Rusia Cuenta a sus Miles de Muertos en Ucrania y sus Centenares de Blindados Destruidos

KIEV, Ucrania y MOSCÚ, Rusia-(Especial para The City Newspaper) Al cabo de dos años y resto de guerra entre estas dos naciones y de que las fuerzas rusas invadieran a Ucrania, un aspecto ha quedado clarísimo, diáfano, como una madrugada de verano al salir el Sol: Rusia está muy lejos de tener al segundo ejército más poderoso del mundo, tal y como se decía antes de invadir al suelo ucraniano. Un país prácticamente desprotegido, con unas exiguas milicias y tomada por sorpresa, como le ocurrió a Ucrania, ha ido demostrando las falencias, los equívocos y la pésima preparación de los rusos para la guerra. Los ucranianos están demostrando lo mismo que los afganos en la década de los 80s, cuando derrotaron a los soviéticos una vez que éstos invadieron Afganistán y con esa derrota, decretaron el final de la tristemente célebre Unión Soviética, un imperio basado en la represión y el hambre de su pueblo, únicamente.

            Si nos remitimos a la Segunda Guerra Mundial, el éxito del llamado “ejército rojo” bajo el mando del dictador criminal Josef Stalin, tuvo ciertamente su éxito, pero fue más por los errores y la tozudez de Hitler al frente del ejército alemán, que por destreza y poderío de los soviéticos. Ello ha quedado plena y claramente demostrado por los estudiosos de dicha conflagración bélica.

            Entonces, es un hecho que Ucrania y sus reorganizadas milicias, han estado desnudando la realidad de lo que es el ejército bajo el mando de Vladímir Putin, quien, palmo a palmo, mes a mes, ha ido saliendo del “encantamiento” en el que él mismo y sus generales se sumieron, para percatarse de que sus hombres en armas, en un enfrentamiento con un ejército más poderoso, estaría derrotado sin apelaciones en los campos de batalla.

            Repasemos parte de esa sorprendente realidad…

Más de 600,000 soldados rusos han perecido

            Esa es la estimación aproximada de los hombres que han muerto en territorio ucraniano: 600,000, posiblemente hayan sido más…, desde el inicio de la invasión ordenada por Putin y que consideró que iba a durar apenas unos pocos meses apenas. Por eso la llamó con toda arrogancia y auto-engaño: “misión especial” (para desnazificar a Ucrania). Recordemos que los rusos ven nazis hasta en sus camas, antes de irse a dormir.

            Y de acuerdo a la versión oficial del gobierno de Kiev, Ucrania, Moscú habría perdido también, más de 8,500 tanques, considerados con “tecnología de punta”; casi 16,500 vehículos blindados de combate; 17,000 sistemas de artillería (cañones y lanza-misiles, entre otros), y casi 700 aviones y helicópteros. Lamentablemente en YouTube, el sitio especializado en videos, muchos jóvenes (y otros no tan jóvenes) acostumbran subir videojuegos, en los que aseguran que son ucranianos acabando con los rusos, pero son solo pasatiempos de esas personas, quienes sueñan con la derrota absoluta y total de los invasores enviados por el Kremlin. Por esa causa, es muy difícil encontrar y observar videos basados en la realidad, donde se puedan ver las bajas rusas en los campos de batalla.

            El Estado Mayor del ejército de Ucrania, asegura que Rusia ha perdido más de 600,000 de sus soldados, entre muertos y heridos, desde que incursionaron en tierras ucranianas, comenzando la invasión a gran escala, y después de casi dos años y medio de guerra. Y un comunicado recientemente emitido desde el Ministerio de Defensa ucraniano, dice entre líneas que “las bajas estimadas entre las fuerzas rusas (…) han aumentado a 600,470, después de que unos 1,120 de sus soldados murieran o resultaran heridos en combate (en días recién idos) (…)”, de acuerdo a datos del Estado Mayor de Ucrania, en su último informe. Añade que las pérdidas mensuales de personal militar ruso, aumentaron bruscamente en más de un 44 por ciento, tras el inicio de su ofensiva sorpresa en la región de Járkov (ubicada en el Este del país invadido), en mayo, alcanzando casi 39,000 bajas, en ese mes.

            Lo anterior, junto con otros datos numéricos, solo es una muestra de la impericia, la falta de motivación de los rusos en esta contienda armada, y lo pésimamente mal preparados que están para entrar en combate. Incluso, Putin ha estado removiendo, quitando y apartando a comandantes supremos del ejército, en un intento por salvar a su ejército y lavar un poco la imagen de los pésimos estrategas que son. Por supuesto, lo que intenta es revertir la situación y que ésta le dé satisfacciones y garantías plenas de que saldrá airoso en su invasión, que, últimamente, se ha volcado contra él y Rusia, ya que las fuerzas ucranianas ahora son dueñas de la región de Kursk, dentro de las fronteras rusas.

            Continuando con las estadísticas, Kiev ha indicado que las pérdidas rusas se redujeron en los meses siguientes, pero se mantuvieron en niveles más altos, por encima de 35,000 en junio y julio del 2024, ya que Rusia ha continuado con su apuesta por los asaltos de infantería, durante la ofensiva en el Este y el sur de Ucrania. En este propio mes de agosto, las pérdidas diarias de Rusia en los campos de batalla, han sido, hasta ahora, de entre 1,000 y 1,200 soldados, de acuerdo a los recuentos hechos por el gobierno ucraniano. Es decir, “Rusia sigue pagando un alto precio por sus avances graduales en partes de la línea del frente, en la región de Donetsk, en el Este.” Cita un comunicado emitido por Kiev y añade que el total de los invasores en Ucrania, de parte de Rusia, oscila entre los 510,000 y los 520,000 efectivos. Esto se debe principalmente al reclutamiento que hace el gobierno ruso de jóvenes que han llegado para suplantar a los caídos en combate. El Kremlin los enlista, gracias a buenas bonificaciones económicas con las que paga a los nuevos soldados.

            Por supuesto, los números que maneja la dictadura de Rusia, son mucho menores, en un afán de no preocupar a la población y no sentir la humillación mundial en torno al que era considerado el segundo ejército más poderoso, después de los estadounidenses. Pero esas bajas en el frente son realmente escandalosas para una armada que se consideraba a sí misma, extraordinariamente potente y casi “invencible.”

            Por otro lado, un informe emitido por el ejército de los Estados Unidos en relación con este mismo tema, aclara el número y el método utilizado por los ucranianos para acabar con los tanques rusos. La mayoría de ellos destruidos desde el aire, donde resulta más fácil acabar con la parte más vulnerable de esos carros de combate enemigos. Justamente, el Comando de Entrenamiento y Doctrina del Ejército de los Estados Unidos, ha presentado este informe que ha titulado: “El entorno operativo 2024-2034. Operaciones de combate a gran escala.” Cita que las fuerzas de Ucrania “usan, con grandes resultados, los misiles antitanque guiados, Javelin y los NLAWS, entre otros, y los UAS, combinados con fuego (drones armados), proporcionados por gobiernos occidentales, para atacar carros de combate principales, del enemigo ruso.”

            Esta investigación proporciona cálculos oficiales exactos nunca antes vistos, sobre el número real de tanques de batalla rusos, destruidos por el ejército de Kiev: “Las Fuerzas Armadas de Ucrania –cita el documento-, han utilizado grandes cantidades de sistemas portátiles de defensa aérea (MANPADS); misiles guiados antitanque y UAS FPV, combinados con fuego, con gran eficacia.” Los MANPADS son sistemas de defensa aérea portátil de corto alcance, que utilizan misiles tierra-aire, guiados con tecnología de localización infrarrojos, con la que detectan y atacan los objetivos. Son una gran amenaza, en parte por su alta efectividad a una altitud de entre los 3,000 y 4,800 metros.

Los famosos T-55 y otros parecidos a los tanques de la SGM

            La llamada “misión especial” en Ucrania ha sido tan decepcionante y un fracaso casi completo, que el documento investigado y elaborado por el Comando de Entrenamiento y Doctrina del Ejército de los Estados Unidos, aduce que, hasta julio del 2024, Rusia había perdido 3,197 carros de combate principales. Una cifra que representa su inventario en servicio activo, al principio de la guerra (en febrero del 2022). A esto hay que sumarle 6,169 vehículos blindados de combate, además de los “principales” que se enumeraron en las dos líneas anteriores. “Lo que ha obligado a Rusia –cita el estudio-, a sacar del almacenamiento sistemas cada vez más obsoletos.”

            Lo cual quiere decir que Moscú pierde casi 100 tanques cada mes e hizo que sacaran los tanques de “la Guerra Fría”, que estaban diseminados en almacenes por todo el país, los famosos T-55, T-62 y T-80, usados para repeler las manifestaciones anticomunistas en Alemania Oriental, Hungría y Checoslovaquia (tres naciones “satélites” de la Unión Soviética y sojuzgadas con la fuerza de las armas) y que fueron usados también en el escarpado y difícil territorio de Afganistán. Ante tal situación, el mismo documento señala: “El impacto militar (para los rusos) ha sido nada menos que monumental, dado que toda la fuerza de tanques activa, ha sido destruida.” Y el sitio web Oryx, que documenta las bajas de tanques y vehículos blindados rusos, estimó, hace meses, que las pérdidas de carros de combate de ese país invasor, ascendían a 2,000, un cálculo establecido con base en fotos documentadas de los vehículos que fueron inutilizados o destrozados.

            Los analistas militares estadounidenses explican que muchas de las operaciones se realizan, por parte de los hombres de Ucrania, mediante emboscadas a pie y ataques relámpago anti-blindaje, desde posiciones ocultas o estratégicamente ventajosas, usando el terreno o los edificios para ocultar las ubicaciones de los atacantes. Y agrega el mismo documento: “Los ataques desde el aire han demostrado, contra los tanques rusos, que es una táctica útil, ya que esos tanques han demostrado ser bastante vulnerables a los ataques desde arriba.”

            Toda esta situación de desventaja para los invasores llegados desde Rusia, minan, además de la moral del ejército, a la productividad bélica del país entero, de su gobierno y en particular, de su dictador, Vladímir Putin. Por ejemplo, comparativamente con lo ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial, los aliados de los soviéticos, los Estados Unidos, primordialmente, dieron a Moscú millones de dólares para que la producción armamentística no se detuviera, en plenitud de la invasión alemana a esa nación. Lo mismo con los productos alimentarios que hacían llegar a los soviéticos; pero ahora es distinto, porque los amigos de ayer, son los enemigos de hoy y el bloqueo económico, junto con la congelación de las cuentas del gobierno ruso en los Bancos occidentales, impiden que la producción de guerra sea eficiente y se expanda. Esto podría significar que corren el riesgo de llegar al punto de inflexión en el que Rusia se quedará sin armamento mecanizado y tendrá que recurrir a sus aliados, China e Irán, para que le faciliten tanques y demás vehículos, lo cual sería, además de vergonzoso… improbable, porque Moscú tendría que pagar por ese material que tendría que comprar a sus amigos de Oriente… ¡Y no tiene dinero!

            Siempre fundamentados en el documento elaborado por los norteamericanos, propiamente por el Comando de Entrenamiento y Doctrina del Ejército de los Estados Unidos, los tanques fabricados en Rusia ofrecen un flanco muy débil por donde pueden ser atacados e inutilizados. La parte superior del vehículo es mucho más ligera: “En consecuencia –añade el informe-, las fuerzas ucranianas han utilizado posiciones de ataque elevadas, para explotar esa vulnerabilidad, destruyendo miles de tanques. Las fuerzas ucranianas también utilizaron estructuras urbanas como pasillos de configuración estrecha, puentes y otras estructuras, para optimizar los ataques sorpresa contra los vehículos blindados rusos que avanzaban.”

            Este Comando de Entrenamiento y Doctrina del Ejército de los Estados Unidos, tiene su sede en Fort Eustis, Virginia, y se encarga de supervisar el entrenamiento de las fuerzas del ejército estadounidense y el desarrollo de la doctrina operativa.

            En contraste con toda esta realidad, es posible que los consejeros y asesores militares de Vladímir Putin le hayan mentido flagrantemente al decirle que su ejército era “invencible”, una falsedad que está quedando demostrada a diario en las llanuras de Ucrania, donde sus carros son destruidos y sus soldados muertos en cantidades importantes, que no dejan de alarmar. La Guerra del Golfo Pérsico contra las fuerzas de Saddam Hussein, enseñó algunos detalles de los blindados que utilizaban los iraquíes y que eran de manufactura rusa o soviética y los tanques fueron esos enormes “armatostes” que, además de tener la carrocería superior bastante débil en comparación con el resto del vehículo, los proyectiles eran guardados allí también; por ello, un ataque a la torreta y sus alrededores, iban a hacer estallar a todo el tanque. Eso lo comprendieron los estrategas occidentales e informaron sobre el “secreto” a los ucranianos, que han estado aprovechándose de esa debilidad de los rusos, para dejar sembrados los caminos de Ucrania con fierros retorcidos de orugas destrozadas “made in Russia”, un país que está muy lejos de tener al segundo ejército más poderoso del mundo y, por el contrario, se trata solamente de “un tigre de papel” que ha hecho el ridículo durante esta invasión a una nación libre, como lo es Ucrania, y que está muy lejos de doblegar y mucho menos… vencer.

          

¿Quiénes son los Posibles Sucesores del Dictador Ruso Vladímir Putin?

MOSCÚ, Rusia-(Especial para The City Newspaper) “El sujeto de moda.” Ese es Putin en estos instantes en el mundo entero. Todos están hablando de él. Unos bien y otros mal o muy mal. Pero lo importante para él y los rusos que le adoran, es que hablen “aunque sea mal.” Como dice el refrán español.

            Nació el 7 de octubre de 1952, lo cual indica que no es un jovencito, y a pesar de que hace ejercicio físico constantemente, la edad avanzada “le pasará factura” tarde o temprano. Es por ello que ya debe haber pensado en su posible sucesor en la silla dictatorial en el Kremlin y será quien continuará “su obra”, si es que hay alguna obra o proyecto a mediano o largo plazo para Rusia y sus gentes. Cosa de la que no hemos sabido absolutamente nada desde que está en el poder. Es decir, él simplemente ejerce de dictador, amenaza aquí y allá, pero no sabemos algo que tenga que ver con un gran plan de desarrollo para esta nación, la más extensa del planeta.

            A sus 72 años deberá pensar, si no lo ha hecho ya, en alguien que lo suplante, pues es la edad propicia cuando las enfermedades, los paros cardio-respiratorios o los derrames cerebrales, está a la orden del día en los individuos, aún más en el caso suyo, que vive bajo una tremenda tensión en medio de invasiones, derrotas consecutivas de sus pésimos soldados y sanciones económicas que le han diezmado las riquezas a Rusia y a los multimillonarios rusos.

            Para tratar este tema, nos dimos a la tarea de investigar y hacer una lista con los posibles aspirantes “al trono” que quedará vacío, una vez el dictador Putin se retire a su mansión a orillas del Mar Negro, si el destino no tiene otro plan para él y lo fulmina antes de que se pueda retirar.

            Veamos algunos nombres que van desde tecnócratas hasta silovarcas que ahora mismo son cercanos a Putin:

            Nikolai Patrushev: Considerado un silovarca (individuo que forma parte de una élite política y empresarial de la Rusia actual), surgió de los servicios secretos de la extinta Unión Soviética. Es decir, los silovarcas son más poderosos que los oligarcas y es un término que surgió de la fusión de las palabras “oligarcas” y “siloviki” y que en la práctica tienen gran influencia a nivel Estatal. Entre los silovarcas, el que más está mencionándose en estos instantes es Nikolai Patrushev, quien fue espía y ahora es considerado un “gran halcón.” Es también uno de los hombres más cercanos a Putin desde los tiempos en los que ambos trabajaban en la KGB, en la ciudad natal de los dos, San Petersburgo. Este individuo fue escogido por el ex presidente Boris Yeltsin, una vez la Unión Soviética se vino abajo desmoronada, y lo nombró jefe supremo de la FSB, heredera de la siniestra y famosa KGB. En la actualidad, Patrushev es el director del Consejo Nacional de Seguridad de Rusia; y Mark Galeotti, experto en temas de Rusia, le considera “el hombre más peligroso de este país.” Y Sir Richard Dearlove, quien fue jefe del Servicio Secreto de Inteligencia del Reino Unido, de 1999 al 2004, dijo de él que es el candidato número uno para suplir a Putin.

            En el cerebro de Patrushev gravitan algunos pensamientos que se asemejan a los de Putin; por ejemplo, sostiene que Occidente quiere dividir a Rusia y Ucrania es la forma en la que pretenden conseguirlo. Además, quiere que Ucrania sea dividida en varios pequeños Estados, algo así como ocurrió en Los Balcanes, con el desmembramiento de la antigua Yugoslavia. Pero eso sucederá con los ucranianos “una vez que ese territorio sea desnazificado.” Es decir, igual que Putin, ve nazis por todas partes, hasta en el momento cuando se mete a la cama cada noche para dormir. Sin embargo, el detalle que debe ser tomado en cuenta, señala que es más viejo que su amigo Putin por dos años, y por ello se le considera “una figura de transición”, antes de que llegue un sucesor más joven y definitivo del dictador ruso.

            Dmitry Medvédev: es considerado “el títere” de Putin, ya que es un individuo siniestro, acomodaticio a las circunstancias y a la personalidad de sus jefes, algo así como lo fue Beria, el gran asesino o ejecutor de los asesinatos dictados por Josef Stalin. Medvédev fue presidente de la Federación Rusa entre el 2008 y el 2012 y su perfil ha evolucionado con el paso de los años, desde una posición liberal y moderada, para convertirse en un “halcón agresivo,” con una retórica volátil e incendiaria contra Occidente, a la que amenaza con el uso de armas nucleares.

            En un momento, en las potencias de Occidente fue considerado un oportuno sucesor del tirano ruso, Vladímir Putin, pero, con el tiempo, fue evolucionando y ahora se le considera simplemente “un vulgar lacayo” del mismo dictador ruso, “un mero peón utilizado por Putin para recuperar el poder.” De hecho, Putin lo fue debilitando hasta pasarlo de primer ministro de Rusia, a vicepresidente del Consejo de Seguridad. También, “unos trapos sucios” que le sacó al aire el disidente asesinado, Navalny, relacionados con una corruptela inmobiliaria, valorada en €1,000 millones, dañó fuertemente la imagen de Medvédev. Tal es su precaria posición actualmente, que una fuente cercana al Kremlin lo llamó: “el tren blindado en una vía de repuesto, que podría ser útil para Putin algún día.”

            Lo cierto es que Medvédev trata de quedar siempre bien con Putin y hace hasta lo imposible por congraciarse con el dictador, por eso son sus frases grotescas y ofensivas contra Occidente, para no dejar ninguna duda de que es leal al tirano.

            Dmitry Patrushev: otro que lleva este apellido, ya que es hijo de Nikolai, de quien nos referimos al principio de este reportaje sobre los posibles sucesores de Putin. A este hombre de 42 años de edad se le conoce también con el mote del “Príncipe de San Petersburgo”. Comenzó en el Ministerio Federal de Transporte y en el 2018 fue elegido para el cargo de ministro de Agricultura de Rusia; actualmente pertenece al Consejo de Administración de la famosa empresa transnacional rusa, Gazprom.

            Se graduó en la academia FSB, cuando era dirigida por su padre y ocupó también la dirección del Banco Agrícola Ruso, donde dejó fuertes deudas después de una pésima gestión gerencial.

            Muchos consideran que su elección podría ser renovadora para el país; pero otros piensan que su ascenso a la cabeza del Kremlin, podría provocar fricciones con los militares.

            Mijaíl Mishustin: en la actualidad es el primer ministro ruso y, en caso urgente y necesario, podría suplantar a Putin, si éste cayera enfermo o muriera en un accidente. Así lo establece el artículo 92.3 de la Constitución rusa. Sería el presidente interino.

            Tiene 56 años de edad y ha ido ascendiendo en la nomenclatura del gobierno ruso; cuando Putin lo escogió para el puesto que hoy ostenta, Mishustin era el director del Servicio Federal de Impuestos; y cuando se dieron las sanciones de Occidente contra la Banca rusa y sus oligarcas, debido a la invasión a Ucrania, este lacayo leal y fiel se erigió como un buen administrador, imprescindible para hacer frente a esas sanciones económicas. Se dice de él que ha modernizado al sistema fiscal ruso; es ingeniero, tiene un doctorado en economía y es experto en tecnología. Con base en todo lo anterior, conoce “el teje y maneje” del aparato gubernamental ruso y eso le da ventaja sobre otros posibles sucesores de “la silla de Putin”; o, en su defecto, de “la larga mesa que ha usado el dictador para recibir a sus invitados extranjeros,” especialmente cuando el covid-19 hacía estragos en el mundo.

            Serguéi Sobyanin: es el gobernador actual de Moscú, la Capital de Rusia; tiene 65 años de edad y fue gobernador también de la región de Tyimen, del 2001 al 2005, una zona rica en petróleo; y viceprimer ministro de Putin del 2008 al 2010. Tiene excelentes relaciones amistosas con oligarcas rusos, con los más poderosos, y por ello está muy bien posicionado en la élite económica del país.

            Estaba haciendo un buen trabajo como alcalde de Moscú, hasta que estalló la invasión a Ucrania y vinieron las sanciones de Occidente y tiró por la borda mucho de su esfuerzo, al carecer de medios económicos para continuarlos, ejecutarlos y terminarlos. Su nombre ha sonado un poco en referencia a una posible sucesión en el mando en el Kremlin, cuando Putin haga acto de desaparición.

            Aleksey Dyumin: se le llama jocosamente “el guardaespaldas”, porque precisamente eso fue de Vladímir Putin; así mismo, fue gobernador de la región de Tula, en el 2016. Se trata de un veterano del Servicio de la Guardia Federal y se narra que una vez salvó a Putin de una muerte segura, cuando fue atacado por un enorme oso pardo y Dyumin desenfundó su pistola reglamentaria y mató al animal “in extremis”. De esa manera, Putin continuó viviendo para “dolor de cabeza de los ucranianos” y de los disidentes rusos que son los enemigos del dictador en estos momentos precisos.

            En agradecimiento, Putin lo convirtió en uno de sus amigos favoritos y se dicen muchas cosas buenas de él para relevar a su jefe en el cargo, pero no es de “los fuertes” como se podría suponer.

            Dyumin sirvió en el Servicio Federal de Seguridad Ruso, el FSB, hasta que fue nombrado viceministro de Defensa de Shoigú, quien fue depuesto hace pocos días de ese cargo al frente de las Fuerzas Armadas de Rusia. También Dyumin puso en funcionamiento una escuela de entrenamiento de drones para las tropas que resguardan al Kremlin y de los agentes del servicio secreto, con la intención de que atacaran a Ucrania.

            Serguéi Kiriyenko: fue primer ministro de Boris Yeltsin en 1998, cuando apenas tenía 35 años de edad, y por ello se convirtió en el primer ministro más joven de toda Rusia y fue apodado en el país por esa razón, “kínder sorpresa.” Sin embargo, la mayor sorpresa estaría por llegar porque Kiriyenko agravó la deuda nacional y sumió a la nación en una profunda crisis financiera y tuvo que alejarse del gobierno al poner su renuncia inevitable e irrevocable. Pero, antes de irse, nombró nada menos a Vladímir Putin jefe de la agencia de inteligencia rusa FSB y cuando Putin alcanzó el poder, le devolvió el favor y no dejó que cayera en el precipicio donde caen los malos administradores y los pésimos políticos.

            A partir de la extensión de esa mano salvadora de Putin, Kiriyenko se convirtió en jefe de la empresa de energía nuclear Rosatom y subjefe del Gabinete de la Administración Presidencial rusa. En la invasión a Ucrania, Putin le encomendó la supervisión y administración de la anexión (ilegal a todas luces), de las regiones ucranianas de Donetsk, Luhansk, Zaporizhia y Kherson. También se le encargó la realización de los referéndums (farsas), que han querido legitimar a estas regiones como propiedad de Rusia.

            Los medios de prensa occidentales le han descrito de distintas maneras. Por ejemplo, Le Figaro, de París, escribió sobre él que “es un hombre ideológicamente muy flexible, que nunca irá contra el viento”; y un documental ruso independiente del Estado, le describió “tan eficiente y racional como oportunista.” Se le considera también reformista y con buenos contactos con la inteligencia rusa.

            Otros nombres que suenan y resuenan en la cotidianidad rusa, son los de los comunistas Maxim SurayKim y Pavel Grudinin, quienes se presentaron a manera de candidatos en las recientes elecciones de esta nación (farsas por demás), y que ganó, según era de esperar, el mismo Vladímir Putin. También el líder del pequeño partido llamado Rusia Ortodoxa, Iván Otrakovsky. No obstante, las posibilidades reales que tienen de heredar el poder una vez Putin se haya retirado, son muy escasas en comparación con los otros personajes que hemos descrito en las líneas de arriba.

            También se mencionan Igor Sechin, conocido con el mote de “el cardenal gris del Kremlin”, debido a su influencia al frente del titán petrolero Rosneft; y, además, es un segundo al mando (no oficialmente), después de Vladímir Putin. Serguéi Chemezov, quien fue agente de la KGB soviética y muy cercano al actual dictador del país, es también CEO del conglomerado de defensa Rostec.

           Y la verdad subyace solo en la mente de Putin, quien ya debe haber elegido a uno de ellos o a otro que no está en la lista anterior, en parte porque el tirano ruso no deja nada al azar ni en los designios del destino; pero es uno de los secretos mejor guardados en el Kremlin y que muy posiblemente solo el dictador sabe de quién se trata.


Destituido el Ministro de Defensa Ruso, cuando Parecía Inamovible en su Puesto

MOSCÚ, Rusia-(Especial para The City Newspaper) Su nombre es Serguéi Shoigú y siempre aparecía al lado del dictador de todas las Rusias, Vladímir Putin, dando la impresión de que nada ni nadie lo movería de su cargo; pero su caída ha sido tan estrepitosa que ha causado revuelo en Occidente, principalmente en Ucrania, el país que no pudo reducir con el pésimo ejército ruso, y en los Estados Unidos, donde la sorpresa de su despido ha sido de enormes proporciones. Las acciones militares en Ucrania sirvieron de acicate para que el tirano ruso llegara a la inevitable conclusión de que había que deshacerse del individuo que, con su impericia, estaba causando derrota tras derrota de los batallones enviados por el Kremlin y que dejaban en mal la imagen de la Armada rusa.

            El sustituto de Shoigú es Andréi Beloúsov, un civil sin formación militar, de 65 años de edad y el primero (es decir, Shoigú), pasó a ser secretario del Consejo de Seguridad, en reemplazo de otro poderoso llamado Nikolái Pátrushev.

Se veía venir…

            La destitución que ha conmovido a los analistas militares y a los propios oficiales europeos y estadounidenses, era algo así como la crónica de un hecho anunciado, pues Shoigú “no estaba dando la talla” en el campo de batalla, donde los regimientos rusos eran derrotados continuamente por el exhausto ejército ucraniano. Las cifras de bajas, de muertos durante la invasión de Ucrania, así como las pérdidas de pertrechos de guerra, indicaban fehacientemente que el Ministro de Defensa “estaba haciendo agua” junto a la reputación de la Armada rusa.

            En el mes de abril recién ido, fue encarcelado el viceministro de Defensa, Timur Ivanov, quien fue la mano derecha de Shoigú, y el motivo de dicha destitución fueron los índices de corrupción que se encontraron en su cartera viceministerial, según informó la oficina de Putin. Hay quienes afirman que esa misma corrupción salpicó a Shoigú, pero la verdad se decanta en los pésimos resultados obtenidos en la invasión a Ucrania. Un cronista europeo así lo analiza: “Se especula también con la posibilidad de que el jefe del Kremlin decidiera sustituirle, debido a la insatisfactoria marcha de la ofensiva en Ucrania, pese a los últimos avances en el frente, y, sobre todo, a la mala gestión relacionada con los suministros de armas y pertrechos a las tropas rusas que combaten en el país vecino.”

            Fue el tribunal de distrito de Basmanni de Moscú, el que decidió, el pasado 24 de abril, encarcelar a Ivanov en prisión preventiva en la cárcel moscovita de Lefórtovo, hasta el próximo 23 de junio. Se le acusa de haber recibido sobornos “a gran escala” (según el apartado 6 del artículo 290 del Código Penal ruso), algo que él niega a pies juntillas; pero que el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, antiguo KGB), asegura tener suficientes pruebas en su contra. Y fueron los agentes del FSB quienes lo capturaron y no las fuerzas del orden o la Policía Militar, según procede regularmente en estos casos en Rusia.

            El texto de la acusación señala que el ex viceministro de Defensa, Timur Ivanov, “participó en una conspiración criminal con la participación de terceras personas durante la realización de trabajos por contrato y subcontrato, para las necesidades del Ministerio de Defensa.” Así, de acuerdo a un comunicado de prensa emitido por los tribunales. Junto a este oscuro personaje, fueron detenidos varios supuestos implicados en la transferencia de dinero, a través de “una compleja cadena de intermediarios; uno de ellos, Serguéi Borodín, amigo íntimo del ex viceministro, según la investigación, se sospecha que participó en las actividades de un grupo criminal y permanecerá también en detención preventiva durante dos meses.”

            Ivanov, quien tiene ahora 48 años de edad, estuvo en el cargo desde el 2016 y su principal trabajo en el Ministerio de Defensa, consistía en la adquisición de suministros militares y la supervisión de obras de construcción y reconstrucción de instalaciones castrenses dentro de Rusia y los territorios ocupados en Ucrania.

            Por su parte, el nuevo ministro de Defensa, Andréi Beloúsov, supervisaba, antes de asumir el actual cargo, a todo el bloque económico; se trata de un hombre próximo a Putin, a tal extremo que era su consejero en finanzas y procede de la administración del Kremlin; aunque “su talón de Aquiles” radica en que no tiene formación militar o castrense. De hecho, los conocedores de la política rusa no confían mucho en las destrezas que pudiere tener Beloúsov, quien tendrá que encargarse de los abastecimientos de las tropas y ahí, en ese preciso rubro, podría desgajarse y ser asumida directamente por Vladímir Putin. Con su nombramiento, lo que se procura es “engrasar” el adecuado funcionamiento de los recursos, de cara a fortalecer a las tropas que combaten en Ucrania; y de las tácticas en concreto, se encargarán el Estado Mayor General y los distintos comandantes en jefe de los cuerpos del ejército.

Nadie es inamovible en Rusia

            Lo que acaba de suceder con el ex Ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, ha demostrado que nadie en este inmenso país euroasiático está seguro en su puesto ni puede contar con una amistad indisoluble y a toda prueba, de parte del dictador Vladímir Putin. Por otra parte, a juzgar por las actitudes del ex ministro y las expresiones de su rostro cuando escuchaba a Putin hablar de la invasión a Ucrania, se puede inferir que no estuvo nunca de acuerdo con la guerra llevada a las llanuras ucranianas por su jefe y entonces amigo.

            Un dato importante revela que Shoigú fue dado de baja después de mantenerse en el cargo durante 12 largos años; y tras dos años de invasión a Ucrania, demostró no estar preparado para esta ni ninguna otra guerra en la que participaren los rusos. Y de nada le valió haber sido tan cercano a Putin, haber realizado junto a él excursiones durante varios veranos al interior de Rusia y, además, es uno de los fundadores del Partido Rusia Unida, la principal fuerza política del putinismo en el parlamento ruso. Fue evidente que en el desastre contenido que ha significado la guerra en Ucrania, no valieron los lazos de amistad entre uno y otro y su caída fue estrepitosa y lo peor para un militar… fue deshonrosa y de cara al mundo libre occidental.

            En todo caso, Vladímir Putin no ha sido extremadamente cruel con su amigo Shoigú, ya que le dio un puesto más elevado que aquel que tenía al frente del Ministerio de Defensa, lo que salva, en alguna medida, la reputación del personaje destituido.

            Y el nombramiento de Andrei Belousov, de acuerdo a las palabras del portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, “el cambio tiene sentido porque Rusia se está acercando a una situación similar a la de la Unión Soviética a mediados de los años 80s, cuando los dispendios militares y de seguridad, representaban el 7,4 por ciento del gasto Estatal. Mientras Rusia se acerca a la economía de guerra, la guerra se ha convertido en el gran dinamizador de la economía del país en un contexto de sanciones y pérdida de clientes energéticos. Para el Kremlin es vital garantizar que dicho gasto esté en línea con los intereses generales del país, razón por la cual Putin querría ahora un civil con experiencia económica en el puesto del Ministerio de Defensa, que debe ser absolutamente abierto a la innovación, a la introducción de todas las ideas avanzadas. Por eso el presidente (dictador, mejor dicho), eligió la candidatura de Belousov.”

            Y mientras todo lo anterior sucedía en el interior del gobierno ruso, en Bruselas, Bélgica, sede de la Unión Europea (UE), se llegó al acuerdo para usar los bienes rusos congelados en los Bancos de Europa Occidental, para armar a Ucrania y así pueda continuar la guerra contra los invasores enviados por el Kremlin. Esta noticia no ha sentado nada bien a los oligarcas rusos, dueños de esos millones de Euros y tampoco al tirano Vladímir Putin. Aunque el acuerdo tendrá que ser refrendado en el futuro cercano, a nivel de ministros en una próxima reunión en esta misma ciudad Capital belga.

            La información apareció primeramente en las redes sociales y suscrita por la presidencia belga del Consejo de la UE y fue un acuerdo alcanzado a nivel de embajadores del bloque, para utilizar los beneficios generados por los bienes del Banco Central de Rusia y que están ahora inmovilizados en Europa y que serán usados en apoyo a Ucrania, en otro paso para respaldar a Kiev frente a la agresión rusa en el Este del país. Serían usados unos €3,000 millones generados por los bienes rusos, para dotar al ejército ucraniano de equipamiento militar y podrían ser canalizados a partir del mes de julio del presente 2024. Será utilizado el 90 por ciento de ese dinero y el 10 por ciento restante se destinará al reforzamiento de la industria de Defensa de Ucrania, para elevar su propia producción de armamento.

            Una mala noticia para los rusos, pero excelente para los ucranianos, siempre necesitados de estos incentivos monetarios.


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