Miles de Soldados de Corea del Norte Lucharán contra Ucrania

MOSCÚ, Rusia-(Especial para The City Newspaper) Ahora mismo permanecen en este inmenso país euro-asiático. Han llegado al responder a una llamada desesperada del dictador ruso, Vladímir Putin, cuando la guerra en Ucrania “se le ha puesto cuesta arriba” y con fuertes posibilidades de perderla, en humillación suya y de su pésimo e indisciplinado ejército. Pero los coreanos del norte ya están en la frontera con Ucrania. Un motivo muy profundo y severo para sentirse preocupados, especialmente en la comandancia de la OTAN, en Bruselas, donde se ha dicho, extraoficial y escuetamente, que podrían entrar en guerra directa contra los rusos.

            Ante la noticia, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, instó a sus colegas europeos para que tomen cartas en el asunto y presenten una réplica igualmente fuerte a rusos y norcoreanos, pero el silencio ha sido la respuesta que ha recibido, para aumentar más su preocupación. “Nuestra inteligencia registra, no sólo la transferencia de armas de Corea del Norte a Rusia –ha dicho el mandatario de Ucrania ante el Parlamento de su país-, sino también la transferencia de personas. Se trata de trabajadores para las fábricas rusas, en lugar de los rusos muertos en la guerra. Y personal para el ejército ruso (soldados de tez amarilla, obviamente). Por eso, hago el llamado a nuestros aliados para actuar ya. Necesitamos mayor apoyo en medio de la expansión de la coalición de criminales de Rusia (…). Si no nos hacemos más fuertes ahora, Putin tendrá tiempo de hacerse tan fuerte el año que viene, que podrá rechazar la diplomacia para siempre.” Vaticinó Zelenski.

Se trata de unos 10,000 combatientes coreanos

            Obedeciendo a un tratado de asistencia recíproca, firmado entre Rusia y Corea del Norte, el dictador de este último Estado ha enviado a un contingente muy numeroso de sus soldados para apoyar a Rusia en su guerra contra Ucrania. Incluso, se dice que ya están luchando en el frente de Kursk en forma directa contra los ucranianos. Se espera que miles más se unan al combate en los próximos días. Así de acuerdo a una crónica aparecida en el periódico “Ukrainska Pravda.” En estos momentos, otros 3,000 norcoreanos están siendo entrenados en Rusia, según una fuente provenida de la inteligencia militar de Ucrania.

            En un principio, los analistas militares de Occidente consideran que las tropas asiáticas recién llegadas al territorio ruso, tienen como misión empujar a las tropas ucranianas fuera de la región de Kursk, una misión que ha sido imposible hasta el momento para el deficiente ejército de Putin. En una variable sobre el mismo tema, el espionaje de Ucrania afirma que Corea del Norte, desde hace bastante tiempo, ha estado suministrando cientos de miles de proyectiles de artillería a Rusia, lo mismo que misiles balísticos, que han sido utilizados para atacar ciudades e infraestructuras ucranianas.

            Siempre dentro del espectro de esta guerra, la petición de Vladímir Putin a su homólogo norcoreano, Kim Jong-un, para que le facilitara a esos hombres, no permitiría que el dictador de Rusia hiciera otro llamado “a filas” a más combatientes, lo cual sería improcedente de cara al pueblo ruso. El arribo de las tropas coreanas darían “un respiro” a Putin al no enfrentarse políticamente con su pueblo. Así según un análisis hecho por el Instituto para el Estudio de la Guerra, cuya sede está en los Estados Unidos de América. Citan además los analistas, que los inconvenientes que los norcoreanos encontrarían en el    campo de batalla, con respecto a sus colegas rusos, se fundamentarían en el entendimiento debido a los dos idiomas y otras barreras como la alimentación y la disciplina en el combate.

            Y lo más llamativo que se ha sabido hasta estos instantes, radica en que 18 soldados norcoreanos desertaron de sus posiciones, a unos 7 kilómetros de la frontera entre Rusia y Ucrania, de acuerdo a una fuente de la inteligencia militar ucraniana. No les ha motivado para esa deserción, otra cosa que las pésimas condiciones de vida que llevan en Corea del Norte, la dictadura que lo ha convertido en el país más hermético del mundo, según se ha informado reiteradamente.

            En otro estado de cosas, también se sabe con certeza que Rusia pierde al día a unos 1,270 soldados y es por ese motivo que “la inyección” de más combatientes viene a sentar bien a las Fuerzas Armadas de Putin en esta guerra que él consideró iba a durar, a lo sumo, unos seis meses, pero se “le disparó” a más de dos años, ante la tozudez y la valentía de los ucranianos en el combate.

            Del lado de Ucrania, el analista militar Oleksandr Kovalenko, que pertenece al Grupo de Resistencia Informativa, recuerda que el gobierno de Ucrania tiene el grave problema del cansancio de sus soldados en el frente y la dificultad interna para encontrar tropas de refresco: “Ucrania tiene dificultades propias para encontrar suficientes soldados. Se necesita gente en primera línea. Los norcoreanos pueden influir en la situación, incluso si sólo sustituyen a las unidades rusas en la retaguardia. (Y) las unidades de artillería norcoreanas, equipadas con armas antiguas pero múltiples, también podrían convertirse en un grave problema para Ucrania.” Ha dicho este observador, quien coincide con Maksim Zhorin, subcomandante de la 3ª. Brigada de Asalto de Ucrania.

            Pero lo que más preocupa a muchos en Ucrania, se basa en que, tras la creciente implicación de Corea del Norte en la guerra, la reacción de las potencias Occidentales, amigas de Kiev, no se ha escuchado siquiera, amén del retraso en el envío de más armas para continuar resistiendo las embestidas rusas. Es por esa razón que Andrí Termak, jefe de la oficina presidencial de Ucrania, escribió recientemente en su cuenta de Telegram: “El eje del mal se está convirtiendo ahora en una alianza militar en toda regla, que desafía a las democracias y al orden mundial. (Y) a los ucranianos les gustaría ver al menos alguna reacción de sus socios occidentales (¡!), más allá de irrisorias declaraciones e ineficaces sanciones.” Y Kovalenko parece haber puesto “el último clavo al ataúd” al señalar que “cuando más ignore Occidente la alianza entre Rusia y Corea del Norte, peores serán sus efectos (en el campo de batalla, por supuesto).” Y añade: “A cambio de sus soldados, es probable que Corea del Norte reciba acceso a aún más tecnologías militares rusas, lo que podría tener repercusiones de gran alcance en la seguridad de la región.”

            No obstante lo anterior, el jefe de la diplomacia europea, el español Josep Borrel, afirmó que el club comunitario está “profundamente alarmado por las informaciones sobre el envío de soldados norcoreanos a Rusia, para combatir en la guerra de Ucrania, y este paso dado por Pyongyang es un acto hostil unilateral, con graves consecuencias para la paz y seguridad europea y global. Este acontecimiento también ilustra una vez más cómo Rusia está propagando la inestabilidad y la escalada en la región y en todo el mundo.” Hizo ver en un comunicado en nombre de la Unión Europea y añadió a su nota: “El envío de soldados norcoreanos también constituiría una grave violación del Derecho Internacional, incluidos los principios más fundamentales de la Carta de Naciones Unidas. La Unión Europea (UE), está profundamente alarmada por las informaciones de que la República Popular Democrática de Corea, está enviando tropas para participar en la guerra ilegal de agresión de Rusia contra Ucrania.” Aseveró.

            Por su parte, la OTAN o el grupo de ejércitos occidentales dejó escapar un breve anuncio en el que aseveró que podría entrar en combate contra los norcoreanos, pero fue apenas un mensaje audible que no tuvo gran difusión en Europa, pero esta Alianza Atlántica se mantiene alerta sobre la llegada de los soldados asiáticos y fuentes del Alto Mando europeo han dicho que, en principio, el gobierno autocrático de Corea del Norte envió a unos 3,000 efectivos a Rusia, de los 10,000 más que fueron llegando paulatinamente. “Si esos militares tienen como objetivo combatir en Ucrania, supondría una escalada significativa en el apoyo de Pyongyang a la guerra que lleva a cabo Moscú contra Kiev. Los aliados tienen pruebas confirmadas de un despliegue de tropas de la República Popular Democrática de Corea en Rusia.” Expresó a la prensa internacional la portavoz de la OTAN, Farah Dakhlallah. Subrayó así mismo que la Alianza, en su seno, “mantiene consultas activas sobre esa cuestión y el Consejo del Atlántico Norte, el máximo órgano de toma de decisiones de la OTAN, recibirá información por parte de Corea del Sur y seguirá debatiendo la cuestión prontamente.” Indicó que Seúl, sede del gobierno de los surcoreanos, informó a la OTAN que el plan de los norcoreanos es hacer llegar a suelo ruso a unos 12,000 efectivos, para combatir contra los ucranianos lo más pronto posible.

            Y la gran pregunta que se desprende de este incómodo asunto es: ¿Qué piensan la Casa Blanca y el Pentágono estadounidense acerca de esta situación? En un inicio, el Alto Mando norteamericano informó que no impondrá restricciones para el uso de armas estadounidenses contra fuerzas norcoreanas, si estas son desplegadas en la guerra contra Ucrania, un hecho que ya ha acontecido en el campo de batalla, hace pocas horas apenas. También, los estadounidenses estiman que unos 10,000 soldados de Corea del Norte están actualmente en las regiones orientales de Rusia: “Una parte de estos soldados ya se han movido más cerca de Ucrania y estamos cada vez más preocupados ante la posibilidad de que Rusia intente usarlos en combate o para apoyar operaciones militares contra las fuerzas ucranianas en la región de Kursk, cerca de la Frontera. Pareciera que se están moviendo en esa dirección, pero ahora mismo no tengo más detalles.” Declaró la portavoz del Pentágono, Sabrina Sigh, en rueda de prensa con los corresponsales internacionales que cubren esta sede del ejército de los Estados Unidos. Y añadió a sus palabras: “Creemos que Corea del Norte ha enviado alrededor de 10,000 soldados en total, para entrenarse en el Este de Rusia, lo que probablemente aumentará las fuerzas rusas cerca de Ucrania en las próximas semanas. En tal caso, se podrán usar armas estadounidenses contra ellos. Es un cálculo que Corea del Norte debe hacer.”

La postura de Vladímir Putin

            El dictador ruso se ha jugado una carta que él creyó que nunca la iba a utilizar, porque, en su concepción de la estrategia militar de la región, Ucrania iba a caer tan fácilmente como ocurrió con la península de Crimea, cuando primeramente fue invadida por Rusia; pero el cálculo le falló estrepitosamente y de manera preocupante, a tal extremo que más de 600,000 soldados rusos han muerto o resultado heridos en esta guerra que Putin creó y llevó a las planicies ucranianas. “Ahora él es incapaz de mantener su asalto sin apoyo externo”, manifestó el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, en referencia a este conflicto que se le ha “ensanchado” al dictador ruso. Y según el mismo militar, “el refuerzo de la cooperación militar entre Rusia y Corea del Norte, representa una amenaza para la seguridad de la región del Indo-Pacífico y Euro-Atlántica; (y), a cambio del envío de tropas, Rusia proporciona a Corea del Norte tecnología militar y otro tipo de apoyo para eludir las sanciones internacionales.

            Mientras tanto, en el Kremlin, sede del gobierno ruso, Vladímir Putin ha defendido el tratado de asistencia militar mutua en caso de agresión, que ha firmado con Corea del Norte, aunque no confirmó ni negó la entrada en combate de los soldados norcoreanos. Solamente dijo: “las imágenes de satélite son cosa seria. Si existen esas imágenes (de movimiento de las tropas coreanas), es que algo hay”, mencionó un sarcástico dictador de Rusia. Empero, días atrás, en la Duma o cámara de diputados, Putin habló del tratado firmado con Corea del Norte y manifestó: “Nunca hemos dudado ni un ápice de la seriedad con la que los dirigentes norcoreanos se toman nuestros acuerdos”, pero no se refirió clara y abiertamente al arribo de los contingentes de militares del país asiático.

            Ha sido nuevamente Borrell, el alto representante de la diplomacia europea, quien señaló que “la Unión Europea (UE) condena firmemente la profundización de la cooperación militar y los traspasos de armas entre la república Popular Democrática de Corea y Rusia, que violan flagrantemente múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La UE –continuó Borrell-, insta a Corea del Norte a dejar de dar apoyo a los esfuerzos bélicos ilegales de Rusia. La profundización de la cooperación militar de Rusia con Corea del Norte, envía un mensaje claro: a pesar de su declarada disposición a negociar, Rusia no está sinceramente interesada en una paz justa, integral y duradera. Por el contrario, Rusia está intensificando y buscando desesperadamente cualquier ayuda para su guerra, incluso de actores que están perturbando gravemente la paz y la seguridad mundiales. La Unión Europea se coordinará con sus socios internacionales en el asunto del envío de soldados norcoreanos a Rusia, también en lo referente a las respuestas que dará.” Manifestó Borrell, dejando entrever que la UE y la OTAN podrían responder con armas a lo que está perpetrando Rusia en ucrania, con la traída de soldados norcoreanos.

            Mientras tanto, la agencia de noticias japonesa Kyodo, aseveró que ya los efectivos enviados por Corea del Norte, están “en el terreno” y entrarán muy pronto en combate contra los ucranianos. Esta misma agencia de información, aseguró que unos 2,000 soldados se desplazan hacia el oeste del país, cerca de la frontera con Ucrania y que las tropas de Corea del Norte ya habrían concluido su entrenamiento en territorio ruso y estarían siendo trasladadas al frente en Ucrania para dar apoyo a Rusia en su ofensiva. “El plan de ambos gobiernos es movilizar a unos 12,000 norcoreanos en este conflicto”, relató Kyodo.

            A manera de cierre de la presente crónica, se ha informado acerca de un hecho inusitado, cual ha sido la deserción de un grupo de 200 norcoreanos que actualmente viven en Corea del Sur y han solicitado al Gobierno de Seúl, los envíen a Ucrania “para lanzar una campaña de guerra psicológica contra sus antiguos camaradas que han sido desplegados en Rusia para apoyar la guerra de Vladímir Putin.” Se trata de un nutrido conglomerado de militares de Corea del Norte que escaparon del régimen de Kim Jong-un y se refugiaron en Corea del Sur, a la postre némesis del primer país y su régimen comunista. Quieren actuar como voluntarios, emplazados en Kiev, para convencer a sus antiguos compañeros de armas y se conviertan también en desertores.

            En tal caso, uno de los periódicos de mayor peso en la región Asia-Pacífico, el “South China Morning Post”, que se imprime y publica en Hong Kong, entrevistó a varios de estos desertores y dijeron que tienen alrededor de 10 años de experiencia militar en Corea del Norte y “Kiev podría aprovechar nuestro conocimiento sobre el ejército de Kim y lanzar además mensajes a nuestros compatriotas que se preparan para luchar al lado de Moscú. Estamos dispuestos –agregaron-, a ir a cualquier lugar donde sea necesario, para trabajar como agentes de guerra psicológica: mediante transmisiones por altavoces, distribuyendo folletos e, incluso, actuando como intérpretes.” Dijo al rotativo, Ahan Chan-il, uno de los desertores; y otro, llamado Lee Min-bok, anunció que ya han enviado la propuesta al gobierno de Ucrania y están a la espera de una respuesta, que esperan sea positiva para ambas partes. “Los soldados norcoreanos están allí básicamente como mercenarios, pero nosotros iríamos como voluntarios con una misión de buena voluntad. Simplemente nuestra presencia en Ucrania, podría tener un impacto significativo en la moral de las tropas norcoreanas que están en Rusia. Podríamos inspirar a los soldados norcoreanos a cruzar de bando, en busca de la libertad.” Afirmó Lee.

            Así marchan las cosas en la guerra ruso-ucraniana y en lugar de aclararse los hechos en favor de la paz, da la impresión de que “los negros nubarrones” se han posicionado en el horizonte y la concordia no aparece siquiera en el futuro. Lo que ha quedado en el aire ha sido la afirmación escueta y veloz de la OTAN, que manifestó que podría entrar en el curso de la guerra, una declaración que, por su brevedad, no fue considerada por la prensa internacional, pero que recordamos con nitidez y la preocupación debida. Veremos en los próximos días cómo se decantan los acontecimientos…


Ministro de Exteriores de Ucrania Pide a China Interceda para Lograr la Paz con Rusia

BEINJING, China-(Especial para The City Newspaper) Fue en “las propias fauces del animal depredador”, en la Capital de esta nación asiática (porque los chinos son aliados incondicionales de los rusos y tienen las mismas ideas expansionistas e invasoras de lo ajeno), donde el ministro del Exterior de Ucrania, Dmytro Kuleba, declaró que “es muy importante que Ucrania y China, aliada de Rusia, discutan directamente soluciones al conflicto del país del Este europeo, confrontado desde hace más de dos años y medio a una invasión rusa. Es muy importante que Kiev y Pekín (Beijing), entablen un diálogo directo e intercambien posiciones sobre el conflicto.” Estas mismas palabras las publicó en un video en la red social Instagram, una página que pertenece a este personaje del gobierno ucraniano.

            Esta fue la primera visita de un dignatario de alto rango de Ucrania a la China, después de que las tropas rusas invadieron el territorio de esta nación a orillas del Mar Negro. “Debemos evitar la competencia entre planes de paz –insistió Kuleba-. Es muy importante que Kiev y Pekín lleven a cabo un diálogo directo.” Y estas declaraciones sentaron muy bien a los chinos, ya que ellos han pedido en múltiples ocasiones la apertura de negociaciones entre Rusia y Ucrania, para poner punto final a la guerra. Sin embargo, ha sido Kiev el que ha rechazado todas las propuestas chinas, ya que no se ha exigido la retirada previa de las tropas enviadas por Moscú, acantonadas y combatientes en el territorio ucraniano.

Visita por tres días al país del “dragón rojo”

            El ministro de Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, viajó hasta lejano oriente para permanecer en Beijing por espacio de tres días, los suficientes para entablar diálogos con los responsables del gobierno chino. El tema no podría ser otro que alcanzar la paz con Rusia y para ello, se entrevistó primeramente con su homólogo, el jefe de la diplomacia de China, Wang Yi. “El principal objetivo del viaje –dijo Kuleba-, es explorar posibles perspectivas para lograr una paz justa” y no la “pax romana” que pretende Putin y que este mismo periódico The City, publicó la semana pasada en un extenso reportaje. “Este viaje –continuó explicando el ministro ucraniano-, busca desarrollar los contactos entre el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, y el de la República Popular China, Xi Jinping.” Lo cual quiere decir que este encuentro primero lo que trató fue allanar el camino para la reunión cimera entre ambos gobernantes, el ucraniano y el chino, y de ahí partir hacia la paz con los rusos invasores.

            “Ucrania ha buscado, desde el comienzo de la guerra, acercarse a China, para que Pekín utilice su influencia sobre Rusia, en favor de una desescalada por parte de Moscú,” explicó Kuleba.

            Llama poderosamente la atención el hecho de que el mandatario ucraniano ha intensificado sus esfuerzos por poner fin al conflicto bélico con Rusia, “ha redoblado las referencias a la necesidad de negociar, para poner final a la guerra lo antes posible”, ha resumido su ministro de Exteriores, en reunión con la prensa internacional que lo ha acompañado en este periplo. Ahondó en el hecho de que el presidente de Ucrania ha mantenido contactos recientemente con representantes políticos, que están de acuerdo en el alto al fuego inmediato, y uno de ellos es el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán; el candidato a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump (aunque parezca extraño de su parte); y el secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Pietro Parolín. Este último fue recibido en el palacio de gobierno de Kiev por Zelenski, según trascendió a los medios de información.

            Parolín, en su calidad de enviado Papal, coincidió con Zelenski en el sentido de que existe la necesidad de poner fin a la guerra lo antes posible. “Creo que todos entendemos que debemos poner fin a la guerra lo antes posible, por supuesto, para no perder más vidas humanas”, expresó el presidente de Ucrania ante el emisario del Papa. En acto seguido, agradeció a Parolín su participación en la primera edición de la llamada Cumbre de la Paz, que fue impulsada por Kiev y que reunió a mediados del mes pasado en Suiza, a representantes de un centenar de países y organizaciones internacionales, que abordaron las exigencias ucranianas para terminar con el conflicto con Rusia.

            El Cardenal Parolín viajó a Ucrania recientemente, en lo que el Vaticano ha llamado “viaje por la paz”; y el jefe de la diplomacia vaticana participó en una peregrinación al santuario mariano, ubicado en la ciudad de Berichiv, a unos 180 kilómetros al suroeste de Kiev. Durante el servicio religioso que presidió el mismo Parolín, pidió la intercesión de la Virgen para lograr la anhelada paz en Ucrania.

            Una de las últimas noticias al respecto, indica que el gobierno ucraniano prepara una hoja de ruta para la paz, que podría serle presentada a Rusia en una segunda Cumbre internacional, semejante a la que se acaba de celebrar en Suiza; y Zelenski espera que el plan esté listo para finales del presente 2024. Aunque los rusos no fueron invitados a la primera Cumbre por la Paz por razones obvias; cuando se efectúe el segundo encuentro cimero, los dirigentes ucranianos están totalmente de acuerdo en que en esa ocasión los enemigos sí deben estar presentes. Estas citas han sido planificadas por Kiev, justamente para logar apoyo mundial a sus condiciones para finalizar el conflicto armado con el Kremlin.

            En lo que estriba al Canciller alemán, Olaf Scholz, firme aliado de Ucrania, afirmó en el Bundestag (Parlamento Federal), que “no debe ser una paz dictada (por Rusia en este caso concreto), sino por consenso y que ambas partes salgan satisfechas con las negociaciones. No podría ser de otro modo.” Manifestó. En su opinión y en referencia a Vladímir Putin, el causante de todo este “desaguisado” al invadir al territorio de Ucrania, Scholz dijo que el dictador ruso “ha calculado mal varias veces. En primer lugar, subestimó la resistencia de los ucranianos y erró el cálculo también con respecto a la unidad de todos nosotros, incluida la de la Unión Europea. Esto debe aprovecharse ahora para hacer grandes progresos en Europa; (es decir) a la necesidad de depender menos de las exportaciones energéticas desde Rusia.” Acotó.

¿Debería Ucrania “regalarle” a los rusos los territorios invadidos?

            Esta es una de las preguntas clave que surgen cuando se habla de lograr y establecer la paz entre ambos ejércitos enfrentados. Pero en aras del nacionalismo, del amor a lo propio, el gobierno de Ucrania no debería concederle a Rusia ni un ápice de su territorio; sin embargo, un 32 por ciento de los ciudadanos del primer país, aceptaría esas concesiones territoriales, en aras de la pacificación de las hostilidades. Pero aquí surge otra interrogante: ¿Estaría conforme el dictador de Rusia con tal “regalía” de tierras previamente usurpadas por su invasión? La historia es una buena maestra en muchos aspectos y en este en particular, enseña que nunca un dictador se ha quedado complacido por tal “obra de beneficencia.” Sino recordemos el “Tratado de Munich”, del 30 de septiembre de 1938, cuando Inglaterra y Francia (e Italia, aliada de los germanos), permitieron que la Alemania de Hitler se hiciera dueña de los Sudetes checos. Sir Neville Chamberlain regresó a Londres agitando el papel que contenía el Tratado con las firmas de los signatarios, pero, al poco tiempo, las tropas de Hitler invadieron el resto de Checoslovaquia y desencadenaron en 1939, la Segunda Guerra Mundial con otra invasión, en aquella oportunidad a Polonia.

            Por ello, es menester volver a preguntar: ¿Estaría conforme Putin con tal desprendimiento de parte de Kiev, de las zonas ocupadas actualmente por los rusos? Solo el paso del tiempo podría darnos la respuesta fehaciente y convincente de la buena voluntad del tirano ruso o los destellos de su alma viciada por la conquista de tierras ajenas y el derramamiento de sangre.

            En todo caso, ese 32 por ciento de aceptación de parte de los ucranianos por desprenderse del Donbás, es el mayor nivel de aceptación a eventuales cesiones de territorios por la paz, desde que comenzó esta guerra, el 24 de febrero del 2022. Fue gracias a una encuesta hecha por el Instituto Internacional de Sociología de Kiev, la que arrojó este sorprendente (y nada patriótico) resultado. En abril anterior, un 55 por ciento de los ucranianos rechazaban tal postura, tal renuncia a territorios que pertenecen a su país; y en septiembre del 2022, solo el 8 por ciento de los ucranianos estaba dispuesto a concederle tierras a los caprichos de Putin, quien, ciertamente, no puede gobernar bien al vasto territorio ruso y ahora quiere otras tierras que no le pertenecen. Incluso, habría que tomar en cuenta el pensamiento y sentimiento del tirano del Kremlin, quien recientemente dijo que “Ucrania no existe, es una fantasía de algunos”, lo cual da a entender que en sus planes a mediano o cercano plazo, lo que quiere es anexionarse nuevamente a esta nación, de igual manera como hizo con Bielorrusia y sostiene a su gobierno títere de Moscú. Esta última encuesta que demostró la determinación valiente de los ucranianos, fue realizada por el Instituto Internacional de Sociología de Kiev. Empero, entre febrero y abril del presente 2024, el número de ucranianos dispuestos a ceder tierras, en aras de la paz, pasó del 26 al 32 por ciento. Lo cual demuestra dos cosas: o están hartos de la guerra (lo cual es totalmente comprensible y aceptable); o son antipatriotas, a quienes el concepto de “madre patria” vale tanto como los residuos de un cacahuate. Mientras tanto, el cansado ejército de Ucrania sigue perdiendo modestas zonas que pasan a manos de los rusos, en una guerra que parece van perdiendo poco a poco.

            En todo caso, ceder territorios a Putin no garantiza, en modo alguno, que se quedará satisfecho y hará regresar sus blindados y aviones a sus Bases en Rusia, una vez que se firme un Tratado de paz bilateral. Más bien, por el contrario, habría que prepararse para observar en los territorios traspasados fácilmente a los invasores, nuevos enclaves militares, la presencia de miles desoldados rusos y la amenaza de una nueva invasión, siempre latente y renovada.

            Después de desglosado todo lo anterior, la respuesta del Kremlin a la excitativa Ucraniana por establecer la paz, ha sido en estos términos: Rusia está abierta a negociar con Ucrania mientras Zelensky permanezca en el poder, “porque dudamos de su legitimidad para gobernar; pero necesitamos más detalles”, ha dicho un vocero del gobierno ruso. Moscú añadió que su disposición a entablar conversaciones es real, “pero ponemos en tela de juicio, públicamente, el mandato de Zelensky para gobernar, ya que su mandato de cinco años en el cargo expiró en mayo pasado y debería haber convocado a elecciones.” La respuesta de Kiev fue en el sentido de que el Kremlin, “de acuerdo a su propio sistema político estrictamente controlado en Rusia, no está en posición de criticar.” Es decir, el gobierno de Ucrania ha dicho, en lenguaje diplomático y calculado, que lo que gobierna en Rusia es una dictadura de un solo hombre, que está de espaldas a la democracia y por lo tanto “no debería ver la paja en el ojo ajeno, sin haberse visto primero la viga que hay en el suyo.”

            Dmitry Peskov, portavoz de Vladímir Putin, aseguró que “Rusia está abierta en general a un proceso de negociación; pero primero tenemos que entender hasta qué punto está preparada la parte ucraniana para ello y hasta qué punto tiene permiso de sus interlocutores para ello. Porque hasta ahora se han hecho declaraciones muy diferentes y aún no está del todo claro. Además del problema con la legitimidad de Zelensky, también existe el problema de la prohibición legal ucraniana (en la concepción internacional rusa, el gobierno de Ucrania es un títere de los Estados Unidos, cuyo gobierno dicta las pautas a los ucranianos, del cómo y el cuándo moverse, en sentido de…), de tener contactos y negociaciones con la parte rusa. Por lo tanto, todavía hay mucho por aclarar y hay que escuchar esas aclaraciones.”

            Y en lo que se refiere a una posible negociación con Zelensky, quien no es legítimo en la misma concepción política rusa, Peskov advirtió: “La cuestión no es fácil. Desde un punto de vista legal, este problema (de su legitimidad), está en la agenda; pero desde un punto de vista práctico, estamos abiertos a lograr nuestros objetivos a través de negociaciones. Por lo tanto, aquí son posibles diferentes opciones.” Aseguró el vocero de Moscú.

            Es tenue todavía la evidencia de que se desea negociar la paz definitiva y definitoria entre estas dos naciones enfrascadas en una feroz guerra; pero persiste un delicado y delgado rayo de esperanza que se cuela entre la prensa y los diplomáticos de todos los bandos enzarzados en este problema bélico. Una esperanza que, a principios de este año, ni se hablaba de ella siquiera.


La “Pax Romana” que Quiere Vladímir Putin para Ucrania. Desde Todo Ángulo… Inaceptable

MOSCÚ, NEW YORK y KIEV-(Especial para The City Newspaper) Una conversación telefónica entre Volodímir Zelenski, mandatario de Ucrania, y Donald Trump, quien podría ser el próximo presidente de los Estados Unidos, si no cambian “las tornas” y Joe Biden insiste en hacer el ridículo al continuar nominándose para ese mismo puesto, ha dado un leve matiz a la guerra entre rusos y ucranianos y puesto en alerta a los analistas de este conflicto.

            Sabedor de que podría ser el presidente de los Estados Unidos en los próximos cuatro años, llamó vía telefónica a Volodímir Zelenski y le prometió que negociará con el dictador de Rusia, Vladímir Putin, para poner fin a la guerra; aunque lo que sí es seguro es que la ayuda a Ucrania en un eventual gobierno de Trump, decaerá, sino desaparecerá completamente y ello preocupa a los ucranianos que dependen mayoritariamente de la ayuda del Pentágono y de la Casa Blanca, para sostener y resistir los ataques del ejército invasor de Putin.

            En su cuenta de Truth Media, su plataforma social, Donald Trump escribió que la llamada telefónica a larga distancia con Kiev, fue “muy buena” y que Zelenski lo felicitó por su reciente nominación como candidato republicano y le manifestó también su condena al intento de asesinato que sufrió Trump en un mitin, hace pocos días. Y estas fueron las palabras textuales dichas por Donald Trump acerca de su conversación con el ucraniano: “Aprecio que el presidente Zelenski se comunique conmigo, porque yo, como próximo presidente de los Estados Unidos (nótese su seguridad al afirmarlo), traeré paz al mundo y pondré fin a la guerra que ha costado tantas vidas y devastado a incontables familias inocentes. Ambas partes serán capaces de juntarse y negociar un pacto que termine con la violencia y allane un camino adelante, hacia la prosperidad.” Dijo Trump, dando la impresión de ser un Sumo Pontífice antes que el Trump que siempre hemos conocido.

Primeramente, el plan de paz de los asesores de Trump

            Después del diálogo telefónico, el presidente de Ucrania escribió en su cuenta de X: “(Agradezco) el apoyo vital de ambos partidos (el Demócrata y el Republicano) y de ambas cámaras legislativas de los Estados Unidos, por la ayuda de ese país, destinada a mejorar nuestras capacidades para resistir el terrorismo ruso. Hemos acordado con el presidente Trump, tratar en una reunión personal, qué pasos pueden llevar a una paz justa y verdaderamente duradera.”

            No obstante la buena disposición de uno y de otro, todos saben que Donald Trump no está dispuesto a ayudar a Ucrania con dinero y pertrechos de guerra, cuando llegue nuevamente a la Casa Blanca y el mensaje que está dando ahora, radica en que pondrá fin a la guerra entre Rusia y Ucrania, lo mismo entre Israel y Hamás, en Palestina y exclamó: “¡Ninguna de las dos habría ocurrido si yo hubiese estado en la presidencia (de los Estados Unidos)!” Empero, hay que recordar que en los últimos meses de su administración, Trump y su enviado especial, Mike Pompeo, devolvieron Afganistán a los talibanes, causando el enorme problema que sufre esa nación centroasiática en estos momentos.

            Siempre en el marco del conflicto ruso-ucraniano, el candidato republicano y muy posiblemente el ganador de las elecciones estadounidenses de noviembre venidero, tiene en su escritorio el plan de paz que dos de sus asesores de seguridad le han diseñado y que podrá implementar una vez sentado en la Oficina Oval de la Casa Blanca. Uno de los puntos de dicho plan, contempla erradicar “de tajo”, la ayuda militar a los ucranianos si estos no inician las conversaciones para poner punto final a la guerra con Rusia. Los dos asesores que Trump nombró para este cometido, son antiguos miembros del Consejo de Seguridad Nacional, durante la primera administración del republicano: se trata del teniente general retirado, Keith Kellogg y Fred Fleitz, quienes proponen un alto al fuego e iniciar las conversaciones bilaterales, con base a las líneas de frente, establecidas en el momento. Fleitz incluso sostiene que Kiev no tendría que ceder territorio formalmente, pero considera que las fuerzas armadas de Ucrania no tendrán la capacidad de retomar todo el territorio ocupado por los rusos “a corto plazo.”

            El mismo Fleitz indicó que Donald Trump leyó la propuesta de paz que le fue presentada y le dio una valoración positiva: “No digo que estuviera de acuerdo o que estuviera de acuerdo con cada palabra, pero nos complació recibir la respuesta que recibimos.” Por su parte, el candidato republicano aseguró que si llega a la Casa Blanca “seré capaz de terminar la guerra en Ucrania en 24 horas.” ¿Una fanfarronada más de Trump? Posiblemente.

            Y en el caso de que los rusos no deseen entablar el diálogo pro-paz, Estados Unidos enviaría más armamento a Ucrania, aseguró Kellog. “Les decimos a los ucranianos: ‘tienen que sentarse a la mesa y si no se sientan a la mesa, el apoyo de los Estados Unidos se agotará.’ Y le dices a Putin: ‘Tiene que sentarse a la mesa y si tú no vienes a la mesa, entonces les daremos a los ucranianos todo lo que necesitan para matarte en el campo.’” El documento también contempla retrasar la entrada de Ucrania a la OTAN, “durante un período prolongado, a cambio de un acuerdo de paz integral y verificable con garantías de seguridad.”

            Hasta el momento, Ucrania ha rechazado cualquier concesión territorial; o sea, regalarles los territorios a los invasores rusos que están en sus manos en estos instantes y “la paz sólo puede ser justa y sólo puede basarse en el derecho internacional.” Ha dicho Mijailo Podoliak, asesor presidencial del gobierno de Kiev; y esta nueva propuesta redactada por los asesores de Donald Trump, tampoco convence a los ucranianos. En la contraparte, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha asegurado que Vladímir Putin, dictador de Rusia, está abierto a negociaciones, “pero teniendo en cuenta la situación real sobre el terreno.” Lo cual da a entender que los territorios del Donbás, en manos rusas, no serán entregados (devueltos, mejor dicho) en modo alguno a Ucrania y ello sería el escollo más significativo entre ambos gobiernos para el cese definitivo del fuego. Con justa razón, los ucranianos exigen que los rusos se retiren de todos los confines que pertenecen a Ucrania y dejen los límites como estaban antes de la invasión; incluso, pedirían que se les devuelva la Península de Crimea, arrebatada también por Moscú. Evidentemente, no será tan fácil como fanfarronea Donald Trump y posiblemente las negociaciones se extiendan a lo largo de los próximos cuatro años de su nueva administración en Washington.

Estas son las exigencias rusas…

            En específico, esto es lo que exige Vladímir Putin desde el seno de su dictadura en el Kremlin:

1.      Abandonar la aspiración de Kiev, sede del gobierno de Ucrania, de ser miembro de la OTAN, y adquirir un status neutral de Ucrania (inconcebible, pues sería coartar la libertad de movimiento y elección de un pueblo y un país libre y supeditarlo a las ordenanzas y caprichos de Rusia, una nación convincentemente enemiga de Ucrania).

2.      Establecer el ruso como el segundo idioma Estatal y abolir todas las leyes que restringen este status. (Una exigencia tan demencial como la anterior, en principio porque se metería de lleno en las decisiones de un país y un pueblo libre, que tiene la potestad de elegir lo mejor e independientemente, para sus ciudadanos).

3.      Reconocimiento de la Península de Crimea como territorio ruso. (Ucrania no está en disposición alguna de “regalar” un solo acre de su territorio y menos esta porción de importancia vital en lo marítimo y comercial para los ucranianos).

4.      Reconocimiento de la independencia de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, dentro de los límites administrativos de las dos regiones, incluidos los territorios actualmente controlados por Ucrania. (Ibid-Idem anterior, nótese que el descaro de Putin no tiene límite y no admite siquiera meditar al respecto ni darle una respuesta distinta a una tajante negativa).

5.      “Desnazificación”. Prohibición de las actividades de los partidos y organizaciones públicas ultranacionalistas nazis y neonazis. (El presidente actual de Ucrania, Zelenski, es judío y su naturaleza le impide, de plano, ser confeso del nazismo; y que el Kremlin le ordene a los ucranianos cuáles partidos deben existir y no existir en su vida política, es inaceptable, pues sería una clara interferencia en sus decisiones que como pueblo y gobierno solo competen a los ucranianos; tampoco hay nazismo en Ucrania como insiste en decir histriónicamente Putin para justificar su invasión).

6.      Y la última exigencia para otorgar a Ucrania “la Pax romana” que el Kremlin quiere, exige la desmilitarización de Ucrania que implica el completo abandono de las armas que pueden representar una amenaza para Rusia. (Es decir, algo así como la fábula del asno amarrado con el tigre suelto, con Ucrania desprovista de defensa y a merced de cualquier invasión que se le ocurra a Putin y no pueda responder al fuego de ese invasor).

|           Dentro de la obviedad, los seis puntos son inaceptables de manera radical y tajante. Ningún país que se precie de ser digno y soberano, aceptaría ni una coma, ni un solo guion dentro de esas puntuaciones, pues todas y cada una de esas exigencias, laceran la libertad y supedita a Ucrania a las imposiciones presentes y futuras que se le ocurra al tirano que habita en el Kremlin. Ciertamente esa no sería “la paz” que todos anhelan en Europa, sino un acto de humillación único en la historia de la humanidad, que ningún país en el pasado hubo aceptado jamás y tampoco le fue propuesto nunca. De hecho, nadie en Europa Occidental está de acuerdo en lo anterior y no aconsejan sus líderes aliados de Ucrania, sentarse siquiera para leer tal desparpajo. Es preferible la guerra con todas sus consecuencias y derramamiento de sangre, que vivir bajo “la bota moscovita”; ya que es un plan estalinista y producto de una mente enferma, como lo es la de Vladímir Putin. Un individuo enfermo, solo puede esparcir su enfermedad allí por donde vaya; en este caso su esquizofrenia le ha desbordado su cabeza.

            Paralelo a lo anterior, en el resto de Europa han meditado profundamente sobre la amenaza que representa la Rusia actual en las garras de su dictador Vladímir Putin. Por ejemplo, en Alemania, políticos y militares advierten del peligro de un ataque ruso a mediano plazo a cualquiera de las naciones que conforman la Unión Europea (UE). Ante tal peligro, el ministro de Defensa alemán, el socialdemócrata Boris Pistorius, ha pedido más dinero para reforzar al ejército alemán, “relajado al máximo” después de la desintegración de la Unión Soviética y de la fusión de las dos Alemanias en un solo Estado. El canciller Olaf Scholz, en respuesta a su ministro, anunció “un fondo especial de €100 mil millones para las Fuerzas Armadas alemanas”; pero esa cantidad no es suficiente para Pistorius quien exige para el 2025, al menos €6,500 millones adicionales al presupuesto militar normal. Porque la verdad es esta: el ejército alemán de la actualidad, no podría defender a ningún país ahora mismo, si fuese atacado por un ejército como el de Rusia, a pesar de todas las falencias que ha demostrado en su guerra con Ucrania.

            Para Frank Sauer, de la Universidad de la Bundeswehr, “a pesar de la inyección de €100 mil millones, las fuerzas militares siguen estando subfinanciadas y si no se inyecta más dinero, hacia el 2026 llegará un punto en el que la Bundeswehr (ejército alemán), solo podría mantenerse en funcionamiento con mucho esfuerzo.” Ha explicado.

            Finalmente, los europeos occidentales y amigos de Ucrania, observan con preocupación un triunfo electoral de Donald Trump, más todavía cuando la situación en los Estados Unidos parece decantarse cada vez más a favor del republicano; y para Christoph Heusgen, jefe de la Conferencia de Seguridad de Munich, cree que “Vladímir Putin pretende restablecer una Gran Rusia dentro de las fronteras de la antigua Unión Soviética. Si Putin no pierde la guerra en Ucrania, debemos esperar que también ataque a Moldavia o a los países bálticos.” Ha resaltado.

            Y nuevamente Frank Sauer vislumbra lo peor en el caso de que Trump regrese a la Casa Blanca después de noviembre, máxime cuando Joe Biden continúa con su actitud errática de seguir siendo el candidato demócrata: “Todavía no veo una amenaza inminente contra un Estado de la OTAN –ha dicho-, pero imaginemos que Trump gana la presidencia en Estados Unidos y sentencia, como ha hecho en campaña varias veces, que los países europeos que no hayan pagado su ‘cuenta’, no estarán protegidos por la OTAN. Mientras, Ucrania se derrumba hasta convertirse en un Estado ruinoso, debido a la falta de apoyo occidental: la guerra estaría prácticamente ganada para Rusia. Putin se acerca a los 80 años y desea completar el trabajo de su vida, crear una Gran Rusia, y decide atacar uno a más de los Estados bálticos y Estados Unidos (bajo Trump) dirá: ‘ese no es nuestro problema y de todos modos ustedes no pagan sus cuentas y nosotros estamos ocupados con China.’ Algo así podría ocurrir de acá a cinco años más.” Concluye.

            Esa es la panorámica real que preocupa e incomoda a los europeos de hoy y con justa razón, mientras Donald Trump aparece incontenible en su carrera hacia la Casa Blanca, hechos que hacen pensar que la humanidad entrará en una nueva etapa a partir del triunfo electoral del republicano y no será un período para sentirse a gusto, relajados y contentos. Porque será todo lo contrario… según se decantan las cosas.

        

Imágenes de Ucrania. El Francotirador que se Acostumbró a Matar Rusos

TEATRO DE LA GUERRA-(Especial para The City Newspaper) El sigilo, la inteligencia y la astucia son sus principales armas. Se trata de un francotirador ucraniano que pertenece al ejército de su país y quien afirma no sentir nada cuando observa que un enemigo ruso cae abatido por su disparo. Menos que un nombre, lo que usa ante la periodista es un seudónimo y lo hace por razones obvias que no necesitan explicación alguna. Se hace conocer por “Ruger” y así consume toda la conversación con nuestra enviada al teatro de guerra de Ucrania.

            Es un militar de élite de la armada ucraniana, especial y meticulosamente entrenado para abatir a soldados rusos invasores, a quienes mata sin contemplaciones, fríamente, consciente de que lo que está haciendo, responde a un deber patriótico: “Ellos nos invadieron, están en un país que no les pertenece y nos lo quieren arrebatar”, asegura con la mirada glacial, que hiela cuando mira a la periodista de este semanario. Se ha desempeñado en esa actividad por largos siete años y en sus momentos libres, enseña a compañeros suyos para que hagan lo mismo. “Con los rusos no hay que tener deferencias ni contemplaciones”, añade.

            Es un francotirador de 30 años de edad, suficientes para la madurez en la guerra, para que no le tiemble el pulso cuando acciona el gatillo de su rifle de precisión; proviene de la región de Járkiv y siempre ha trabajado como francotirador, le enseñaron los mejores snipers del ejército de los Estados Unidos, confiesa, cuando realizó una misión internacional en Irak.

No siente remordimiento alguno

            Cuando se le pregunta acerca de su actividad diaria que es matar, contesta de igual modo; es decir, fríamente: “Matar no provoca nada en mi alma. Yo disparo porque si no lo hago, mi enemigo me matará a mí. Cuanto más disparo, más me gusta. Yo soy un cazador. Solo sentí remordimientos con mi primer muerto, un tipo que abatí cuando nos tenían rodeados en el aeropuerto de Lugansk, pero luego dejé de pensar en ellos, en la vida que tenían. No puedes chapotear en ese sentimiento. Los veteranos ya no estamos en eso. Yo siento odio por mi enemigo y sus vidas me dan igual. No deberían haber venido aquí. No son bienvenidos.” Acentúa, corroborando la posición de millones de ucranianos que están en las ciudades o frente a los rusos en el teatro de guerra: se les odia, porque ellos invadieron a su país, a Ucrania, y lo han destruido casi todo con sus misiles. Los rusos llevaron la guerra y la muerte a esta nación libre e independiente.

            Pasa a relatarnos sobre su rifle: “Es un regalo de otro francotirador. Vale unos €4,000; pero lo que de verdad marca la diferencia, es su mira telescópica, que supera los €5,000 en el mercado y con la que he abatido objetivos a 1,5 kilómetros de distancia. Fue un regalo de un francotirador sueco de la legión extranjera (que lucha en Ucrania), que ya murió. Por eso le tengo mucho cariño.” Menciona Ruger mientras acaricia su arma, “testigo” de la muerte de tantos rusos como le ha sido posible. Todo en aras de la defensa de su país, de su gente, de su familia y de la libertad general que los rusos quieren arrebatarles.

            Pero lo más revelador en este combatiente ucraniano, se refiere a la razón de su propia vida: “Nací para esto, para lo que hago ahora. En la guerra le encuentro sentido a mi existencia.” Confiesa y declara que es satisfactorio para él ver caer a tantos rusos como le deparan las circunstancias. Y en lo que atañe al papel y preparación de un francotirador, argumenta: “Tienes que estar muy preparado. Esos seis meses de parón en la vida civil –después de la guerra en el Donbás-, me dañaron mucho porque dejé de entrenarme. Regresar me costó. Cuando hice el examen de acceso de nuevo, me di cuenta de que solo lo aprobaban los que tenían una voluntad más férrea, no los más musculosos. Yo practico deporte para combatir el estrés y salgo a correr largas distancias. Esto debe hacerlo cada francotirador, ponerse objetivos lejanos, además de ejercitar la espalda, porque tienes que cargar con un arma de precisión muy pesada y con tu chaleco antibalas, además de los víveres y la munición que necesites. Todos los ejercicios que hagas, deben estar conectados con aumentar tu resistencia al dolor.”

            Aparte de su trabajo en el campo de batalla, también enseña en la academia ucraniana de francotiradores, adscrita por supuesto al ejército de Ucrania. Allí enseña a moverse con sigilo, ocultarse del enemigo, seleccionar el blanco correcto y cambiar de posición antes de que le respondan desde el otro lado. Y agrega: “Nos formamos todo el tiempo con retos psicológicos para provocar que cometas errores. Si haces las cosas mal, los instructores te provocan una tortura de privación de sueño. Sino duermes bien, entonces sigues encadenando malas decisiones. Solo cuando estás bien entrenado, dejas de hacer cosas raras y te concentras en la misión por mucho sueño, hambre o frío que tengas. Cuando nos entrenamos en grupo, funcionan así: si uno incumplía las órdenes, no nos dejaban dormir a ninguno, porque el error de uno nos afecta a todos.”

Semejante a la Primera Guerra Mundial

            La invasión rusa a Ucrania se parece mucho a las acciones de la Primera Guerra Mundial, en el sentido de que las tropas se mueven poco hacia adelante y tienen que cavar trincheras para protegerse del fuego enemigo; sin embargo, en esta segunda década del Siglo XXI, a esas trincheras hay que agregarle la hipertecnología compuesta por los drones espía y el combate electrónico. “Aun así, el francotirador tiene un papel importante en el frente.” Agrega nuestro personaje anónimo. “Pocas veces combatimos de forma autónoma, pero cuando lo hacemos suele ser en las zonas grises y bajo silencio de radio. Si no puedes comunicarte con los demás, tienes que tomar decisiones por ti mismo. En la mayoría de los casos, yo doy apoyo a otros soldados desplegados en mi zona, con los que estoy siempre en contacto para evitar muertos por fuego amigo. Si no puedes disparar porque se te ha terminado la munición, entonces tienes que seguir siendo útil como observador del enemigo o para corregir el fuego (de tus compañeros).” Explica.

            Algunos aspectos, detalles importantes para no ser eliminado por el enemigo, se refieren a no hacer ruido alguno o el mínimo en todos los casos; esconderse debajo de una esterilla de yoga, para que los drones con visión termal no sean capaces de localizarlo y vuelve a narrar: “Hasta el año pasado, podía estar una o dos noches seguidas en una posición, pero el campo de batalla ha cambiado por la presencia de miles de drones. Ahora no me muevo tanto. Encuentro un buen sitio y puedo estar allí cuatro o cinco días, a veces incluso una semana, casi sin moverme. Para ello solo llevo más comida y más bebida, pero mi trabajo es el mismo: esperar y cazar.” Cita este francotirador que pertenece a la Brigada 80 de Asalto Aéreo, una de las unidades de élite del ejército de Ucrania que combate en las zonas más complicadas del frente. Y añade a su narrativa: “A veces te guías por el instinto de veterano. Iba junto a otro compañero para vigilar una zona ocupada cerca de Bajmut. Hicimos una parada para descansar camino de nuestra posición asignada, bebimos algo de té y entonces noté un movimiento extraño a lo lejos, acompañado de un sonido seco. Nos tumbamos, cogí la mira telescópica y percibí a un francotirador enemigo junto a un árbol. Creo que lo que me llamó la atención fue ver cómo la vegetación se movía. Era él. Me tumbé, abrí fuego y le abatí. Acto seguido, los rusos respondieron y nos atacaron con artillería. Estuve un rato sin poder moverme, pero hirieron a mi compañero.”

            Cuando se le recuerda la película y la leyenda del francotirador soviético, el cazador de Los Urales, Vasili Tsaizev, durante la Segunda Guerra Mundial, quien mataba supuestamente a decenas de alemanes cada semana y llegó a liquidar a 242 enemigos en la ciudad de Stalingrado, nuestro entrevistado aclara: “La Unión Soviética necesitaba héroes y su propaganda los creaba. El mito dice que Vasili Tsaizev metía las balas por las miras telescópicas de los alemanes. Solo son cuentos para niños.” Afirma convencido.

            Ruger es uno más de los muchos francotiradores ucranianos que ayudan a su patria a liquidar a los rusos invasores, cuya ayuda es inestimable para los intereses de la nación donde nacieron y que ahora defienden. Y vuelve a insistir: “hay que tener sigilo, inteligencia, astucia, frialdad, resistencia mental y física y, ante todo, no importarle la víctima que dejas sin vida, porque ellos no lo pensarían dos veces para hacerte lo mismo o algo peor. Además, nuestro país, Ucrania, nos necesita y aquí estamos presentes.”

           

Ucrania Piensa y Habla de Derrota. Se Siente Abandonada por los Estados Unidos

KIEV-(Especial para The City Newspaper) Ciertamente el genocidio que está llevando a efecto Israel en la Franja de Gaza, ha quitado protagonismo a la invasión rusa a Ucrania; incluso, en el Congreso de los Estados Unidos, dominado ampliamente por congresistas de raza judía, le han restado importancia a la aprobación de ayuda económica y militar a los ucranianos y se han concentrado en la defensa de su propio país… Israel.

            Muchos analistas de la situación bélica por la que atraviesa Ucrania, recuerdan el abandono que las tropas estadounidenses hicieron a Afganistán, donde, tras la firma de Donald Trump con los talibanes y en aras de que “los soldados regresaran a casa,” dejó desprotegido al montañoso país centroasiático que ahora está en manos de los incivilizados y fanáticos talibanes, con todos los agravantes que ello ha conllevado. Parece que, a través de la historia, los estadounidenses no han sido muy fiables en su amistad con aquellos pueblos a los que ha prometido su ayuda.

            Al no llegar la ayuda al frente ucraniano, un oficial de artillería ha dicho que el momento por el que pasan, es dramático, y sin suministros de munición de parte de los Estados Unidos, el frente se desmoronaría. Pero la culpa esencial y principal reside en el Congreso norteamericano, tal y como hemos explicado en las líneas arriba escritas: a la enorme cantidad de congresistas judíos solo le interesa ayudar a Israel en una guerra que no lo es y más bien es una masacre, “un holocausto” a plena luz del día, ante los millones de ojos de la humanidad, que contempla como los hebreos masacran al pueblo palestino en ataques que solo desean la desaparición física de estas personas no judías.

Solo quedaría la retirada…

            Así lo ha manifestado el mismo oficial de artillería, quien declinó dar su nombre por razones obvias de seguridad. “Sin munición de artillería, todos los frentes están condenados. La situación en el frente es sombría a la vista de la falta de munición de las fuerzas armadas ucranianas. Las pérdidas aumentarían porque no es posible responder adecuadamente. Los atacantes rusos, en cambio, pueden disparar desde todos los cañones. Los cazas rusos bombardear las posiciones ucranianas con bombas planeadoras, disparadas desde una distancia segura más atrás de la línea del frente, fuera del alcance de las defensas aéreas ucranianas, que de todos modos son igualmente escasas. En algún momento, nos encontraremos en una situación en la que nadie podrá defender el frente: todos estarán muertos o heridos. El resultado sería la pérdida de posiciones y el desmoronamiento del frente.” Recalca el soldado.

            Esas mismas palabras son ratificadas por un reciente análisis hecho por el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), con sede en los Estados Unidos, en el que se afirma que “los rusos están avanzando lenta pero constantemente en varias secciones del frente.” Asegura textualmente el documento.

            Y es del todo cierto que hoy mismo se está viviendo el peor peligro desde el 2022, pues no existe un suministro sustancial de armas y municiones por parte de los Estados occidentales, que han sido el apoyo de las milicias ucranianas desde el inicio de la invasión rusa. En otras palabras, “el fantasma de la derrota” circunda en el frente defendido por los ucranianos, quienes han bajado la moral ante el embate poderoso del ejército ruso enemigo. Es por esa razón que, tanto el director de la CIA, Bill Burns, como el comandante de las fuerzas armadas estadounidenses emplazadas en Europa, Christopher Cavoli, acentuaron al decir que “existe un riesgo muy real de que los ucranianos pierdan en el campo de batalla a finales del 2024 o, al menos, de que Putin llegue a una posición en la que pueda dictar los términos de un acuerdo político.” Así según un discurso pronunciado por Burns en Washington, para hacer consciencia en quienes tienen en sus manos la ayuda a Ucrania.

            Cavoli indicó que el panorama es sombrío para los ucranianos en el frente, “aunque no puedo predecir el futuro, puedo hacer simples cálculos matemáticos. En mi experiencia de más de 37 años en el ejército estadounidense, si un bando puede disparar y el otro no puede devolver los disparos, el bando que no puede devolver los disparos… pierde.”

            Desgraciadamente, dentro de los Estados Unidos, los ucranianos tienen enemigos declarados en el Partido Republicano, el mismo de Trump, quien ha dicho claramente que si él gana las elecciones en noviembre próximo, acabará con la ayuda a Ucrania; y los republicanos es lo que han estado haciendo precisamente en estos meses. De tal modo, el paquete de ayuda a Ucrania, estuvo bloqueado durante meses en el Congreso, de parte de los republicanos, y que contemplaba una ayuda financiera por US$61,000 millones. Aparte de esa cantidad, US$51,700 millones estaban destinados al suministro de municiones y armas. No obstante lo anterior, la Cámara de Representantes finalmente desbloqueó la ayuda a Ucrania, pero el paquete de ayuda a Kiev debe pasar todavía por el Senado, un periplo sumamente engorroso, cuando los rusos, en Moscú, se ahorran esa clase de demoras, atascos y oposición política. En otras palabras, los republicanos juegan con las vidas y la libertad de todo un pueblo y nación en Europa, simplemente para hacerle el re-juego a su líder, el corrupto Donald Trump, enzarzado en varios procesos judiciales como nunca antes lo estuvo un ex mandatario de esta potencia. Entonces, el quid del asunto ahora es observar si los suministros llegarán a tiempo a las tropas ucranianas.

            Para el especialista alemán en seguridad y experto en Ucrania, Nico Lange, “Ucrania no puede defender la línea del frente en el Este, solo puede retrasar el avance ruso, especialmente con el uso de drones equipados con explosivos, pero los drones no sustituyen a la artillería. Lo decisivo es que el ejército ucraniano reciba ahora, lo antes posible, suministros de munición.” Afirmó en una entrevista reciente concedida a la televisión alemana.

Quiénes son los proveedores de ayuda militar a Ucrania

            Son diez gobiernos que tomaron la firme decisión de frenar al ejército invasor ruso, desde que se introdujo en territorio ucraniano y han estado cediendo esa ayuda de manera indefectible y siempre puntual; aunque, la mayor parte de los pertrechos llegan desde los Estados Unidos, cuyo gobierno está fallando en estos instantes en la entrega de insumos militares, según hemos reseñado en las líneas de arriba.

            Esos diez países, amigos de Ucrania y enemigos declarados de Rusia, están aportando miles de millones en armas y municiones; aun así, hace falta mayor ayuda que el Congreso estadounidense ha demorado irresponsable y criminalmente. Ahora mismo, los combates más cruentos se están librando en los frentes Este y sur, cuando los soldados ucranianos siguen bajo el fuego de los rusos, quienes los atacan con artillería y la fuerza aérea a todas horas prácticamente.

            Pero hay un hecho real y clarísimo: Ucrania, por sí sola, no podría arreglárselas en esta guerra que hasta el momento ha sostenido valientemente y ha infringido fuertes y significativas pérdidas a los rusos en armamento y vidas humanas. Es por esa dependencia desesperada, que los ucranianos hacen llamados constantes a sus aliados para que les proporcionen más municiones y sistemas de defensa aérea.

            De acuerdo a un estudio recientemente elaborado por el Instituto Kiel para la Economía Mundial (IFW), los siguientes países son los que aportan más ayuda a Ucrania, en los campos financiero, humanitario y militar, que incluye armas, municiones y equipos que se han asignado y prometido a los ucranianos. De acuerdo a este documento emitido, los Estados Unidos han proporcionado la mayor asistencia militar a Ucrania y la administración actual del presidente Joe Biden, ha comprometido el equivalente a más de US$44,700 millones en ayuda militar. Pero el mayor obstáculo y enemigo de la política/Biden hacia Ucrania, lo representa el Partido Republicano, que bloquea una y otra vez la aprobación de esos paquetes de asistencia. Detalle que hemos desglosado al inicio de este reportaje.

            En segundo lugar aparece Alemania, que ha dado €17,700 millones hasta la fecha y el gobierno en Berlín ha prometido entregar a los ucranianos un tercer sistema de misiles Patriot, para fortalecer la defensa aérea del país. En tercer lugar, aparece el Reino Unido, con una ayuda militar adicional equivalente a €2,900 millones. Así, Londres se ha comprometido con Kiev en la asignación de €9,100 millones y ya ha aportado concretamente, €4,800 millones a la causa contra el invasor ruso.

            Dinamarca aparece en el cuarto lugar de los donantes y se ha comprometido al aporte de €8,400 millones a los ucranianos, en ayuda militar. De esa cantidad, los daneses ya han dado al menos €4,500 millones. La Unión Europea (UE), aparece en el quinto renglón de esta lista, y usa un instrumento propio de financiamiento extrapresupuestario para proporcionar ayuda militar a Ucrania y se trata del Fondo Europeo para la Paz (EFF). La UE ha prometido armas, municiones y equipos por un valor de €5,600 millones, más otros €5,000 millones que fueron acordados para entregar a Kiev en estos meses.

            Los Países Bajos han prometido ayuda militar a Ucrania por €4,440 millones. Luego aparece Noruega, cuyo gobierno ha prometido al país atacado una cantidad considerable en relación con su Producto Interno Bruto (PIB). Brinda ayuda militar y humanitaria al país invadido y le ha prometido un total de €3,800 millones, de los cuales €1,000 millones ya han sido asignados.

            Polonia no podía faltar a esta cita, principalmente porque comparte fronteras con los dos países en conflicto, con Rusia y Ucrania y es un aliado firme y cercano al gobierno de Kiev. Además, Polonia se ha convertido desde el inicio de las hostilidades, en un importante centro logístico, del cual parten las transferencias hacia Ucrania, de ayuda militar occidental; es decir, “desde algún lugar en el territorio polaco” parten los blindados, misiles y demás pertrechos, para abastecer al ejército ucraniano, algo que incomoda sobremanera a los rusos, quienes ya han amenazado con invadir Polonia en varias oportunidades. El gobierno de Varsovia ha prometido a Kiev, una ayuda en el aspecto militar, por €3,000 millones.

            Finalmente, cierran la lista Canadá y Suecia, el recién ingresado a la OTAN. En el caso de los canadienses, tienen un acuerdo de seguridad con Ucrania y se ha comprometido en proporcionarle al país europeo, más de €2,000 millones en ayuda militar a finales del presente 2024. Ese acuerdo fue firmado entre los dos gobiernos, al cumplirse los dos años de la invasión rusa a Ucrania. En lo que concierne a Suecia, prometió más de €2,000 millones en ayuda militar, aunque al principio solo contemplaba equipos de protección; pero luego cambió la estrategia y ha estado enviando a Ucrania tanques y modernos sistemas de armas.

            No obstante lo anterior, reiteramos que lo más importante es la ayuda de los Estados Unidos y que llegue puntual al frente de batalla. Ello, más que otro motivo, ha infringido grandes derrotas a los rusos a lo largo de todo este tiempo y seguirá haciéndolo, pues la capacidad, entrega y valentía del soldado ucraniano, han quedado demostradas en esta guerra, sin dilación ni defecto alguno. En otras palabras, una derrota de Ucrania podría significar un mayor peligro para el resto de Europa, pues Vladímir Putin se sentiría fortalecido e imparable en sus ansias de dominio extraterritorial. “Una derrota en Ucrania, significaría una derrota para Europa”, dijo textualmente Jens Stoltenberg, el Secretario General de la OTAN, en uno de sus tantos discursos. Y eso no lo quiere nadie en el mundo libre, democrático y civilizado.


Alemania tiene Un Plan Económico para la Reconstrucción de Ucrania, una Vez los Rusos Salgan de ese País

BERLÍN, Alemania-(Especial para The City Newspaper) Los alemanes, evidentemente, no sienten rencor contra los ucranianos, porque las tropas de esta nación, cuando pertenecía a la Unión Soviética, junto a los bielorrusos, entraron masacrando a los alemanes y violando a sus mujeres, allá por 1945. La “trizadura” que hicieron en la derrotada y destruida Alemania de aquellas épocas, fue algo impresionante en los anales de la historia. Aun así, los alemanes de hoy parecen haber olvidado aquel desenfreno criminal de los ucranianos y han elaborado un plan para reconstruir a este territorio invadido por las tropas de Vladímir Putin, desde hace dos años.

            Incluso, ahora mismo, los alemanes están tratando de ganar inversores, de atraerlos y llevarlos a Ucrania, a pesar de que la guerra está en su plenitud máxima y los invasores rusos parecen haber ganado terreno y están en la ofensiva en varias regiones ucranianas.

Conferencias de reconstrucción

            De acuerdo a su manera de ser, disciplinados, organizados, inteligentes y trabajadores, los alemanes han hecho dos conferencias de reconstrucción y la tercera se celebrará en junio próximo, en esta Capital, Berlín. El gobierno alemán ha emitido un comunicado, específicamente del Ministerio de Ayuda al Desarrollo, en el que dice que esperan a unos 1,500 participantes, inversionistas que crean en el futuro de la nación eslava, invadida por órdenes de Vladímir Putin, el genocida que habita en el Kremlin, en Moscú.

            Como sabemos, varias ciudades, sino todas, han sido bombardeadas de manera inmisericorde por el ejército ruso y las han reducido a escombros, de ahí que la tarea que les espera a los cooperantes internacionales y a los mismos ucranianos, va más allá de lo normal, porque será gigantesca, según se presupone.

            Para comenzar con el proyecto ideado por el gobierno teutón, se ha redactado un documento que consta de 15 puntos que tratará de impulsar la mencionada reconstrucción; pero el principal objetivo es “movilizar al sector privado para llevar a ‘buen puerto’ el plan.” Es por esa razón que los organizadores se han reunido en Berlín en varias oportunidades y han viajado incluso a Kiev, Capital de Ucrania, para preparar el evento; anteriormente se reunieron en Londres, Inglaterra; y en Lugano, Suiza, y el tema central que hizo gravitar todas las conversaciones, fue la ayuda a la economía ucraniana, en la que todos los participantes en las dos citas estuvieron de acuerdo en que será un trabajo colosal, el más grande después de la reconstrucción de toda Europa, después de la Segunda Guerra Mundial. Obviamente los rusos han sido unos salvajes en su intento de demoler prácticamente a Ucrania y no dejar piedra sobre piedra, según dejan ver los escombros por todas las regiones de esta nación invadida.

            La siguiente cita con el mismo objetivo, será en Berlín, Capital alemana, del 11 al 12 de junio del presente 2024 y, de acuerdo a la versión de los berlineses en el gobierno, se considerarán “cuatro dimensiones de la reconstrucción”: la economía, la mano de obra cualificada y su formación, el proceso de adhesión a la Unión Europea (UE), y el fortalecimiento de las ciudades y municipios (ayuntamientos) de Ucrania.

            Una estimación realizada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), señala que el coste de la reconstrucción del país eslavo asciende a unos US$400,000 millones; y en lo que respecta a las empresas alemanas que invertirían en Ucrania, podrán solicitar garantías Estatales para llevar a efecto sus inversiones, al menos en las zonas menos amenazadas por Rusia. En este sentido, muchos analistas europeos consideran que es mejor esperar que la guerra termine y al lado de lo que queda en pie, comenzar a reconstruir, porque llevarlo a cabo en estos momentos cuando los rusos lanzan misiles por doquier, podrían destruir lo que se está levantando simultáneamente en cada ciudad. Una posición racional ante un enemigo, en el caso de Vladímir Putin, que está empecinado en hacer valer su poder tan venido a menos en este conflicto y para ello, la destrucción de Ucrania vendría a ser algo así como su “carta de presentación”, del poderoso invasor, capaz de reducir a cenizas a su enemigo. 

            Retornando al gobierno alemán, el Ministerio Federal de Economía ha ideado el programa llamado “Garantías de Inversión”, que funciona de igual manera que una póliza de seguros para las empresas, aplicable también durante una guerra, o mejor dicho… durante esta guerra precisamente. En palabras sencillas, en el eventual caso de que una bomba caiga sobre una planta recién construida y la destruya, el gobierno de Alemania se haría responsable de la mayor parte de las inversiones destruidas por los salvajes invasores. Y nada asegura que los rusos no lo harán, porque apenas sepan que se están levantando obras a lo largo y ancho de Ucrania, no se demorarán en bombardearlas nuevamente. Actualmente, Rusia ha intensificado sus ataques aéreos contra Ucrania, ya sea con misiles lanzados desde el mismo territorio ruso, con drones o con la aviación. Actos que se repiten día a día, en oleadas de ataques que los ucranianos no pueden repeler ni en mínima parte y solo atinan a observar como sus ciudades quedan por los suelos, pulverizadas. Putin parece más determinado que antes en resolver cuanto antes la derrota del país que ha invadido y para ello está utilizando toda su fuerza, según se deja ver sobre el terreno.

Muchos inversionistas dispuestos a colocar su dinero en Ucrania

            A pesar de la panorámica de destrucción descrita en las líneas de arriba, ello no ha frenado las solicitudes para invertir en Ucrania y, propiamente en el 2023, el ministro alemán de Economía, Robert Habeck, aprobó, en el marco del programa de inversiones, 22 solicitudes de protección de inversiones para Ucrania, por un total de €54,8 millones.

            En todo caso, la realidad que presenta Ucrania en esta guerra, indica que su Capital, Kiev, está muy bien protegida por las defensas aéreas; pero en el resto del país esa situación no es ni siquiera mínima y es allí, en esas urbes, donde los inversionistas se muestran recelosos para colocar sus capitales en la reconstrucción.

Concretamente, se aprobó en el 2022 una de las garantías de inversión alemana para Ucrania y consiste en el levantamiento de una nueva fábrica de materiales de construcción de la empresa Fixit, cerca de la ciudad ucraniana occidental de Leópolis. De hecho, este fabricante alemán tiene una vasta experiencia en Europa del Este, ya que ha estado produciendo para estos países a través de su filial Kreisel; incluso, la invasión rusa, ocurrida el 24 de febrero del 2022, paralizó la construcción de una segunda fábrica, aunque los alemanes han dado muestras de su interés en reanudar la misma construcción. De tal manera, ningún salvaje igual o parecido a los rusos, podrá detener el desarrollo y la edificación de obras que peligran por causa de una guerra “sin pies ni cabeza”, llevada allí por la esquizofrenia de Putin. Michael Kraus, director general de Fixit en el Este europeo, manifestó recientemente a los reporteros reunidos en torno suyo: “Confiamos en poder iniciar las operaciones de prueba este año. Tenemos que reconstruir Ucrania. Es un país muy bonito, con gente muy amable.” Describe.

Como hemos venido señalando a lo largo de este reportaje, invertir en un país en plena guerra, representa más inseguridad que lo contrario y plantea retos especiales. Para citar un solo ejemplo, las empresas alemanas, fabricantes de nuevas máquinas de materiales de construcción, no envían sus operadores a Ucrania por los riesgos que presenta la guerra: en cualquier momento y lugar les cae un misil en sus cabezas, cuando no se esperaba, pues el ataque sorpresa es una de “las especialidades de la casa de Putin.” Incluso, cuando se presentó la invasión, Kraus se vio impedido de enviar a los operarios ucranianos a salvo, fuera de su país, a Alemania, por ejemplo, porque los hombres de Ucrania, en edad militar, no pueden salir de su patria. Y después de ingentes esfuerzos, solamente tres trabajadores ucranianos cualificados pudieron viajar a Alemania, donde recibieron formación técnica para instalar las máquinas en la nueva fábrica donde trabajarán unas 60 personas. También pudieron viajar a Polonia, donde Fixit tiene una de sus sucursales.

Finalmente, Fixit y su filial en Ucrania, Kreisel, tienen entre planes la creación de una academia o centro de formación, para capacitar a sus empleados actuales y futuros y este proyecto contará con el apoyo total del Estado alemán.

Después de haber observado lo anterior, no queda más que recordar aquella cita filosófica del cubano José Martí, que dice: “Los hombres van en dos bandos en su camino por la vida: los que aman y crean y los que odian y destruyen.” Entre estos últimos está Vladímir Putin y su ejército de genocidas y bárbaros, mientras los alemanes no se detienen en sus afanes de trabajar y construir, a pesar de los bombardeos que provocan los rusos mañana, tarde y noche, en su deseo de aniquilar por el simple hecho de aniquilar.


Dos Años de la Invasión de Rusia a Ucrania


KIEV, Ucrania-(Especial para The City Newspaper) Un leve indicio sobre cual ejército va ganando la guerra, muestra a los rusos –finalmente-, con un avance que, sin embargo, no significa mucho, porque los ucranianos se han retirado de esa posición, no por cobardía o por el empuje de los invasores, sino porque los Estados Unidos han detenido, momentáneamente, el envío de armas y pertrechos a Ucrania. Aparte de ello, el conflicto armado permanece estancado, sin victorias ni derrotas que se deban contar y mucho menos, asegurar cuál país será el ganador definitivo.

            No obstante, moral y técnicamente, el ejército enviado por el genocida ruso Vladímir Putin, es el que ha perdido desde que se le hizo imposible derrotar a los ucranianos en los primeros seis meses de la contienda. Él creyó que iba a ser solamente “una misión especial” que iba a ser extremadamente fácil para el supuesto “segundo mejor ejército del mundo”, pero se encontró con un país dispuesto a hacer valer su libertad, su territorio y su dignidad nacional, en medio de una demostración impresionante y admirable de valentía de su pueblo y de sus combatientes; por esa razón, el ejército de Putin ha ido recibiendo paliza tras paliza en los campos de batalla, con pérdidas materiales y humanas que el genocida nunca imaginó en su madriguera en el Kremlin. Y, desprendiéndose de estas evidencias bélicas, los ucranianos han demostrado también que un ejército más poderoso, listo para la guerra y con equipamiento idóneo, barrería relativamente fácil con los rusos, que lucen desmotivados (porque saben que esta no es su guerra, sino que es solo de un sujeto que es Putin), mal entrenados y con suministros de pésima calidad.

¿Cuándo comenzó la guerra realmente?

            Los entendidos y conocedores de la geopolítica actual, afirman que este conflicto comenzó, en realidad, hace diez años con la anexión de Crimea, el 27 de febrero del 2014, por parte de las fuerzas de Putin. Desde ese preciso momento, Ucrania quedó gravemente debilitada y en la Capital, Kiev, las protestas hicieron que el presidente de aquel entonces, Víktor Yanukovich, un “títere de Moscú”, huyera sin dilación hacia Rusia. Y en la primavera de ese mismo año, comenzó la guerra en la región ucraniana oriental de Donbás.

            Simultáneamente, las potencias Occidentales actuaron débilmente y solo atinaron a sancionar económicamente al Kremlin, con un castigo que hizo sonreír con tranquilidad al genocida ruso. Además, y aunque parezca inaudito, los mismos ciudadanos de Ucrania no prestaron mucha atención a la porción de su territorio que le estaba siendo arrebatada y se comportaron con un dejo de indiferencia, como si aquello “no fuera con ellos.” De hecho, el ejército ucraniano no luchó por recuperar Crimea, se dejaron robar de manera pasiva, sin disparar un solo cartucho en su favor. Esa actitud solo demostró “la debilidad de los dirigentes de Kiev” en ese momento, destaca Susan Stewart, experta en Ucrania, de la Fundación Ciencia y Política (SWP), con sede en Berlín, Alemania.

            Una vez controlada la situación en Crimea, los rusos desplegaron una enorme cantidad de efectivos en la zona y ello “amilanó” o cohibió a cualquier intención guerrerista que pudieron albergar los ucranianos en ese preciso instante; y por esa causa, la desmoralización cundió en todas las líneas y la deserción se produjo en gran parte de las fuerzas de defensa del país agredido.

            Luego vendría la invasión rusa al resto de Ucrania ante el estupor del mundo, que no pudo “volver el rostro al lado contrario”, porque ese ataque hizo surgir la indignación en todos los rincones de la Tierra, por lo menos en los pueblos amantes de la libertad, que son la inmensa mayoría. En un inicio, los ataques se centraron en la Capital, Kiev, e, incluso, los rusos llegaron a pocos kilómetros de distancia de esta ciudad, pero la actitud de los ucranianos ya no era la misma aquella, cuando le arrebataron la Península de Crimea: los invasores se encontraron con hombres dispuestos a luchar por su país y de la manera más valiente posible. En ese entonces, las pérdidas de material bélico y soldados, fue sorprendentemente superlativa para Putin y sus Generales, muchos de ellos fueron dados de baja cuando usaban sus celulares y fueron interceptadas sus señales y atacados con drones que resultaron fulminantes. Allí, el genocida del Kremlin comprendió que la “misión especial” no iba a ser nada fácil y temió, incluso, con la deshonrosa derrota. Por esa causa, retiró a su humillado ejército hacia la región del Donbás, alegando que había entrado en Ucrania para defender a los ciudadanos pro-rusos que viven en esa zona. Sin embargo, el motivo de la invasión fue para apoderarse de Ucrania, nombrar un gobierno títere semejante al de Bielorrusia, que le cubriera la vanguardia a toda Rusia en caso de una guerra contra la OTAN y apoderarse de la riqueza agrícola y mineral ucraniana. Pero al observar que su pésimo ejército sufría derrota tras derrota, decidió acantonarlo en el Donbás.

            A partir de ese instante, la guerra pareció congelarse, detenerse, pero la verdad era que se estaba dando una guerra de trincheras, a la vieja usanza de la Primera Guerra Mundial, con miles de bajas, especialmente del lado ruso. Desde entonces, el conflicto ha cambiado muy poco, parece estático, ninguno de los dos ejércitos avanza mucho, pero, de acuerdo a las cifras, Rusia ha llevado la peor parte. Veamos: un recuento de los daños, hecho por analistas internacionales, arrojan estas cifras: Rusia ha perdido hasta la fecha 2,742 tanques; 252 aviones; 20 buques en el Mar Negro; y más de 45 mil soldados muertos a manos de las fuerzas ucranianas; aunque Occidente ha dicho que los ultimados en batallas pasan de los 250,000 soldados invasores. Un número que se presta para polémicas de una y otra parte.

            En todo caso, lo que los invasores enviados por Vladímir Putin han encontrado, es muy distinto a aquella pasividad del 2014, que permitió a los rusos sentirse a sus anchas en Crimea: “Nos mantenemos en pie y seguimos luchando por Ucrania, aunque el precio sea muy alto. El ejército se ha profesionalizado, aunque sigue habiendo problemas.”, ha dicho el soldado Maksym Kosub. Y nuevamente para Susan Stewart, ya mencionada, “no espero sorpresas en Rusia. Con el apoyo de Occidente, Ucrania resistirá, pero el agotamiento tras diez años de guerra es cada vez más notorio. Se está pensando demasiado poco en lo que ocurrirá si Ucrania pierde. Los costes serían mucho más elevados.” Advierte.

            ¿Pero cuál es la situación ahora que se han cumplido dos años de la invasión rusa a esta nación? La lógica se impone, presentando a un ejército ucraniano envejecido, ciertamente curtido por entero en los avatares de la guerra, pero desgastado y lo que es peor… cansado, evidente y convincentemente agotado, sin esperanzas inmediatas o próximas del refrescamiento de sus tropas. Un hecho que podría pasarle “una elevada factura” en su enfrentamiento diario con los invasores enviados por el Kremlin. Al parecer, en consecuencia de lo anterior, Kiev está preparando a los reemplazos ante una población comprensiva, que ha dado muestras de entender lo que sucede con sus hombres en el frente, que necesitan descansar, retornar a sus hogares para reabastecerse de fuerzas físicas, mentales, morales y espirituales, para reintegrarse posteriormente a la guerra.

            Por otra parte, y es el problema más peliagudo que están enfrentando ahora mismo, se fundamenta en la demora del gobierno de los Estados Unidos, para enviarles más pertrechos y los ucranianos lamentan que la mitad de las armas prometidas no han llegado a tiempo. Ello ha hecho que sus soldados se retiren de algunas posiciones y que sean tomadas por los rusos, sin que eso signifique que el empuje de los enemigos haya sido la causa de esa retirada estratégica. El ministro de Defensa de Ucrania, Rustem Umierov, ha dicho que el 50 por ciento de las entregas de armamento prometidas por los aliados occidentales, no llega a tiempo, con el resultado nefasto de mayor pérdida de vidas y de territorio. “Esta es una guerra en la que las fuerzas aliadas deben realizar las entregas a tiempo. Nuestras fuerzas han logrado derrotar a nuestro rival e infligir numerosos daños en sus posiciones en el Mar Negro, especialmente contra su flota (y) tenemos un plan para el 2024: es potente y dará resultados ya este año. Pero (ahora) hacemos todo lo posible y lo imposible para lograr avances.” Mientras el Primer Ministro ucraniano, Denis Shmigal, ha afirmado que “estamos convencidos de que los Estados Unidos no dejarán sola Ucrania en términos de apoyo.”

            Mientras tanto en Washington D.C., el senado aprobó un paquete de medidas que incluye ayuda para Ucrania y Taiwán, pero el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, siguiendo muy posiblemente órdenes de su jefe Donald Trump, se ha negado a debatir el texto para su aprobación final. En otras palabras más claras: las tensiones entre demócratas y republicanos en el Congreso de USA, está bloqueando la ayuda a Ucrania. Es por ese motivo que las tropas ucranianas se han retirado de Avdiivka, uno de los principales escenarios de esta guerra, mientras los rusos han intensificado sus ataques desde barcos anclados en el Mar Negro.

Mantener alta la moral y un eventual triunfo de Trump en USA

            Ante la coyuntura descrita en las líneas de arriba, Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, pidió mantener alta la moral, que nadie se desanime a pesar de que el momento que atraviesa Ucrania “es extremadamente grave.” En su opinión –y la de los estrategas occidentales-, la falta de armas en el ejército ucraniano y la reciente retirada de la ciudad de Avdiivka, son la base de la preocupación en el seno de la Alianza Atlántica.

            Stoltenberg afirmó que Putin mantiene intacto su objetivo de apoderarse de Ucrania y “no hay indicios de que se esté preparando para la paz; pero no debemos desanimarnos. Ucrania ha demostrado una y otra vez una habilidad notable y una determinación feroz. Ucrania no colapsó en semanas como muchos temían. Han recuperado la mitad del territorio capturado por Rusia, expulsado a Rusia de grandes zonas del Mar Negro e infringido grandes pérdidas a las fuerzas de invasión.”

            En su discurso dirigido a los líderes de la OTAN y al pueblo ucraniano, Stoltenberg dejó escuchar lo siguiente: “Hoy se cumplen dos años desde que los tanques rusos entraron en Ucrania, iniciando la mayor guerra desde la Segunda Guerra Mundial. Permítanme comenzar honrando a todos los valientes ucranianos que han caído o han sido heridos en defensa de su patria. La situación en el campo de batalla sigue siendo extremadamente grave. Por encima de todo, Ucrania conserva su libertad e independencia. Esto ha sido posible gracias a su valor y determinación y facilitado por el importante apoyo militar y económico de los aliados de la OTAN. Sólo en los últimos días y semanas, los aliados de la OTAN han anunciado nuevos paquetes de ayuda por valor de miles de millones de dólares. Estos paquetes cubren capacidades clave como munición de artillería, defensa antiaérea y lanchas de combate. Así como equipos y piezas de repuesto para F-16 (aviones), drones y equipos de desminado. Más apoyo está en camino. Putin inició esta guerra porque quería cerrar la puerta de la OTAN y negar a Ucrania el derecho a elegir su propio camino; pero ha conseguido exactamente lo contrario: Ucrania está ahora más cerca de la OTAN que nunca (...).”

            En lo que respecta al ex mandatario estadounidense Donald Trump, amigo declarado del genocida ruso Vladímir Putin, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, lo acusó de ponerse al lado de Putin y advirtió que millones de personas podrían morir, sin la nueva ayuda de los Estados Unidos a Kiev y que está siendo obstruida por congresistas republicanos que siguen las órdenes de Trump. Y mientras esto sucede, Joe Biden intenta que los mismos republicanos de la Cámara de Representantes autoricen el desembolso de US$61,000 millones adicionales para ayudar a Ucrania en la feroz guerra que sostiene contra la criminalidad de los rusos. “No puedo entender cómo Donald Trump puede estar del lado de Putin –se quejó el mandatario ucraniano-. ¡Es increíble! No creo que Trump entienda a Putin, pese a haberse reunido con él durante su mandato. Creo que Donald Trump no conoce a Putin. No creo que entienda que Putin nunca se detendrá.” Puntualizó Zelenski.

            En este aspecto, es bueno recordar que el ex presidente estadounidense ha calificado con toda claridad de despilfarro la ayuda a Ucrania y ha tratado de vincular el debate sobre la guerra en Europa, específicamente el apoyo de los Estados Unidos a los ucranianos, con el refuerzo de las políticas migratorias que intentan frenar la entrada de migrantes por la frontera sur, con México. Esto significa que ambos temas molestan a Trump y, en un eventual segundo gobierno suyo, daría el trato idéntico a ucranianos y a inmigrantes y les cortaría toda ayuda. Por esa razón, tanto los europeos occidentales como los dirigentes ucranianos temen que el republicano vuelva a ganar las elecciones presidenciales. Ello sería contraproducente desde todo punto de vista, aseguran.

            La agudeza del problema se notó recientemente en la Cumbre de Seguridad de Munich, Alemania, cuando Zelenski dialogó con el senador por el Partido Republicano, J.D. Vance, quien dijo que “la ayuda estadounidense no va a cambiar fundamentalmente la realidad en el campo de batalla,” minimizando la importancia de esa ayuda económica y de armamento que Washington está proporcionando a Ucrania. La respuesta inmediata de Zelenski fue invitarlo a visitar la línea del frente donde sus tropas se baten contra los rusos: “Comprenderá que millones de personas serán asesinadas (sin una nueva ayuda de los Estados Unidos)”. El republicano no respondió a tales argumentos, prueba de que continúa empecinado en cortar definitivamente el apoyo a Ucrania, en acuerdo con su jefe Donald Trump. Recordemos también que hace pocos días el propio Trump dijo que instaría a Putin a atacar a cualquier país que pertenezca a la OTAN, lo cual significa que, si ganase las elecciones, Occidente tendría “al enemigo en su propia casa”, y la guerra sería ganada por el genocida ruso, con el peligro de atacar a cualquier otra nación que se le antoje.

            Para finalizar, un resumen de lo que está sucediendo en esta parte del mundo, lo da Richard Barrons, militar británico y copresidente de una consultoría de defensa: “Tal y como están las cosas, ninguno de los bandos ha ganado. Ninguno ha perdido. Ninguno está cerca de rendirse. Y los dos bandos han agotado prácticamente los recursos humanos y materiales con los que empezaron la guerra.”

            Así transcurren las incidencias al cabo de dos años de combate y sin visos de que vayan a terminar prontamente o en el mediano plazo.        

Denunciar uso impropio Más información