POLÍTICA




OSLO, Noruega-(Especial para The City Newspaper) La ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz, concedido a esta líder opositora venezolana, representaba un verdadero dilema para ella misma por supuesto y para todos los involucrados, para quienes gravitaban alrededor de su figura y en el seno de la propia Academia Nobel, que le entregó este galardón a María Corina Machado. La problemática se centró en la salida de esta mujer que vive en la clandestinidad en su natal Venezuela, en huida permanente y en su escondite de la dictadura sangrienta encabezada por el triunvirato conformado por Nicolás Maduro, Vladímir Padrino y Diosdado Cabello, narcotraficantes, además de tiranos consabidos y consumados en el gobierno de esa nación.
Pero, como si se tratara de una película hollywoodense, María Corina planeó a la perfección la salida de su país (con la ayuda del gobierno de los Estados Unidos), misma que describiremos seguidamente y que estuvo llena de peligros, mientras el mundo entero contenía la respiración por la tensión que causaba este hecho, antes, durante y después de ser llevado a la práctica, sin que exageremos en esta afirmación.
También, por el lado del régimen narco-comunista que encabezan los tres delincuentes arriba mencionados, se jugaban “una carta” bastante peligrosa, ya que si detenían a la opositora, y peor aún si la llevaban a una mazmorra en cualquier penitenciaría en territorio venezolano, se arriesgaban en alto grado a ser atacados finalmente por la fuerza bélica que está anclada frente a las costas de Venezuela, enviada por Donald Trump. Habría sido un motivo que hubiese justificado ante la opinión pública internacional generalizada, dicho ataque a la dictadura. Por eso, los militares y policías actuaron con excesivo tacto y cautela cuando Machado pasó por los retenes y otros sitios de aduanas. Así mismo, si hubiese sido detenida y apresada, hubiese sido posible que gobiernos europeos, comenzando por el noruego, donde se otorga el Premio Nobel, hubieran presionado a los Estados Unidos, al Pentágono, propiamente, para que comenzara el tan esperado ataque a la camarilla narcotraficante que gobierna en Caracas.
Por ese detalle y otros más, hemos asegurado que esta salida de Venezuela se asemejó a una película producida y filmada en Hollywood y que pasará a la historia del Comité Nobel y de Venezuela, como algo inédito y que raramente se volverá a repetir en las vidas de estas personas u otras más.
El periódico estadounidense The Wall Street Journal fue el que dio a conocer los pormenores de esta “odisea” experimentada por María Corina Machado, la mujer que ha perseverado desde hace muchos años, por la caída de la dictadura venezolana. Cita el diario que pasó por 10 controles militares, utilizó una barcaza de madera y que aviones caza de los Estados Unidos volaron sobre su periplo para protegerla de cualquier ataque armado de los narco-comunistas.
María Corina Machado se hizo acompañar por dos colaboradores, cuyos nombres, por razones obvias de seguridad, no trascendieron a la opinión pública; aunque se sabe que eran incondicionales de esta líder opositora. El trayecto la hizo pasar por la isla de Curazao, que pertenece a los Países Bajos (Holanda); y posteriormente, en un jet privado, hasta Oslo, Noruega, donde, un día antes, le había sido entregado el Premio Nobel de la Paz a su hija, quien la representó dignamente en la ceremonia de gala.
The Wall Street Journal explicó en uno de sus más recientes reportajes que el peligroso escape fue organizado por una empresa privada que se especializa en rescates en zonas de conflicto. Y las cadenas televisivas de los Estados Unidos e Inglaterra, la CBS y BBC, respectivamente, revelaron que el nombre que le fue dado a esta misión fue “Operación Dinamita Dorada”, en un singular homenaje a Alfred Nobel, creador de la dinamita y del premio que lleva su apellido.
Esta empresa, que cuenta con una organización bien constituida y es ampliamente reconocida en varios países alrededor del orbe, tiene su sede en La Florida, USA; y fue Bryan Stern quien la fundó con el nombre de Grey Bull Rescue Foundation. Sus palabras descriptivas de esta misión fueron: “Lo diseñamos, lo dirigimos y lo ejecutamos. Fue una operación muy complicada, con mucho la operación de mayor perfil que hemos realizado.” Explicó a las cadenas de televisión de Miami, cuando tocó nuevamente suelo miamense, después del vuelo que realizó para llevar a María Corina hasta Oslo, Noruega. Aquí, el detalle que surge acerca de Stern, radica en que es un veterano de guerra estadounidense, con una experiencia vasta en este tipo de acciones de rescate. Por ello, no podía fallar, tal y como hemos visto.
Incluso, Bryan Stern comparó esta misión con la histórica operación de extracción realizada en 1979, para salvar al entonces sha de Irán, Mohammed Reza Pahlevi, ante la embestida que estaban dando en esa nación de Oriente Próximo, los revolucionarios guiados y liderados por el ayatolá Jomeini.
Paso a paso, Stern describió la manera cómo sacó a María Corina Machado de Venezuela, burlando a sus enemigos del gobierno: “El escape se dividió en cuatro partes –indicó el norteamericano-: el peligroso viaje fue hasta la costa, sorteando los controles policiales; un primer recorrido marítimo en una barquita mar adentro; después, el traslado a un barco más grande que navegó hasta una isla caribeña (Curazao), en cuyo aeropuerto esperaba un avión privado que fue pagado por amigos de la causa democrática para trasladar a la Premio Nobel de la Paz hasta Oslo. Nadie disfrutó del viaje. ¡Especialmente María! Quien se comportó de manera impresionante. El mar estaba agitado, completamente oscuro. Usamos linternas para comunicarnos. Fue peligroso, daba miedo. Las condiciones del mar eran ideales para nosotros, pero no eran aguas donde uno quisiera estar. Cuanto más altas son las olas, más difícil es para el radar detectarlas. Machado estaba empapada y helada, pero no se quejó ni una sola vez. Apenas contaba con un jersey para guarecerse de las condiciones climáticas.”
Un comentario que la opositora a la dictadura de Venezuela hizo a su rescatista, fue su intención de regresar a su país de origen, para seguir en la lucha contra Maduro y su narco-grupo. “Fue entonces cuando le dije: no vuelvas, eres madre, te necesitamos. Ella hará lo que tenga qué hacer. Entiendo por qué quiere volver: es una heroína de su pueblo.” Dijo Stern a los periodistas que le entrevistaban ante las cámaras de la CBS y la BBC.
Así mismo, se extendió al afirmar que un primer intento de extraer a María Corina Machado había fracasado: “En esta ocasión, los primeros contactos se llevaron a cabo a inicios de diciembre y la extracción comenzó el martes. Mi equipo temía sobremanera las localizaciones a través del teléfono de la líder democrática. La amenaza biométrica también es muy real, por lo que se tomaron varias medidas para ocultar y disimular su rostro y su perfil digital. Venezuela opera bajo un sistema de seguridad altamente opresivo, respaldado por servicios de inteligencia rusos, cubanos e iraníes, todos activos y vigilantes en el territorio.” Concluyó Bryan Stern, el hombre responsable, el veterano de mil batallas que libró a lo largo de su vida como soldado de los EE.UU. y que no podía fallar en esta misión, tal y como hemos observado.
Una vez en Oslo, Noruega, sede del Premio Nobel, y en distintas conferencias de prensa en las que ha sido la indiscutible figura central, María Corina Machado, luego de haberse dado verdaderos “baños de masas”, de venezolanos en el exilio (especialmente residentes en España), y de europeos que se posaron bajo el balcón del Ayuntamiento de Oslo con el afán de saludarla, relató parte de lo que fue su “aventura” por el Mar Caribe, durante su escape de las garras de los dictadores. Indicó que usó la ruta de Curazao, una de las más utilizadas por los dirigentes opositores para huir del sistema represivo encabezado por Nicolás Maduro; agregó a sus palabras que tuvo el apoyo de los Estados Unidos en su viaje, por medio de la cobertura hecha por dos aviones cazas, que “limpiaron los cielos” de la presencia de aparatos venezolanos que pudieron haber bombardeado la endeble embarcación en la que ella viajaba.
Narró que todo comenzó el lunes por la tarde, que usó una peluca y un disfraz, algo también habitual entre los opositores que buscan una vía de salida de Venezuela. Todo “olía a peligro”. Tuvo que trasladarse a un suburbio de Caracas, la Capital venezolana, donde estaba escondida y se dirigió a un pueblo de pescadores, donde la estaba esperando una barcaza. Pasaron 10 horas adentro de esa embarcación, junto a dos personas que la ayudaron; pasó por 10 controles militares y llegó a la costa a medianoche. Descansó unas pocas horas y después emprendió la travesía en otra barca, pero esta vez pesquera, de madera, cuando daban las cinco de la mañana. Sin embargo, a pesar de su narrativa amplia, Machado se guardó para sí otros muchos detalles, “porque pondría en peligro a las personas que arriesgaron sus vidas para que mi llegada aquí (a Oslo), fuera posible.” Explicó.
Donald Trump estaba enterado de toda aquella acción. Por eso se realizó una llamada al Pentágono y de allí a los buques anclados en el Mar Caribe, frente a Venezuela, antes de que la líder opositora saliera de la costa venezolana, para que los militares estadounidenses no atacaran a las embarcaciones humildes que llevaban a los “escapistas.” No obstante, esa misma madrugada cuando Machado emprendió el riesgoso viaje, el ejército estadounidense apresó y confiscó un gran barco petrolero frente a esas mismas costas. Hubo quienes pensaron y temieron que el régimen de Maduro iba a repeler ese ataque al buque petrolero, con otro ataque y se creara un infierno in situ; pero la dictadura no respondió ni media palabra.
Incluso, para tener mayor certeza del apoyo de los Estados Unidos a esta mujer, se informó posteriormente que “durante las horas que se fraguó la huida de ayer, Estados Unidos sobrevoló el golfo que une a Falcón y Maracaibo, la segunda ciudad del país, con un par de cazas Superhornets, pertenecientes al portaaviones Gerald Ford, el más poderoso del país.” Develó un alto funcionario del gobierno de Washington.
Hacia las tres de la tarde, María Corina arribó a Curazao, mientras el tiempo la apremiaba para que llegara a Oslo a la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz que le fue conferido con toda justicia. Allí, en Noruega, ya estaba su círculo más cercano y su familia, a la cual no veía desde hacía varios meses.
En la isla que pertenece a los Países Bajos (Holanda), la estaba esperando el contratista privado, especializado en extracciones y que fue proporcionado por la administración de Donald Trump. Nos referimos a Bryan Stern, de quien nos hemos referido extensamente en los párrafos anteriores. Se dirigió hacia Bangor Maine, entre Canadá y USA, para cargar combustible para la aeronave; en esa isla pasó la noche y a la mañana siguiente, el jet ejecutivo, proporcionado por un socio de Stern, radicado en Miami, despegó y de ahí finalmente hasta Noruega.
Aterrizó, en el aeropuerto internacional de Oslo cuando la noche ya estaba bastante avanzada. Y a pesar del frío polar noruego y de las horas poco usuales, decenas de simpatizantes, quienes hablaban en español con acento venezolano, la estaban esperando para llenarla de clamores, “hurras” y distintos vítores. El baño de masas había dado inicio para ella.
Todo fue sincronizado, absolutamente militar. Con el conocimiento y la anuencia del presidente de los Estados Unidos, quien era regularmente informado por el desplazamiento que estaba haciendo María Corina desde su escondite en Caracas, ataviada con su disfraz. Los “buitres” del régimen venezolano lógicamente estaban a la expectativa, porque sabían que ella había prometido que iba a viajar a Oslo; pero no sabían desde dónde saldría, cómo iría vestida, en cuáles vehículos, si usaría el aeropuerto de Maiquetía, el cual estaba totalmente vigilado, justamente para detenerla y encarcelarla; pero nunca imaginaron que la Casa Blanca y el Pentágono estaban inmiscuidos en este “escape” de película de Hollywood. El despiste era total para los esbirros, la soldadesca hambrienta que sigue a Nicolás Maduro y su élite, precisamente “a cambio del hambre que éste les hace pasar.”
Una síntesis de lo vivido por María Corina Machado, nos señala que esa misma ruta es la que utilizan decenas de inconformes disidentes y futuros exiliados del régimen narco que gobierna a Venezuela; y es considerado “un camino trufado de peligros desde Caracas.” Pero un detalle que hay que tomar en consideración es aquel que dice que muchas personas que huyen de Venezuela por esta misma ruta, han contado con la connivencia de soldados, policías y guardias fronterizos, quienes les ayudan a aquellos para que la travesía sea más segura y fácil, casi siempre por unos cuantos billetes de “agradecimiento”; lo cual quiere decir que la fidelidad al régimen es algo que sólo existe en las mentes del triunvirato tiránico que gobierna a esta nación suramericana. Y desde la costa venezolana en el Caribe, se usan lanchas rápidas para llegar a la isla holandesa de Curazao y desde allí, el resto del viaje se realiza en avión, hasta una base o aeropuerto cercano.
El mensaje que María Corina envió a quienes le ayudaron a llegar a Noruega fue: “ (Hubo) muchas cosas por las que tuvimos que pasar y por tanta gente que arriesgó su vida para que yo pudiera llegar a Oslo.” Y cuando dijo “muchas cosas”, se refirió al mal tiempo imperante sobre esta zona del Atlántico, aparte de la orden de captura que sobre ella pesa, dictada por el régimen despótico venezolano. Sobre ella pesan varias causas que los jueces de Nicolás Maduro han inventado; y tampoco puede subirse a un avión aunque sea dentro de Venezuela, ya que forma parte de la lista negra del gobierno, que se lo impide. En otras palabras, ella está presa dentro de una gran cárcel que es su propio país. De ahí, a una celda con barrotes y un ventanuco, sólo hay un paso…
Sobre este dictador que vocifera como una vez lo hicieron colegas suyos de nombre Saddam Hussein y Manuel Antonio Noriega, ante las masas de ciudadanos, para infundirse valor a ellos mismos y hacer creer al resto de la humanidad que realmente eran “valientes, pesa una orden de captura de la Corte Penal Internacional (CPI), el brazo jurídico de la ONU, por crímenes de lesa humanidad; y otras causas más de parte de la justicia de los Estados Unidos: por tráfico internacional de sustancias prohibidas, entre un legajo voluminoso de acusaciones. Lo cual significa que Maduro no puede salir de Venezuela por caminos o rutas normales, so pena de ser detenido y encarcelado por todos sus crímenes, proferidos desde que su amo y señor, Hugo Chávez Frías, el causante de toda esta miseria de los venezolanos, murió por causa del cáncer e hizo que Maduro fuera su sucesor, el siguiente tirano y asesino y continuara hundiendo más y más a la nación y su pueblo.
Ante esta semblanza de un personaje antipático e impopular, el Comité Noruego del Nobel, por medio de su presidente, Jorgen Watne Frydnes, instó al dictador venezolano a aceptar los resultados electorales del 2024, mediante los cuales fue inobjetablemente derrotado, renunciar a su puesto y sentar las bases hacia una democracia, porque esa es la voluntad precisa del pueblo que se pronunció en las urnas de votación. “Debe aceptar los resultados electorales y renunciar a su cargo. Debe sentar las bases para una transición pacífica hacia la democracia, porque esa es la voluntad del pueblo venezolano. María Corina Machado y la oposición venezolana han encendido una llama que ninguna tortura, ninguna mentira y ningún miedo podrán apagar.” Dijo en su discurso de entrega del Premio Nobel de la Paz.
Añadió a sus palabras acusatorias contra Maduro que “ha convertido a Venezuela en un Estado brutal y autoritario, sumido en una profunda crisis humanitaria y económica, mientras una pequeña élite en la cúspide, protegida por el poder, las armas y la impunidad, se enriquece. (Ha causado) una de las mayores crisis de refugiados del mundo; la emigración de venezolanos en los últimos años, cifrada por la Institución del Nobel, en más de 8 millones de personas; es decir, una cuarta parte de la población. El gobierno de Caracas –prosiguió con su discurso-, ha instaurado un régimen que silencia, acosa y ataca sistemáticamente a la oposición. Mientras estamos aquí sentados en el Ayuntamiento de Oslo, hay personas inocentes encerradas en celdas oscuras en Venezuela. No pueden oír los discursos de hoy, sólo los gritos de los presos que están siendo torturados. (Ha habido) otra víctima del régimen, el reciente fallecimiento, bajo custodia del Estado venezolano, del exgobernador de Nueva Esparta (insular), Alfredo Díaz, en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), conocida como El Helicoide, la mayor cámara de tortura de América Latina. La situación de Venezuela yace dentro de un avance global del autoritarismo y el mundo le ha dado la espalda.”
En lo que estriba a la figura de María Corina Machado, Frydnes, presidente del Comité Nobel, acentuó que “la señora Machado ha solicitado atención, apoyo y presión internacionales, no una invasión de Venezuela. Ha exhortado a la población a defender sus derechos por medios pacíficos y democráticos.” Y explicó que lo ocurrido en los comicios presidenciales del 2024, los mismos que Nicolás Maduro se robó descaradamente, fue un factor decisivo en la elección de esta señora para otorgársele el Premio Nobel de la Paz “y la actuación de la oposición para fotografiar y asegurar copias de las actas, fue una movilización de base sin precedentes en Venezuela y, probablemente, en el mundo entero. A todos aquellos en Caracas y en otras ciudades de Venezuela que se ven obligados a susurrar el lenguaje de la libertad… que nos escuchen ahora, que sepan que el mundo no les da la espalda. Que la libertad se acerca y que Venezuela volverá a ser un país pacífico y democrático. Que amanezca una nueva Era. Mientras tanto, cada vez más países, incluso aquellos con una larga tradición democrática, están derivando hacia el autoritarismo y el militarismo. Los regímenes autoritarios aprenden unos de otros. Comparten tecnologías y sistemas de propaganda. Detrás de Maduro están Cuba, Irán, China y Hezbolá, que proporcionan armas, sistemas de vigilancia y vías de supervivencia económica. Hacen que el régimen sea más robusto y brutal. El futuro de Venezuela puede tomar muchas formas; pero el presente es solo uno y es horroroso. Por eso la oposición democrática en Venezuela debe contar con nuestro apoyo, no con nuestra indiferencia o, peor aún, con nuestra condena.” Esa es la mirada con la cual los europeos analizan y señalan al régimen criminal y narcotraficante que está instalado en Caracas, en el Palacio de Miraflores, mientras miles de ciudadanos venezolanos, empobrecidos, transitan por las calles de las Capitales latinoamericanas, muchos de ellos solicitando limosna, con sus manos impotentes, extendidas.
Y para re-confirmarse en su autoritarismo y criminalidad, el chavismo, representado por el dictador Nicolás Maduro, mientras en Noruega se entregaba el Premio Nobel de la Paz a la hija de María Corina en la ausencia de la galardonada, mientras intentaba salir por el Caribe de la gran cárcel en que han convertido a Venezuela, impedía viajar a España al cardenal católico, Baltazar Porras, una de las grandes y más audibles voces que todavía hablan en contra del régimen en este país suramericano.
Se le retiró el pasaporte al religioso, antes de notificarle el impedimento de salir del país. Así le sucedió a la principal autoridad de la Iglesia Católica venezolana, en una nueva reacción persecutoria del gobierno central, dictatorial, en su contra. El hecho aconteció en el aeropuerto caraqueño de Maiquetía cuando iba para Colombia, con el objetivo final de volar desde Bogotá hasta Madrid, donde iba a participar en la ceremonia de investidura como Protector de la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén. Porras tenía que ir primero a Colombia y de allí hacia España, debido al cierre del espacio aéreo venezolano, provocado por el despliegue militar de las fuerzas estadounidenses en el Caribe, que impide los vuelos directos a cualquier parte del mundo.
Es así como humillaron al cardenal, le anularon el pasaporte, le notificaron la prohibición de salida de Venezuela, le requisaron sus ropas y usaron contra él a los perros antidrogas de la policía. En estos momentos, se desconoce el paradero del clérigo de 81 años de edad, qué habrá sido de él o mejor dicho… qué habrán hecho con él. Y es que el dictador Nicolás Maduro tenía siempre en su memoria las palabras de este religioso ante el Papa León XIV en referencia a la realidad que sufren los venezolanos: “El país vive una situación moralmente inaceptable, (marcada por) la merma del ejercicio de la libertad ciudadana, el crecimiento de la pobreza, la militarización como forma de gobierno que excita a la violencia, la corrupción y la falta de autonomía de los poderes públicos.” Esta argumentación de Porras, había llegado a lo más profundo del alma del tirano y de ahí su reacción al prohibirle salir de Venezuela.
Ciertamente el Premio Nobel de la Paz le fue entregado a su representante, quien no era otra más que su propia hija mayor, Ana Corina Sosa Machado. Porque mientras su hija recibía la premiación, su madre intentaba salir “a hurtadillas” de Venezuela, cuidándose de no ser descubierta, atrapada y encarcelada por “los gorilas” del régimen chavista. Pero la joven la representó de maravillas y leyó el discurso que su madre redactó y le envió vía eMail hasta su casa en Europa, antes de la magna ceremonia en Oslo.
“Mi mamá no está aquí para ser parte de esta ceremonia –comenzó diciendo la hija, con su inconfundible acento venezolano-; pero mi mamá nunca quiebra sus promesas y esa es la razón por la que celebro en mi corazón que, en tan sólo unas horas, nos reencontraremos con ella en Oslo después de 16 meses. No veo el momento de verla, abrazarla y besarla después de dos años. (…) El régimen se propuso dividirnos: por nuestras ideas, por raza, por origen, por la forma de vida. Quisieron que los venezolanos desconfiáramos unos de otros, que nos calláramos, que nos viéramos como enemigos. Nos asfixiaron, nos encarcelaron, nos mataron, nos empujaron al exilio. (Hemos intentado) superar esa realidad: (con) diálogos traicionados, protestas multitudinarias reprimidas, elecciones manipuladas; incluso la esperanza se derrumbó y con ella se fue apagando la fe en que algo pudiera cambiar. La posibilidad de un cambio se volvió una ingenuidad o una locura.”
En los siguientes trazos del discurso de su madre, la hija destacó las hazañas del movimiento cívico venezolano, para demostrar unos resultados justos en medio de unas elecciones manipuladas y lo recordó de esta manera: “Edmundo González Urrutia, un diplomático sereno y valiente, dio un paso al frente. El régimen creyó que no representaba una amenaza. Subestimaron la determinación de millones de ciudadanos.” Manifestó refiriéndose al verdadero ganador de las últimas elecciones nacionales acontecidas en Venezuela. Luego recordó el aumento de la represión que se ha venido experimentando a raíz de los últimos comicios: “Durante estos 16 meses en la clandestinidad, hemos construido nuevas redes de presión cívica y de desobediencia disciplinada, preparándonos para una transición ordenada hacia la democracia. Así llegamos hasta el día de hoy, en el que resuena el clamor de millones de venezolanos que ya sienten cercana su libertad.” Y en cuanto al premio que se le otorgaba en ese momento, Machado dijo: “(El significado de mi galardón) le recuerda al mundo que la democracia es esencial para la paz. Y lo más importante, el principal aprendizaje que los venezolanos podemos compartir con el mundo, es la lección forjada a través de este largo y difícil camino: si queremos tener democracia, debemos estar dispuestos a luchar por la libertad.”
Cuando finalmente llegó a Oslo y después del peligroso periplo que aquí hemos descrito con detalle, la algarabía, el entusiasmo desbordado, los vítores y la felicidad dejada en libertad por cientos de venezolanos (y también europeos), que acudieron a verle y escucharle, se hizo evidente bajo el balcón del Grand Hotel donde se hospedó y también en las afueras del Ayuntamiento de Oslo.
Esta mujer de 58 años de edad, que ha llegado a formar parte del reducido grupo de féminas latinoamericanas que han luchado, padecido y sufrido por culpa de sistemas represivos y asesinos, reapareció en Noruega después de permanecer 16 meses en la clandestinidad en el interior de Venezuela y tras 12 años sin poder salir del país. Vestía totalmente de blanco e ingresó en el parlamento noruego y se reunió con el primer ministro de esta nación europea, Jonas Gahr Store. Al encontrarse con los periodistas, les dejó escuchar: “Venezuela será libre. Tengo la esperanza de poder dar la bienvenida de regreso a todos los venezolanos que han tenido que huir del país.”
Insistió en recordar que su viaje a Noruega representó “un riesgo muy elevado, donde el gobierno (de Maduro) me llama terrorista y me busca para encarcelarme.” Seguidamente agradeció a los hombres y mujeres que “arriesgaron sus vidas para permitirme llegar a Oslo. Voy a regresar a Venezuela.” Reafirmó.
En cuando al gobierno dictatorial de Nicolás Maduro, no lo definió como una dictadura convencional, sino como “una estructura criminal financiada por actividades delictivas como el narcotráfico y el tráfico de personas. Venezuela ya ha sido invadida por agentes rusos, iraníes, cubanos, Hezbolá y la guerrilla colombiana. Por ello, pido a las democracias del mundo cortar los recursos al régimen y apoyar al pueblo.”
Al final de su intervención hablada frente a sus simpatizantes que estaban ante el balcón del Grand Hotel, en Oslo, María Corina Machado afirmó que llevará el galardón de regreso a Venezuela en el momento oportuno, sin especificar la fecha de su retorno y que sucederá “en condiciones propicias en términos de libertad.” Dijo.
Y esta ha sido la historia de esta mujer que lucha por la libertad, la democracia y la justicia en su país de nacimiento: Venezuela. Mientras los barcos de guerra de los Estados Unidos están anclados frente a sus costas y la inmensa mayoría nos preguntamos a lo largo y ancho del globo terráqueo, ¿Qué sucederá en los próximos meses… Habrá liberación del pueblo venezolano o solamente toda esta parafernalia de los marines, helicópteros y portaaviones no es nada más que una “cortina de humo” extendida por Donald Trump para desviar sus garrafales y fétidos errores cometidos en el interior de los Estados Unidos? Pero si no saca al dictador Maduro de Venezuela, las gentes se lo van a cobrar muy caro al descentrado y esquizoide mandatario estadounidense. Está obligado a cumplir con la libertad y tiene que derrocar a Maduro y su camarilla de narcos. Si no lo hace, será más fantoche de lo que ya lo es y ha sido desde su incursión en la política estadounidense.
DAMASCO, Siria-(Especial para The City Newspaper) Esta es la segunda gran alegría que han experimentado los sirios que viven dentro de su demarcación territorial. La primera fue cuando su dictador de siempre, Bashar al-Assad, tomó un avión en la entonces Base militar rusa en la provincia de Latakia y se exilió en Moscú; y esta segunda se refiere al levantamiento de las sanciones económicas que pesaban sobre la dictadura siria y todo el país, por parte de los Estados Unidos y que mantenían en la pobreza a esta nación destruida por una cuasi-interminable guerra. La noticia ha causado revuelo y felicidad en esta milenaria Capital y da la oportunidad para tomar el punto de partida e impulsar a este pueblo (el persa), hacia el logro y el repunte económico que necesita con urgencia.
Para recapitular un poco, la dictadura de al-Assad, heredada de su padre, y que tenía visos de convertirse en algo permanente ante el disgusto de los sirios, no fue del todo perjudicial si la vemos desde el ángulo de la guerra de liberación que libró contra el supra-criminal Estado Islámico (ISIS o Daesh), que se había apoderado de la mitad de Siria y de Irak, y que incluía los pozos petroleros que había hecho inmensamente ricos de la noche a la mañana a aquellos yihadistas. Bashar, en ese momento determinado de la realidad siria, se erigió en el libertador, no sólo de su país, sino del resto a nivel internacional que tenía en su poder el yihadismo fanático y ultra-salvaje que apareció en Oriente Próximo tras la ejecución del ex dictador iraquí Saddam Hussein (recordemos que los cabecillas del Daesh eran ex militares de alto rango del ejército de Hussein).
Ese conflicto no sólo costó miles de vidas de soldados sirios, quienes, valientemente y apoyados por un todavía admirable Vladímir Putin, quien intervino en el conflicto por medio de la aviación rusa, vencieron a los criminales del Isis, quienes dejaron un país totalmente destruido, que ahora mismo es posible observarlo en medio de su impresionante postración humano/infraestructural. Además, las “oleadas” de ciudadanos sirios atravesando los territorios de Turquía, los Balcanes, hasta llegar al centro de Europa, fueron proverbiales, tristes, preocupantes y un pésimo ejemplo de los daños que puede causar una guerra allí donde se geste y se libre.
Lo anterior para recordar que, si algo se le debe agradecer a Bashar al-Assad, fue precisamente la liberación de su país, de unas hordas, los yihadistas del Estado Islámico, que asesinaban mediante ejecuciones de personas inocentes, cuando consideraban que habían cometido faltas, por más insignificantes que fueran, a las leyes decretadas por ellos mismos con base en la sharía. Esos macabros asesinatos, propios de una mala película sangrienta de Hollywood, llenaron las páginas de internet y las redes sociales en tiempo real, e hicieron retroceder a la humanidad hasta la cruel Edad Media, cuando los musulmanes invadieron Europa y se dieron a la tarea de cometer ultrajes de todo tipo en los territorios conquistados. Sin embargo, esta vez, el tiempo de al-Assad en el poder, ya había expirado…
El derrocamiento de al-Assad, además de sorprendente, fue fácil, casi sin oposición alguna, ya que su victorioso y heroico ejército que acabó técnica y prácticamente con los yihadistas del Estado Islámico, depuso las armas ante un grupo de combatientes apoyados e impulsados por el gobierno turco de Erdogan y le permitía hacerse con el poder en Damasco. Bashar tomó un avión militar ruso, apresuradamente, en la Base rusa ubicada en Latakia, junto a su esposa y sus hijos, con destino a Moscú, donde yace no se sabe si en condición de amigo (aunque Putin carece de amigos por completo), huésped o prisionero del tirano que gobierna a Rusia. Y la verdad es que Putin, en cualquier momento, podría entregarlo a la Corte Penal Internacional (CPI), pues en él no se puede confiar en modo alguno. Depende de lo que le dicte su cerebro brutalmente criminal esa mañana cualquiera cuando tome la decisión de traicionar a su “amigo.”
La inacción de parte del ejército de al-Assad ante los revolucionarios que causaron su derrocamiento, se debió a la ausencia de los rusos, quienes, enfrascados en la guerra contra Ucrania, no pudieron atender la nueva crisis que ese estaba dando en Siria; y una vez que el grupo revolucionario tomó las riendas del poder en Siria, nació la preocupación en el mundo Occidental, pues tenía visos de ser una facción yihadista, quizás el mismo Estado Islámico (EI) o Daesh, el que había regresado apoyado por Turquía, pero ahora entronizado en el poder en Siria. La interrogante que planteaba era: ¿Por qué nos preocupa y qué debemos esperar ahora? El gobierno del sedente Joe Biden, en sus últimos días en Washington, hacía manifiesta esa preocupación, pues consideraba que se trataba de “un reflote del Isis ahora con el dominio en Damasco.” Fue cuando personeros de alto rango de la Casa Blanca dijeron: “Monitoreamos de cerca la crisis política en Siria, que escaló (…) con el derrocamiento del gobierno de Bashar al-Assad (…). Hasta el momento, nuestras prioridades están centradas en asegurar que el conflicto del país no fomente el resurgimiento del grupo militante Estado Islámico o conduzca a una catástrofe humanitaria. (…) Estamos en contacto con socios regionales (…).” Expresó en aquel instante Jake Sullivan, quien fungía como asesor de seguridad nacional y agregó: “En fases anteriores de la prolongada guerra civil de Siria, en su peor momento, vimos la explosión de ISIS en escena. La principal prioridad es asegurar que la lucha en Siria no conduzca a un resurgimiento de ISIS. Vamos a tomar medidas nosotros mismos, directamente y trabajando con las Fuerzas Democráticas Sirias, los kurdos, para asegurar que eso no suceda.” Así lo dejó escuchar durante una conferencia en Simi Valley, California, organizada por el Foro de Defensa Nacional Reagan.
En aquel tiempo, los Estados Unidos tenían en Siria unos 900 soldados, fuerzas que trabajaban directamente con los aliados kurdos –los mismos que están enfrentados con Recep Tayip Erdogan, presidente de Turquía-, en el noreste que estaba controlado por la oposición a al-Assad. Lo que pretendían dichas fuerzas estadounidenses era, precisamente, impedir el resurgimiento del Daesh que, en todo caso, mantiene células en distintos países, incluyendo a la mismísima Rusia en la actualidad.
Pocos días después del derrocamiento del dictador sirio, al-Assad, Benjamín Netanyahu, para no perder su sanguinaria costumbre y calmar su sed de sangre humana vertida, ordenó bombardear “sobre lo bombardeado” en Siria; es decir, sus aviones sobrevolaron zonas destruidas sirias para bombardear no sabemos qué… pero que el dictador israelí explicó que eran almacenes de armas químicas –el mismo pretexto utilizado contra Saddam Hussein en Irak-; pero, en el fondo, la intencionalidad de este judío era hacer ver a la nueva administración siria que allí estaba Israel, ahí estaba su “poder” (presuntamente), y en una posición para “hacer añicos” a lo que quedó dentro de la destrucción siria. Ese alarde de “poderío” (nótense las comillas), lo mostraron los israelíes ante un país destruido en el 99,9 por ciento de su infraestructura, cansado por más de 14 años de guerra intestina y con un pueblo en franca migración, a pie, hacia zonas de paz. También los judíos atacan a otras naciones fronterizas o cercanas, siempre y cuando algún portaaviones estadounidense esté anclado en el Mediterráneo o en el Mar Rojo y así garantice la seguridad de dicho ataque judío. Lo cual significa que los hebreos no se juegan ninguna carta que involucre un riesgo evidente o inminente a su cobarde ejército.
Así se presentaban las cosas, los hechos, en Siria, durante la segunda mitad del año pasado, el 2024…
Pero “el corolario” a la postrante situación siria, lo puso el propio Donald Trump, quien escribió en su red social Truth y tras haber ganado las elecciones de los Estados Unidos en noviembre anterior: “El país (Siria) es un desastre y no es nuestro amigo. Esta no es nuestra lucha.”
Empero, a pesar del caótico panorama que presentaba esta nación –y que ha presentado a lo largo de su extensísima guerra ulterior-, los grupos armados que participaron en la caída de al-Assad, acordaron, de manera espontánea y feliz, la disolución. Es decir, a pesar de que Netanyahu continuaba bombardeando a su país destruido, los sirios procuraban no perder la felicidad al verse libres y la esperanza de reconstruir sus ciudades y la sociedad. Ya durante su andadura por el terreno en guerra, se mencionaba y se conocía quién era el cabecilla de esos grupos, quien resultó ser Ahmer al Sharaa, quien representó ser el nuevo foco de preocupación para Occidente, ya que se trataba de un yihadista en el amplio sentido de la palabra, cercano o aliado con el Daesh en lo peor de la guerra sufrida por iraquíes y sirios. Mientras tanto, los grupos que él lideró se reencontraron, pero esta vez bajo el comando del Ministerio de Defensa. Es decir, tomaban la legalidad como camino. Sólo hacía falta darle estatus legal al nuevo gobernante, quien, hasta aquel instante, se mantenía de facto al frente del país.
Con el paso de las fechas, el nuevo gobierno sirio, a pesar de los temores que despertaba tener a un yihadista en la cúspide, dio muestras de querer efectuar un cambio radical, tanto en lo político como en lo social en toda la nación persa, no sin olvidar el espinoso tema de las armas. Fue cuando al Sharaa dijo: “No permitiré en absoluto que las armas escapen al control del Estado.” Esa enunciación fue un aviso positivo de lo que sobrevendría en su gobierno que, para empezar, sería muy diferente a todo lo que había vivido (y sufrido) Siria y los ciudadanos sirios. En lo profundo del alma de la nación, comenzaba a nacer la esperanza, ese sentimiento que no es otra cosa que “esperar” del destino que sucedan “cosas nuevas y buenas.” Atrás quedaba una de las guerras más cruentas y extensas, experimentadas en Oriente Próximo y que superaba a otros conflictos en la región, en el pasado. Fue una conflagración que comenzó en el 2011 y que dejó más de medio millón de muertos, la mayoría civiles que estaban “en el borde” del enfrentamiento armado. Una guerra que fragmentó al territorio sirio en zonas de influencia, controladas por distintos grupos beligerantes, respaldados por potencias regionales e internacionales. E, incluso, con la presencia clara y evidente de soldados de los Estados Unidos, la OTAN y Rusia, allí… en el terreno. Y en lo más alto del poder, un dictador que se negaba a dimitir y que, según imágenes presentadas por los rebeldes que lo derrocaron, era productor y exportador de sustancias prohibidas, de drogas que fueron encontradas en laboratorios clandestinos, en cantidades industriales. De tal modo, la imagen de “padre y protector de la patria” de Bashar al-Assad quedaba así totalmente desvirtuada y acorde con una realidad reñida con los principios y los valores que todo gobernante debería tener en su fuero interno.
Sin ninguna duda, los sirios en el poder y la migración masiva que ha estado estacionada en Turquía (recordemos que la Unión Europea ha dado millones de Euros al gobierno turco para que no deje pasar a los migrantes a territorio europeo), han dado muestras de que quieren alcanzar esos sueños que la dictadura anterior y la guerra, se encargaron de disipar y desaparecer. Han dado señales de que desean una patria siria floreciente, resurgente, moderna, enriquecida en todo aspecto y que sea tierra de promisión para sus hijos y nietos.
El hecho de que su nuevo Gabinete, a pesar de que esté presidido por un ex yihadista cercano al Daesh o Estado Islámico (EI), no haya contestado a los ataques armados y a mansalva de parte de Israel y haya preferido lograr la estabilización del país y la paz de sus habitantes, ha sido también una gran y buena señal para las potencias Occidentales y en el caso particular de los Estados Unidos, para que el impredecible e ignorante Donald Trump haya tomado una decisión que resultará, además de sorprendente en su inicio, de gran positivismo para esta nación de Oriente Próximo, cual es el levantamiento de las sanciones económicas que tanto daño causaron a Siria en el pasado reciente y la hizo volcarse hacia el bando de Putin y su nefasta Rusia, el “país negro” (sumido en la oscuridad) de toda la Tierra.
Los observadores de la realidad siria manifiestan que el levantamiento de las sanciones podría estabilizar al país en muchos sentidos; y ello hizo que la noticia sacara a los sirios a las calles para celebrar espontáneamente el hecho que está por darse. Han pasado 45 años enteros de tener sobre sus cabezas dichas sanciones y el aislamiento internacional al que fue sometido este país, con todas las consecuencias dolorosas que ha significado.
Ha sido de tal envergadura el anuncio, que el Ministerio de Exteriores de Siria lo calificó de “punto de inflexión crucial y una oportunidad vital para que Siria busque la estabilidad, la autosuficiencia y una reconstrucción nacional significativa, liderada por y para el pueblo sirio.” Según sus propias palabras expresadas a los medios de prensa nacionales y extranjeros, presentes en su Despacho ministerial. No obstante, todavía no se ha aclarado por parte de Washington, si ese levantamiento del castigo financiero se militará a sectores específicos, como la ayuda humanitaria internacional, la banca o el comercio en general, o si habrá ciertas condiciones. En el pasado, la Unión Europea (UE), había levantado algunas sanciones; pero otras continuaron vigentes; razón por la cual, Kaja Kallas, jefa de la política exterior del bloque europeo, propuso a la misma UE y a los Estados Unidos, “una mayor flexibilización de las sanciones contra Siria.” Y Julien Barnes-Dacey, director del programa para Oriente Medio y el Norte de África del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR por sus siglas en inglés), dijo al respecto: “Aún tenemos que ver si las palabras de Trump se traducen en acciones, dada la amplia gama de medidas impuestas al país (Siria). Este podría ser un proceso más largo de lo que muchos sirios esperan. Aun así, si se logran levantar las medidas clave de Estados Unidos, y esto está vinculado a una estabilización del entorno de seguridad sobre el terreno, se crearían condiciones mucho mejores para facilitar la entrada del apoyo económico urgentemente necesario, sin el cual el nuevo gobierno tendrá serias dificultades.”
La realidad del país persa exige la inversión primaria que oscila entre los US$400 y los US$1,000 millones para proceder a la reconstrucción de todo lo que la guerra dañó o hizo desaparecer, después de 14 largos años de conflagración.
Por otra parte, una de las buenas señales que el nuevo gobierno (de transición), ha dejado ver e interpretar en Siria, ha sido el llamado a incorporarse a su realidad nacional a todos los diversos grupos políticos y religiosos, a los cuales se les mantuvo al margen, en el exilio o se les persiguió a lo largo de la anterior dictadura. Ante este aviso, Donald Trump manifestó del presidente interino que gobierna en Damasco que “Al Sharaa es un verdadero líder.” Incluso, en su reciente viaje a Oriente Próximo, el presidente de USA se reunió con el sirio y se le vio en medio de un cordial abrazo que no dejó dudas acerca de la buena disposición que hacia él tiene Trump. Pero el estadounidense exigió a su par sirio cinco aspectos con los que deberá cumplir para que los favores financieros y de colaboración se den de parte de la Casa Blanca. Veamos: 1. Firmar los Acuerdos de Abraham con Israel, que pide, dentro de otras cosas, la normalización de las relaciones diplomáticas y establecer la paz con el Estado judío; 2. exigir a todos los terroristas extranjeros que abandonen Siria; 3. deportar a los terroristas palestinos; 4. ayudar a los Estados Unidos a prevenir el resurgimiento del Estado Islámico (EI) o Daesh; y 5. asumir la responsabilidad de los centros de detención del EI, ubicados en el noreste de Siria.
Para Nanar Hawach, analista sénior para Siria del International Crisis Group, “mejorar las relaciones con Israel sería importante, considerando que Israel se ha convertido en un importante actor desestabilizador en Siria desde la caída de al-Assad. (porque los judíos) ha estado realizando cientos de ataques aéreos contra las capacidades militares sirias y una invasión de territorio en el sur y sin llegar a algún tipo de entendimiento, Israel probablemente seguirá siendo un factor desestabilizador (en Siria, además del resto de Oriente Próximo). Históricamente, Siria e Israel son enemigos y han existido múltiples conflictos entre ellos desde la fundación de Israel en 1948, pero los beneficios probablemente superarán las posibles consecuencias.” Puntualizó el observador. Adicional a ello, los sirios necesitan rodearse de gobiernos que no escatimen en la paz, para que puedan reconstruir tanto su gobierno, como el tejido de la sociedad, recibir a los emigrados y levantar la infraestructura a nivel nacional; y un conflicto con alguno de sus vecinos, frustraría los proyectos que el nuevo Gabinete de gobierno quiere realizar y causaría mayor caos del ya vivido y sufrido por esta población. Empero, el problema que subsiste con Israel, además de los ataques armados que los israelíes han llevado a cabo en decenas de oportunidades a la sedente siria, en un acto de matonismo premeditado, cobarde y a sabiendas de que los portaaviones estadounidenses anclados en los mares adyacentes, les cubren las espaldas a los judíos, Tel Aviv no ha reaccionado a las posibles relaciones diplomáticas con el nuevo gobierno de Damasco y está dentro de la mayor incertidumbre si en el futuro cercano los hebreos querrán suscribir el convenio de paz bilateral.
Lo cierto es que, desde el 2011, Siria ha creado una de las mayores crisis de refugiados a nivel mundial, ya que más de 14 millones de personas huyeron de su territorio en busca de paz, seguridad, trabajo, alimento y rehacer sus vidas, principalmente en Europa, con el rechazo evidente sufrido en muchas de esas naciones que se manifestaron en contra de su acogida. Pero, con la caída de Bashar al-Assad, hasta el momento han regresado a Siria unos 1,8 millones, tanto desplazados dentro del propio país, como retornados desde el extranjero. Ya han regresado a sus comunidades, de acuerdo a un informe elaborado por la Organización Internacional pata las Migraciones (OIM), de la ONU, publicado en mayo de este 2025. “Pero las dificultades y la falta de servicios esenciales, están obstaculizando los esfuerzos de recuperación.” Señala el mismo informe.
Así las cosas, el levantamiento de las sanciones económicas de parte de la Casa Blanca, podría ser el acicate para que la nueva Siria “remonte el vuelo”, ahora en medio de una libertad administrativa o gubernamental, que casi nunca la ha tenido su pueblo, tras el derrocamiento de la dinastía de los Assad, quienes se traspasaban el poder de abuelo a padre y de éste al hijo. Será el transcurso del tiempo el que vaya acomodando y aclarando las circunstancias, más la dirección que tomen las autoridades que hoy ostentan el poder. Por lo pronto, las esperanzas lucen henchidas y causan felicidad en este sufrido pueblo.
SAN FRANCISCO, California, USA-(Especial para The City Newspaper) La historia hablará de ella como “aquella candidata del Partido Demócrata que tuvo que sustituir al sedente Joe Biden y que fue ‘barrida’ literalmente por el republicano Donald Trump en los comicios generales del 2024.” Una verdad irrefutable, porque eso fue lo que realmente sucedió en las últimas elecciones a nivel nacional en los Estados Unidos. Si fue una equivocación garrafal de los votantes, esa es otra historia y que ha comenzado a desmenuzarse, porque el arrepentimiento ha empezado a salir a flote en esos millones de votantes que ahora se sienten defraudados por la equivocación que cometieron al llevar a la Casa Blanca al presidente más obtuso, ignorante, bestial, inhumano y vergonzante de todo el periplo que esta nación ha recorrido desde su independencia de los ingleses en 1776.
Y a pesar de esa apabullante derrota que le fue infringida y que nadie se la esperaba, debido al hecho de que los encuestadores mintieron al decir que se trataba de un empate técnico entre los dos candidatos, escondiendo una realidad que para los demócratas fue traumática, a tal extremo que todavía ese partido continúa “lamiéndose las heridas” y no levanta la cabeza por el altísimo grado de desmoralización que sufre en la actualidad, Kamala Harris era la mejor candidata de las dos ponencias que se ofrecieron al electorado para que votara. De eso no se tiene la menor duda, debido, en parte, al sustancioso historial laboral que esta mujer, mitad hindú-mitad jamaiquina, nacida en los Estados Unidos, quien ha sido fiscal en las Cortes de esta nación, vicepresidenta de lujo del anterior gobierno de Biden y, en síntesis, una mujer brillante, que enaltece a la raza negra, lo mismo que la esposa del ex mandatario demócrata Barak Obama, la cultísima ex Primera Dama, Michel Obama. Por el contrario, su némesis, Donald Trump, es todo lo opuesto a la Sra. Harris pues estamos refiriéndonos a un analfabeto, un ignorante de grandes quilates, tozudo y lo peor… un tipo extremadamente peligroso debido a las decisiones suicidas que cada día, a cada hora, se le ocurren y pone en práctica, afectando no sólo a los estadounidenses, sino al mundo entero, un planeta globalizado, donde “la gripe de uno, nos afecta a todos” sin importar el rincón donde vivamos.
Justo cuando Trump y su grupo de supremacistas blancos y millonarios, quienes desprecian claramente al resto de la humanidad y todavía más si se trata de latinoamericanos, europeos, negros, chinos y pobres materialmente, cumplen sus primeros 100 días de habitar la Casa Blanca (nótese que no decimos “gobernar”), Kamala Harris ha aparecido en un evento, una gala organizada en San Francisco de California, precisamente en la ciudad donde ella se forjó o dio sus primeros pasos como política, en la cual se recaudaron fondos para iniciar su tarea en pos de la gobernación del Estado.
Con su reaparición en el Hotel Palace de esta ciudad, se convirtió en el primer miembro del Partido Demócrata que “asoma su cabeza” después de la apabullante derrota a la que hemos hecho referencia al principio de este reportaje. Cierto es que el ex mandatario Joe Biden ha dado muestras de crítica o enfado, debido a lo tortuoso y peligroso de este gobierno “republicano” (Trump no es republicano ni lejanamente siquiera y sólo ha utilizado en su propio beneficio a ese partido); pero han sido más que todo palabras sueltas, quizás debido a la condición de enfermedad que padece Mr. Biden y no ha sido una voz colegiada y contundente la que ha descrito la desgracia de des-gobierno que está llevando a cabo Trump y su Gabinete de ineptos, racistas, materialistas y opositores a todo lo derecho que existe sobre la superficie de la Tierra. La verdad es que la ex candidata y ex vicepresidenta Kamala Harris, abandonó su postura de bajo perfil y en un discurso que no dejó dudas acerca de su capacidad intelectual y de su realismo, analizó lo que han sido estos primeros 100 días de Trump, donde el caos ha ensombrecido a la humanidad entera, ha sembrado incertidumbre, temor, persecuciones de migrantes en el interior de los Estados Unidos y la deportación de los mismos a sus países de origen, no sin antes humillarlos esposándolos en manos y pies y lo peor, ha procedido a arruinar a hombres que confiaron en él, como en el caso del surafricano Elon Musk, quien perdió millones de millones de dólares, debido a la caída de las ventas de sus modelos de automóviles Tesla; lo mismo que otros acaudalados que vieron sus acciones precipitarse al suelo en la Bolsa de Valores en Nueva York, una situación provocada por las decisiones erráticas ordenadas por Trump, especialmente con el tema de la subida de los aranceles a los países que son socios comerciales de los EE.UU y a otras determinaciones de igual envergadura.
¿Pero qué dijo la señora Harris en su discurso de fondo? Veamos… “En lugar de avanzar los ideales más altos de Estados Unidos, esta administración los ha abandonado totalmente. Ellos (el gobierno de Trump), cuentan con que el miedo tendrá un efecto contagioso. No se dan cuenta de que no es lo único que se contagia. El valor también lo es y los estadounidenses se están armando de valor de cara a la mayor crisis económica creada por un presidente en la Era moderna (ovación sostenida de los escuchas). Estamos siendo testigos de un evento de alta velocidad donde se está implementando una agenda que lleva mucho tiempo en construcción: recortes a la educación pública, reducir el gobierno, privatizar los servicios. Todo mientras se da beneficios fiscales a los más ricos. Estamos viviendo en la visión de país de ese grupo, pero que no es la visión de la mayoría. No estoy aquí para ofrecer respuestas, sino para decirles que no están solos. Esto probablemente va a empeorar antes de mejorar, pero estamos listas para dar la lucha. Hoy a medianoche, el partido (Demócrata) realiza su gran primer cierre de donativos desde la última elección. La prensa y la Administración estarán pendientes de estos resultados para saber cuánto entusiasmo hay por frenar la agenda de Trump.” Puntualizó Kamala, quien solicitó, ella y su grupo de colaboradores cercanos, ayuda entre los US$3 y los US$250, un dinero que será invertido en su campaña para alcanzar la gobernación en San Francisco de California. A pesar de su pasada derrota a manos de Donald Trump, Kamala Harris ha seguido recibiendo donativos y, si recordamos bien y oportunamente, esta ex candidata recibió en aquel momento US$1,500 millones en apoyo a su postulación, convirtiendo a ese proceso electoral en la segunda contienda más cara en la historia de los Estados Unidos, después a la presidencial del 2020.
También es importante resaltar que la ex vicepresidenta ha continuado solicitando ayuda financiera a través del comité, dentro del Partido Demócrata, llamado Harris Fight Fund. Actualmente, Mrs. Harris tiene en su cuenta para ese fin, unos US$4,5 millones, una cantidad que irá creciendo al mismo ritmo de las bestialidades que Trump implementa en su des-administración o en su destrucción diaria del Estado o del poder gubernamental.
El discurso de Kamala fue breve, muy corto, durante un poco más de 15 minutos, apenas para la ocasión, para no cansar a los seguidores suyos, pero lo importante, según citan los periodistas y analistas, radica en que esta ex candidata demócrata se puso nuevamente “bajo los reflectores” y sacó de su “modorra” a los demócratas, quienes, decepcionados y desilusionados, no se referían al asunto de la política actual y preferían callar ante los desmanes y el matonismo de Trump y su grupo de facinerosos que han atacado a “todo lo que se mueva” tanto dentro de los Estados Unidos como fuera de esta nación, cuyo pueblo se equivocó de principio a fin, al llevar a este individuo desajustado e ignorante de casi todo, a la presidencia del país.
Su aparición la ha realizado en un momento en el que su partido, el Demócrata, busca voces que hablen fuerte y claro sobre los excesos de Trump y el caos que su gobierno ha desatado en pocos meses, un individuo destructor, en lugar de constructor o edificante; un sujeto grosero, altanero, bravucón, “el matón del recreo en el colegio”, como le describió el ex presidente español Felipe González; y un auténtico cerdo gordo, hediondo y salvaje que se introdujo en “un museo de cristal” y ha destruido todo lo que ha encontrado a su paso. Una especie de cáncer que el mismo votante estadounidense subió al poder y que ahora le está pesando en su consciencia y corazón, por haberse equivocado tan flagrante y peligrosamente.
La ex candidata se había recluido en su hogar y en su trabajo como abogada y el gran público se preguntaba dónde estaba, más todavía en los momentos aciagos cuando Trump estaba despedazando algo más que la paz o la tranquilidad de los estadounidenses… La Sra. Harris no se dejaba ver con regularidad, excepto aquella ocasión cuando los grandes incendios destruyeron las comunidades de Pacific Paisades y Altadena, donde se reunió con bomberos y voluntarios que combatían el voraz siniestro. Pero en esta oportunidad, en esta gala que también celebró el 20 aniversario de Emerge, una organización que ha preparado a unas 6,000 mujeres para que se sumaran al Partido Demócrata, Kamala Harris actuó como oradora principal y pronunció las palabras que reprodujimos en las líneas de arriba y en contra de ese cerdo salvaje e incontenible que es Donald Trump y que ha desatado el caos en los Estados Unidos y en el resto del mundo.
Emerge impulsó en las elecciones pasadas a unas 400 candidatas en todo el país; y en el caso de Kamala Harris, fue Andrea Dew Steele, la fundadora de este grupo, quien coordinó la campaña de aquella cuando se postuló para fiscal de distrito de San Francisco, California, en el 2003, un cargo que después la catapultó hacia la política nacional.
En lo que estriba a la reaparición de Kamala propiamente, ésta se ha producido al compás de los rumores que apuntan al hecho de que quizás esté valorando una campaña para alcanzar el puesto de gobernadora de California, que es el gran feudo de los demócratas en los Estados Unidos, en un momento crucial cuando el actual gobernador, Gavin Newsom, está por terminar su mandato y no tiene posibilidades de ser reelegido en el 2026. En el caso de que la Sra. Harris decida presentar su nombre para tal nominación, varios compañeros suyos dentro del Partido Demócrata, ya han anunciado sus intenciones de participar en esos mismos comicios que se celebrarán en el otoño del 2026; y, frente a todos ellos, Kamala Harris luciría favorita, debido a que en el pasado y por ese mismo cargo, recibió la nada despreciable cantidad de 9,2 millones de votos a favor.
Después de esta reaparición en la que apenas dio una pincelada de su sentir en referencia a Donald Trump y su destrucción de todo lo bueno que hay en esta nación, los simpatizantes de la Harris esperan que siga yendo a mítines, celebraciones y demás eventos, para que termine de aplastar la imagen hipertrofiada de este individuo que nunca debió haber emergido a la política estadounidense ni ayer, ni hoy, ni nunca. Pero será la propia Kamala quien decidirá en cuál momento se referirá a este tema y la manera cómo lo hará; aunque es la gran oportunidad para defenestrar y acabar con lo poco bueno que tiene Trump a su favor.
La renombrada organización que vela por los derechos humanos alrededor del mundo, Amnistía Internacional (IA, por sus siglas en inglés), ha denunciado hace pocos días las consecuencias “desastrosas” del mandato de Donald Trump en lo que atañe a los derechos humanos. Según los analistas de IA, “los primeros 100 días de mandato del presidente de EE.UU, han intensificado los retrocesos registrados en el 2024.” Así, de acuerdo al informe anual redactado y publicado por esta Institución de gran prestigio global.
Cita IA que el deterioro de los derechos humanos y del orden internacional en el mundo, es anterior al mandato de Donald Trump; pero el regreso del supuesto republicano a la Casa Blanca, “está teniendo un efecto acelerador y de intensificación de las crecientes prácticas autoritarias en muchos países, incluso en Europa. Una tendencia que amenaza con echar por tierra décadas de construcción y promoción del sistema de derechos fundamentales en el mundo.” Advierte este organismo que en su último informe llama a las democracias, en especial a las europeas, “a resistir los embates contra el orden multilateral.” Y agrega: “Los primeros 100 días del presidente Trump, han sido desastrosos para los derechos humanos en los Estados Unidos e internacionalmente. (La actual situación) de los derechos humanos es más que alarmante. El gobierno estadounidense encabeza un asalto global contra la justicia de género y racial, ha adoptado amplias normas de mordaza contra el derecho al aborto, ataca de forma implacable la diversidad y la inclusión, los derechos de las personas trans y está arrebatando brutalmente los derechos de migrantes y de refugiados.” Afirma en el mismo informe la secretaria general de Amnistía, la francesa Agnés Callamard, quien, así mismo, fue relatora de los derechos humanos de la ONU, en su momento. Un documento que fue presentado hace pocos días en Bruselas, Bélgica, sede del Parlamento Europeo y del gobierno de la Unión Europea (UE).
Procedió, en acto seguido, a denunciar los ataques de la administración estadounidense a la lucha contra el cambio climático y a las Instituciones que ejercen un contrapeso al Poder Ejecutivo, desde las Cortes de Justicia hasta las Universidades y los medios de comunicación y añade: A menos que se logre dar un drástico giro a la situación mundial, todos estos aspectos se deteriorarán aún más en un turbulento 2025. La mayoría de estos atropellos a los derechos humanos, comenzaron mucho antes de la nueva Era Trump; pero su vuelta al poder y sobre todo su ataque sin cuartel al multilateralismo y justicia global, están agravando el considerable daño que ya han sufrido esos principios e Instituciones y animando aún más a otros dirigentes y movimientos contrarios al reconocimiento de derechos a unirse a la embestida.”
Seguidamente, hizo un llamado a “la resistencia para preservar el sistema de justicia internacional construido los últimos 80 años sobre las cenizas de la II Guerra Mundial (…). El mundo debe despertar a esta realidad ahora o, de lo contrario, esta coyuntura histórica se convertirá en una devastación histórica, para la que Europa tiene una responsabilidad especial, no se está mostrando a la altura del desafío. La UE no está plantando cara a Donald Trump, no está plantando cara a sus propios miembros que violan los derechos, como Hungría, y está protegiendo el Tribunal Penal Internacional de mala gana. No hay una voz estridente, alta, colectiva, que proteja la justicia internacional o el sistema multilateral.” Se quejó en su alocución Callamard, ante los miembros del Parlamento de Europa que la escuchaban con atención y seguían las líneas de su discurso.
Más claro no puede ser. Justamente eso es lo que está sucediendo hoy en día alrededor del mundo: un tipo desajustado mentalmente, llamado Donald Trump, a la cabeza de la mayor potencia del orbe, los Estados Unidos, creando desconcierto, maltratando y modificando a su entero capricho la economía mundial y con ello ha aumentado la pobreza en las naciones del tercer mundo subdesarrollado y provoca que las pequeñas naciones exportadoras hacia USA sientan el peso de los aranceles que ha impuesto arbitrariamente y sin un estudio concienzudo de su parte, antes de cometer ese error de gravísimas consecuencias. Esto, a nivel internacional. Pero a nivel interno en los Estados Unidos, el descontento en la gran masa del pueblo va en aumento, pues Trump es, para llamarlo comúnmente, “un arma de doble filo”, quien no sólo daña a las gentes foráneas, sino también a los propios connacionales, porque es racista, proclive únicamente a favorecer a los multimillonarios, pues se trata de un plutócrata que fundamenta su orgullo, su arrogancia y su ego, únicamente en la cantidad de dinero que posean las personas. Es decir, en el tanto unos tengan equis cantidad de millones de dólares, así será el valor como persona que tiene ante los ojos de este aprendiz de dictador, quien ya ha anunciado que no soltará el poder una vez se cumpla este cuatrienio que está comenzando apenas.
Donald Trump se siente “a sus anchas” cuando no tiene oposición en las calles, pues el Partido Demócrata todavía sufre el síndrome que le causó la derrota electoral en el que fue prácticamente barrido por los republicanos y no se manifiesta, ni verbalmente siquiera, en contra de las medidas tiránicas de este sujeto entronizado en el poder, quien, además, tiene mayoría en el Senado y en el Congreso y está cambiando a los jueces y fiscales por aquellos que le son afectos a él, para que el dominio sea total de su parte en el aparato gubernamental. Ante todo ello, las preguntas que “revolotean” en las cabezas de la mayoría de los periodistas independientes y los analistas es: ¿Se encaminan los Estados Unidos hacia el fin de su sistema democrático con Donald Trump en la cúspide de su dictadura o seguirá siendo la sólida democracia de siempre? Y el otro cuestionamiento es: ¿En el caso de que Trump establezca su dictadura, estarán los estadounidenses de todas las capas sociales dispuestos a luchar por recobrar su anterior democracia?
El lector puede responder también a esas interrogantes, atisbando hacia el futuro…
