Nicaragua Bajo el Control Absoluto de la Familia Ortega-Murillo

MANAGUA-(Especial para The City Newspaper) Cuando el pueblo de Nicaragua se levantó airado, violento y en forma de revolución en 1978/79, contra la dinastía de la familia Somoza, nunca imaginó que, con el paso del tiempo, iba a caer en una dictadura peor que aquella que estaba combatiendo, donde iba a faltar, además de las libertades fundamentales, el alimento, la medicina, las fuentes de trabajo digno, la educación y todo aquello que dignifica al ser humano, porque la nueva dictadura, esta vez de la familia Ortega-Murillo, iba a ser algo nunca visto en esta nación centroamericana, precisamente por su inhumanidad y represión general.

            Daniel Ortega, el dictador que en aquellos primeros años se declaró defensor de los intereses del pueblo, ahora ese mismo pueblo sólo tiene importancia para él en el tanto le sirva para sus propósitos y planes políticos. En el transcurso de los años fue deshaciéndose de antiguos camaradas de lucha, los fue expulsando del país, encarcelando y asesinando sistemáticamente, hasta quedar él solo en el centro del poder, de la dictadura en Nicaragua.

            Y mientras aquello sucedía, miles de nicaragüenses iban abandonando al país con destino a los Estados Unidos y España, quienes tenían dinero; y la gran mayoría hacia la vecina Costa Rica, donde se trabajan en las labores que a los costarricenses no les gusta desempeñar, principalmente en la construcción, agricultura, vigilancia de barrios y otros que son expresamente para personas poco o nada instruidas en escuelas y colegios. Hoy, se desconoce el número de esos inmigrantes en su totalidad, pero se sabe que cada día son más y más quienes cruzan la frontera sur de Nicaragua, en decidida huida de la dictadura de Ortega y su mujer, Rosario Murillo.

Ayer fueron los Somoza; hoy, los Ortega-Murillo

            El pasado, el presente y el destino de Nicaragua se resume en cuestión de dos dinastías, de dos familias que tuvieron y tienen el poder en sus manos: ayer fue la de los Somoza, hoy en el exilio; pero en estos momentos la predominante es la de Daniel Ortega y su mujer. Y para que no quedaran dudas en algunos de los analistas y observadores de lo que ocurre en esta nación, fue aprobado un paquete de leyes, hace pocos días, que incluyó una reforma profunda a la Constitución de este país, que tenía como único objetivo legalizar el poder absoluto del dictador Daniel Ortega, Rosario Murillo y sus descendientes.

            En el parlamento nicaragüense, cuya mayoría pertenece al partido gobernante, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), a su vez dominado completamente por Ortega, se aprobó en una sola sesión y sin ningún debate, el paquete de reformas a la Constitución o Carta Magna, que consolidan el poder de Ortega y su esposa, quien pasará de ser vicepresidenta a “copresidenta”, en una figura política extraña en América Latina, como si se tratara de un animal bicéfalo (con dos cabezas), quienes gobernarán sin límite alguno sobre medios de comunicación y las fuerzas de seguridad, el ejército y la policía.

            Dichas reformas lo que harán será el sometimiento de los demás poderes del Estado al Poder Ejecutivo, cuya cabeza son los dos dictadores, sin que haya “escapatoria” alguna para los jueces, fiscales o parlamentarios. Según algunos diputados sandinistas, lo que se ha hecho ha sido únicamente “modernizar la Constitución,” además de las otras 12 ocasiones en las que ha sido cambiada, desde 1987, siempre acomodándola a los caprichos y necesidades de la dictadura.

            El paquete de reformas fue enviado con carácter de urgencia por parte de Ortega, quien dijo que se trataba solamente de una reforma “parcial” a la Constitución; pero lo cierto es que se trató de una reforma casi total, porque de 198 artículos se cambiaron 148 y se eliminaron 37, alterando de esa manera casi las tres cuartas partes de la Ley Fundamental y borrando, en muchos casos, preceptos de fondo. Según han explicado los analistas de la política y la realidad de Nicaragua.

            Con los nuevos cambios constitucionales, la supresión de los partidos políticos distintos al que encabeza Ortega, de la libertad de expresión (incluida la periodística), de organización, adquiere un estatus diferente; es decir, toda esa represión queda “legalizada” y lo que antes se hacía de espaldas a las leyes y desde el seno del gobierno, ahora se hará con el aval de la Constitución del país. En opinión de Dora María Téllez, la exguerrillera sandinista que fue compañera de Daniel Ortega cuando se opusieron a Anastasio Somoza, y que ahora vive exiliada en los Estados Unidos, “las reformas vienen a convertir en ley el poder absoluto que se adjudicaron Ortega y Murillo, a legalizar todo un sistema represivo fortalecido desde 2018, cuando, tras las protestas sociales, el gobierno desató una feroz persecución contra los opositores, estudiantes, religiosos y periodistas.” Pero, en su opinión, uno de los cambios más importantes fue la creación de un “copresidente y una copresidenta”, la figura “bicéfala”, que fue ideada para resolver el problema de la sucesión presidencial, cuando Daniel Ortega tenga que hacerse a un lado por enfermedad o vejez.

            De tal modo, Rosario Murillo, quien de todas maneras ya tenía un poder extraordinario, quedará con el gobierno en sus manos, cuando ya su marido no quiera o no se sienta en condiciones de seguir gobernando, sin tener que someterse al escrutinio o a una elección por parte del pueblo. La reforma constitucional también permite que la copresidenta nombre a los vicepresidentes de la República y ello les despeja el camino a los hijos de ambos y los ubica en la línea de sucesión y lo más importante: en forma constitucional, apegados a la ley… pero la ley que los Ortega crearon a su medida. En otras palabras, habrá familia Ortega-Murillo por mucho tiempo más, aunque eso les moleste a los nicaragüenses, quienes prefieren abandonar el país, antes que luchar nuevamente en una revolución armada o intentar otra clase de cambio de sistema político.

            Desde hace algunos años atrás, los ocho hijos de esta pareja han venido ejerciendo distintas funciones dentro del gobierno, pero Laureano Ortega es el que ha tenido mayor protagonismo, ya que es asesor presidencial para las inversiones y maneja las relaciones con Rusia y China; mientras su hermana, Camila Ortega, es dueña de una plataforma de modelaje, ya que se considera la “más bella” de la familia y ha vivido siempre obsesionada con su apariencia física más que con ninguna otra cosa. Es la preferida de su madre, Rosario Murillo; mientras que la mayor de las hermanas es hija de una primera relación de Rosario con un periodista nicaragüense antes de entenderse con Daniel Ortega. Ella se llama Zoilamérica Narváez Murillo y tuvo que huir hacia Costa Rica en el 2013, cuando denunció a Daniel, su padrastro, por abuso y violación sexual reiterada. Su madre no quiso creerle y prefirió que se alejara definitivamente de Nicaragua, entre otras razones para no entorpecer los planes políticos del núcleo familiar.

Opinan los nicaragüenses en el destierro

            El plan a mediano plazo, ya que las edades de ambos dictadores, Daniel Ortega y su mujer Rosario Murillo, contempla que sea Laureano, a la postre quien ha adquirido más experiencia que los demás hermanos en el manejo del poder, quien los sustituya una vez que las edades de ambos y las enfermedades les obliguen a la retirada ineludible. Después de Laureano le seguirá Juan Carlos, que es el siguiente hijo en la sucesión del poder. Según se evidencia, desde hace mucho tiempo, posiblemente desde la caída de Anastasio Somoza, Daniel Ortega consideró que Nicaragua le pertenecía y así lo ha asumido: es un país de su propiedad con todo lo que lleva adentro… familias enteras, historia, presente, futuro, empresas, cultivos, recursos naturales, paisajes, etcétera. Inaudito, pero así hay dictadores que lo sienten, como Fidel Castro, Evo Morales, Nicolás Maduro y su camarilla y la más reciente, Cristina Fernández Vda. de Kirchner en la Argentina, quien está sufriendo lejos del gobierno en el que amasó fortuna y actuó siempre con su prepotencia peculiar.

            En el caso de Nicaragua, la nueva Constitución aprobada por los serviles en el Congreso, siempre anuentes a todo lo que les exijan los dictadores, facilita la perpetuidad de esta familia que, sin duda alguna, durará todo el tiempo que se proponga porque no hay voluntad humana en toda América, para derrocarla. En lo que se refiere a Donald Trump, no le interesa inmiscuirse en una guerra en “el traspatio” de los Estados Unidos, cuando su prioridad es Rusia e Israel y obtener el Premio Nobel de la Paz para equipararse con Obama, su archirrival. Y, si los Estados Unidos toleran y se comportan indiferentes ante los dictadores latinoamericanos, éstos podrán perpetuarse todo el tiempo que deseen. Sino veamos los ejemplos de Stroessner en Paraguay; Fidel y Raúl Castro en Cuba, Omar Torrijos en Panamá y Maduro en Venezuela. Daniel Ortega y su horrenda mujer, pueden estar tranquilos, lo mismo que sus hijos, porque un levantamiento desde adentro, desde el interior de Nicaragua, ni pensarlo… el pueblo está completamente dominado y custodiado por las fuerzas gubernamentales y prefiere salir en diáspora hacia Costa Rica, antes que derramar su sangre por la patria y las libertades cercenadas desde 1979.

             En comparación con la dinastía de los Somoza, la actual dinastía de los Ortega-Murillo es más férrea, más represiva y criminal; incluso, la nueva Constitución permite que los miembros de ese “clan” permanezcan en el poder, una vez ocurridas las sucesiones, de cinco a seis años; es decir, los “copresidentes” podrán gobernar a sus anchas por ese período; y los 91 diputados del Congreso, todos oficialistas, permanecer en sus cargos por el mismo lapso. Una vez que se dieron a conocer las enmiendas a la Carta Magna, el Grupo de Expertos en Derechos Humanos de Naciones Unidas sobre Nicaragua (GHREN), emitió un comunicado en el que pone de manifiesto los peligros a los que se enfrentan los nicaragüenses, a partir del momento cuando los cambios entren a regir: “(serán) nefastas y trascendentales consecuencias del cambio constitucional para los derechos fundamentales del pueblo (…). La reforma otorga un poder ilimitado a Ortega y a Murillo, (Y) al aprobar las restricciones impuestas a los medios de comunicación, el gobierno sandinista, prácticamente ha erradicado el periodismo independiente y ahora elimina el precepto constitucional que prohibía censurar a los medios.” Dice el documento emitido.

            En respuesta y con todo el cinismo de su parte, diputados afines a Ortega han respondido a las críticas, que “el único que tiene el poder en Nicaragua es el pueblo y todo lo demás, es una forma estúpida de hacer oposición.” Lo cual significa que todo síntoma o rasgo de oposición en ese país, es “estúpida”, y como estúpida que es, no tiene sentido hacer oposición, según se desprenden de las anteriores afirmaciones. Porque la dictadura no contempla, no avala, no sopesa ni valora a los movimientos opositores, que son prerrogativa de las democracias, y en Nicaragua sólo los dictadores tienen derechos.

            Yader Morazán, exfuncionario judicial y exiliado, dijo a este medio de prensa que “la reforma es profunda y total, pues cambia la estructura y funcionamiento del Estado” (a favor de la familia Ortega-Murillo, por supuesto).” Después de la aprobación de la reforma, siguió un día posterior una ley que protegerá a los nicaragüenses afectados por sanciones extranjeras, lo cual significa que brindará ayuda a cientos de funcionarios del gobierno y familiares de Daniel Ortega, prioritariamente, lo mismo a los jefes de la policía y del ejército sancionados por los Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea (UE), cuyos gobiernos los han considerado autores de crímenes de lesa humanidad. Pero, al no poder derogar las sanciones externas o internacionales, la ley busca anular el alcance que pudieren tener dentro de Nicaragua, obligando a los Bancos locales y otras Instituciones, a desconocer dichas sanciones; y para quienes no acaten la nueva ley, se procederá con multas, cierres temporales o definitivos y cárcel “por traición a la patria”, un delito que será penado con 8 años de prisión y posiblemente más.

            En opinión de otro exiliado, esta vez del economista Enrique Sáenz, “a esta ley deberíamos llamarla por lo que significa: ley de impunidad de la mafia en el poder; es decir, el círculo más cercano a Ortega y Murillo que busca evadirlas (las sanciones internacionales) a toda costa. Lo grave es que la ley pone a los banqueros entre la espada y la pared: si la cumplen, se arriesgan a caer bajo la órbita de las sanciones o que se cancelen líneas de crédito bancarias o corresponsalías; si no cumplen, se arriesgan a ser castigados por la dictadura bicéfala en una espiral de consecuencias impredecibles.” Puntualizó.

            Y para acabar “de arreglarla” el parlamento aprobará próximamente una reforma a la Ley de Migración, que prohibirá, entre otras cosas, el ingreso al país de nicaragüenses y extranjeros “que puedan menoscabar la soberanía nacional o representen un riesgo social.” Impondrá penas de 2 a 6 años de prisión a quien salga o ingrese a Nicaragua de forma irregular, “con fines de menoscabar la integridad, la independencia, la soberanía y la autodeterminación de la nación, comprometer la paz, alterar el orden constitucional, fomentar o provocar, conspirar o proponer, o inducir a actos terroristas de desestabilización económica y social del país.” Reza el texto que enmarca el espíritu de dicha ley que atenta contra las libertades de aquellos que se han ido del país y de aquellos que deseen ingresar.

            Hasta el momento, lo que se ha estado haciendo en esta nación, ha sido suspender la nacionalidad a cientos de nicaragüenses que han criticado o se han enfrentado en distintas formas a la dictadura y, por supuesto, no pueden regresar a Nicaragua. Al verse erradicados de la nacionalidad, han quedado en una suerte de “limbo migratorio”, con el calificativo de apátridas (sin país natal), y, en su defecto, no pueden renovar sus pasaportes y sus nombres son eliminados para siempre del registro civil de su nación de origen. Una situación pocas veces vista en los anales de la historia de la humanidad, pero en Nicaragua es una realidad, mientras los organismos internacionales y los gobiernos democráticos de las superpotencias, apenas ven “de reojo,” sin darle mucha importancia.

            En un intento de síntesis, lo que el gobierno dictatorial de Ortega y su mujer acaban de hacer, es “blindarse” ellos y sus hijos, para que sea cada vez mayor el esfuerzo de aquellos que intenten bajarlos del poder. Es decir, desde el punto de vista de las leyes recién aprobadas en el Congreso, ambos dictadores aparecen más sólidos, invulnerables y con mayor poder. Solamente mediante una asonada, un golpe de Estado, que tendría que venir desde el seno del ejército, los tiraría del gobierno y por lo pronto… eso ni se discute en Nicaragua.


Los Ortega/Murillo, una Familia de Sátrapas Enquistada
en el Poder

MANAGUA, Nicaragua-(Especial para The City Newspaper) A la sombra de sus padres, los dictadores de este país, los hijos de Daniel Ortega y Rosario Murillo, han ido extendiendo sus tentáculos por encima de varias Instituciones del Estado, acumulando un poder único en un claro nepotismo reñido con lo que han pregonado siempre los comunistas desde la noche de los tiempos. Por supuesto que, por sí mismo, dicho nepotismo es corrupto y lleva a cabo sórdidos actos de corrupción que han enriquecido a sus miembros con fortunas que nadie conoce sus montos de dinero, ni dónde están depositados esos caudales, aunque se presume que están en paraísos fiscales.

            Los herederos del dictador Ortega no solo han monopolizado al Poder Ejecutivo, centro de la dictadura, sino que se reparten presupuestos millonarios, negocios petroleros, estaciones de televisión, de radio, granjas de bots, oficinas públicas y empresas privadas. Todo ello confluye en la residencia familiar llamada El Carmen, convertida en palacio dictatorial, al margen de la decencia, el pudor, el raciocinio, la cordura, la honradez, la honestidad y del Frente Sandinista, un movimiento que ha sido dejado de lado por la pareja de tiranos, porque el objetivo ya fue alcanzado, cual era conquistar el poder absoluto.

            Quien da las órdenes, las directrices y ejerce dominio total sobre sus hijos, es Rosario Murillo, la co-dictadora, quien, según los que la conocen, “maneja a sus ‘vástagos’ como si fueran marionetas (…).”

Cada uno de ellos “forrados” con millones de dólares

            El propósito de los Ortega/Murillo es el de hacerse cada día más millonarios de lo que son, sin importarles que, abajo, el pueblo carezca de trabajo y alimentos para vivir dignamente. Es el contraste de los sátrapas enquistados en el poder… quienes viven muy bien; y los ciudadanos que componen el grosor del pueblo, pasando humillantes necesidades, dentro de las cuales, si logran comer más o menos bien un día, tienen que preocuparse profundamente por la comida de mañana, porque muy posiblemente pasarán hambre.

            Conozcámoslos uno a uno:

            Zoilamérica Narváez, es la hija única de Rosario Murillo de una relación anterior a Daniel Ortega. Vive exiliada en San José de Costa Rica, país donde hace las más agrias y duras críticas a la dictadura en la que co-gobierna su madre. Fue echada de la familia cuando denunció que su padrastro, Daniel, abusaba de ella sexualmente desde que era una niña; su mamá fingió no escucharla y le devolvió la acusación al decirle que mentía miserablemente y que su esposo es todo un caballero, incapaz de tocar las partes íntimas de una jovencita. Fue expulsada de la familia y calificada de “traidora de la revolución”. En aquellos años, el dúo Ortega/Murillo utilizaba mucho la retórica comunista en todas sus actitudes y acciones. En definitiva, esta, ahora mujer, es menos que una paria, a quien hay que tener de lejos y fuera de Nicaragua. Lógicamente, no puede optar por ninguna ganancia económica ni política de parte de la dictadura y tampoco ella lo desea.

            Luego aparece Rafael, también hijo de la Murillo de otra relación anterior a Daniel Ortega (aquí nos preguntamos cómo una mujer tan espantosa física, mental y espiritualmente, ya que cree en la hechicería y la lleva a la práctica, pudo conseguir los favores de tres hombres distintos); este individuo tiene actualmente 53 años, pero no se le toma en cuenta en su papel de hermano mayor. Tiene negocios petroleros y administra la Distribuidora Nicaragüense de Petróleos (DNP), en la cual se ha enriquecido ostensiblemente, un secreto a voces que todos comentan en Nicaragua. Incluso, forzó la nacionalización de la actividad petrolera, que le fue ordenada por sus padres, los dictadores. También dirige un entramado de empresas que le permiten manejar parte de los fondos de la familia, así según el periódico estadounidense The Washington Post. El dinero que llega al Estado, por el concepto de la venta de combustibles (gasolina, bunker y diesel), van directamente a los bolsillos de Rafael, cuyas cantidades se desconocen, como era de esperar.

            A pesar de su manifiesto poder personal y empresarial, Rafael no está dentro de los posibles sucesores de sus padres, cuando estos, por el peso de la edad, se retiren a la vida privada, lejos del gobierno. Recordemos que Daniel Ortega tiene hoy en día, 76 años; y su impresentable mujer, 70. Quienes podrán optar por seguir gobernando (o des-gobernando, para ser más precisos), son sus hermanos Laureano y Juan Carlos. El primero se las da de cantante de ópera, se considera un tenor, aunque desafina bastante cuando cree que canta; usa ropa de marca, de Armani y Gucci, mientras los nicaragüenses buscan comida en los basureros apostados en las aceras de las ciudades. Hace poco publicó en una de sus redes sociales: “(Estoy) vacunado con Sputnik Light. Gracias a nuestro gobierno sandinista que nos garantiza este derecho y gracias a nuestros hermanos rusos por la cooperación de nuestro pueblo.” Mostró sus brazos llenos de costosos tatuajes, mientras los nicaragüenses llanos, que conforman al pueblo sencillo, cruzan las selvas y carreteras a pie para internarse en Honduras y suplicar a las autoridades sanitarias hondureñas que les vacunen, porque, en Nicaragua, solo los familiares de los dictadores y quienes ostentan distintos grados de poder en el gobierno, pueden optar por la vacuna (o agua teñida nadie in Rusia).

            Laureano, de 39 años, es asesor para inversiones, comercio y cooperación internacional del presidente (mejor dicho, el tirano/dictador); está vinculado a ProNicaragua, una agencia que busca capitales en el exterior y cuyo mayor fracaso fue llevar al país al inversionista chino, Wang Jing, para que construyera el canal interoceánico; pero, lamentablemente para la familia de sátrapas, el negociante chino cayó en la ruina económica. Ya lo dijimos: se las da de tenor y ha manifestado públicamente: “Mi mundo es la música.” Ha llevado a Nicaragua compañías líricas desde Italia, ya que está al frente de la Fundación Incanto; incluso, para el presente mes de noviembre subirá una vez más a un escenario en Managua, para representar “La Verbena de la Paloma.” Hay quienes dicen que “la paloma”, realmente… es él, Laurianito. Tanto él mismo, como su horrenda madre y su hermano Rafael, están sancionados por el gobierno de los Estados Unidos, por sus actividades corruptas y el lavado de dinero “en beneficio personal y del régimen que ostentan sus padres.”

El favorito de la “chayo”

            La bruja madre, Rosario “chayo” Murillo, igual a toda mamá, tiene a su hijito preferido y “ese honor” cayó en Juan Carlos, de 40 años de edad, y es el principal candidato para suceder a los dictadores cuando se retiren o mueran. Se trata de un individuo prepotente, canallesco, beligerante, opresor y “la chayo”, su madre, ejerciendo sus dones de bruja, dice que ha visto en él a “la reencarnación de Sandino”, el revolucionario que se enfrentó a la dictadura de los Somoza y a la presencia estadounidense en Nicaragua. Actualmente, la Unión Europea y la Casa Blanca le sancionaron por su constante violación de los derechos humanos de los nicaragüenses y su respuesta fue: “No hay, ni habrá fuerza imperial o colonialista, capaz de doblegar a este pueblo que avanza en unidad en la construcción de sus propios sueños.”

            En sus páginas en Instagram, Facebook y Twitter, Juan Carlos hace alarde de la buena vida que se da, con sus carros deportivos, ropa de marca y conquistas femeninas; algo realmente deplorable en alguien que se dice ser un anti-capitalista y que permanece al lado del nicaragüense sencillo y humilde. Además, controla al Canal 22 de televisión y a Difuso Comunicaciones, que es la empresa encargada de las campañas publicitarias del gobierno; está casado con una antigua Miss Nicaragua, es un apasionado por el rock y es guitarrista del Grupo Ciclo. ¡Vaya contradicción que ame a esta música tan imperialista, tan “yanqui” y tan británica! Es decir, despotrican contra el capitalismo rampante de las superpotencias, pero viven inmersos en el estilo de vida de los magnates estadounidenses y europeos. Ese es el marxismo que practican y en el que “se enlodan” a diario.

            También le fascina el cine. Incluso el diario The New York Times denunció que la dictadura de Nicaragua derrochó US$400 mil, para que Juan Carlos participara en una producción de Hollywood y a esta altura de los hechos, no sabemos qué se hizo dicha producción o en qué bodega estará confinada, en Los Ángeles, California, porque el pseudo-actor nica nunca se vio en la pantalla grande.

            Para finalizar en esta descripción de la satrapía de los Ortega/Murillo, aparece Camila, de 34 años, quien es la mano derecha de la bruja “chayo”, su madre, de quien no se separa “ni para ir a orinar,” pues la acompaña a todas partes y a toda hora del día, es algo así como su sombra… la sombra de la bruja y su escoba. Camila, en una época, se las dio de modelo de pasarela, también de diseñadora de alta costura y tiene una empresa fundada por ella en el 2012, con dinero del gobierno por supuesto, a la que llamó Nicaragua Diseña, mediante la cual promociona la moda local. Naturalmente, el empobrecido pueblo no puede comprar sus horrendas prendas, porque no tiene para comer y mucho menos para vestirse. “Camilita”, como le llama Rosario, la co-dictadora, tiene su propio canal de televisión al que llamó Viva Nicaragua y que lo administra con su hermana menor Luciana, de 32 años. También Camila está sancionada por los Estados Unidos por sus prácticas vandálicas.

Luego aparecen en la nómina de sátrapas, estafadores del Estado y de los bolsillos de los ciudadanos, otros tres hermanos llamados Maurice, de 36 años; Carlos Enrique, de 44; y Daniel Edmundo, de 41, quienes dirigen varios canales de TV; y Maurice es el más cercano al régimen de Venezuela, país adonde realiza viajes de manera constante.

            Esta es la satrapía que des-gobierna a Nicaragua, el segundo país más pobre del hemisferio, después de Haití, con índices de miseria per cápita impresionantes y deplorables. Casi todos ellos han ido a colegios y universidades privadas de Costa Rica, sitios donde solo la high class asiste normalmente. Esos son los representantes del “proletariado” que tanto caracarearon Marx, Engel, Lenin, Stalin, ché Guevara y Fidel Castro.

¡Pobre Nicaragua con tanto delincuente usurpando el poder! Saqueadores de “rompe y rasga.”


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