LA CIUDAD 

Los acontecimientos que se suscitan en las calles, viviendas y en la panorámica general de la gran urbe



Olga, periodista/Editora temas urbanos

El Judío Jeffrey Epstein Visita a Donald Trump Desde las Profundidades del Infierno

WASHINGTON D.C. USA-(Especial para The City Newspaper) Allí donde vaya, sea en los propios Estados Unidos o en el extranjero; en las conferencias de prensa o en conversaciones “a dos”… allí, justamente, le preguntan (y preguntarán) por el dossier Epstein, en el que él, Donald Trump, el actual presidente de la Unión Americana, participó de lleno en las orgías, las fiestas privadas en las que era algo así como el invitado de honor. Y hay varias fotos en las que aparece Trump junto a su entrañable y gran amigo, el judío Jeffrey Epstein, quien amasó un enorme capital no se sabe cómo, cuándo ni dónde… Pero eran grandes amigos que lo compartían todo, pero sobre todo… a las jovencitas que a duras penas rozaban los 15 años de edad. Un delito de inmensas proporciones, según las leyes de la mayoría de los países alrededor del orbe.

            Trump, como es lógico y era esperable en él, comenzó a decir que no eran ciertas esas afirmaciones que “lo ensuciaban en su reputación” (como si alguna vez hubiera tenido reputación limpia alguna); después se dedicó a quejarse ante los periodistas, quienes “siempre están preguntándome y tocando ese caso”; luego, dijo que las pruebas, las fotografías y textos eran “montajes” hechos por los demócratas con Inteligencia Artificial (AI), a todas luces una inocente tomadura de pelo a la opinión pública, al considerarnos a todos nosotros que seguimos sus erráticos pasos desde la Casa Blanca, poco o nada inteligentes. En otras palabras, con esa última afirmación Trump nos estaba insultando la inteligencia. Uno de los peores insultos que se pueden conferir a persona alguna.

            Posteriormente, cuando las preguntas arreciaban sobre el caso Epstein, el pederasta judío amigo suyo, se marchó a Escocia, a uno de sus campos de golf; pero el pueblo escocés le demostró su repudio con pancartas en las calles, camiones portando la enorme fotografía de Trump abrazando al judío, con la leyenda “no eres bienvenido en Escocia, Donald.”

            Mientras tanto, su batería de abogados, en Washington, amenazaba a la fiscal del caso, Pamela Jo “Pam” Bondi (Tampa, 17 de noviembre de 1965), hasta hacerla mentir cuando dijo que “Trump no aparecía en las listas desclasificadas recientemente en las que yacían los amigos del judío pedófilo”; es decir, se dejaba para ella el nombre del presidente, lo borraba o simplemente no presentó ese legajo a la prensa ni al pueblo estadounidense. Otro rumor que comenzó a correr, se fundamentó en que Donald Trump podría darle el indulto a la esposa y secuaz de Epstein, la inglesa Ghislaine Maxwell, quien engañaba y convencía a las jovencitas menores de edad, para que fueran al yate del judío, a su avión particular, a su isla privada en el Caribe y a sus mansiones en los Estados Unidos, para ser desfloradas y humilladas mediante el sexo sórdido, grupal y bestial que Epstein y sus amiguetes practicaban con ellas. El texto del mensaje pudo haber sido, según se deduce de la manera de pensar y actuar de Trump: “Si no abres la boca, si no dices que yo participé en aquellas orgías, te puedo dar la libertad de la cárcel donde estás ahora.” (Esta mujer tiene sobre sí una sentencia de 20 años). Y Ghislaine, ni lerda ni perezosa, cerró sus fauces y sólo espera el momento para salir de la celda donde ahora malvive en los Estados Unidos.

“Por favor, no lleguen a un acuerdo con Ghislaine…”

            Esa fue la lastimera petición que Annie Farmer, una de las cuatro víctimas de abusos, entre la gran cantidad de niñas que pasaron por las garras sucias del judío y sus cómplices, y cuyo testimonio ayudó a condenar, en el 2012, al judío y a su pareja, Ghislaine Maxweell. La petición in extremis fue esta: “Por favor, no lleguen a un acuerdo con Maxwell. El público en general lo interpretaría como una admisión de culpabilidad (de parte de las víctimas).” Esta petición la hizo Farmer a los fiscales federales para que mantengan entre rejas a la mujer, quien también participaba en los juegos sexuales de Epstein y sus secuaces ocasionales y permanentes, además de engatusar a las víctimas de corta edad, al ubicarlas en paradas del metro, estaciones de trenes, autobuses, en restaurantes o simplemente caminando, pues se trataba de muchachas normales, sanas mentalmente, de clase baja o media, trabajadoras, a quienes convencía al decirles que su esposo les daría puestos de trabajo bien remunerados y hasta les pagaría los estudios superiores en Universidades y con esos engaños, cuando llegaban a las mansiones del pedófilo, comenzaba el suplicio del sexo a la fuerza, primeramente; y después el sexo con amenazas y demás argucias que se le ocurrían al judío y a su “celestina” Maxwell.

            Ante el posible indulto que otorgaría Trump a cambio de que Maxwell no lo incrimine y diga, en su defecto, que nunca vio al presidente en las mencionadas orgías y que tampoco aparece en las listas de Epstein, Annie Farmer añadió a sus comentarios: “Creo que sería devastador. Sería como una bofetada en la cara. Este caso, en muchos sentidos, trata sobre personas que utilizan el poder para salirse con la suya.” Estas palabras aparecieron hace pocas fechas en el diario inglés, Daily Mail, donde también afirmó que “sería difícil de creer que ella pudiera proporcionar información fiable sobre el difunto magnate financiero y su círculo más cercano –refiriéndose a la mujer de Epstein hoy en prisión-. Temo que el mandatario de los Estados Unidos la indulte para salvarse a sí mismo, sin importar lo mal que pueda quedar. Me da la sensación de que se trata de una nueva maniobra para intentar proteger a personas poderosas. Por favor, no lleguen a un acuerdo con Maxwell. El público en general lo interpretaría como una admisión de culpabilidad. Si realmente no están implicados, por favor, no permitan que esta depredadora, que no sólo ayudó a Epstein a conseguir chicas, sino que también participó en los abusos, reciba otra sentencia que no sea la que le impuso un jurado compuesto por sus pares. Si nos da los nombres de cinco hombres que estuvieron allí una vez, quedará libre. Eso no es una victoria. Para muchas de las personas que sufrieron daños, sería como una derrota. Ha sido juzgada y declarada culpable y está cumpliendo la condena que se merece.” Puntualizó categórica al diario británico Annie Farmer, una de las cuatro víctimas, entre otras muchas más, que atestiguó contra el pedófilo judío de quien se afirma, incluso, que era espía del Mossad israelí, el servicio secreto de aquel país de Oriente Próximo.

            Otra de esos testigos en el juicio contra Jeffrey Epstein, fue Virginia Giuffre, la australiana que se suicidó hace poco tiempo atrás, cansada de ser víctima de golpizas y abusos de su esposo; pero cuya familia ha salido al paso de unos argumentos de Trump, quien dijo, siempre irresponsable y desacertado con sus declaraciones, allí y cuando las emite, que “Epstein se robó a Giuffre de mi club Mar-a-Lago, cuando ella era adolescente.”

            Los parientes cercanos de la mujer ultrajada por el hebreo, cuestionaron si Donald Trump realmente desconocía los crímenes de Epstein, según ha insinuado en repetidas oportunidades. “Fue chocante escuchar –dijeron estos familiares-, que el presidente estadounidense, Donald Trump, sabía que el financiero ‘robó’ a Giuffre de su club Mar-a-Lago cuando ella era adolescente. Nos preguntamos si estaba al tanto de las acciones criminales de Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell, especialmente dada su declaración dos años después de que a su buen amigo Jeffrey ‘le gustan las mujeres más jóvenes.’ Nosotros y el público estamos pidiendo respuestas; los sobrevivientes lo exigen.”

            Y lo que atañe a la posibilidad de que Trump utilice su poder desde la Casa Blanca para conceder beneficios, como la libertad plena a Ghislaine Maxwell, a cambio de que testifique (falsamente) ante el Congreso estadounidense sobre los crímenes de Epstein, los familiares de la joven ultrajada calificaron a dicha mujer compañera del judío, de “monstruo que merece pudrirse en prisión por el resto de su vida” e instaron a Trump a no indultar la expareja del pedófilo.

            Según las declaraciones del mandatario de EE.UU en relación con Virginia Giuffre, cuando el delincuente sexual que fue encontrado ahorcado en su celda en una penitenciaría en Nueva York, la joven tenía apenas tan sólo 16 años de edad y trabajaba como encargada de vestuarios en el “spa” de su propiedad en La Florida. “No sé. Creo que trabajó en el ‘spa’ (…). La robó.” Recordó Trump. Días antes, este mismo sujeto aseguró que “terminé mi amistad con Epstein (misma que ha estado negando contradictoriamente y a pies juntillas posteriormente) y lo expulsé de mi mansión, después de que robara personas que trabajaban para mí.”

            Si hacemos un repaso de quién fue Virginia Giuffre, hemos de decir que se convirtió en figura pública, acosada por los periodistas del mundo anglosajón especialmente, cuando acusó al pedófilo hebreo Jeffrey Epstein y a su cómplice y ex pareja, Ghislaine Maxwell, de traficar con ella para hombres ricos y poderosos, entre quienes se contaban el Príncipe Andrew (Andrés), el preferido de la difunta Reina de Inglaterra, Isabel II, quien pagó gran cantidad de Libras Esterlinas a la misma Giuffre y a su abogado, para acallarla y que no causara un escándalo de enormes proporciones a la monarquía británica; incluso, su madre le quitó sus títulos Reales y militares y su reputación rozó el suelo a raíz de este sonoro problema. Otros asiduos visitantes del pedófilo y sus niñas, fueron Bill Clinton, Donald Trump y el multimillonario Bill Gates, entre otros. De todos ellos hay fotografías testimoniales, en las que aparecen con el delincuente y con las jovencitas en poses sensuales y esbozando abiertas sonrisas.

            Incluso, Donald Trump llegó a admitir, no hace mucho tiempo, que conocía bien al pedófilo y en una ocasión opinó de él que era “un tipo estupendo al que le gustan las mujeres jóvenes guapas” (las fotografías y mensajes de felicitación incriminan al mandatario inobjetablemente). Hoy, lo niega todo, absolutamente todo, a pesar de las pruebas irrefutables y diáfanas. No obstante, ambos se distanciaron cuando tuvieron una pelea en el 2004, por una propiedad (los dos eran corredores de bienes raíces). Rivalizaron por una mansión ubicada frente al mar, en Palm Beach, Florida.

            Virginia Giuffre se quitó la vida el pasado mes de abril, a los 41 años de edad, cuando permanecía en su granja en Australia. Las golpizas y maltrato general que le daba su esposo, la desmoralizaron y la indujeron a tomar la nefasta decisión de acabar con su existencia.

Desde el fondo oscuro y maloliente del infierno…

            Stacey Williams, quien fue seducida forzadamente por el delincuente Epstein, en los años 90s, ha asegurado tajantemente que el pederasta y Donald Trump “eran muy cercanos. Epstein era el mejor amigo de Trump. Y no se traían nada bueno entre manos.” Así lo dejó escuchar en una entrevista para la CNN esta mujer que fue modelo de pasarelas; y añadió a su testimonio: “El único amigo del que él hablaba constantemente en mi presencia, era Trump. Solía compartir muchas anécdotas y eran muy cercanos (…). Eran los mejores amigos. Epstein me confesó una vez que tenía que ir a ver cómo estaba Trump, porque se sentía mal y muy alterado por algo que había ocurrido. Trump era el ‘bro’ (brother) y la mano derecha de Epstein. También le oía hablar con frecuencia de Ghislaine Maxwell e, incluso, la vi en su casa de Nueva York.”

            Esta entrevista se televisó a todos los Estados Unidos en momentos cuando la administración actual republicana hace frente a una tormenta mediática, por la polémica relacionada con este caso en particular y ha sido un aspecto más en contra del presidente de USA, quien ha preferido escaparse al extranjero (a Escocia propiamente), o reactivar el tema de la pacificación de la guerra ruso-ucraniana, argumentando que próximamente se reunirá con Vladímir Putin, en un afán desesperado por desviar la atención de tan molesto y humillante caso en el que está implicado junto al delincuente sexual.

            En lo que estriba al Departamento de Justicia, extraña e inesperadamente y en contradicción con las palabras de la fiscal general, Pamela “Pam” Bondi, ha asegurado que el pederasta no tenía una lista secreta de clientes y reafirmó que el judío murió por suicidio en su celda de Manhattan, en el 2019. Bondi también manifestó, contradictoriamente, que Trump no aparecía en dicha lista (es decir, la famosa lista existe, según se descuella de las últimas afirmaciones de la fiscal); pero no la ha mostrado a la opinión pública, a pesar de que tiene el deber de desclasificarla. Se desprende entonces de esta actitud de “la justicia” (nótense las comillas) estadounidense, que ha habido presión de parte de la Casa Blanca para que desaparezca el nombre del presidente de dicho legajo que era propiedad del delincuente sexual Epstein, quien parece que ha regresado desde las profundidades del averno para increpar, incomodar y convertirse en la peor pesadilla de Donald Trump.

            En retorno a la ex modelo Stacey Williams, acusó, durante la entrevista para CNN, al mandatario actual de los Estados Unidos, de quien dijo haberlo conocido en persona a través de Epstein: “me manoseó y me tocó sexualmente en 1993. Me pasó las manos por los pechos, la cintura y el culo y me quedé congelada porque estaba muy confundida por lo que estaba pasando, ya que sus manos se movían por todas partes; pero los dos hombres sonreían y seguían hablando. (Hay) que sacar todo a la luz y que la gente decida; es decir, la ruptura entre los partidarios de Trump por el caso Epstein.”

            En el Congreso de los Estados Unidos, Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes, declaró que está a favor de que Ghislaine Maxwell (condenada a 20 años de prisión), testifique: “Estoy a favor de la transparencia, sobre el caso de Jeffrey Epstein y quiero que la fiscal Pam Bondi explique a todos lo que tenía sobre su escritorio cuando habló en febrero de documentos relativos al asunto que muchos dieron por la misteriosa lista de clientes del empresario que fue acusado de tráfico y abuso sexual de menores, antes de ser encontrado muerto en su celda en el 2019. Es un tema muy delicado, pero deberíamos sacarlo todo a la luz y dejar que la gente decida. Quiero decir, la Casa Blanca y el equipo de la Casa Blanca están al tanto de los hechos que yo desconozco. Es preciso cerrar este asunto cuanto antes, porque, en lugar de seguir gastando recursos en el caso de Epstein, el Departamento de Justicia necesita centrarse en el crimen y en otras prioridades, incluidas las elecciones y la investigación de ActBlue, la principal plataforma de recaudación de fondos de los demócratas. Así pues, resolvamos este asunto para que (los del Departamento de Justicia), puedan ocuparse de los crímenes violentos y la seguridad pública y la integridad electoral y perseguir a ActBlue y tratar las cosas que más le preocupan al presidente, al igual que a nosotros.” Acentuó.

            Este tema en particular fue abordado por el propio Donald Trump en la campaña política pasada, demostrando que siempre ha sido un ignorante de los asuntos elementales que a él atañen y a la política misma. Es decir, no previó que si desclasificaba la famosa lista del pedófilo, iba a aparecer su nombre allí, en esas líneas, lo cual podría equivaler a una especie de “suicidio político.” ¡Y lo hizo! Desclasificó las primeras páginas; pero sólo contemplaron información harto conocida hasta ese momento. Nada nuevo e incriminatorio todavía. Pero alguien hizo reaccionar a Trump; alguien le dijo que si seguía adelante con la desclasificación de la lista, podría ponerse él solo la soga en su cuello y desde entonces, las contradicciones han aparecido en el manejo de la investigación por parte de las autoridades, avivando, de paso, teorías de conspiración y generando malestar en parte del movimiento MAGA (Make America Great Again, cuya traducción al castellano es, “Haz a los Estados Unidos grande otra vez”), que sustenta la existencia política de Donald Trump.

            Pero lo más sorprendente estaba por suceder, cuando la fiscal general Pam Bondi, después de haber dicho que tenía en su escritorio la famosa lista, después dijo que no existía tal o que se hallaba ausente y por lo tanto los clientes del pedófilo no podían ser verificados. Luego el Departamento de Justicia y el FBI negaron la existencia de la lista y negaron que el pedófilo hubiera sido asesinado en su celda, sino que ratificaron la versión del suicidio el 10 de agosto del 2019. A manera de prueba, las autoridades presentaron una grabación de las cámaras de vigilancia de la celda de Epstein; aunque el video mostró un salto inexplicable y abrupto que comprendía los minutos oscilantes entre las 11:58:58 pm, y las 12:00:00 am. Lo cual no aclara nada sobre el método utilizado en la muerte del individuo, sino, por el contrario, complica las cosas y tiene una nebulosa difícil de clarificar en torno a este asunto.

            Desesperado, desde la Oficina Oval de la Casa Blanca, Trump intentó tender “una cortina de humo” que cubriese su amistad con el pedófilo judío y por esa razón culpó a varios de sus opositores políticos, en particular a Barack Obama y la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, de quienes dijo que ambos fabricaron los documentos relacionados con Epstein. También acusó, sin prueba alguna, a los exdirectores del FBI y la CIA, James Comey y James Brennan, respectivamente; lo mismo a miembros de la anterior administración de Joe Biden, de ser los creadores de esa “mentira” que lo ligaba a él con el pederasta, desflorador de jovencitas que compartía con sus grandes y cercanos amigos. Pero, repetimos, las fotografías donde aparece Trump con Epstein, envueltos en un ambiente de gran camaradería, sonrisas y lascivia, ahí están, le han dado la vuelta al planeta y nadie tiene la menor duda del pasado indecente del actual presidente de USA.

            Por lo pronto y desde que el tema está en la portada de periódicos y revistas alrededor del mundo, también es innegable que el fantasma del judío emerge desde las cavernas infernales cada noche, cada mañana, cada día, para posarse al lado de Donald Trump, quien no sabe cómo huir de tal fatalidad. Su pasado le alcanza y le toma por los hombros, le detiene en puntos determinados de sus circunstancias y le confronta con periodistas y con sus votantes, quienes han comenzado a separarse del mandatario, el más pervertido y lascivo de cuantos han ocupado la silla de George Washington, al frente del gobierno de la Unión Americana.

“Somos adictos al sexo en serie”, dijo Epstein del Príncipe Andrew

            Andrew (Andrés), el hermano menor del actual Rey de Inglaterra, Carlos III, ya ha tenido bastante con este asunto: su madre, la Reina Isabel II, según apuntamos al inicio de este reportaje, pagó millones de dólares –cuyas cantidades no fueron informadas a la opinión pública-, para acallar las denuncias de las jovencitas que este sujeto y Jeffrey Epstein, obligaron a acostarse con el desteñido Príncipe británico. Y ha tenido bastante, porque su madre, antes de morir –y sabemos que este sórdido caso aceleró el fallecimiento de la ex monarca-, le quitó todos los cargos públicos a Andrew, sus condecoraciones, sus títulos de nobleza y su posición dentro del ejército. Hoy, este individuo que está pagando con creces el haberse hecho amigo del pedófilo, permanece en las sombras en su país de origen, sin salir a la prensa, sin emitir comentario alguno, sin aparecer en actos oficiales y cubriéndose el rostro cada vez que ve a un fotógrafo acercarse desde la distancia.

            ¿Pero qué dijo Jeffrey Epstein de Andrew, Príncipe de Inglaterra? Leamos: “A él le gusta participar en cosas que son pervertidas incluso para mí. ¡Y yo soy el rey de la perversión! Ambos somos adictos al sexo en serie. (Andrew) es la única persona que conozco, más obsesionada con el coño (vagina) que yo. Según los informes que he recibido de las mujeres que hemos compartido, es el animal más pervertido en la cama.” Esas fueron las declaraciones del depredador sexual, quien agregó que el Príncipe lo superaba a él en perversión. Y es que la reputación lasciva de Andrew se remonta a sus días escolares, cuando se ganó el apodo de sus compañeros, de “Randy Andy” o “Lujurioso Andy.” Estas citas manifestadas por el hebreo, aparecen en un libro recién publicado, escrito por Andrew Lownie, intitulado “Entitled: The rise and fall of the House of York (El Ascenso y la caída de la Casa de York).” Acerca de este volumen, apareció un artículo en el periódico londinense Daily Mail, que contiene fragmentos de esta obra literaria.  

            Y para rematar, para terminar de hundir al ex Duque de York, el Príncipe Andrew, el periodista Ian Halperin, escribió recientemente: “Ahora, con 65 años, se dice que tuvo relaciones con más de 1,000 mujeres. Se ha acostado con estrellas del porno, actrices, modelos, deportistas, políticas y camareras de clubes. En este sentido, un amigo suyo indicó: ‘el sexo es su gran pasión.’ ‘Viajar por todo el mundo como embajador comercial del Reino Unido y por otros cargos Reales, le ha dado acceso a mujeres hermosas y lo ha aprovechado al máximo.’” Remachó.

            Por su parte, un corresponsal de Reuters, la agencia británica de noticias, informó que “cuando el ex Duque de York representó a la monarquía británica en las celebraciones del Jubileo de Diamante del Rey de Tailandia, en el 2006, llevaron a más de 40 mujeres a su habitación del hotel en Bangkok, durante su estadía. A menudo, tan pronto como se iba una, llegaba otra. El personal del hospedaje estaba acostumbrado a que extranjeros llevaran a mujeres, pero les sorprendía que más de 10 al día fueran al dormitorio de Andrés.” Narró.

            Finalmente, Emma Gruenbaum, judía, masajista que el Príncipe frecuentaba, dijo que a este individuo “le gustaba estar desnudo, intentaba abrazarme y preguntarme sobre mi vida sexual. No paraba de hablar del sexo anal y hacer chistes sobre sexo anal. Me preguntó cuándo había tenido sexo por última vez. Y no paraba. Eso no es normal en una sesión de terapia deportiva profesional. Fue un incordio sexual constante desde el principio.” Describió esta mujer.

            Y una de sus amantes, cuestionada por la prensa inglesa, manifestó hace poco: “pese a sus muchas aventuras amorosas, la triste verdad sobre Andrés, es que no es un Casanova en absoluto. En la intimidad es un poco decepcionante. La mayoría de las chicas que se relacionaron con él, lo han dejado porque es aburrido.”

            También Andrew era muy amigo de Epstein y existen fotos donde aparecen ambos, con una chica en el medio, cuando el aristócrata británico la tiene tomada por la cintura: Según era de esperar, lo ha negado todo ante el gran público de Gran Bretaña, en entrevistas para la televisión y lo paradójico ocurrió cuando él decía que aquello no era cierto, se podía ver en la pantalla de los televisores las fotografías que iban ilustrando el programa y le mostraban muy alegre en compañía del pedófilo y sus jovencísimas mujeres.

            El tema, el escándalo, está muy lejos de terminar. Y como hemos dicho, Trump intenta encubrirlo con “cortinas de humo” o con viajes al exterior. Pero vaya donde vaya, el fantasma maldito de Epstein surge desde el averno y le acompaña para ponerlo en evidencia. Últimamente, el presidente de USA ha hecho crecer la expectativa de que pronto se reunirá con Vladímir Putin y trata de poner sobre “el tapete” noticioso la posible pacificación de la guerra entre Ucrania y Rusia. ¡A ver si los periodistas se enfocan en otro asunto distinto al pederasta y su amiguete Trump! Por el momento, no lo ha logrado.

            Sin embargo, lo que ha logrado el mandatario en su favor ha sido la negativa de la fiscal general del país, Pam Bondi, para desclasificar los deshonrosos documentos del caso Epstein; también, el FBI ha negado la existencia de dicho dossier, lo mismo que la Corte Suprema de EE.UU; y todavía le queda “una carta bajo la manga”, cual es la intervención de la celestina del judío, Ghislaine Maxwell, quien podría decir ante los congresistas, próximamente, que “nunca vi a Trump en las mansiones de mi esposo y tampoco le vi con jovencitas en actitudes sexuales.” Una vez que diga eso a viva voz, esa mentira del tamaño del Capitolio en Washington, Donald Trump le dará su libertad tan ansiada y podrá regresar a Londres a vivir la vida que Epstein le robó también a ella o quizás… ¿Reiniciará su vida de perversión que no ha podido continuar por estar confinada en la cárcel? No lo sabemos. Pero en lo que corresponde a Donald Trump, todo lo contaminado, lo sucio, lo abyecto y deshonesto… es posible, muy posible, indubitablemente.

Trump se Exaspera ante las Burlas de Vladímir Putin y lo Amenaza con Abandonar las Conversaciones Pro-paz

WASHINGTON, USA-(Especial para The City Newspaper) Sólo Donald Trump no ve y tampoco entiende que, cuanto más hable de pacificación de la guerra en Ucrania, más se burla de él, solapada y abiertamente también, el dictador y genocida ruso Vladímir Putin, quien no se siente ni amigo del mandatario estadounidense y mucho menos alguien a quien haya que tomarlo en serio. De hecho, mientras Trump dice que las conversaciones con Rusia van “viento en popa”, el ruso ordena masacrar a importantes cantidades de civiles ucranianos, mediante bombardeos con aviones, baterías en tierra y drones.

            Por otra parte, además de continuar con el conflicto, es evidente que ahora se ha internacionalizado todavía más cuando, junto a los rusos invasores de este país, pelean codo a codo soldados de Corea del Norte y chinos comunistas, muchos de los cuales han sido capturados por los efectivos de Ucrania y lucen desesperados por haber sido engañados por la propaganda que los convenció alistarse en el ejército ruso y por no poder regresar a China. Es evidente que cada vez más hay más milicianos involucrados en esta guerra que no tiene esperanza de detenerse ni por un corto espacio de tiempo. Incluso, Putin, en un gesto de demagogia característica en él, dijo que detenía las acciones bélicas durante la Pascua (él finge ser cristiano ortodoxo), pero a medida que silenciaba los cañones en una región, atacaba en otras con mortíferos resultados.

            Volodímir Zelenski, presidente ucraniano, afirmó hace pocos días que son varios cientos de ciudadanos chinos los que están participando en este conflicto actualmente y de varios de ellos conocemos sus nombres, debido a que fueron presentados a la televisión europea y esas imágenes también fueron difundidas por el mundo entero. Wang Guangjun y Zhang Renbo, fueron los primeros en ser capturados, quienes han pedido que les regresen a su país de origen: “Estamos listos para un intercambio y queremos regresar a China, nuestra patria, la guerra es completamente diferente de lo que hemos visto en las películas y en la televisión. Me arrepiento de una cosa: quiero pedir perdón a mis padres. Y mi único deseo es volver y seguir todas las instrucciones que me ayuden a hacerlo.” Expresó Wang. Unas palabras que fueron reproducidas por el diario ucraniano The Kyiv Independent.

            El prisionero chino, nacido en 1991, explicó a sus captores que estaba en su país navegando por una red social parecida a TikTok, cuando vio un anuncio que ofrecía trabajo en el ejército ruso, con un sueldo entre los 200,000 y 250,000 rublos (unos US$2,000 y US$3,000), además de pagar el viaje y gestionar la documentación pertinente. “Me interesó porque había perdido mi empleo el verano pasado; además, en China el servicio militar está visto como algo prestigioso. Lo cual influyó en mi decisión. Pero al llegar a Rusia todo fue diferente: me quitaron la tarjeta bancaria y el teléfono (celular). No podía manejar mi propio dinero.” Denunció. En todo caso, apenas habían transcurrido tres días de estar en el frente de batalla, cuando fue capturado por el ejército de Ucrania. “No llegué a disparar contra ningún soldado”, añadió a su penosa aventura.

            Su compañero, Zhang Renbo, nacido en 1998, narró que viajó a Rusia en diciembre anterior, luego de recibir una oferta para trabajar en construcción, pero finalmente “acabé siendo reclutado en el ejército ruso.” Se quejó. “Quería ganar dinero, pero no esperaba acabar en la guerra. Fui trasladado al territorio ocupado en Donetsk sin haber recibido entrenamiento militar previo y nunca vi a ningún soldado ucraniano, hasta el momento cuando fui capturado.” Empero, confirmaron los dos que fueron contratados por los rusos por voluntad propia, sin ninguna intervención del gobierno chino y ahora están dispuestos a asumir las posibles consecuencias legales, con tal de regresar a China. “Entiendo que puede haber castigo y estoy preparado para ello; pero sigo queriendo volver a casa y con mi familia.” Expresó Zhang.

Discriminación racial en las filas rusas

            Citan aquellos que han estado entre los destacamentos del ejército ruso, y que son de nacionalidades distintas, que el abandono, la discriminación y el riesgo constante al que están expuestos en su condición de extranjeros, son las situaciones más deleznables que han tenido que sufrir de parte de quienes, en un principio, consideraron eran sus “compañeros de armas.” La discriminación racial sistemática, según un soldado llegado del lejano oriente y que pidió no publicaran su nombre, es característica en las líneas del ejército de Putin. “Cuando los soldados no son blancos y son ‘voluntarios’ chinos, árabes, norcoreanos y africanos, son frecuentemente marginados y tratados como prescindibles. Desde el campo de entrenamiento ya se percibía una discriminación grave. A nosotros nos asignaban las tareas más peligrosas, los peores turnos y recibíamos un trato diferente al de los soldados rusos.” Confirmó. En otras palabras más claras y precisas, otros reportes expresados por otros mercenarios extranjeros, señalan que aquellos procedentes de Asia, África o América Latina (venezolanos, cubanos y nicaragüenses), han sido colocados en las primeras filas de asalto, antes que los rusos, expuestos a misiones con mínimas posibilidades de supervivencia. Tal es la situación para ellos.

            Por otra parte, en lo que estriba al malestar y la frustración que siente el presidente de los Estados Unidos, quien dijo durante su campaña y aun estando nuevamente en el poder, que la guerra de Ucrania la iba a resolver en cuestión de pocas semanas, ha notado ahora que no es tan fácil como creía ingenuamente; y cuando habla positiva y cortésmente de Putin, este dictador de Rusia se burla abiertamente de él y ordena a sus hombres atacar ciudades un tanto desprotegidas de Ucrania, con resultados nefastos para los civiles que ahí vivían, al acabar con sus vidas. Es decir, cuando Trump dice que se siente motivado y esperanzado con las débiles y enredadas conversaciones pro-paz, los rusos hacen todo lo contrario con tal de avivar la guerra en Ucrania.  

            Por esa razón, el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, dijo en París durante su reciente visita, que su jefe, Donald Trump, no va a continuar con los esfuerzos a favor de la paz durante semanas o meses; es decir, “los Estados Unidos abandonarán los esfuerzos para un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania, si no hay señales claras en los próximos días.” Ese argumento confirma las diferencias surgidas entre representantes de la administración estadounidense, varios ministros ucranianos y los aliados europeos, aparte de la frustración que ha incentivado la dictadura rusa en relación con este conflicto. Rubio añadió que conversó, vía telefónica, con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, para compartirle el mismo mensaje que el equipo de los Estados Unidos le ha transmitido a Ucrania: “Donald Trump sigue interesado en llegar a un acuerdo en Ucrania, pero el presidente tiene muchas otras prioridades y está dispuesto a pasar de página si no se producen progresos rápidos.” Amenazó en presencia del presidente francés, Emmanuel Macron.

            Esta es la postura más firme esgrimida por la Casa Blanca desde que tiene nuevo mandatario y después de que los Estados Unidos se alineó con Rusia, Bielorrusia y Corea del Norte, en un voto contra una resolución de la Asamblea General de la ONU, en la que aparecían dos referencias de condena a la agresión de Moscú a Ucrania. Y lo más decepcionante para Trump, quien creía que la pacificación de este conflicto era semejante a vender o comprar una propiedad, como está acostumbrado a hacer dentro de su oficio en los bienes raíces, ha sido la actitud de Moscú en clara burla a sus intenciones y después de varias conversaciones vía telefónica con Vladímir Putin y los repetidos contactos de alto nivel entre Washington y Rusia y que no han surtido efecto alguno, más allá de las sonrisas socarronas del invasor Putin. Incluso, el propio mandatario francés, Macron, acusó hace pocos días a Rusia de “burlarse” de la propuesta de paz norteamericana al redoblar la ofensiva militar en Ucrania; y mientras el gobierno ucraniano aceptó esa propuesta de los estadounidenses para alcanzar la paz y negoció, ulteriormente, el acuerdo sobre la explotación de tierras raras en su suelo, Moscú rechazó la misma propuesta y respondió todavía de peor manera cuando atacó a la ciudad de Sumi, donde asesinó a 35 civiles, más unas cuantas centenas de heridos ucranianos. Esa es la posición de Vladímir Putin, mientras Trump ha comenzado a observar y comprender que una de sus “promesas estrella” en la campaña política que lo condujo al poder, está a punto de naufragar, precisamente por el desinterés y el deseo de Putin por no detener su agresión en Ucrania. Su propuesta de paz no avanza y el presidente de USA se ha percatado de algo que lo ha herido profundamente: Putin ha jugado con él en unas semanas decisivas, demostrando de paso que considera la amistad del estadounidense lo mismo que la enemistad; es decir, no vale nada para él, mientras Zelenski aceptó la tregua incondicional de 30 días, Putin puso en marcha sus típicos juegos mentales… “un sí que en el fondo significa no”, para aparentar que, en realidad, era una negativa en toda regla. Y fue el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, especializado en dar pésimas noticias y nefastos augurios, quien confirmó que “la tregua energética ya no existe y que la marítima tampoco existirá.” Lo cual significa que la guerra va a continuar hasta que Kiev no tenga más camino que rendirse al supuesto (y ficticio) poderío del ejército ruso.

Trump, el pobre Trump… obtuso e ignorante de principio a fin

            Inicialmente se expresó muy positivo y amistoso de Putin, palabras que muy posiblemente hayan desencadenado carcajadas estridentes en la oficina de aquel en el Kremlin, pues Putin no cree en nadie y mucho menos en la amistad de nadie. Él sólo siente atracción y motivación por el poder, el avasallamiento tanto de personas como de pueblos enteros y países vecinos o en la lejanía; y lo ha demostrado cuando ha hecho fracasar las conversaciones en Arabia Saudita, “un terreno embarrado en el que el autócrata ruso se maneja mejor que nadie”, expresó un observador de estas negociaciones fallidas. En concreto, nadie supo nunca a qué hora precisa comenzaban las treguas supuestamente pactadas, ni quién o quiénes vigilaban su cumplimiento, pruebas irrefutables de que los planes y planteamientos esbozados por la Casa Blanca eran una “chacota”; es decir “un algo sin pies ni cabeza”, elaborado con el desorden, la impericia, el desconocimiento, la falta de intelectualidad, incultura y desorganización propias de un individuo como Trump. Tampoco, quienes dialogaron en Arabia supieron nunca qué protocolos había que seguir para volver al alto al fuego si se hubiese roto en un punto del frente de la guerra. Tampoco existió un relator independiente que registrara los debates ni que garantizara la transparencia y eso, precisamente, hizo que se pactaran unas cosas con Moscú y otras muy distintas con Kiev e, incluso, cuando se pactaban con los rusos aparecieron dos documentos con aspectos diferentes de la reunión, según lo habían emitido originalmente por la Casa Blanca o el Kremlin. Un periodista avezado en estas cuestiones lo resumió mejor: “el auto-sabotaje fue evidente.” Por eso y por la nula voluntad pacifista de Putin, quien se desgañitaba a carcajadas en su Despacho, en burla hacia Trump, el plan de paz para Ucrania estaba destinado a fracasar desde el momento mismo cuando el mandatario estadounidense fanfarroneó que iba a alcanzar la paz en una semana a más tardar.

            ¿Cómo hubiesen marchado mejor las cosas? En primer lugar si Donald Trump hubiera dejado de lado su ambición por alcanzar él solo la paz en esa región europea y olvidarse del Premio Nobel que le ha alucinado desde que Barack Obama lo recibió. En segundo lugar, llamar a los expertos europeos y a los mandatarios de las naciones Occidentales de Europa, para escucharlos y explorar las posibilidades reales para convencer al tirano ruso, Vladímir Putin, de que la paz es “un bien necesario”; después, elaborar un plan juntos, con la máxima precisión, el máximo orden y citar, en tercer término, a los actores de la guerra para conocerlo, debatirlo y ejecutarlo, si hubiese sido aceptado por ambas partes. Pero Trump hizo una “chapuza”, del mismo modo como va gobernando día a día; es decir, improvisando de acuerdo a su humor cada mañana cuando se levanta y cambiando de opinión al poco tiempo de haber dado una orden, sin importar lo nefasto o disfuncional de los resultados.

            Con fundamento en esa desorganización, esa improvisación y ese desorden, Trump, ante la evidencia de que Putin no quiere ponerle coto a la guerra, no desea detenerla, y tan sólo ha usado el diálogo para ganar tiempo y tratar de sacar ventajas desde el primer momento, manifestó que estaba enfadado por la actitud del dictador ruso y amenazó, de acuerdo a su estúpido juego de las últimas semanas, con añadir más sanciones a Rusia, usar sus aranceles para socavar sus exportaciones de petróleo. Pero, con base en lo que arriba hemos expuesto, en las órdenes y contraórdenes que cambian en un segundo en la vida de Trump, al presentar la famosa tabla de los aranceles para casi todas las naciones socias comerciales de los Estados Unidos, Trump dejó por fuera del castigo que había proferido a Vladímir Putin, y entonces éste genocida continuó bombardeando a los civiles ucranianos…

            El obtuso mandatario estadounidense no decretó los aranceles del 25 al 50 por ciento para los países que comercien con el petróleo y el gas que les vende Moscú y que hubiese sido un excelente castigo para una economía, la del Kremlin, ya muy desgastada por tres años de guerra en que las pérdidas de sus soldados y material blindado, han sido escandalosas.

            ¿Y cómo juega Putin con la voluntad de Donald Trump? En un inicio, quiso condicionar la paz al hecho de que reconectaran al Banco Agrícola Ruso o Rosselkhozbank al sistema Swift; pero fracasó porque esa decisión no depende de los Estados Unidos, sino de la Unión Europea (UE), y la respuesta de Bruselas, excluida de las negociaciones por el mismo monigote que es Trump, aseveró que “no es el momento de quitarle a Rusia ninguna sanción.” Fue en ese preciso instante cuando la tregua marítima murió al nacer. Un analista europeo así lo ha explicado mejor: “Hay que reconocer en este punto, que Vladímir Putin no ha mentido a nadie: lleva tres años repitiendo que sólo parará la guerra si se negocia bajo sus condiciones, algo que supera incluso las demandas a Ucrania y afectaría incluso a los países de Europa del Este. Es decir, unas condiciones inabordables.”

            Igualmente, Putin exige que Ucrania capitule ante su ejército, que el Estado con sede en Kiev, acepte como vencedor único e irrefutable al ejército invasor, cuando la peor parte en este conflicto la han llevado sobre sus espaldas los rusos, quienes han perdido centenas y centenas de vehículos blindados y sus muertos en el campo de batalla se cuentan por miles de soldados que han regresado a Moscú solamente en bolsas de plástico negras, para cadáveres. El precio de esta invasión a Ucrania ha sido de onerosísimas consecuencias en lo material y humano para el delirante tirano Putin. Lo anterior significa que Ucrania y su ejército no han sido vencidos en el terreno en modo alguno. Algo que sólo obedece a la mente delirante del dictador ruso.

            Otra de las exigencias de Putin, inconcebible e inaceptable por demás, dice que la OTAN tiene que retirarse de Europa del Este, de las naciones Bálticas, Estonia, Letonia y Lituania, y de Polonia posiblemente también. Esto significaría dejar a esos países sin defensa alguna ante la voracidad de este individuo que ve en la invasión guerrerista una de las sinrazones de su política exterior. Lavrov, el brazo visible hacia el exterior que maneja Putin, lo expresó con toda claridad: “Moscú no puede aceptar las propuestas estadounidenses de alto el fuego en Ucrania, sin abordar lo que considera las causas fundamentales de la guerra”; pero no explicó cuáles son esas causas y que sabemos que se fundamentaron en la posible entrada de Ucrania a la OTAN y apropiarse de todo ese país de acuerdo a las ansias imperialistas rusas. Aquí es oportuno recordar que el dictador de Rusia considera que Ucrania como país es una invención de la imaginación. Ucrania no existe. Es parte de Rusia y como tal, tiene que regresar al regazo ruso. Por esa misma causa le arrebató la península de Crimea y las tropas rusas se mantienen a duras penas en el Donbass, donde supuestamente viven rusos separatistas, afectos al Kremlin.

            ¿Y cómo está “el tablero de juego” actualmente, cuando ya han fracasado suficiente los encuentros “a tres bandas” entre ucranianos, estadounidenses y rusos? Los emisarios de Ucrania y los Estados Unidos lucen cada vez más divididos y no encuentran una posible “puerta de reunión y unión” en este tema de la paz. Además, Trump le exige a Zelenski una renegociación del tratado de las llamadas tierras raras que posee el suelo de Ucrania y eso significaría que el presidente de Ucrania le entregue a él, a Trump, de facto, el control de todos los recursos naturales del país, a cambio de nada de parte de USA. “Una actitud colonial de una Casa Blanca que, durante la legislatura de Joe Biden, jamás planteó que el armamento entregado, debería tener contrapartidas económicas,” tal como las exige Trump ahora, según expresó un observador de la situación. Zelenski, al entender mejor que nadie esas consecuencias nefastas para su país, se negó a firmar. Fue cuando el estadounidense, fiel a su naturaleza de bestia salvaje, lo amenazó con su famosa frase: “(usted) puede tener grandes problemas.” Por su parte, Leon Panetta, ex secretario de Defensa de USA y director de la CIA, describió resumidamente este lapsus: “Esto no es paz a través de la fuerza. Esto es paz a través de la debilidad.” Y alguien lo llevó al grado de las escuelas cuando aquel niño de mayor estatura le dice al pequeño que se siente acosado: “Te defiendo si me entregas toda tu merienda, de lo contrario yo te pegaré a ti.”

            Para finalizar, en una prueba más de que la paz le importa tanto a Putin como el paradero actual de su ex esposa; es decir, nada, acaba de firmar un decreto de Servicio Militar Obligatorio para la campaña de primavera. El ejército ruso, de tal forma, llamará a finas a 160,000 jóvenes entre los 18 y los 30 años de edad. Es su afán por agrandar las capacidades militares de Rusia. Y en otro aspecto de esta tensa realidad que se vive (y sufre) en Europa, Finlandia, Lituania y Polonia, se retiraron de la Convención de Ottawa sobre minas antipersonales, porque comenzaron a minar profusamente sus fronteras con Rusia y Bielorrusia con explosivos bajo tierra. Así van las cosas, mientras el propósito de un desajustado Donald Trump por ganar el Nobel de la Paz, parece que no le va a rendir frutos nunca, menos todavía cuando juega sus cartas con desorden, improvisación y sin saber absolutamente nada de geopolítica, ni conocer el carácter de los actores en guerra y en particular el de su mal llamado “amigo”, el genocida invasor Vladímir Putin, el sucesor del criminal Stalin en el Despacho del Kremlin.

John Bolton, Ex Asesor de Trump, Asegura que el Presidente de Estados Unidos es un Peligro Para el Mundo

WASHINGTON D.C., USA-(Especial para The City Newspaper) Quien fue su asesor de seguridad en su primera administración, el experimentado John Bolton, considerado “un halcón” del Partido Republicano y de la política estadounidense, ha lanzado críticas fortísimas contra Donald Trump, que les ha abierto los ojos a muchos de sus votantes y han podido observar la clase de individuo que es su actual mandatario.

            Esas críticas severas, descarnadas, tienen un enorme peso, pues Bolton es uno de los personajes de los últimos tiempos, más respetados y respetables de quienes existen en los Estados Unidos. Su experiencia política y administrativa es impresionante, ya que trabajó con cuatro ex presidentes republicanos, a saber: Ronald Reagan, Bush padre, Bush hijo y Donald Trump, a no dudar la experiencia más nefasta parta cualquier avezado funcionario, debido a la terquedad, la grosería y el analfabetismo congénito de ese tipo, que ha vuelto a la Casa Blanca y tiene “al mundo de cabeza” con la serie de decisiones avasallantes y destructivas que está tomando. 

            Bolton también fue uno de los impulsores de la guerra de Irak; se trata de uno de los “hombres de la vieja guardia del Partido Republicano” y como tal, no tiene sitio en el “trumpismo” o la degeneración de la política de los Estados Unidos, cuando un tipo como Trump se ha hecho con el poder, a golpe de “mazazos” y alejado del arte que es la política en esencia. Esa visión del mundo, con un líder (Donald Trump), un lema (“Estados Unidos primero”) y distintas formas (un día se viste de aislacionista y al siguiente, de imperialista), que, a golpe de mensajes en redes sociales ha dado un vuelco al Partido Republicano y al tablero internacional, es lo que ha convertido a Bolton en el enemigo declarado del actual mandatario, que le conocemos en estos últimos meses.

No sólo palabras… hay un libro escrito que narra más desaciertos de Trump

            John Bolton salió expulsado del gobierno por el propio Trump, e, incluso, pesa sobre él todavía, una orden del gobierno de Irán para asesinarlo y por ello llevaba siempre guardaespaldas brindados por el servicio secreto, para su protección; pero Trump se los ha quitado y lo ha dejado a disposición de un atentado provenido de los iraníes. Es decir, el mandatario no vaciló ni un instante en quitarle esa protección, en un acto que se puede considerar vengativo contra su ex amigo y ex asesor, Bolton. Ahora, tiene que protegerse de alguna manera de dicha amenaza contra su vida.

            Ante la pregunta del por qué le fue suspendida esa “guardia pretoriana”, Bolton ha contestado: “Creo que ha sido una venganza mezquina. Con Trump todo es personal. Y no me la ha retirado a mí solo. Le ha hecho lo mismo a su antiguo Secretario de Estado, Mike Pompeo, a su antiguo Secretario de Defensa, Mark Esper, a su militar de mayor rango, Mark Milley… Obviamente a mí esto me afecta, pero el problema no son las personas concretas, sino el hecho de que hay un gobierno extranjero y hostil que está amenazando las vidas de cargos oficiales por haber hecho su trabajo. Y si un país canalla como Irán puede salirse con la suya, piensa en las consecuencias que puede tener esto para futuras administraciones.”

            La reacción negativa de Trump contra Bolton, se debió, en parte, a la publicación del libro intitulado “The Room Where It Happened”, cuya traducción literal es “La Habitación donde Ocurrió”, en el que, entre otras muchas aseveraciones durísimas contra Trump, señala que el actual presidente “es un peligro para el mundo”. Y lo afirmó antes de las elecciones de noviembre pasado; o sea, del 2024. Lo cual significó aquello de que ese libro fue “el último clavo en el féretro que contenía la amistad” entre el “halcón” John Bolton, un experto en política internacional, sumamente experimentado, y el enorme tiranosaurio analfabeto y desdentado por la vejez y la inmoralidad, que es, a todas luces, Donald Trump.

            Y yendo a lo más profundo, Bolton cree que el éxito amasado por Trump se debe en parte al hecho de que tiene muchos seguidores que creen ciegamente en él y ha conseguido intimidar a muchos congresistas. “Muchos esperan que tenga éxito en sus políticas domésticas: bajar impuestos, quitar regulaciones… (por ejemplo), y tienen miedo a llevarle la contraria en política exterior. Mi opinión siempre ha sido esta: que Trump es una anomalía y que pasará. Mientras tanto, va a causar mucho daño. Retirarse de la OTAN causaría mucho daño (para citar otro ejemplo). Lo que hay que hacer es mitigar todo el daño que hace; pero como no tiene una filosofía, el trumpismo no existe. Cuando abandone la escena política, no dejará ningún legado.” Tales sus conceptos acerca del actual mandatario, lo que hace suponer que la guerra está declarada entre ellos dos.

            En todo caso, muchos de los votantes que llevaron a Trump al poder nuevamente, consideran que Bolton es un belicista y que ya no tiene un espacio asegurado en la política de los Estados Unidos, porque los tiempos han cambiado. Eso creen. Y añaden que el Partido Republicano y sus ideas en política exterior, han cambiado también para siempre. Es cuando asegura que sigue creyendo que Trump es un peligro para el globo terráqueo, para la humanidad entera, “porque no le importan mucho los asuntos internacionales –explica-. Nunca los ha estudiado. No aprendió demasiado en su primer mandato. No tiene una filosofía o una estrategia de seguridad nacional. Es capaz de cualquier cosa. En su primer mandato lo describían como aislacionista. Ahora parece un imperialista. ¿Qué ha cambiado? Nada, porque no tenía ninguna filosofía que cambiar. Se trata de lo que le interesa cada momento. Sus defensores dicen que es disruptivo, que genera incertidumbre y que eso es bueno. Yo creo que la incertidumbre táctica contra tus adversarios es una cosa, pero dejar a tus propios aliados sin saber lo que vas a hacer, destruye la alianza. Y parece que él no lo pilla. Creo que en estos cuatro años, vamos a ver esa capacidad de ser imprevisible, que a él le parece una virtud, pero no lo es.” Así, según lo describe Bolton.

Putin, la OTAN y otros temas igualmente preocupantes        

            Con base en su innegable experiencia dentro de distintos gobiernos republicanos, y a la cabeza de los Estados Unidos, John Bolton tiene la certeza y la credibilidad en materia de seguridad para emitir sus opiniones y conceptos. Atrás han quedado sus enojos, bien fundamentados ciertamente, cuando se opuso para que Donald Trump, en su primera administración, negociara con los talibanes y con ellos, el destino fatídico de Afganistán, país que entregó finalmente a esa gavilla de terroristas y fanáticos islámicos. Tampoco fue de su agrado que el presidente se hiciera fotografías con el dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un. Desde luego, el tozudo Trump nunca le hizo caso a los consejos que Bolton le dio y por esa razón, el paso del asesor de seguridad fue efímero, fugaz y más que fugaz, diríamos “vertiginoso”, ya que solamente duró en la Casa Blanca diecisiete meses. Por ejemplo, un detalle que se comenta todavía, se dio cuando los iraníes derribaron un dron estadounidense y Bolton era de la idea de contraatacar al régimen de Teherán y Trump negó y obstruyó tal posibilidad. Pero ese fue uno de los muchos desencuentros entre ambos y la situación se tornó inmanejable cuando el mismo Trump atacaba a su propio asesor en la entonces red social Twitter y convirtió a su consejero en “un detractor” a quien había que alejar lo más pronto posible.

            Hoy, con la tranquilidad que da saberse lejos del presidente más analfabeto de cuantos ha habido en los Estados Unidos, John Bolton puede analizar la realidad actual sin pasión y con la frialdad necesaria para emitir comentarios realistas y apegados a la verdad. Por ejemplo, en cuanto a la relación “amistosa” entre Trump y el tirano de Rusia, Vladímir Putin, Bolton cree que el ruso invasor y genocida en Ucrania, “es frío y calculador y sabe cómo jugársela a Trump”, según sus propias palabras. “(Haberlo llamado) creo que es una señal muy mala, pero previsible. Trump siempre dice que si tiene una buena relación personal con un líder extranjero, entonces Estados Unidos tiene una buena relación con ese país. Y las relaciones personales son importantes en política exterior, pero esa no es la ecuación correcta –acentúa Bolton-. Putin es el líder más frío y calculador que yo he conocido. Sabe exactamente lo que quiere. Sabe cómo jugársela a Donald Trump y ya lo estamos viendo en lo que está diciendo el Pentágono sobre Ucrania. Es casi como rendirse.” Y añade Bolton a esta extraña y nada favorable relación entre los dos líderes, el ruso y el estadounidense: “Trump cree que Putin y él son amigos y no se da cuenta de que Putin lo desprecia. Putin no cree que Trump sea un hombre formado. Por ejemplo, no sabe nada sobre armas estratégicas. Desafortunadamente nunca tuvieron una negociación seria sobre armas nucleares, pero la experiencia de Putin en el KGB (policía secreta soviética), le ha enseñado cómo leer a las personas. Trump cree que también se le da bien leer a las personas, pero no tiene esa experiencia en el KGB. Así que cuando los sientas uno frente a otro en la mesa, es una competición muy desigual.”   

            El otro tema altamente preocupante, tanto para europeos como estadounidenses, es la amenaza (siempre la amenaza proferida por Trump), de abandonar la Alianza Atlántica (OTAN), y ante esa posibilidad Bolton opina: “Lo ha dicho muchas veces: creo que esto es muy grave. En mi libro escribí sobre la Cumbre en Bruselas en el 2018, cuando estuvo a punto de retirarse de la OTAN. No creo que haya cambiado de opinión. Ni siquiera entiende cómo funciona la OTAN. Él cree que Estados Unidos defiende a Europa, que no consigue nada a cambio y que Europa no paga nada. Y si crees que la Alianza es eso, efectivamente no suena muy bien. Algunos dicen que, si los aliados cumplen su compromiso de invertir el 2 por ciento de su PIB en defensa, Trump estará satisfecho. Así que durante la campaña, Trump dio otra cifra: dijo que los países europeos deberían invertir un 5 por ciento del PIB en defensa. Yo sí creo que Estados Unidos debería invertir un 5 por ciento porque vivimos en un mundo peligroso, pero los países europeos apenas llegan al 2 por ciento. No es el objetivo del 2 por ciento lo que le disgusta a Donald Trump. Lo que ocurre es que no entiende la Alianza y cree que no saca mucho partido de ella y eso no va a cambiar. Está buscando una razón, un pretexto, por si decide retirarse. Todo es una transacción y todo lo ve bajo el prisma de cuánto le beneficia.”

            Partiendo de esa base y en cuanto al enfrentamiento retórico que el estadounidense tiene con Europa, Bolton cree que los próximos años serán de caos para los europeos y va a ser como en su primer mandato, aunque peor, dice el ex asesor de seguridad; y será así porque no tiene una línea consistente de análisis, “todo gira en torno a sí mismo, todo es una transacción y todo lo ve bajo el prisma de cuánto ($$$$) le beneficia. Esta es una de las razones de la variabilidad de su política. Como no está siguiendo una política concreta –partiendo de la premisa de que Trump no es político, sino un magnate de los espectáculos y los bienes raíces, que una vez tuvo la ambición de ser presidente de USA-, es muy susceptible a darle la razón a la última persona que habla con él. Es una forma muy peligrosa de tomar decisiones.” Señala John Bolton, refiriéndose quizás a Putin, quien podría manejarlo a placer, pues Trump, específicamente con el ruso, se muestra extraordinariamente vulnerable e influenciable.

            Para concluir, tocó el tema de la Agencia de Cooperación al Desarrollo (USAID), y que Trump desea descontinuarla y cerrarla definitivamente. En su criterio, hay muchas cosas que se deben reformar en esa Institución y está seguro que, durante la administración de Joe Biden, se gastaba mucho dinero en programas en los que una administración republicana no querría invertir; “pero destruir este instrumento de política exterior, es un error enorme. Si lo eliminas, eliminas un elemento de poder.” Indica Bolton y está convencido de que, desde la Segunda Guerra Mundial, la ayuda exterior ha sido muy útil para los Estados Unidos, de diferentes maneras. “Es la continuación natural del Plan Marshall. ¿Ha fracasado? En algunos casos, sí. A veces se ha desviado de su misión de servir a los objetivos de Estados Unidos en política exterior, pero cuando yo estuve allí, durante la administración Reagan, tratamos de redirigir la agencia, nunca intentamos destruirla.” Explicó John Bolton.

            Y nadie mejor que él para definir y describir quien es Donald Trump, quien, evidentemente, es un individuo peligroso para el derrotero cotidiano del mundo, alguien de quien perfectamente se hubiese podido prescindir en la presidencia de los Estados Unidos y cuya aparición en el panorama político de este país y del orbe entero, obedece a esos raros y nefastos accidentes que sufre la humanidad de cuando en cuando, de época en época.


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