La Creación de Otro Tribunal para Enjuiciar a Vladímir Putin
BRUSELAS, Bélgica-(Especial para The City Newspaper) Requerido por la Corte Penal Internacional (CPI), adscrita a las Naciones Unidas (el brazo jurídico de la ONU), ha ordenado que tiene que ser capturado si viaja a cualquiera de los países signatarios del acta que le dio vida a la CPI. Por esa razón, el dictador de Rusia, Vladímir Putin, ha perdido gran parte de su movilidad por el extranjero y va únicamente a aquellas naciones que son amigas y que no tienen ningún nexo con la CPI.
Lo mismo que Benjamín Netanyahu, el criminal dictador de Israel, que está masacrando y exterminando al pueblo palestino, dejándolo morir de hambre y arrebatándole sus territorios en la Franja de Gaza, Putin tiene que comparecer ante este tribunal en honor a la justicia, al derecho que tiene el ser humano de impartir la justicia en casos como estos dos, porque es una necesidad para que este mundo pueda seguir girando de la mejor manera con los criminales tras los barrotes de una celda.
El dictador ruso ha cometido crímenes de lesa humanidad durante su invasión a Ucrania, un país que en ningún modo él reconoce como una nación libre e independiente y la quiere para sí y adherida al extensísimo territorio ruso. En opinión de los conocedores, la agresión rusa contra Ucrania no sólo requiere de respuestas políticas y militares, sino también judiciales y consideran que debería crearse un tribunal expreso para el caso de este genocida, un tribunal especial para hacerle ver a él en particular, que las matanzas que han realizado sus soldados en suelo ucraniano, tienen un precio que deben pagar ante los jueces.
Cómo sería ese tribunal
Se dice en Europa que hay planes para crear ese tribunal que sería distinto al de La Haya y al cual nos referimos al comenzar este reportaje. Tendría su sede en el Consejo de Europa, pero los detalles se manejan con sumo cuidado y forman parte del ámbito top secret; es decir se maneja meticulosamente y con el mayor de los sigilos entre los líderes de Europa Occidental. Extraoficialmente se le conoce con el nombre de “Tribunal Putin” y tiene como objetivo a este criminal ruso, precisamente porque hay un principio elemental y señala que el más alto mando de un país, es considerado responsable de una agresión contra otro Estado, en este caso el de Vladímir Putin quien ordenó atacar a una nación limítrofe, libre, independiente y autónoma, llamada Ucrania.
De acuerdo a la versión que maneja Jörg Polakiewicz, jefe del Departamento de Asesoramiento Jurídico y Derecho Internacional del Consejo de Europa, ese tribunal, una vez conformado, podría investigar a los dirigentes rusos y muy posiblemente a los bielorrusos, aliados incondicionales del dictador que habita el Kremlin, en Moscú. Sin embargo, el Consejo de Europa no tiene las mismas atribuciones que el Consejo de Seguridad de la ONU, que puede levantar la inmunidad de los tres funcionarios de mayor rango de un país, a saber: el presidente, el primer ministro y el ministro de Asuntos Exteriores; y esa sería una limitante bastante importante que se deberá tener en cuenta.
Por otra parte, Oleksandra Matwijtschk, directora del Centro para las Libertades Civiles, critica lo siguiente con estas palabras: “El Tribunal Especial no juzgará a Putin en ausencia mientras sea presidente de Rusia (eufemismo que se utiliza a nivel internacional, cuando todos sabemos que es un dictador). Esto es absurdo. Yo espero que el tribunal sea capaz de castigar a los responsables de los crímenes (en Ucrania).” A ella le molesta en particular que ni Putin, ni su primer ministro, Mijail Mishustin, ni su ministro de Exteriores, Serguei Lavrov, no puedan ser confrontados contra un tribunal que les acuse, por medio de su fiscalía, por los asesinatos que han perpetrado contra la población civil ucraniana. De hecho, tanto ella como sus colegas, llevan once años recabando evidencias desde que comenzó la agresión rusa en el Este de Ucrania y el legajo que tiene ahora en sus manos es bastante voluminoso como para meter a cadena perpetua a este tirano, junto a sus colaboradores, quienes tienen también sus manos manchadas de sangre inocente.
Es importante subrayar en este punto específico que las investigaciones han apuntado contra unas dos docenas de funcionarios rusos, que ya figuraban en una lista que fue elaborada por el gobierno de Ucrania y es por esa misma razón que el tribunal, cuando sea constituido, se centrará en los altos funcionarios políticos y militares responsables de la planificación y ejecución de la agresión. Es cuando Matwijtschk argumenta categórica que en lo que respecta al “Tribunal Putin”, todavía falta determinar quiénes componen el círculo de toma de decisiones en Rusia; y en la versión de Gleb Bogush, del Instituto de Derecho Internacional de la Paz y la Seguridad de la Universidad de Colonia, en Alemania, “probablemente hay unas veinte personas implicadas (en los crímenes). El tribunal debería aclarar eso.” Exige.
Requerido por dos tribunales
Según recordamos al principio de este reportaje, Vladímir Putin está siendo requerido por la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La Haya, Países Bajos, donde tiene que ser llevado por los países signatarios de su carta fundamental. Esto quiere decir que si el dictador ruso viajara a una nación que ha firmado el documento del Estatuto de Roma, que le dio vida a la CPI, su gobernante tendrá que detenerlo ante cualquier otra premisa y enviarlo esposado, encadenado y en vuelo exclusivo a esta ciudad holandesa. Es lo que se dice en su acta constitutiva y no admite otra alternativa. Así de claro es el estatuto.
Por otro lado, la creación del tribunal especial por parte de los europeos, sería la segunda instancia donde el criminal ruso tendría que comparecer para ser juzgado también. Razones ambas para que se cuide hacia dónde viaja, cuándo viaja y a quiénes entrevista durante esas visitas a las naciones que son supuestamente sus amigas. Sin embargo, “el gran pero” que enfrentaría este tribunal se refiere al hecho de que Putin, en la práctica y en la realidad, tiene privilegios como jefe de gobierno que es y por ello, es “intocable”, un aspecto que no sucedería con la CPI, porque la ONU le da el aval de capturar a cualquier gobernante que esté en la mira de sus fiscales y jueces, sin importar la posición que ostente en el momento preciso de la captura, así sea presidente, dictador o ministro de determinado país.
Gleb Bogush critica el hecho de que el Consejo de Europa todavía no ha declarado a Vladímir Putin “presidente ilegítimo”; y la decisión de concederle inmunidad es una señal peligrosa que podría interpretarse como una invitación a ignorar las órdenes de la Corte Penal Internacional (CPI), que emitió la orden de arresto contra Putin, como hemos señalado hasta el cansancio en este mismo reportaje. En respuesta, y desde el Consejo de Europa, se le dijo a este funcionario que reside en Alemania que “la fórmula encontrada para el tribunal, será suficiente para garantizar la rendición de cuentas y combatir la impunidad. La inmunidad personal no es, en modo alguno, una licencia para la inmunidad.”
Dentro del legajo que contiene las acusaciones contra el genocida ruso, todavía no se contempla la anexión ilegal de la Península de Crimea, arrebatada por los rusos a Ucrania (y que el esquizoide Donald Trump quiere regalarle al ruso, como si fuera de la pertenencia del díscolo presidente de EE.UU); y tampoco contempla la guerra en el Este de Ucrania. Pasar inadvertidos estos dos aspectos, tendría consecuencias jurídicas para quienes sufrieron en esos ocho años previos a la invasión a gran escala, así como para el restablecimiento del derecho internacional y la devolución de los territorios ocupados. Lo cual significa que, para quienes están deseosos de sentar a Putin en el banquillo de los acusados, el tribunal especial que vería sus crímenes tendría que partir, en retrospectiva, desde el momento cuando el mismo Putin ordenó arrebatar Crimea a los ucranianos y no desde que ordenó la invasión a su ejército al territorio ucraniano.
El tribunal ha sido ubicado en el Consejo de Europa y no en la sede de las Naciones Unidas, porque en este último lugar Rusia podría bloquear un proyecto de este tipo en el Consejo de Seguridad, en el que los rusos pertenecen y tienen voz y voto para vetar lo que a ellos no les conviene o satisface. Tampoco en la sede de la Corte Penal Internacional (CPI), debido a que su jurisdicción sólo se extiende a los países firmantes del Estatuto de Roma y Rusia no se encuentra entre esas naciones signatarias. Y, si bien los rusos fueron expulsados del Consejo de Europa cuando atacaron a Ucrania, los expertos estiman que el hecho de que agresor y agredido formaban parte de la entidad al comienzo del conflicto, le otorga la suficiente legitimidad. Evidentemente todo entra en el ámbito de la interpretación correcta de las leyes y la legalidad.
Actualmente, el plan para la creación definitiva de este tribunal para ver el caso de Vladímir Putin y su genocidio en Ucrania, debe ser examinado por los políticos europeos, quienes se debaten en una gran incertidumbre, debido a que los Estados Unidos, bajo el puño de Donald Trump, quien además se considera amigo del criminal ruso, no apoyará ni política ni financieramente a esta propuesta. La Hungría del traidor Viktor Orban, también lacayo de Putin, se ha declarado en contra del tribunal especial; y todavía no hay claridad en las posiciones de los gobiernos de Azerbaiyán, Turquía y Serbia, países que mantienen estrechas relaciones con Moscú.
La decisión final para conformar este tribunal, requerirá una mayoría de dos tercios del Consejo de Europa y los parlamentos de los Estados miembros, tendrían que ratificar individualmente esta decisión, lo que podría extenderse por varios meses; incluso, muchos políticos dentro de esas mismas naciones podrían temer que, con la creación del tribunal, el conflicto bélico ruso/ucraniano aumente o podría ser, en su defecto, un paso que dificultaría eventuales negociaciones para alcanzar e instaurar la paz, “lo que podría retrasar significativamente o, incluso, enterrar por completo el proceso.” Cita apesadumbrado Bogush. Y mientras los europeos analizan y titubean, Putin sigue masacrando a la población ucraniana mediante misiles y drones, ante la impotencia de “su amigo” Trump, quien se comienza a sentir defraudado porque el ruso no le toma en serio y evade cualquier acuerdo de paz.