre los aliados occidentales, está dispuesto a hacer por Ucrania lo que ‘los aliados orientales’ de Rusia, hacen por ella. Corea del Norte e Irán suministran armas y misiles. Corea del Norte incluso participa ya directamente en la intervención y ha enviado tropas. Y Occidente sólo habla. ¿De qué tipo de amenaza estamos hablando entonces? Putin ya se ha acostumbrado a esas amenazas.”
En este punto de la conversación, Andrei Kozyrev cree que el gobierno estadounidense, bajo el mandato de Donald Trump, debería cambiar su política y armar todavía más fuertemente a los ucranianos: “Por supuesto que podrían hacerlo –enfatiza-, es sólo una cuestión de voluntad política. Pero tienen miedo. Tienen miedo del chantaje nuclear de Putin (quien amenaza con usar armas atómicas contra sus enemigos). Sin embargo, Putin nunca usará armas nucleares contra Ucrania. Eso es sólo una amenaza. Estados Unidos tuvo miedo y todavía lo tiene.” Recordemos en este lapso de sus declaraciones cómo el ex canciller alemán, Olaf Scholz, evitaba enviar los famosos misiles Taurus, de fabricación germana, a Ucrania y a los cuales Putin teme francamente. Incluso el lenguaje utilizado por Scholz rozaba la cobardía cuando trataba el tema de la guerra ruso-ucraniana. Hoy, en Alemania, las cosas parecen haber cambiado en este aspecto con el nuevo Canciller, Friedrich Merz, quien habla sin temores en relación con la satrapía de Putin y sus milicias estancadas en el Donbass.
Mayor protagonismo de Occidente
Para Andrei Kozyrev las naciones que componen el bloque Occidental y que se han declarado aliadas de Ucrania, no están haciendo lo suficiente y no están contemplando el triunfo de los ucranianos en esta guerra. Es por ello que declara: “(Occidente) tiene armas. Francia, Alemania y el Reino Unido tienen armas que podrían poner a disposición o fabricar rápidamente para cambiar realmente el curso de esta guerra e, incluso, ponerle fin. Espero que Rusia se retire tras sus fronteras. Las negociaciones no son más que un sustituto de cualquier otra medida.”
Y ante la terquedad y negativismo de Vladímir Putin, quien se niega a finiquitar este conflicto, Donald Trump en algún pasaje de sus días ha mencionado su decisión de abandonar las negociaciones y dejar “a su suerte” que la guerra prosiga, lo mismo que la matanza de seres humanos y la destrucción de ciudades, principalmente las ucranianas. Ante la posibilidad de abandonar los esfuerzos por la pacificación, Andrei Kozyrev opina: “Creo que le encantaría hacerlo. Y en su entorno hay muchos que harán exactamente eso: esconder la cabeza como un avestruz y decir que lo único que importa es Estados Unidos, que no les interesa nada más y que Europa haga lo que quiera. Eso demuestra una total incomprensión del papel de Estados Unidos como líder del mundo libre y de los intereses estadounidenses en general, también los económicos. Lo único que lo frena es la opinión pública, que en su mayoría está del lado de Ucrania. También le molesta que en la tradición estadounidense exista cierta empatía con las democracias que se defienden de una dictadura. Como en Europa, también en el Congreso estadounidense hay muchos –incluso republicanos-, que, aunque no se opongan abiertamente a Trump, se mantienen firmes en sus propias convicciones. Hay una resolución de apoyo a Ucrania y Trump tiene que respetarla.”
En una variación sobre el mismo tema, en lo que atañe al actual ministro del Exterior ruso, Serguei Lavrov, quien fue adjunto de Andrei Kozyrev, manifiesta este último acerca del margen de maniobra que el representante de Putin pueda tener en las negociaciones pro-paz o el papel que debería tener al respecto: “(Lavrov) no tiene ninguna posibilidad. Porque todo ministro de Exteriores –como yo cuando lo fui-, ejecuta la política del presidente. En este caso, la de un dictador. El ministro de Exteriores sirve al dictador, no a los intereses de Rusia. Creo que Lavrov es muy consciente de que esta guerra es una catástrofe para Rusia casi tan grande como para Ucrania. Y, a largo plazo, quizá incluso mayor. Porque Rusia se está perdiendo a sí misma, mientras que Ucrania, en esta lucha heroica, se está reencontrando consigo misma.”
Cuando cerramos el presente artículo, la aviación rusa sigue bombardeando incansablemente a los centros urbanos de las principales ciudades de Ucrania, en respuesta al ataque ucraniano, con drones, en el que destruyó 41 bombarderos que estaban en las pistas de sus aeródromos, en el puerto polar de Múrmansk y en la lejana Siberia. Putin prometió vengar esos ataques y lo está haciendo en estos instantes por las noches, a edificios de apartamentos, condominios y nunca a centrales militares, como toda guerra “decente” –si es que la hay alguna vez-; y cuando Donald Trump, fiel a su manera torcida de pensar y hablar, dijo en la Casa Blanca que su “amigo” Putin tenía el derecho de responder a los ataques ucranianos. Esa es la clase de “aliados” que precisamente Ucrania no necesita y que Trump lo hace ver claramente: el tipo de aliado que te clava la daga por la espalda en cualquier momento.
Dígase lo que se diga, la guerra continúa con visos de crueldad evidente y sin que haya la voluntad multilateral, aparte de la ucraniana, para ponerle un punto final definitivo.
Rusia no Devolverá Territorios Usurpados a Ucrania. Asegura el Portavoz del Kremlin
MOSCÚ, Rusia-(Especial para The City Newspaper) Un comunicado despachado por el Kremlin, sede del gobierno ruso, así lo hace ver con claridad: “no devolveremos los territorios que hemos conquistado” en Ucrania. Y con esa premisa tienen que “jugar” los negociadores, cualesquiera que vayan a ser. Hasta ahora sólo se conocen dos: los Estados Unidos y Rusia, cuando han dejado afuera nada menos que al país invadido, Ucrania, y a la Unión Europea (UE) al completo. Una decisión inexplicable de parte de un individuo cuya naturaleza también es inexplicable, en el caso de Donald Trump. ¿Tendrá un “as” bajo la manga de su camisa en esta partida? Todo hace pensar que así es, pero con él nunca se sabe… nunca hay nada seguro ni fiable.
Lo que se ha visto hasta el día de hoy, ha sido un acercamiento peligroso y ruinoso de parte de la Casa Blanca al Kremlin y que en nada beneficia a Ucrania ni al resto de Europa Occidental y está muy claro el sometimiento absoluto y total de Trump a Vladímir Putin; es decir, un bisoño en los avatares de la política, como lo es Trump, con un buitre de la misma política, en el caso de Putin. Y, de acuerdo a los analistas más avezados, el segundo se comerá fácil al primero en las mesas de negociación.
Concretamente, la dictadura rusa ha rechazado hacer concesiones futuras en lo que respecta a los territorios que ha arrebatado a Ucrania y que, a pesar de que la Duma (parlamento) de Rusia, los ha declarado de su pertenencia, aunque en el teatro de guerra los rusos no han logrado apuntalarlos ni hacerlos suyos con todas las garantías. En palabras textuales, los rusos invasores han dicho que “los territorios ucranianos ocupados no son negociables” en ningún aspecto ni momento. Fue cuando Trump manifestó que no espera que el proceso de paz vaya a ser fácil y rápido, cuando muchísimas veces en campaña dijo que él iba a detener la guerra en menos de una semana. Fanfarronadas propias de un individuo mentalmente alienado, en el caso de Donald Trump.
La versión del gobierno ruso
El portavoz oficial del Kremlin, Dmitri Peskov, manifestó en días recién idos y en conferencia de prensa que, “los territorios que se convirtieron en entes de la Federación Rusa, lo que está escrito en la Constitución, son parte inalienable de nuestro país (con esas palabras reafirma el robo, la usurpación de tierras ajenas o las ucranianas). Eso es un hecho absolutamente indiscutible y no es negociable.” Más descarada y sinvergüenza no puede ser la dictadura que encabeza Putin y su séquito de usurpadores y con ello, tira por la borda el sueño inocente de Trump de que Rusia, en las próximas negociaciones pro-paz, tendrá que hacer concesiones. Concretamente, si piensa exigir que devuelvan los rusos el Donbass y la península de Crimea, está dentro de una realidad que no es la misma que viven los invasores y los causantes de esta criminal guerra… los enviados por Moscú a masacrar al pueblo ucranio. Poco tiempo después de sus anteriores declaraciones, Trump aseguró que Washington ayudará a Kiev a “recuperar tanto territorio como sea posible, aunque será complicado.” Y, conociendo a Putin, no sólo será complicado, sino imposible.
La primera ronda de conversaciones entre Rusia y los Estados Unidos, con la ausencia de la UE y Ucrania, se efectuó en Riad, Capital de Arabia Saudita; y la segunda en Estambul, Turquía. Con base en ello, el vocero Peskov indicó que lo importante de Trump radica en que “está dispuesto a escuchar. Es muy importante y lo diferencia radicalmente de la anterior administración (de Biden), en Washington. Nadie espera que las decisiones vayan a ser fáciles y rápidas, ya que el problema que tenemos entre manos es demasiado complejo y enrevesado (causado por los rusos, desde luego). Pero si se mantiene la actual voluntad política de los dos países, la disposición a escucharse mutuamente, creo que podemos llevar a buen puerto este proceso de trabajo.” Esa fue la retórica de Peskov que sugiere falsedad, de acuerdo a lo que ha sido desde siempre la política exterior de Rusia desde la Era de la Unión Soviética.
Después de estos dos encuentros con los enviados de ambos gobiernos, Marco Rubio, Secretario de Estado norteamericano, y Serguei Lavrov, del lado ruso, acordaron avanzar hacia la normalización de las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Rusia y trabajar en un plan para poner fin a la guerra en Ucrania “lo antes posible”, dijeron. Acordaron poner las bases para la cooperación futura en asuntos de interés geopolítico mutuo”, según un comunicado redactado y emitido por Tammy Bruce, portavoz de Estado de USA. Marco Rubio manifestó que está convencido de que Rusia se comprometerá en un proceso serio para acabar con la guerra en Ucrania y añadió: “Las conversaciones han terminado. No ha ido mal. Tuvimos una conversación muy seria sobre todos los asuntos que queríamos abordar.”
Las primeras negociaciones en Arabia se prologaron a lo largo de cuatro horas y media; y por la parte rusa, su delegación estuvo integrada por Ushakov, el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, y el director del Fondo de Inversiones Directas, Kiril Dmitriev; mientras que los Estados Unidos enviaron a Marco Rubio, el asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz, y el enviado especial estadounidense para Oriente Próximo, Steve Witkoff. Casi de inmediato, se escuchó la voz, desde Kiev, Capital de Ucrania, del presidente Volodimir Zelenski, quien dijo que no aceptará ningún acuerdo sobre su país, mientras su gobierno esté al margen y a espaldas de sus aliados europeos. Una afirmación que descolocó y enfureció a Trump, a quien después vimos gritándole al ucraniano en su reunión en la Casa Blanca recientemente.
La postura rusa sigue siendo tajante: “Ucrania tiene derecho a ingresar en la Unión Europea, pero nunca a la OTAN.” ¿Y la autodeterminación de los ucranianos dónde queda? Pues Rusia no gobierna a Ucrania, no tiene derecho a la injerencia en este país ni mucho menos y tampoco está en condiciones de dictar la política exterior de Ucrania. En todo caso, Vladímir Putin, el causante de esta guerra, aseguró que estaría de acuerdo en conversar con Zelenski, el mandatario ucraniano: “el propio Putin ha dicho en varias ocasiones que en caso de necesidad, mantendrá negociaciones con Zelenski.” Dijo un portavoz del gobierno ruso. ¿Será que la pérdida de soldados y material bélico se ha tornado insostenible para los rusos, pues “la inyección” de combatientes norcoreanos no ha hecho otra cosa que aumentar esas pérdidas humanas y complicar el teatro de guerra para Rusia?
Otra de las posturas rusas que ha dejado conocer el Kremlin, se refiere al despliegue de tropas de la OTAN en Ucrania, para garantizar la paz; lo cual quiere decir que se oponen tajantemente a que ello suceda. Fue cuando Lavrov afirmó que su país se opone a la llegada de tropas de la OTAN y de la UE, aunque lleguen con otra bandera. Mientras tanto, Zelenski ha insistido en que las conversaciones tienen que ser justas y deberán incluir a la Unión Europea (UE), el Reino Unido y Turquía: “(…) deben participar en las conversaciones y en la elaboración de las garantías de seguridad necesarias, junto con Estados Unidos, que afectan al destino de nuestra parte del mundo.” Subrayó el mandatario ucraniano durante una reciente visita suya a la Capital turca.
Trump se pliega completamente a Putin
Sin darse cuenta, Donald Trump se ha convertido en el portavoz de Putin y repite incansablemente los argumentos del ruso y que van en detrimento de Ucrania; por ejemplo, manifestó que si el presidente ucraniano no actúa rápido, Ucrania podría desaparecer (ser absorbida por Rusia). En este punto fue cuando Zelenski dijo que Trump vive “en una burbuja de desinformación rusa.”
También, el estadounidense llamó “dictador sin elecciones” al ucraniano y añadió que él está negociando con éxito el final de la guerra entre Ucrania y Rusia. Así texto aparecido en su red Truth Social. Ciertamente el mandato de Volodimir Zelenski era de cinco años y expiró en el 2024, pero la ley de su país no exige que se celebren comicios en tiempo de guerra, pero, evidentemente, Trump ignora ese detalle, como ignora muchísimos datos que suceden a su alrededor.
Otra palabrería dejada ir por Trump indica: “He oído que en Ucrania están molestos por no tener un asiento en las negociaciones. Bueno, tuvieron un asiento durante tres años y mucho antes (…). Nunca debieron haberlo empezado (el conflicto con Rusia). Pudieron haber llegado a un acuerdo. Estoy decepcionado por la postura ucraniana.” En otro tracto de su soliloquio, Trump aseguró que Zelenski sólo cuenta con el 4 por ciento de aprobación en su país, afirmación temeraria de parte del ignorante presidente de los Estados Unidos, que el ucraniano desmintió en el acto.
Ante tal panorámica dialéctica y verbal, el diario The New York Times salió a favor del presidente de Ucrania al publicar en uno de sus editoriales: “Las acusaciones contra Ucrania están totalmente fuera de lugar. Él (Zelenski) no la empezó (la guerra), y no ha tenido ninguna oportunidad de terminarla, excepto rindiéndose al invasor empapado en sangre: sean cuales sean las tácticas de negociación que Trump quiera utilizar, no debería faltar a la verdad. Ucrania es la víctima y nuestro aliado (de USA).” Y la CNN, la influyente cadena de noticias de los Estados Unidos, aseveró sobre el mandatario republicano: “Trump repite como un loro lo que dice Putin y culpa falsamente a Ucrania de iniciar la guerra.”
Y con ese escenario, Volodimir Zelenski arribó a Washington para reunirse con Trump y su vicepresidente JD Vance, quienes le tenían preparada una celada, una trampa, delante de los medios de prensa que usualmente cubren las noticias de la Casa Blanca. Alzaron sus voces, amenazaron al ucraniano, quien, en todo momento, se comportó digna y educadamente y escuchó los improperios tanto del desajustado Trump como de su servil vicepresidente JD Vance. Al final, fue “invitado” a abandonar la sede del gobierno estadounidense y el país mismo. Entre las injurias proferidas por el mandatario norteamericano, le dijo al ucraniano que no estaba en posición de exigir nada, que podría abandonarlo en su guerra contra Rusia, que, en la versión de Trump, fue provocada por Ucrania y nunca por la invasión rusa; que era irrespetuoso, malagradecido con la ayuda económica y militar que los Estados Unidos le han dado y que está jugando con la Tercera Guerra Mundial. Es posible que esa “escenografía” que el estadounidense montó en la Oficina Oval, además de humillar al visitante, fue para ponerlo en una posición de culpabilidad con respeto a Rusia y sacarlo de las negociaciones. Así mismo, le contestó, una por una, todas las afirmaciones hechas por Zelenski, quien ha reclamado estar presente en la mesa de negociaciones, igual que la Unión Europea (UE), entre otros argumentos que han indispuesto y colocado a Trump en su habitual ignorancia de lo que ocurre alrededor suyo.
Una vez que el ucraniano abandonó los Estados Unidos, los líderes europeos le enviaron gran cantidad de mensajes tras el choque con Trump. Por ejemplo, el premier inglés, Keir Starmer, dijo que mantiene su apoyo inquebrantable a Ucrania y “estoy haciendo todo lo posible para encontrar un camino hacia una paz duradera, basada en la soberanía y seguridad de Ucrania.” Emmanuel Macron escribió en X: “Hay un agresor: Rusia. Hay una víctima: Ucrania. Tuvimos razón al ayudar a Ucrania y sancionar a Rusia hace tres años y al seguir haciéndolo. Cuando digo ‘nosotros,’ me refiero a los estadounidenses, los europeos, los canadienses, los japoneses y muchos otros. Gracias a todos los que han colaborado y siguen colaborando. Y respeto a quienes han luchado desde el principio, porque luchan por su dignidad, su independencia, sus hijos y la seguridad de Europa.”
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von de Leyen, dijo a Zelenski: “Su dignidad honra la valentía del pueblo ucraniano. Sé fuerte, sé valiente, no tengas miedo. Nunca estarás solo, querido presidente Zelenski. Seguiremos trabajando con ustedes por una paz justa y duradera.” Y la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Kaja Kallas, escribió en X: “¡Ucrania es Europa! Estamos al lado de Ucrania. Aumentaremos nuestro apoyo a Ucrania para que pueda seguir luchando contra el agresor. Hoy ha quedado claro que el mundo libre necesita un nuevo líder (en alusión a Donald Trump). Depende de nosotros, los europeos, aceptar este reto.”
Las demás muestras de solidaridad llegaron al mandatario ucraniano de parte de los líderes de España, Alemania, Canadá, Suecia, Noruega y Polonia; mientras los rusos, desde el Kremlin, exclamaron con tono violento y vulgar: “¡Fue un milagro que Trump y Vance no le dieron un puñetazo al ucraniano.” Así según Maria Zajárova, portavoz de Exteriores de Rusia.
Tal es la situación. Un trance que ha empeorado con Trump en la Casa Blanca y podría ponerse más “cuesta arriba”, pues estamos tratando con un energúmeno ignorante y agresivo, que no sabe absolutamente nada de política y mucho menos de diplomacia y de favorecer a los débiles.